La leche, sustancia liquida proveniente de la secreción de la glándula mamaria normal de animales lecheros (CODEX 1999), constituye uno de los principales alimentos destinados al consumo humano gracias a su contenido de nutrientes, vitaminas y minerales. Sin embargo, también es considerada como un riesgo para la salud publica debido a su susceptibilidad para transferir enfermedades ocasionadas por la presencia de microorganismos y residuos de medicamentos veterinarios como hormonas, antibióticos y antiparasitarios (CODEX 1999).
A fin de garantizar la calidad de leche, tanto la industria como el sector lechero realizan diversas evaluaciones y controles sanitarios basados en la calidad composicional, la calidad higiénica y la calidad sanitaria (Minagri 2016). Según lo indicado en las normas del Codex alimentarius, la calidad sanitaria es la encargada de evaluar los limites máximo de residuos de productos medicamentosos en la leche. Es así que, para detectar la presencia de residuos de antibióticos se realiza el Delvo test. No obstante, en nuestro país, poco o nada se hace respecto a la evaluación de los valores máximos permisibles de productos antihelmínticos.
El uso de antihelmínticos acumula residuos metabólicos en leche y carne, poniendo en riesgo la salud de las personas. Por ello, resulta importante la evaluación de la calidad de leche respecto al uso correcto de estos medicamentos con el objetivo de garantizar su inocuidad y su adecuado procesamiento en la industria.
Calidad de leche
La leche no debe contener residuos ni sedimentos y debe cumplir serie de parámetros que garanticen su inocuidad para el consumo humano. Existen un conjunto de características que permiten evaluar la calidad de leche, entre ellas podemos mencionar: la composición fisicoquímica, la calidad higiénica y las calidad sanitaria (Minagri 2016).
La composición fisicoquímica de la leche se mide utilizando pruebas fisicoquímicas y principalmente evalúa la grasa, proteínas, lactosa, densidad, punto de congelación, pH, y acidez. Los parámetros de estos componentes pueden presentar modificaciones debido a la contaminación con microorganismos, contaminación con gérmenes patógenos, absorción de olores extraños, partículas de suciedad y contaminación con sustancias químicas (De Los Reyes, Molina, y Coca 2010). Entre las sustancias químicas que afectan las características composicionales de la leche tenemos a los pesticidas, antibióticos, metales, detergentes, desinfectantes, y antihelmínticos. De este grupo, resultan de mayor importancia en la salud publica la contaminación con antibióticos y antihelmínticos.
La calidad higiénica de la leche se evalúa mediante la cuantificación de bacterias aerobias, mesófilas encontradas por mililitro de leche. Este factor se relaciona estrechamente con la limpieza de los utensilios empleados durante el proceso de ordeño y el almacenamiento de la leche.
La calidad sanitaria de la leche se asocia a la ausencia de mastitis subclínica, la cual se determina mediante el conteo de células somáticas (RCS). Así mismo, se encuentra asociada a la ausencia de otras enfermedades que afectan al ganado lechero, como Brucella, TBC (enfermedades constatadas mediante certificaciones de Hato libre), fiebre aftosa (participación en planes de control) y leucosis Bovina (Minagri 2016). Además, evalúa los límites mínimos permisibles de productos medicamentosos en la leche.
Parásitos que afectan al ganado lechero
En Perú, la crianza de animales constituye una de las actividades más importantes como generación de recursos para un gran sector de la población altoandina. Sin embargo, esta actividad, por lo general, se realiza en condiciones precarias, las cuales, asociadas a las condiciones climatológicas y a los malos hábitos de desparasitación, contribuyen a la vulnerabilidad frente a enfermedades endémicas como las infecciones ocasionadas por parásitos.
Las infecciones parasitarias constituyen un factor limitante en la producción de carne y leche, debido a que afectan el estado general de los animales reduciendo su productividad o afectado la calidad de sus productos. En ese sentido, los beneficios de la crianza se ven mermados por una serie de problemas sanitarios y por el aumento de los costos de tratamiento (SENASA 2017).
Entre las principales infecciones parasitarias que afectan al ganado lechero de la zona altoandina tenemos las parasitosis ocasionadas por nematodos (cooperia, ostertagia, trichostrongylus), cestodos (Monezia) y trematodos (Fasciola hepática) (Fiel 2005). La fasciolosis, producida por la Fasciola hepatica (Boray et al., 1969), es una de las principales enfermedades parasitarias que afectan al ganado lechero (Leguía, 1988). Es así que, en Cajamarca y Arequipa, consideradas como las principales cuencas lecheras, se han reportado altas prevalencias de la enfermedad: 80.8% y 68.2% respectivamente (Rojas
2009). Se ha llegado a estimar que la enfermedad produce pérdidas económicas de 50 millones de dólares al año (Espinoza et al. 2010). Pérdidas asociadas a costos de tratamiento, infecciones secundarias, decomiso de hígados, baja ganancia de peso, disminución de la fertilidad y la producción de leche, y reducción de la vida útil del animal (Rojas 2009; Espinoza et al. 2010).
Uso de antihelmínticos
El uso de antihelmínticos resulta beneficioso en el manejo de los animales de producción ya que permite controlar las infecciones producidas por los diferentes tipos de parásitos, optimizando el rendimiento productivo de los animales. Los antihelmínticos deben ser tóxicos para los parásitos, pero inocuos para los hospederos. El mecanismo de acción de los antihelmínticos debe involucrar la inhibición de los procesos metabólicos vitales de los parásitos, asimismo, las propiedades farmacocinéticas deben lograr exponer a los parásitos a concentraciones más altas del fármaco.
La elección asertiva de un antihelmíntico depende de muchos factores como: la especie, raza, edad, peso, estado fisiopatológico, tipo de producción, la carga parasitaria del animal y el tipo de parasito. Del mismo modo, depende de la eficiencia del antihelmíntico, la ausencia de efectos colaterales, vía de administración, el costo y la ausencia de residuos en los productos de origen animal (Márquez 2007).
En el sistema productivo lechero, se consideran principalmente dos factores para la elección de un antihelmíntico: el adecuado diagnóstico y la epidemiologia de la zona (Steffan et al. 2005). En el diagnóstico de las infecciones parasitarias, la principal técnica empleada en animales de producción es el análisis coproparasitológico, el cual permite conocer el tipo de parasito y el grado de infestación del animal (Cholca 2012). De igual manera, la epidemiologia del lugar brinda información sobre los principales parásitos que afectan en una región especifica. Una vez determinado el tipo de parasito, es importante conocer su ciclo de vida y su localización en el hospedero. Esta información permitirá seleccionar el medicamento más eficiente y, además, elaborar un adecuado calendario anual de desparasitación.
Aplicación de antihelmínticos para ganado lechero
El uso de antihelmínticos en la ganadería lechera previene a los animales de padecer infecciones parasitarias agudas, las cuales podrían disminuir su capacidad productiva, reproductiva e inclusive causar mortalidad. Por lo tanto, la aplicación de antihelmínticos en establecimientos agropecuarios es fundamental; sin embargo, para la elección de los fármacos existen objetivos complementarios entre sí, donde se debe establecer una estrategia sistemática que involucre:
• Eliminación de la presentación clínica de la enfermedad parasitaria en los animales.
• Minimizar las pérdidas subclínicas de las categorías de animales en crecimiento y desarrollo.
• Tendencia a la planificación del programa de control en el marco integral del sistema productivo.
• Uso racional de los antihelmínticos para garantizar su eficacia en el tiempo.
• Fácil eliminación para evitar problemas residuales en la leche.
Otro factor a tener en cuenta al momento de elegir una droga antiparasitaria, son las condiciones geográficas de la zona. Existen factores climáticos, como la humedad y la temperatura, que intervienen en el ciclo de vida de algunos parásitos (Quiroz 1990), razón por la cual, algunos programas de desparasitación recomiendan desparasitar a los animales al inicio y al final de la época de lluvias.
Entre las principales drogas empleadas en la ganadería lechera para el tratamiento de las infecciones parasitarias causadas por nematodos se considera el uso de Fenbendazol (7.5 mg/kg), Albendazol (10 mg/kg), Febantel (5 mg/kg), Ivermectina (200 mcg/kg). Para el tratamiento de cestodos, es recomendable el uso de Fenbendazol (8mg/kg), Albendazol (10mg/kg), Praziquantel (10mg/kg) y Oxfendazol (5mg/kg). En el tratamiento de trematodos se recomienda el uso de Clorsulon (7 mg/Kg), Closantel (10 mg/Kg), Rafoxanide (7.5 mg/kg), Nitroxinil (10 mg/kg), Albendazol (10 mg/kg) y Triclabendazole (12 mg/kg) (Morales y Pino, 2004).
El espectro de acción de algunas drogas puede ser muy variado, algunos pueden resultar poco efectivas para los estadios inmaduros, cuya desventaja radica en la repetición del tratamiento a corto plazo, cuando las formas juveniles de los parásitos alcancen la madurez sexual (Leguía, 1988). Por esta razón, en la elección de un fármaco se debe tener en cuenta su espectro de acción sobre los diferentes estadios de los parásitos (Olaechea 2004). Asimismo, los productos deben garantizar una mayor eficacia y un menor tiempo de retiro en leche, para incrementar la rentabilidad.
A continuación, se muestra el periodo de retiro de los principales antihelmínticos encontrados en el mercado.
Tabla 1: Principios Activos de antihelmínticos con el límite máximo de residuo en leche y los tiempos de retiro que sugieren los laboratorios.
* Información disponible en el Diccionario de especialidades veterinarias PLM, 2010 y páginas web de casas farmacéuticas.
Conclusiones
El uso de antihelmínticos para el tratamiento de las infecciones parasitarias es la practica más común empleada por el productor en el tratamiento del ganado lechero de la zona altoandina. El objetivo del tratamiento es el de eliminar el agente causal de la enfermedad e interrumpir con el ciclo de vida del parasito. Sin embargo, el uso de estas drogas genera residuos que logran acumularse en la leche. Por lo tanto, seleccionar antihelmínticos o combinaciones de estos que presenten un amplio espectro de acción y que actúen contra la mayor cantidad de parásitos, sin afectar la composición de la leche, continúa siendo un gran reto para el sector ganadero.
En la zona altoandina el mayor desafío que presenta la ganadería lechera es el tratamiento de las infecciones parasitarias causadas por la Fasciola hepatica. Por ello, un protocolo de aplicación de un antihelmíntico o una combinación de los principios activos de estos, deben considerar el tratamiento de la fasciolosis usando fármacos de amplio espectro de acción no solo sobre los diferentes estadios del parasito sino también sobre otras infecciones causadas por nematodos y cestodos. Así mismo, se debe considerar emplear un fármaco que presente un menor tiempo de retiro, con lo que se evitaría afectar económicamente al ganadero.
El fármaco más empleado en el tratamiento de la fasciolosis es el Triclabendazol, sin embargo, al realizar los análisis fisicoquímicos en campo, se ha observado la alteración del pH de la leche por un periodo de hasta 13 días postratamiento, lo cual no resulta rentable para el ganadero. En ese caso un protocolo de desparasitación adecuado, recomendaría emplear la combinación de fármacos que presenten un amplio espectro de acción (Triclabendazol + Fenbendazol + Ivermectina + Prazicuantel) y largo periodo de retiro (28 días) durante el periodo de secado de la vaca, cuando no hay producción de leche. Durante el periodo de lactancia, este tratamiento deberá ser alternado con el uso de Nitroxinil y Albendazol, fármacos que presentan menor tiempo de retiro (3-5 días). De este modo, se actúa sobre los diferentes estadios del parasito y, además, se contribuye con la rentabilidad del hato lechero, evitando perdidas económicas debido al rechazo de la leche por contener residuos medicamentosos.
Un factor importante para el uso de antihelmínticos en la ganadería lechera apela a la concientización y responsabilidad social por parte del ganadero al respetar el tiempo de retiro de los fármacos empleados, según lo establecido por la norma Codex y por las indicaciones dadas en el inserto comercial de las casas farmacéuticas.