Desde el ordeño hasta su industrialización, la leche es sometida a diversos análisis y tratamientos que permiten identificar presencia de contaminantes y su eliminación pero la mayoría de material disponible sobre el tema, no hace énfasis en el riesgo de contaminación intencional. El marco de preocupación está referido a contaminantes –incluidos químicos- que podrían obtenerse del ambiente o por debilidades sanitarias en el manejo de la leche, incluidas las trazas de medicamentos, detergentes y desinfectantes.
La parte que compete a errores de procedimiento o negligencia, generalmente pueden identificarse, especialmente si se utiliza análisis de leche capaces de detectar el potencial contaminante que se busca pero existen químicos cuyas características pasan desapercibidas por no mostrar cambios en el color ni olor de la leche. Estos químicos son efectivos para sus fines pero altamente tóxicos para consumo humano o animal pudiendo provocar muerte del consumidor y por su misma presentación no responden a análisis microbiológicos –que son los que más se realizan en el proceso de recepción de la leche- ni son afectados durante el proceso de UHT, pasteurización y esterilización.
Es normal que las ganaderías (establos) estén ubicadas en zonas vecinales de cultivo, inclusive la misma ganadería suele poseer cultivo de alimento para el ganado que al pertenecer a los mismos dueños facilitan el almacenaje cercano de éstos químicos y son utilizados por empleados que laboran en ambas actividades. De allí que las correctas prácticas de almacenaje deben implementarse pero además, es imprescindible que se tenga control efectivo sobre el uso y almacenaje de químicos. A pesar de cumplir con regulaciones de buenas prácticas de producción, no se elimina la posibilidad de contaminación intencional que pondría en riesgo a los consumidores y a la empresa que distribuya la leche y derivados.
Insisto en este tema después de conocer establos en diferentes lugares donde la confianza de los propietarios de las ganaderías en sus empleados es extraordinariamente amplia, eso no les permite evaluar que las condiciones y pensamiento de los empleados puede variar y que la ganadería debe tener medidas preventivas para asegurar que la leche no sea intencionalmente contaminada.
Algunas medidas recomendadas son:
a) Almacenaje de químicos fuera de la zona de ordeño y reposo de la leche.
b) Control de la Bodega de Químicos (debe almacenarse únicamente los químicos que se utilizan para la ganadería, otros químicos en la misma bodega no son aceptables). La Bodega de Químicos debe mantenerse con llave.
c) Asignar responsabilidad sobre las personas que tendrán acceso a la Bodega de Químicos y asegurarse que quienes estén autorizados para usarlos, registren el uso y que devuelvan cualquier sobrante a la Bodega de Químicos.
d) Realizar inventario frecuente de químicos. Cualquier faltante debe estar registrado. La existencia de faltantes no documentados debe ser considerado como alerta y deberá darse seguimiento hasta identificar la causa del faltante.
e) Los tanques de reposo para enfriamiento de leche, deben permanecer cerrados y no debe darse acceso a esa zona excepto a los empleados autorizados.
f) El traslado de leche hacia la Planta de industrialización debe hacerse en tanques cerrados que deberán ser abiertos únicamente en las instalaciones de la industria, ante la vista del personal de Control de Calidad que recibe la leche. El uso de marchamos u otros sellos no reusables, para los tanques en vehículos de transporte es una forma de garantizar que no fueron abiertos durante el traslado.
g) Es importante que la industria que recibe la leche, conozca la procedencia, formas de transporte y las condiciones de las instalaciones de ordeño y reposo, como mínimo, siendo conveniente que la inspección de instalaciones para aprobación de un proveedor tenga alcance suficiente para identificar las buenas prácticas en el manejo del ganado y de la leche. Las inspecciones para las ganaderías deberían ser inicialmente anunciadas y en forma eventual no anunciadas. El resultado de la inspección y la implementación oportuna de acciones correctivas debería formar parte de los requisitos que debe cumplir la ganadería para mantenerse como proveedor de leche.
h) La industria debería estar capacitada para conocer los diferentes contaminantes a que está expuesta la leche. Además de lo relacionado con microbiología, debería enviar muestras en periodos prudenciales –dependiendo del riesgo- a laboratorios con capacidad de detectar químicos, especialmente plaguicidas sin aroma y color.
La contaminación intencional no es generada por negligencia o por fallas en los procedimientos sino por el propósito de personas con el fin de causar daño; los daños son desde la pérdida del producto contaminado hasta el cierre de empresas y muerte de consumidores. La gravedad dependerá del contaminante utilizado, de la capacidad para detectar oportunamente la contaminación y el tiempo que tomen las medidas de emergencia para retirar el producto del mercado.
Las acciones de la industria de lácteos para producir alimentos seguros, están expresamente reguladas. Un ejemplo de guía para el cumplimiento puede verse en las “
Normas Consolidadas de AIB International para Inspección – Instalaciones de Lácteos” con acceso gratuito por medio del siguiente enlace:
https://americalatina.aibonline.org/Standards/Dairy_Spn_HB_Web.pdf
Pero esas acciones no serán suficientes mientras en las ganaderías y transporte de leche no se garantice el correcto manejo. El cumplimiento a las medidas sanitarias es determinante; la prevención de acciones de contaminación intencional es indispensable.