Introducción
La tuberculosis (TB) es causada por bacterias pertenecientes al complejo Mycobacterium tuberculosis (CMTB), Mycobacterium tuberculosis (el principal causante de TB humana), M. bovis (TB bovina), M. bovis (BCG, Bacillus Calmette- Guérin), M. africanum (TB humana en África tropical), M. microti (TB en los roedores) M. canetti (aislado recientemente en pacientes expuestos en África) (2).
Tuberculosis Humana (TBh)
M. tuberculosis ocasiona la TB en el humano (TBh), pero también M. bovis se considera como el segundo causante de esta enfermedad, presenta la misma forma clínica y lesiones patológicas (3). Algunos autores consideran que entre el uno y el 15% de los casos de TBh a nivel mundial pueden deberse a M. bovis, estimando que por este agente hay una incidencia de 90,000 a 1´350,000 casos (4). Como población en riesgo a la infección por M. bovis deben incluirse a las personas que consumen leche no pasteurizada, a la exposición ocupacional de trabajadores de rastros y establos, veterinarios, así como cazadores, pacientes con VIH-SIDA y sujetos comprometidos inmunológicamente (5).
La transmisión ocurre cuando el microorganismo puede ser ingerido o inhalado por las personas. Las lesiones extrapulmonares pueden ocurrir por el consumo de leche contaminada, por ello la implementación de la pasteurización de la leche desde hace muchos años ha constituido una rutina para eliminar al agente etiológico en todo el mundo (1). Sin embargo, la infección por vía aérea está ocurriendo por exposición ocupacional en trabajadores de la industria de la carne y rastros, así como en regiones donde la prevalencia de la enfermedad en el ganado es alta (6, 7).
Tuberculosis bovina (TBb) y canina (Tbc)
La infección por M. bovis se ha descrito en varias especies domésticas y en animales salvajes, por lo que se considera que todos los mamíferos terrestres son susceptibles a la infección por esta micobacteria (8). La TBb es una enfermedad infecto- contagiosa, crónica, caracterizada por la formación de granulomas con contenido caseoso, con tendencia a la calcificación, no vascularizados; según su tamaño y
ubicación causan variadas signologías como, por ejemplo, emaciación progresiva, en ocasiones fiebre fluctuante, debilidad e inapetencia (9). Afecta principalmente al aparato respiratorio, presentándose granulomas o tubérculos en pulmones, linfonódulos, en algunos otros órganos que con frecuencia son causa del decomiso y desecho de las canales en el rastro (10).
En México se han estimado pérdidas por 40 millones de dólares anuales, tan solo por el desecho de ganado enfermo, sin considerar la disminución del 17% en la producción de leche, la reducción en la ganancia de peso, en la tasa de conversión alimenticia hasta en un 15%, y de la fertilidad en un 6% (11). Por otra parte, la exportación de ganado bovino en pie a los Estados Unidos de América, puede verse afectada por la presencia de esta enfermedad, representando una pérdida de divisas de 450 millones de dólares anuales (10).
Estudios epidemiológicos sugieren que los factores de riesgo más importantes en la ocurrencia y diseminación de la TBb, dentro de un hato, son el número de animales infectados, la cantidad de animales susceptibles y las medidas tomadas para prevenir la diseminación de la TBb. A pesar de que no todos los animales infectados transmiten la enfermedad, aquellos con cuadros respiratorios o con mastitis tuberculosa son la principal fuente de infección; en la mayoría de los casos M. bovis puede estar presente en orina, secreciones genitales, semen o deposiciones, lo que facilita su transmisión (12).
Para controlar y erradicar la TBb en nuestro país, en 1996 se publicó la Norma Oficial Mexicana NOM-031-ZOO-1995, Campaña Nacional contra la Tuberculosis Bovina (Mycobacterium bovis) (10). Después de haber realizado pruebas de tuberculina a la población bovina en el país, en el 85.77% de la superficie hay una prevalencia menor del 0.5; en el resto la prevalencia promedio es de 2.5%, excepto en las zonas lecheras que se considera del 16.5% (13).
Investigaciones recientes han demostrado que los perros son susceptibles a infectarse con M. tuberculosis, tras la exposición con humanos enfermos y tienen riesgo de infectarse con M. bovis tras la exposición con vacas positivas a tuberculosis (14). Los perros como hospederos potenciales de M. bovis deben considerarse dentro de la vigilancia de la enfermedad, especialmente cuando tienen un contacto estrecho o viven cerca de un establo con animales enfermos de TBb (12).
La infección puede producirse por vía aerógena o por ingestión. La presentación de lesiones generalmente se localizan en pulmones o ganglios mesentéricos y a veces también se encuentran úlceras intestinales y lesiones renales. Por consiguiente, la eliminación de la micobacteria se dará a través de la tos, saliva, heces y orina. Se ha demostrado también, que los perros que conviven con enfermos tuberculosos pueden albergar a la micobacteria en la faringe y heces, sin presentar lesiones tuberculosas (15).
La infección con TBc frecuentemente ocurre sin la presentación de signos clínicos aparentes (15). Un perro infectado por M. bovis a su vez puede ser una fuente potencial de reinfección para los bovinos (15). Los perros pueden desarrollar clínicamente TB, pero no se cuenta con pruebas validadas para esta infección en caninos (16, 17).
Objetivo
El objetivo general de este proyecto fue conocer las características epidemiológicas de la tuberculosis por M. bovis en humanos, bovinos y caninos, con apoyo de pruebas inmunológicas, microbiológicas y moleculares, en una zona de alta prevalencia de tuberculosis bovina.
Material y Métodos
Con diseño epidemiológico transversal, se aplicó cuestionario, historia clínica, prueba cutánea de tuberculina (TST) y refuerzo. Se realizó ensayo de liberación de interferón-γ (ELISPOT), telerradiografía de tórax, baciloscopia y cultivo de micobacterias a los trabajadores de establos (18).
Por métodos inmunológicos, microbiológicos y moleculares, en bovinos lecheros infectados naturalmente se diagnosticó TBb. Mediante censo, cuestionario a los propietarios, historia clínica, prueba cutánea de tuberculina a caninos de los establos participantes (19).
Resultados
Se estudiaron 291 trabajadores, 89% hombres, mediana de edad 36 años, 56.0% viven o han vivido en establo. La prevalencia de Tuberculosis latente (TBL) fue de 75.5%, mediante TST y del 58.3% por ELISPOT. El ordeñador (RM 5.21 IC 95% 2.94-9.23), encargado (RM 5.2 IC 95% 1.99-13.54) y personal de sanidad animal (RM 2.5 IC 95% 1.34-4.64), está asociado con TST+ (p=0.08). Con ELISPOT ordeñador (RM 2.33 IC 95% 1.39-3.89) y encargado (RM 2.5 IC 95% 1.10-5.67) (p=0.04). El grupo de exposición alta mostró asociación positiva con TST+ (RM 2.51, IC 95% 1.32-4.78, p=0.005) ajustado por otras variables. Para ELISPOT+, el grupo de exposición alta mostró asociación positiva (RM 2.0, IC 95% 1.13-3.75, p=0.005).
Se diagnosticaron 2 casos de tuberculosis pulmonar activa por M. bovis, uno asociado con costicosteroides y el otro con diabetes mellitus, a uno de ellos se le aisló M. bovis con espoligotipo igual al de una cepa aislada en bovinos.
Se probaron 8,453 bovinos con la prueba cervical doble comparativa (SICTT), la prevalencia aparente (PA) fue 11.10% (IC 95% 10.77-11.42), la prevalencia de hato 84.62% (IC 95% 83.82-85.41) y la prevalencia verdadera (PV) 17%. En 464 bovinos
reactores al SICTT se realizó IGRA, 302 (65.1%) fueron positivos, 162 (34.9%) negativos y 63 (11.9%) no reactores fueron negativos. La concordancia fue moderada para ambas pruebas (k ±EE, 0.49±0.02; IC95%= 0.42-0.56), con discordancia significativa (p=0.0001). Para diagnóstico por PCR anidada se procesaron 237 muestras, solo el 16.9% amplificó una banda específica para M. bovis. La histopatología se realizó en 210/586 (35.9%) tejidos, encontrándose lesiones de los cuatro tipos de granulomas. El LN (linfonodo) mediastínico fue el más frecuente (81.2%). Se realizó cultivo en 531/586 (90.6%) muestras de órganos sugestivos de TBb, en al menos una muestra por necropsia hubo cultivo positivo para M. bovis. Se presentaron 22 patrones de espoligotipos, 15 agrupados y 7 únicos.
Se obtuvo información de 81 perros, distribuidos en 38 establos. Examen físico general se realizó en 78 perros, 11 presentaron temperatura corporal ligeramente elevada, 4 con reflejo tusígeno positivo, a la palpación se observaron 25 perros con linfonodos aumentados de tamaño. En 70 se aplicó PPD, el 30% no presentó respuesta, el 35% con diferencia de 1 mm, el 12% de 2 mm, en el 1% fue de 3 mm y en el 1% fue entre 4 y 6 mm (p<0.05).
Discusión
Este proyecto ha proporcionado información sobre los factores de riesgo para M. bovis en la población de trabajadores de establos lecheros ya que hay una elevada tuberculosis latente (TBL) (75%) en comparación con la población en general. La prevalencia elevada de TBL en los trabajadores de los establos puede explicarse por la transmisión del bovino a humano durante las labores diarias de la producción de leche. Nuestros datos podrían sugerir que la vía de infección más probable es la transmisión aerógena del bovino al humano y que la exposición ocupacional es el factor de riesgo más importante. No obstante, se necesita más investigación con respecto a vías indirectas que han sido descritas anteriormente del bovino a fauna silvestre o viceversa, pero que pudiera presentarse por contaminación ambiental al provocar la suspensión de partículas en el aire de heces y orina por efecto del barrido de calles en esta cuenca lechera. Por ello, la evaluación del ambiente, como un reservorio potencial de M. bovis, es un paso importante hacia la comprensión de su transmisión indirecta.
La convivencia cercana de los perros con bovinos expuestos naturalmente a M. bovis, así como los hábitos de los mismos son un factor de riesgo para contraer la infección y puede estar presente en la población canina que cohabita con bovinos enfermos de TB.
Conclusiones
En México, la producción ganadera especializada en producción de leche es la base de sustento para las comunidades del área de influenza de las cuencas lecheras, además de que existe una estrecha relación entre los trabajadores de los establos y los bovinos, aunado a la cultura del consumo de productos y subproductos lácteos no pasteurizados. Por lo que es de suma importancia el control zoosanitario de esta enfermedad en el ganado bovino para poder erradicar la infección en el hombre y debe de haber una estrecha colaboración entre los profesionales de la salud humana y animal, así como el compromiso de los productores.