Introducción
Los veterinarios tienen un alto riesgo de contraer una zoonosis, servir inadvertidamente como centinelas de enfermedades emergentes y potencialmente propagar agentes patógenos (Baker y Gray, 2009). Sin embargo, la adopción de prácticas laborales seguras es baja y la disposición final de los desechos generados es a menudo cuestio-nable (Tarabla, 2017). En Argentina, aunque la Ley Nacional Nº 24.051/91 y la mayoría de las legislaciones provinciales consideran como desechos biopatogénicos los residuos de la atención médica, algunas provincias solo se refieren a establecimientos de salud humana, sin ser explícitas en la inclusión de los centros de atención veterinaria (deTito y col., 2015). Los objetivos de este estudio fueron: a) cuantificar la frecuencia de uso y disposición final de algunos elementos de protección personal (EPP) e insumos para la práctica clínica, b) buscar asociaciones con características sociodemográficas de los entrevistados.
Materiales y Métodos
Se efectuó un estudio transversal en Médicos Veterinarios de grandes animales en la Provincia de Santa Fe, Argentina. Un total de 330 encuestados (error: 4,72%, confianza: 95%, frecuencia: 50%) respondieron anónimamente un cuestionario estructurado. Las variables estudiadas fueron el uso, disposición y descarte de tres EPP en cuatro actividades profesionales. Para la búsqueda de asociaciones se registraron cuatro características de los entrevistados: edad, sexo, antigüedad profesional, actividad laboral (sólo grandes animales, grandes y pequeños, grandes y otra) y zona de ejercicio laboral (Norte, Centro y Sur). El análisis de los datos incluyó: χ2, t de Student, test exacto de Fisher y correlación de Pearson.
Resultados y Discusión
Los encuestados tenían 43,9±10,9 años y 18,0±11,6 años de antigüedad profesional. Ambas variables estuvieron altamente correlacionadas (r= 0,97; P˂ 0,001). La gran mayoría (96,4%) eran hombres, de menor edad que las mujeres (P= 0,01). El 68,0% sólo trabajaba con grandes animales (27,4% grandes y pequeños, 4,6% grandes y otras actividades profesionales. El 1,6% había adquirido brucelosis cuando era estudiante de veterinaria. El 30,8% había sido diagnosticado con una zoonosis durante su trayectoria profesional, siendo brucelosis (27,2%) la más frecuente. El 11,7% había padecido más de una zoonosis. El descarte de los guantes a campo fue la forma de disposición más frecuente, mientras que una minoría desinfectaba los overoles y las botas (Cua-dro 1). La contaminación bacteriana puede sobrevivir en telas y contaminar superficies de todo tipo. Además, algunos desinfectantes como los hipocloritos pueden no ser confiables cuando las telas están muy contaminadas (Scott, 1990).
Cuadro 1: Disposición de elementos de protección personal luego de diversas prácticas profesionales, Santa Fe, Argentina (n= 330).
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La eliminación de los guantes junto a la ba-sura domiciliaria fue practicada por, aproximadamente, uno de cada cinco profesionales (vacunación antibrucélica 19,7; atención de partos 20,5; manipulación de abortos 20,6 y necropsias 24,8%). La frecuencia de profesionales que enterraban estos EPP fue variable (4,2; 9,1; 5,2 y 5,9%) respectivamente, mientras que los quemaban el 71,8; 73,9; 75,3 y 71,3% respectivamente. La disposición de estos de-sechos como residuos domésticos comprome-ten la salud de los recolectores de basura y de quienes remueven los desperdicios como una forma de subsistencia (McLean y col., 2007). La reutilización o el uso inapropiado de elementos punzocortantes es una práctica frecuente en medicina de grandes anima-les (Huertas y col., 2019, Wright y col., 2008), donde las heridas por punción son muy frecuentes (Navarrete y Tarabla, 2019, López Cepeda y col., 2014, Signorini y col., 2014). Las agujas descartables fueron reutilizadas frecuentemente (siempre 8,1%, a veces 53,5%, nunca 38,4%). El 38,0% las eliminaba con la basura domiciliaria, 17,8% las enterraba, 44% las quemaba y 15,0% acudía a otras prácticas. El 50,3% siempre desinfectaba el cuchillo de necropsia y el 7,7% lo esterilizaba, mientras que el 8,3% lo utilizaba para otras actividades. Tanto en la disposición como en la eliminación de estos insumos, algunos profesionales utilizaban más de una forma de ejecutarlas, lo que indica claramente la carencia de un protocolo estándar para la disposición final. El uso de EPP in labore es más frecuente en mujeres y jóvenes profesionales (Navarrete y Tarabla, 2019, Tarabla y col., 2019). Coincidentemente, estos grupos usaron más frecuentemente los EPP y adoptaron más prácticas seguras de disposición y eliminación de los insumos de trabajo que los hombres y los de mayor antigüedad laboral, con la única excepción de la relación entre años de graduado y descarte de guantes a campo (Cuadro 2). No se detec-taron asociaciones con la actividad o la zona de ejercicio profesional.
Cuadro 2: Utilización, disposición y eliminación de insumos luego de diversas prácticas profesionales, Santa Fe, Argentina (n= 330).
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Los estudios observacionales no sirven para determinar causalidad, sino para generar nuevas hipótesis. El escaso número de veterinarias encuestadas impidió estimar el nivel de significancia de algunas asociaciones y efectuar un análisis multivariado para dilucidar si las mujeres son más prudentes en su trabajo profesional per se o es una observación relacionada sólo con la menor edad y antigüedad profesional. Los veterinarios pueden rechazar el uso de barreras protectoras por su incomodidad, la falta de disponibilidad, los costos adicionales o la creencia que tienen un bajo riesgo de enfermar con una zoonosis (Baker y Gray, 2009). Por otra parte, la falta de adhesión a prácticas seguras de disposición y eliminación de los insumos puede estar asociada a la ignorancia de la legislación vigente (McLean y col., 2007), la falta de empresas autorizadas para el descarte (Imoberdorf y col., 2017) o a la falta de observación de normas mínimas de prevención (Tarabla y col., 2017). En estas instancias, se requiere una mejora en el equipamiento, las condiciones y rutinas de trabajo, junto a renovados programas de educación continua para minimizar los riesgos ocupacionales y ambientales, haciendo hincapié en los estudiantes de veteri-naria y los jóvenes profesionales.