La alfalfa se ha destacado en México como la especie forrajera más importante, debido a sus altos rendimientos y calidad. La mayor proporción de áreas cultivadas con esta especie se siembra con semilla importada del extranjero que encarecen su costo, lo que conlleva a una importante fuga de divisas. En México, la producción de semilla de alfalfa de alta calidad podría ocupar un lugar importante en la economía del país como actividad agrícola especializada, si se lleva a cabo en forma tecnificada como en otros países. Se recomienda sembrar a finales de Septiembre o principios de Octubre, para asegurar dos cosechas de semilla al año. La densidad de siembra que se recomienda utilizar es de 2 a 4 kg/ha. La semilla se debe depositar a chorrillo en la parte media del lomo de los surcos separados a 80 o 90 cm a una profundidad de 1 – 2 cm. Se debe de aplicar fertilizante a una dosis de 40, 160 y 10 kg/ha de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), respectivamente, en la siembra; se recomienda hacer una segunda aplicación con 20, 20 y 10 kg/ha de N, P y K, respectivamente, después de cada cosecha de semilla. Se deben colocar de 8 a 12 colmenas por hectárea para asegurar una adecuada polinización cuando se inicie la floración. La cosecha se debe de realizar cuando del 60 al 75 % de las vainas presentes en las plantas, muestren un color negro o café marrón. La cosecha se debe realizar cortando las plantas a una altura de 5 cm sobre la superficie del suelo, amogotando las plantas para su secado en el terreno de cultivo a la temperatura ambiente. La separación de la semilla se hace trillando las plantas con vainas en forma manual o con trilladora para semilla pequeña, para después limpiarla con zarandas o sopladores de baja revolución.
Palabras clave: Semilla, alfalfa, cosecha.
En varios estudios realizados por investigadores especialistas en forrajes y nutrición del Colegio de Postgraduados, de la Universidad Autónoma de Chapingo, la UNAM y otras instituciones, se ha comprobado que la forma más barata de producir carne y leche es con una alimentación basada en el pastoreo de especies forrajeras, tecnología que aún muchos productores no han logrado implementar por la poca transferencia de tecnología que se ha logrado en este ámbito.
Para implementar un sistema de producción ganadero basado en el pastoreo, se requiere un buen manejo de los pastizales naturales ya existentes en nuestro país que muchos de ellos actualmente se encuentran en proceso de degradación por la sobreutilización que se les ha dado, o establecer praderas con especies naturalizadas o introducidas. Para mejorar los pastizales naturales y sembrar las praderas se requieren grandes volúmenes de semilla que nuestro país no produce; de ahí la importancia de capacitar a productores, técnicos y profesionistas en la producción de semillas forrajeras. En 1988, la importación de semilla alcanzó un valor de poco más de 100 millones de pesos, lo que significa una fuerte fuga de divisas. Se sabe que en México no se produce semilla certificada de alfalfa, lo cual ocasiona que año tras año se realicen fuertes importaciones de este insumo, que en 1989 alcanzó la cifra de 3,385 toneladas y para 1999 fue de a 3571 t (INEGI, 2000), cantidad mayor a la que se demanda para los pastos forrajeros, provenientes de Estados Unidos y España, principalmente; cifra que representó aproximadamente el 90 % de las necesidades del país, lo que pone de manifiesto la enorme dependencia del exterior.
El interés por transferir la tecnología sobre producción de semilla de alfalfa, es por la preocupación que existe en el ámbito agropecuario, de ser más eficientes en los sistemas de producción pecuarios, por las políticas recientes que se han plasmado en el ya existente Tratado Libre Comercio de México con Estados Unidos; donde se marca claramente que las importaciones de carne a nuestro país estarán libre de impuestos, lo que implica una gran entrada de carne congelada a precio muy por abajo al que se vende en México, esto creará una desventaja desleal a los productores mexicanos, quienes no han logrado abaratar costos de producción por lo insumos tan caros y no subsidiados que se les venden para producir a diferencia de otros países que sí lo hacen.
Las características más importantes que debe tener la localidad destinada a la producción de semilla son: a) Clima cálido seco o seco, b) humedad atmosférica baja, c) temperatura media anual de 20 a 25 °C, d) libre de heladas y e) precipitación pluvial menor de 400 mm. En el Estado de Puebla algunos lugares para producir semilla pueden ser Tehuacan y algunas localidades con características climáticas semejantes.
En el país se han realizado diferentes trabajos con resultados alentadores, con un promedio de 600 kg/ha. Con la técnica que a continuación se describe se obtuvieron de 303 a 414 kg/ha de semilla de la variedad Oaxaca en un solo corte, en las localidades de Montecillo, Texcoco, México y Los Remedios, Ixmiquilpan, Hgo. en primavera. Con los resultados obtenidos y con la técnica propuesta, en México, la producción de semilla de alfalfa de alta calidad podría ocupar un lugar importante en la economía del país como actividad agrícola especializada, si se lleva a cabo en forma tecnificada como en otros países.
1.Preparación del suelo:
Barbecho. Para lograr un buen establecimiento de alfalfa, se debe barbechar a una profundidad mayor a 30 centímetros.
Rastreo. Cuando hay terrones grandes en el suelo, la semilla queda a mucha profundidad y la nacencia no es uniforme. Por lo anterior se deben de dar los pasos de rastra, necesarios para desmoronarlos y dejar bien mullido el suelo, de tal forma que se tenga una buena distribución de la semilla y una buena nacencia.
Nivelación. En los suelos bien nivelados se obtiene una distribución más uniforme de la semilla, se facilitan los riegos, se evitan los encharcamientos, así como el arrastre de la semilla y del fertilizante por el agua.
2. Método y densidad de siembra.
Se recomienda sembrar a finales de Septiembre o principios de Octubre, para reducir la incidencia de maleza y favorecer el establecimiento de las plantas antes del invierno, asegurando dos cosechas de semilla al año. La densidad de siembra que se recomienda utilizar es de 2 a 4 kg por hectárea, dependiendo si son suelos ligeros o pesados, para asegurar un buen establecimiento. La semilla se debe depositar a chorrillo en la parte media del lomo de los surcos separados a 80 o 90 cm a una profundidad de 1 – 2 cm. La siembra en surcos es para facilitar el control de malezas mediante cultivos y/o escardas, así como para estimular el amacollamiento y la floración.
3. Fertilización y riegos.
Se debe de aplicar fertilizante a una dosis de 40, 160 y 10 kilogramos por hectárea de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), respectivamente, en la siembra para taparlo junto con la semilla; se recomienda hacer una segunda aplicación con la dosis 20, 20 y 10 kilogramos por hectárea de N, P y K, respectivamente, después de cada cosecha de semilla, la aplicación debe de ser a chorrillo a un lado de la semilla o cerca de la planta.
Aplicar el primer riego por gravedad al momento de la siembra y en forma lenta para evitar arrastre de semilla; donde sea posible aplicar riego por aspersión, procurando que la aplicación sea uniforme y lenta; después aplicar tres riegos cada cuatro días para romper la costra que se forma en el suelo y permitir una adecuada emergencia de las plántulas, además de evitar su deshidratación por estar muy superficialmente, y se asegure un buen establecimiento de las plántulas. Los siguientes riegos pueden aplicarse cada 15 días o cuando sea necesario. Se recomienda reducir la frecuencia de riegos, cuando las plantas lleguen a la floración para evitar un rebrote masivo que perjudique a la formación y crecimiento de las vainas, y su maduración uniforme; suspender los riegos cuando se tenga de 20 a 30 % de vainas verdes en las plantas.
Los suelos de textura ligera necesitan por lo general riegos más frecuentes que los suelos arcillosos, ya que aquellos suelen retener menos la humedad y estos exigen mayor cuidado durante el establecimiento, puesto que de una siembra correcta y de la aplicación esmerada de los primeros riegos depende en gran parte la obtención de un cultivo uniforme y altamente productivo. La humedad no debe de ser excesiva durante la actividad vegetativa para no estimular un desarrollo exagerado, pero no debe de faltar para no retrasar la maduración de las semillas y para facilitar la absorción del fósforo, el cual es un elemento que no se desplaza apreciablemente de la profundidad a que es aplicado. Después de la floración es necesario interrumpir los riegos por dos o tres semanas antes de la maduración de las semillas, para que durante la cosecha estén secos el terreno y las plantas.
La aplicación de estiércol no es muy recomendable para cultivos de alfalfa destinados a producción de semillas, en virtud de que puede contener semillas de malezas, con el inminente riesgo de infestar el lote de producción.
4. Plagas y enfermedades.
Las especies de insectos que atacan a la alfalfa son: pulgón verde, pulgón manchado, gusano soldado, chinche Lygus y el cálcido de la semilla, entre otras. Consecuentemente es muy importante controlarlas, ya que de otra manera ocasionan daños que pueden hacer incosteable la producción de semilla.
Las enfermedades que afectan a la alfalfa son generalmente causadas por hongos microscópicos, bacterias o virus. Algunas de ellas, como la peca (Peudopeziza medicaginis) yel mildeu velloso (Peronospora trifoliorum),son bastante conocidas porque atacan directamente al follaje. Estas se combaten con fungicidas o mediante el uso de variedades resistentes, o la quema de residuos después de la cosecha destruyendo las esporas reproductivas y semillas infectadas.
Entre las enfermedades que ocasionan los problemas más graves a la producción de semilla, se puede citar en primer término a la pudrición texana, causada por el hongo Phymatotrichum omnivorum, y a las pudriciones del cuello y de la raíz de la alfalfa, las cuales son causadas por diferentes patógenos. Para controlar estas enfermedades, se recomienda efectuar rotación de cultivos por períodos de 4 a 5 años con gramíneas y hacer barbechos profundos para exponer el hongo al sol.
Cabe mencionar que debe tenerse en cuenta que el combate de las plagas puede ocasionar la muerte de los insectos polinizadores, si no se toman las precauciones debidas, lo cual sería imprudente. Se recomienda evitar el combate de las plagas y enfermedades, hasta donde sea posible, durante la floración de la alfalfa.
5. Control de malezas.
En los cultivos para producción de semillas, las malas hierbas se deben de eliminar o limitarse a su mínimo y en ningún caso se debe de permitir que éstas florezcan y fructifiquen, pues tienen una tremenda capacidad de producción de semilla y de reproducción; es decir, de infestación. Por lo tanto es conveniente que por medio de un laboreo a fondo y con el empleo de herbicidas como medida auxiliar, se eliminen antes de sembrar y cuando estas aparezcan en el cultivo.
6. Labores de cultivo.
Realizar una escarda cuando las plantas de alfalfa tengan 15 cm de altura; hacer una segunda labor de aporque antes de que empiece a cerrar el cultivo, cuando las plantas tengan de 20 a 25 cm de altura.
7. Colocación de colmenas.
Se deben colocar de 8 a 12 colmenas por hectárea para asegurar una adecuada polinización cuando se inicie la floración, de tal forma que se produzca gran cantidad de semilla, sino la formación de esta, será un fracaso.
8|. Cosecha.
Se debe de realizar cuando del 60 al 75 % de las vainas presentes en las plantas, muestren un color negro o café marrón. La cosecha se debe realizar cortando las plantas a una altura de 5 cm sobre la superficie del suelo, amogotando las plantas para su secado en el terreno de cultivo a la temperatura ambiente.
La separación de la semilla se hace trillando las plantas con vainas en forma manual o con trilladora para semilla pequeña, para después limpiarla con zarandas o sopladores de baja revolución. También se realiza con en el empleo de maquinaria combinada, la cual ejecuta en una sola operación el corte y la trilla de las plantas, separando la semilla de las vainas y de la paja. Esta se usa con más frecuencia para cosechar semillas pequeñas de zacates y leguminosas forrajeras, y es lo mejor que se recomienda para alfalfa. Otra forma sería emplear una cosechadora que corta las plantas y las acomoda en hileras o bandas en el campo, para que completen la madurez y el secado adecuados. Posteriormente, para trillar y separar las semillas de las vainas y de la paja, se pueden utilizar una trilladora estacionaria o una combinada móvil, adaptando un aditamento especial para levantar de las hileras el material ya seco.
Se recomienda que las plantas después de cosechadas no se expongan a la humedad, ya que las semillas pueden germinar fácilmente o mancharse y perder su calidad.
- Bautista P., A. L. 1990. Caracterización de la producción de semilla de alfalfa Medicago sativa en dos comunidades de los Valles Centrales de Oaxaca. Tesis Prof. Depto de Zootecnia, UACH. Chapingo, México. 69 p.
- Castro A., L. 1993. Tecnología para producir semilla de alfalfa. In: Situación actual de la producción, investigación y comercio de semillas en México. Mendoza O., L. E., E. Fabela Ch., P. Cano R. y J. H. Esparza M. (eds.). Memoria del Tercer Simposio Mexicano sobre Semillas Agrícolas. SOMEFI. Chapingo, México. Pp. 189-200.
- INEGI. 2000. Anuario Estadístico del Comercio Exterior de los Estados Unidos Mexicanos, 1999. Tomo I. México. 550 p.
- Rivas J. M. A. 2002. Rendimiento de forraje y semilla de cinco variedades de alfalfa en dos condiciones ambientales. Tesis de M.C. Programa en Ganadería, Colegio de Postgraduados. 88p.
Cita correcta de este artículo: Rivas J. M. A., C. López C., García de los S, G. y Cervantes S. T. Una técnica para producir semilla de alfalfa. Primer encuentro de Investigación y transferencia de tecnología del Sector Agropecuario en el Estado de Puebla. Memorias. 7 y 8 de Abril de 2003. Puebla, Puebla.