PROTOCOLIZANDO LA INFORMACION
Años de experiencia trabajando en el tema me llevan a considerar que el proyecto europeo denominado Welfare Quality encaja perfectamente en el contexto actual para la República Argentina. Resultaría difícil manifestarse en contra de un concepto que se desarrolla bajo el paraguas de la «Integración del bienestar de los animales en la cadena de la calidad alimentaria: de las preocupaciones del público a un mejor bienestar y una calidad transparente».
Los criterios de bienestar animal allí establecidos pueden dividirse en cuatro grandes categorías: la buena alimentación; el buen alojamiento; la buena salud y la libre capacidad para mostrar conductas propias de la especie.
Vale decir entonces que, en el campo de la buena salud se ubican estratégicamente los productos biológicos, piezas clave para una ganadería productiva por excelencia.
FOTO N°1. ¿Cómo queda el bife?
Sabemos que las vacunaciones incluidas en un plan anual para el establecimiento rural pueden ser voluntarias u obligatorias, dependiendo de si se encuentran o no en el marco de un Plan Nacional de Control y Erradicación. Entre estas últimas podemos destacar la vacuna antiaftosa, por medio de la cual se ha logrado controlar una enfermedad que produjo enormes pérdidas económicas a nuestro país en el pasado.
Su esquema de aplicación tuvo características especiales y exclusivas, las cuales se impusieron con el fin de lograr una cobertura de aplicación ideal.
Tomando a este biológico como ejemplo es que resaltaré cuestiones ligadas directamente con el bienestar animal. En primer lugar, vale destacar que nos referimos a un producto de cuidado, por ser sensible a la pérdida de la cadena de frío y complejo en su aplicación, por su excipiente oleoso.
FOTO Nº 2. ABCESOS EN EL PRODUCTO.
La importancia de generar una correcta inmunización hace que el proceso de vacunación deba se especialmente atendido por el productor. Es el dueño de los animales y quien debe, junto a su equipo, establecer todas las condiciones necesarias para que el aplicador pueda desempeñarse de manera apropiada. Más allá de esto, solemos ver cómo la única pauta que se acepta y acuerda es la velocidad de aplicación, como si esto fuera sinónimo de eficiencia.
Después «todo vale»
Enumeraremos a continuación los principales inconvenientes que pueden llegar a surgir (de manera independiente o combinada) en la práctica.
Falla en la esterilización de la aguja y en el tapón del frasco: La introducción del inmunógeno, más una «colección» de contaminantes provenientes de la superficie del cuero, harán que a los pocos días se forme una absceso en el punto de inoculación. Este interferirá con la inmunidad buscada y generará un intenso dolor en la zona del cuello, impidiendo que el animal se alimente correctamente.
Esta situación provocará baja de ganancia de peso por día y la duda, especialmente para un primo vacunado, de estar con las defensas activas para esta enfermedad (Ver foto Nº 2).
Descarga incorrecta de la dosis: Se retira la aguja y al mismo tiempo se continúa con la salida del líquido de la vacuna. La velocidad con la que se realiza la aplicación hará que esto ocurra, siempre dejando «un surco fibroso de vacuna» en vez de la «pelotita pequeña». Cuando ese animal llegue a la faena, el inspector del Senasa deberá decomisar casi un kilo de músculo del cuello, debido a la fibrosis difusa, en vez de enuclear una pequeña porción de tejido.
Aplicación en sitio equivocado: Cuando la aplicación se realiza con el cepo de la manga abierto, el vacunador se ve obligado a aplicarla muchas veces sobre los bifes, porque el animal «se le va».
FIGURA Nº 2. «TÉCNICA DE CARPA», PARA PODER INTRODUCIR EL LÍQUIDO EN UNA INYECCIÓN SUBCUTÁNEA.
Esto provocará que se arruine el bife ancho, muy preciado por sus características y de alto valor para su exportación (Ver la Foto Nº 1).
Doblar intensamente la cola: Con esta frecuente maniobra de sujeción, casi siempre se termina con un «sonido característico» que nos está indicando la dislocación de las vértebras coccígeas.
El operador la considera totalmente inofensiva, pero lo cierto es que el dolor es muy intenso, ya que hemos roto parte de la columna vertebral del animal (sistema nervioso central).
Los bovinos recuerdan tales situaciones, por ende cada vez que pasen por la manga sentirán miedo y esto no es para nada favorable para un manejo apropiado.
Ningún ser vivo engorda con dolor.
Usar a la aguja de la pistola de vacunar como picana: Esto se realiza para mover los animales en la manga, cargándole la mejor colección de contaminantes que la superficie del cuero contiene, con sus consecuencias.
¿Cómo hacerlo bien?
Es importante colocar todas las inyecciones en el área del cuello, delante del hombro, nunca en los cuartos traseros (Ver la Figura Nº 1).
FIGURA Nº 3. TÉCNICA CORRECTA PARA LLEVAR ADELANTE LA INYECCIÓN SUBCUTÁNEA EN LA ESPECIE BOVINA.
Seguir las instrucciones de la etiqueta del medicamento, principalmente las indicaciones de uso, tiempo de absorción y eliminación de residuos, dosis, contraindicaciones y niveles de seguridad, y la fecha de vencimiento.
Quien aplique la dosis, debe -si se da la opción en la etiqueta del producto- elegir la vía subcutánea (SC) en lugar de la intramuscular (IM).
Si debe ser utilizada la vía IM, se recomienda la técnica «Carpa», usando ambas manos (Ver las Figura Nº 2 y 3).
Es importante no inyectar más de 10 cc del producto por sitio de inyección y dejar un espacio de más o menos el ancho mano entre cada sitio.
En cuanto a las agujas, será clave cambiarlas frecuentemente (aproximadamente cada 10 animales) y no utilizar aquellas que estén sucias, empolvadas, dobladas, o rotas, entre otras cuestiones lógicas.
La pistola se debe limpiar regularmente solamente con agua caliente.
La dimensión de la aguja depende del tamaño de un animal, de la ruta de administración, y de la viscosidad del producto inyectable.
Se recomienda utilizar agujas número 16, que tienen ½ a ¾ de pulgada de largo para vía subcutánea y número 18 de por lo menos 1 pulgada de largo para IM -aguja hipodérmica TJ 40/12 (18 G X 1 1/2) cono traslúcido color rosa-.
El médico veterinario es la mejor fuente de consejo para maximizar los beneficios del tratamiento y reducir el riesgo de problemas. Cuando se usan correctamente, los medicamentos mejoran la salud y por lo tanto el bienestar del animal, aumentan la rentabilidad y se provee al consumidor de un producto comestible de mejor calidad.
Por eso, reiteramos el concepto: «Vacunar sí, pero de cualquier modo, no».