Con el objetivo de tratar remanentes y residuos orgánicos, reducir la contaminación ambiental y el riesgo de transmisión de enfermedades, se propone introducir las excretas animales, humanas y residuos orgánicos molidos (vegetales y animales), dentro de un biodigestor construido con una bolsa tubular de polietileno o de PVC, alojada dentro de una fosa en forma geométrica de trapecio invertido, excavada sobre el suelo y dentro de un rancho con techo.
El biodigestor permite producir, almacenar y utilizar el biogás y el abono orgánico (biol y biosol), obtenidos como producto de la fermentación anaeróbica realizada por bacterias naturales durante 30 a 40 días, de la materia orgánica contenida en las excretas y en otros residuos orgánicos frescos. El biogás producido elimina la necesidad de utilizar leña, carbón, cascarillas, kerosene, aceite o gas propano, estos tres últimos derivados del petróleo y por ello con un alto costo en el mercado, para la cocción de los alimentos y para alumbrar durante las noches y madrugadas, con lámparas de caperuza incandescentes, en el medio rural del mundo, con acceso limitado o aún sin conexión con las redes eléctricas nacionales o particulares (plantas de generación a base de combustible diesel, gasolina, energía solar o eólica.
Las familias campesinas mejoran su bienestar, pues ya no tienen que emplear tiempo para recolectar leña para la cocción de los alimentos, y la quema del biogás no produce humo, nocivo para la salud de las personas que preparan y consumen los alimentos. Se han cuantificado los siguientes beneficios: Un biodigestor de polietileno de tamaño familiar (con 20 m3 de capacidad total), que una vez lleno con agua y excretas, funciona diariamente con 30 kilogramos de excretas frescas (uno y medio baldes plásticos grandes), obtenidas de una sola especie animal o combinadas, lo cual es producido por una (1) vaca o cinco (5) equinos o 10 cerdas de cría confinadas permanentemente, mezcladas con 150 litros de agua limpia (agua lluvia, de un riachuelo, laguna o pozo), usada para lavar los pisos de los corrales, tiene la capacidad de producir biogás para generar hasta ocho (8) horas de llama por día, lo que permite cocinar los alimentos diarios para una familia de hasta seis (6) personas, y su costo de instalación es el equivalente de US $ 200 dólares, en cualquier país del mundo. El biogás permite sustituir cualquier otro combustible y el abono orgánico (efluente líquido del biodigestor) permite sustituir el abono químico (N – P - K). El abono orgánico y el biogás producidos durante seis (6) meses permiten cubrir todos los costos de la inversión realizada para instalar el biodigestor. La vida útil de la bolsa de polietileno techada puede ser de 10 años.
La eliminación del uso de leña o carbón para la cocción de los alimentos reduce la deforestación. La utilización del abono orgánico producido por el biodigestor permite incrementar los rendimientos en todo tipo de cultivos y en acuicultura; produciendo alimentos nutritivos y variados para autoconsumo y excedentes para la venta, permitiendo así una mejor nutrición, aumento de los ingresos y del bienestar de las familias campesinas.
Se inició su adaptación, instalación y utilización en 1986 en Colombia (Botero y Preston, 1987), y se ha ido extendiendo a partir de 1992 en Latinoamérica, El Caribe, Asia y África.
En Latinoamérica y el Caribe se viene trabajando conjuntamente con los Ministerios de Agricultura; el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura - IICA; la Unión Europea; Empresas Estatales de Electricidad; Universidades Públicas y Privadas; Cooperativas, Fundaciones, Proyectos, Cámaras y Gremios Agropecuarios; Organizaciones no Gubernamentales; las Iglesias Católica y Cristiana; la Red de Biodigestores para Latino América y el Caribe – RedBioLAC, quienes promueven, apoyan y difunden los resultados de la investigación en biodigestión anaeróbica, conjuntamente con varias Empresas públicas y privadas que adaptan e instalan biodigestores a escala en fincas, escuelas, mercados, empacadoras de vegetales, plantas de sacrificio para animales, centros de salud y hoteles rurales en estos países.
En el medio rural en todo el mundo la mujer campesina es la encargada de las labores domésticas. Para ellas, el biodigestor ha significado un menor esfuerzo y tiempo requerido, para dedicarlo a la consecución de leña, para hacer un mejor aprovechamiento de las excretas de los animales domésticos (vacas, equinos, camélidos, cabras, ovejas, cerdos, perros, aves de corral, etc.), de las excretas humanas y de los demás residuos orgánicos. Por ello, el biodigestor les permite obtener una fuente de abono orgánico de bajo costo para sus cultivos de autoconsumo, frutas, hortalizas, plantas aromáticas, medicinales y ornamentales; descontaminar las aguas servidas, reducir los malos olores, insectos y parásitos, nocivos para todos los miembros de sus familias; lograr la posibilidad de producir peces en pequeños estanques, para mejorar la alimentación y el bienestar de sus familias, e inclusive cobrar por mostrar a turistas nacionales y extranjeros un sistema de producción agropecuaria de fácil manejo, de bajo costo y amigable con el ambiente.
BIBLOGRAFÍA
Botero, R y T.R. Preston, 1987. Biodigestor de bajo costo para la producción de combustible y fertilizante a partir de excretas. Manual para su instalación, operación y utilización. Fundación Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria – CIPAV. Cali, Colombia. 30p.
http://www.produccion-animal.com.ar/Biodigestores/04-biodigestores.pdf
https://www.bing.com/videos/search?q=Biodigestores&&view=detail&mid=F48190923D3EC1F133A0F48190923D3EC1F133A0&&FORM=VRDGAR