Uso responsable de la Jeringa
La jeringa es un instrumento que requiere de una particular atención y cuidados.
Su correcto manejo es un aspecto importante en la sanidad de los animales.
La inoculación o inyección de un zooterápico, implica de por sí, un acto quirúrgico. Por lo tanto es necesario hacerlo con responsabilidad.
La correcta limpieza e higiene, su lubricación con productos adecuados y el debido mantenimiento periódico es imprescindible.
El recambio de las piezas desgastadas se impedirá su mal funcionamiento, para evitar sobre o subdosificar medicamentos, generando así una correcta respuesta a los tratamientos aplicados.
Las agujas
Las agujas son instrumentos punzantes, mediante las cuales se materializa la inoculación de las vacunas y la inyección de los zooterápicos. Son de bajo costo y tienen una vida útil limitada.
Al igual que las jeringas, después de cada uso hay que limpiarlas y hervirlas, ya que por falta de higiene son una de las causas de la producción de abscesos.
Cuando por cualquier razón la punta de la aguja se dobla, no hay que enderezarla, para después seguir utilizándola. Esta aguja "reciclada" es un elemento traumático para los tejidos, que abre la puerta a infecciones; debido a que la punta así restaurada, queda con un mínimo reborde, que ejerce una acción lacerante en los tegumentos.
A su vez, el extremo biselado de la aguja se desafila con el uso, por lo que, si no se remplaza periódicamente, al clavarse, la misma actúa como un sacabocados, introduciendo un pequeño taco de piel en los tejidos, lo cual también es una manera de generar la formación de abscesos.
NO usar a la aguja de la pistola de vacunar como picana
Cuidados durante los trabajos
Cuando se inyecta un zooterápico en el organismo de los animales, se utiliza mayormente como vía de entrada al tejido subcutáneo o muscular.
Lo que se introduce se comporta como un cuerpo extraño, produciendo un proceso inflamatorio que modifica la estructura de los tejidos, por lo que se debe optar siempre por aquellos lugares donde se encuentren los músculos de menor valor comercial, como la tabla del cuello, de modo de no alterar la potencialidad de aquellos de mayor calidad y precio.
El uso de la jeringa requiere no solo de los cuidados ya citados, sino que demandan responsabilidad.
Durante el trabajo no se deben correr carreras, para demostrar quién es más rápido a la hora de vacunar, ni mucho menos trabajar con el cepo abierto.
Si se usa el instrumental en malas condiciones o se recurre a estos malos hábitos, se está atentando contra el bienestar de los animales y la salud de los bolsillos.
Trabajar bien significa respeto por las buenas prácticas en pos de la seguridad del personal, del bienestar animal La formación de abscesos produce mal estar y mucho dolor en los animales, por lo que dejan de comer.
Si no comen, no ganan kilos. Esto conlleva ser poco o nada eficientes en cuanto a la calidad del trabajo sanitario. Se están cometiendo errores, los cuales acarrean perjuicios económicos.
Por otra parte, la falta de protocolos de trabajo aumenta el riesgo biológico en estas tareas, ya que en muchos casos se están manipulando agentes inmunológicos vivos.
Aquí el personal está expuesto a autovacunaciones, o en casos de jeringas en mal estado de conservación o mantenimiento, a que los líquidos se escapen de las mismas y se pongan en contacto directo con el vacunador; con el riesgo de ser absorbidos por vía conjuntival, respiratoria o dérmica.
Hacer un buen uso del instrumental, utilizar protección adecuada y seguir estrictas pautas de manejo, significa respeto por las buenas prácticas en pos de la seguridad del personal, del bienestar animal y cuidado del medio ambiente.