INTRODUCCIÓN.
En México, existen alrededor de 33 millones de cabezas de ganado, para alimentarlas se requiere un promedio de 15.3 kg de forraje por día, por UA, lo cual representa 504,900 toneladas de forraje diario. En el país se dedican a la producción de forraje, 110 millones de hectáreas, de ellas 56 millones se ubican en los trópicos (SIAP, 2017). La producción generada por ésta superficie, no llega solventar las necesidades, de aquí la principal enfermedad de la ganadería en México, es el hambre (Reig et al., 1982).
Los forrajes constituyen la principal fuente de alimentación para el ganado en pastoreo en los agostaderos, potreros y praderas, ya que disminuyen grandemente los costos de alimentación. Existen diferentes especies forrajeras, las de mayor importancia son las gramíneas (Insurgente, Guinea, Bermuda, Estrella, Santo Domingo, Elefante, Ferrer, entre otros) y leguminosas (Leucaena, Cratylia, Cocuite y Guajillo) de diversos hábitos de crecimiento y producción variable; dichas diferencias se asocian principalmente al desconocimiento de mejores opciones forrajeras, deficiente manejo y siembra de especies inadaptadas a la zona a emplearse (Treadwell y Alligood, 2008). Comúnmente, el ganado está bien alimentado durante la época de lluvia, por la buena disponibilidad y calidad de alimento. Mientras que en la época de estiaje el ganado pierde gradualmente peso.
Para solventar éste problema se han estudiado otras especies que se pueden adaptarse a diferentes condiciones agroecológicas y que pueden remediar éste problema de la ganadería. Entre ellas, diferentes especies del género Crotalaria (Arias et al., 2003). Especie originaria de África (Sheahan, 2012). En México y otras partes del mundo, se ésta experimentando con Crotalaria juncea, que se adapta a condiciones de trópico y sub-trópico. Se ha desarrollado algunos cultivares bajos en alcaloides tóxico, como es el caso de Tropic Sun. La máxima calidad forrajera de Crotalaria de observa entre 30 a 40 días después de la siembra (Casey et al., 2010). Se recomienda detener el forrajeo a los 45 días después de la siembra (Bearden, 2018).
En Trabajos de labranza de conservación desarrollados en el campo experimental de Tlaltizapán, Morelos del CIMMYT, reportan que la Crotalaria sembrada en suelos calcaricos a una densidad de 20 kg ha-1 germina excelentemente con la humedad residual del cultivo de maíz, debajo de la cubierta de los residuos de la cosecha. Con solo dos riegos y cero lluvias se logra producir plantas con una altura de 1.20 cm con un rendimiento de 3.3 t ha-1 de materia seca (Bañuelos y Verhuist, 2015). La Crotalaria tiene una mayor productividad del agua, en comparación de alfalfa, maíz y otras especies forrajeras que requieren de hasta el doble para producir una tonelada de forraje. El nitrógeno es primordial para expresar el máximo potencial productivo de las plantas por otra parte, existe una relación positiva entre la cantidad de clorofila en las hojas y el contenido de nitrógeno en las plantas; la que se puede cuantificar por medio de las Unidades Clorofila o Unidades SPAD, que miden la absorción de luz por los cloroplastos. Por lo que es un método alternativo no destructivo, para determinar los requerimientos de fertilización; así como para evaluar los efectos del ambiente (Vera et al., 2016).
El objetivo fue conocer el potencial de concentración de nitrógeno en plantas de Crotalaria juncea en etapa vegetativa y reproductiva. Evaluar el rendimiento, así como el comportamiento agronómico.
MATERIALES Y MÉTODOS.
El presente estudio se realizó en la estación experimental del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Tlaltizapán, Morelos en las coordenadas 18° 40 48” N, 99° 07 47” se encuentra a una altura de 940 metros sobre el nivel del mar Presenta un clima cálido subhúmedo, con lluvias en verano, con promedio anual de 800 mm, una temperatura media anual de 24° C y suelo tipo Vertisol. La Crotalaria se sembró el día 01 de Octubre de 2018, en camas de residuo de maíz, a una densidad de 25 kg ha-1, en surcos de 80 cm, con auxilio de riego. Las lecturas fueron realizadas con un SPAD DEL FIELD SCOUT® CHLOROPHYLL METER CM 1000, a la altura del dosel (10 muestras) y en la parte media de la planta (10 muestras), en plantas tres lotes de Crotalaria en estado vegetativo y tres en estado reproductivo. Los datos fueron analizados como un factorial en completamente al azar. Factor A (etapa vegetativa y etapa reproductiva), Factor B (dosel y parte media de la planta). Los datos fueron sometidos a un análisis de varianza y a una prueba de separación de medias de Tukey α=0.05, en el paquete estadístico MINITAB 2018.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN.
Reconocer la concentración y disponibilidad del nitrógeno en las plantas forrajeras es un rasgo importante en los vegetales en crecimiento donde aproximadamente un 75 a 90 % del nitrógeno total se encuentra en forma de proteína. Inmediatamente después de la cosecha, las proteasas de las hidrolizan las proteínas hasta aminoácidos, de forma que entre las 12 y 14 horas, entre 20 y 25 % del nitrógeno total se encuentra convertido en nitrógeno no proteico (Hiriart, 2008).
De aquí que el conocimiento de la concentración de nitrógeno en una planta forrajera es importante. En el ensayo se observó diferencia significativa en la concentración total de 341.967 unidades SPAD en plantas en estado vegetativo, en comparación de 193.167 en estado reproductivo de la Crotalaria. En general las lecturas del dosel manifestaron una mayor concentración de nitrógeno (281.850 unidades SPAD), contra (283.283 unidades SPAD) de la parte media. Choi et al., (2008), reportan que en Crotalaria spectabilis, los valores más altos de SPAD se alcanzaron a los 60 días después de la siembra.
El análisis de interacción señala una máxima concentración de nitrógeno en la parte del dosel y parte media de las plantas de Crotalaria en fase vegetativa (112 cm de altura, 45 folilos). En contraste, las plantas en fase reproductiva su mayor concentración de nitrógeno se acumula en el dosel, las lecturas menos elocuentes se lograron en la parte media de las plantas de Crotalaria en fase reproductiva (Figura 1).
El follaje de Crotalaria juncea puede ser utilizado como una fuente segura de forraje durante la fase vegetativa, aproximadamente seis a ocho semanas después de la siembra o corte (Sheahan, 2012). Se recomienda henificar las plantas de Crotalaria cuando éstas hayan entrado en fase reproductiva debido a que las semillas contienen sustancia antialimentarias peligrosas (Houze et al., 2018).
Las plantas de Crotalaria juncea alcanzaron la etapa reproductiva en un promedio de 60 días. Una biomasa de 30 a 40 toneladas en fresco y 3 a 4 toneladas de materia seca. Dependiendo de un buen manejo y disponibilidad de agua, soporta un corte cada 40 a 50 días con buena disponibilidad de nitrógeno.
CONCLUSIONES.
El uso del SPAD en la evaluación indirecta de la concentración de nitrógeno es una herramienta importante que puede auxiliar en encontrar los puntos óptimos de mayor concentración de nitrógeno en plantas forrajeras, además de permitir la cosecha en el punto óptimo de concentración de proteínas. La Crotalaria es una alternativa forrajera con elevadas concentraciones de nitrógeno en la fase vegetativa 40 a 50 DDS.