La fertilización de los cereales de invierno es una practica que económicamente es muy redituable. Ensayos realizados ya a principios de la década del 70, señalaban la excelente respuesta de estos cereales a la fertilización, incluso la respuesta era mucho más notable que en los ensayos de grano. Pero nunca pudo ponerse en práctica por los elevados costos de los fertilizantes.
En la década del 90, el panorama cambio, los precios de los fertilizantes fueron accesibles y se ha transformado en una practica conocida, aunque no masivamente utilizada.
El interés mostrado por muchos productores por incorporar esta práctica durante la última década ha llevado a que muchos investigadores hayan abordado el tema y así han sido numerosos los ensayos de fertilización en cereales forrajeros de invierno, sobre todo en avena, que se han llevado a cabo en diferentes regiones. Así se pueden consultar, en otros, los interesantes trabajos realizados por Díaz Zorita y otros en el INTA de Gral. Villegas para la región noroeste Bonaerense; Quiroga y otros en el INTA Anguil, para la zona agrícola de La Pampa; Miguel Amigoni y otros en el INTA de Marcos Juárez, para el sur y el este de Córdoba; Marino y otros en el INTA Balcarce para la región Sudeste Bonaerense. Asimismo trabajos realizados por técnicos de Facultades de Agronomía y de los grupos CREA. En todos ellos se puede ver la respuesta favorable y redituable de esta práctica.
En el sudoeste de Bs.As. y La Pampa, es muy importante disponer de forraje de calidad lo antes posible durante el otoño, de allí que la producción inicial es uno de los factores mas tenido en cuenta, incluso muchos productores inician la siembra los primeros días de febrero. En este aspecto la fertilización contribuye a acelerar el inicio del primer pastoreo e incrementar la disponibilidad inicial de forraje.
En la EEA Bordenave, desde l993 el autor ha conducido ensayos de fertilización en los diferentes cereales forrajeros de invierno, con el objetivo de analizar la influencia de la fertilización sobre la calidad del forraje, aunque, también se midió la influencia de la fertilización sobre la producción de materia seca en cada uno de los cortes y en la producción total.
De los ensayo realizados, en este trabajo se analizan tres años en los cuales participaron variedades comerciales que aún están en el mercado.
Para este análisis se tomó el promedio de rendimiento de dos variedades por especie para tener una idea más balanceada del comportamiento de cada especie, pues de acuerdo a experiencias realizadas hay comportamiento diferente entre diferentes cultivares. (Tomaso, no publicado).
Primer corteLa producción inicial fue elevada y la iniciación del corte con respecto al testigo fue en promedio de 42 días (mediados de abril), contra 54 días del testigo.
La cebada forrajera fue el cereal que dio una mayor respuesta con un aumento de producción con respecto al testigo de 38% con 20N y de 67% con 40%. Esto significa una relación KgMS/Kg N incorporado de 25,7 Kg. con 20N y de 22,8 Kg. con 40N.
El centeno mostró también una buena respuesta, el aumento de producción fue de 35% con 20N y 59% con 40N, esto significó una relación de 24,4 y de 20,4 KgMS/KgN respectivamente.
En avena el incremento de producción fue del 26% con el agregado de 20N y 75% con 40N, el mayor incremento obtenido en el ensayo. La relación fue menor que en cebada y centeno de .13,3 y de 18,8 KgMS/KgN incorporado.
El aumento de rendimiento en triticale fue del 15% con 20N y del 51% con 40N, pero la relación fue de 7,2 y 11,7 Kg respectivamente, mas baja que para los otros cereales.
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Segundo corteEn el 2º corte también se nota un importante incremento en la producción con respecto al testigo que con 20N varió entre 11% para cebada y 26% para triticale, la relación varió entre 7 y 15 KgMS/KgN. Con la dosis mayor la producción aumentó entre un 34-38% y la relación MS/N fue de 8-12 Kg.
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Tercer corteEn el tercer corte los incrementos de producción fueron menores, variaron entre 3% y 16% con 20N y 13-21% con 40N, aquí la proporción KgMS/KgN varió entre 1,4-6,7 Kg. para 20N y 2,7-5,3 Kg. con la dosis 40N, es decir que aparentemente el N aportado ya había sido utilizado en su mayor parte, aunque igualmente se ve un incremento en la producción.
Esto nos señala que en suelos de fertilidad baja a media como en la región sudoeste de Bs.As. y sud de La Pampa, sería necesario estudiar la respuesta a la aplicación de una segunda dosis de fertilizante luego de realizado el 2º pastoreo.
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Producción totalEl análisis de todo el ciclo de producción de los cereales forrajeros fertilizados, señalan que con la dosis de 20N se obtuvo un aumento de la producción entre 18--22% es decir que el incremento con respecto al testigo es importante.
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En cuanto a la relación KgMS/KgN agregado fue de 38Kg para el centeno, 34,7 Kg para la cebada, 28,9 Kg. para el triticale y 27,2 Kg. para la avena.
En cambio con la dosis de 40N se logró un incremento de producción que varió entre 37-42% entre los diferentes cereales y la relación KgMS/KgN apostado fue de 37,1 Kg. para cebada, 35,9 Kg. para centeno 32,1 Kg. para avena y 26,9 Kg. para triticale. Estos valores algo superiores a los registrados por otros autores probablemente por la baja fertilidad de los suelos de la región, consecuencia de décadas de agricultura triguera.