Introducción
El calostro contiene un amplio espectro de componentes importantes, aunque la concentración de inmunoglobulina G (IgG) se considera el sello distintivo para evaluar su calidad (Godden, 2008). La concentración de IgG en calostro depende de diversos factores. Por ejemplo, se han reportado mayores concentraciones en vacas Jersey respecto a Holstein (Phipps et al., 2017), y en multíparas respecto a primíparas (Kehoe et al., 2007). Asimismo, la concentración de IgG calostral disminuye al aumentar tanto el volumen producido (Grusenmeyer et al., 2006) como el tiempo entre el parto y el primer ordeñe (MacFarlane et al., 2015), y es menor en vacas con mastitis (Maunsell et al., 1998). Está aceptado en la literatura que vacas lecheras con RCS mayores a 200 mil células/mL se pueden considerar con inflamación de la glándula mamaria (Ruegg y Reinemann, 2002). Por otro lado, Barcelo et al. (2017), reportaron que si una vaca se seca con un RCS superior a 200.000 células/mL, es muy probable que al parto continúe con RCS superiores a 200.000 células/mL, ya que el porcentaje de curación durante el período seco no supera el 27% de los casos, aunque se haya instaurado tratamiento antibiótico, Esta situación de altos RCS y bajo porcentaje de curación, podría tener algún tipo de incidencia en la producción de calostro de baja calidad. Por otra parte, podría plantearse que una inflamación de la glándula mamaria durante el período seco podría tener efectos adversos sobre el ternero gestante, que podría reflejarse en una peor habilidad de absorber IgG luego del nacimiento; sin embargo, no se encontró ningún antecedente en este sentido. En función de estos antecedentes, se plantea la hipótesis de que vacas lecheras que comienzan el período seco con inflamación de la glándula mamaria, permanecerán con inflamación al parto e incluso en los días previos al mismo durante el proceso de calostrogénesis, con la consecuente producción de calostro de baja calidad, y ocasionando fallas en la transferencia de inmunidad pasiva (TIP) en los terneros lactantes.
Materiales y métodos
Se seleccionaron 40 vacas de razas lecheras, multíparas, preñadas y próximas a la fecha de secado (60 días antes de la fecha de parto prevista). Las vacas seleccionadas fueron asignadas a dos grupos en función del RCS en los tres meses previos al secado. De esta manera, se conformaron 2 grupos de 20 vacas. El primer grupo de vacas presentaron los últimos 3 RCS mensuales previos al secado por debajo de 200.000 células/mL (promedio 117.000 células/mL) y el segundo grupo de 20 vacas presentaron los últimos 3 RCS mensuales previos al secado por encima de 200.000 células/mL (promedio 509.000 células/mL). De esta manera, luego de parto, se obtuvieron 2 grupos de terneros. Un grupo de 20 terneros nacidos de vacas con altos RCS al momento del secado (TA) y un segundo grupo de 20 terneros nacidos de vacas con bajos RCS al momento del secado (TB). Por otro lado, se obtuvieron dos grupos de calostros, un grupo de 20 calostros producidos por vacas con altos RCS al momento del secado (CA) y otro grupo de 20 calostros producidos por las vacas con bajos RCS (CB). El experimento tuvo un arreglo factorial de tratamiento 2 x 2, combinando el efecto de 2 factores (tipo de ternero y tipo de calostro), cada uno con dos niveles (altos o bajos RCS). El RCS de la leche de vacas de los últimos tres controles mensuales previos al secado, se analizaron en el laboratorio Colaveco por citometría de flujo (ISO 17025). Todos los terneros fueron calostrados por sonda buco-esofágica con 4 litros de calostro, con el tipo de calostro correspondiente al tratamiento, antes de las 2 h luego del nacimiento. Para la determinación de la TIP, se tomaron muestras de sangre de los terneros directamente de la yugular a las 48 h post ingesta de calostro. La TIP se determinó directamente a través de la determinación de la concentración de la IgG por Inmunodifusión Radial (Bovine IgG test kit, Triple J Farms, Bellingham, WA, USA), e indirectamente a través de la determinación de las proteínas séricas totales (PST) por refractometría digital en escala Brix (ATAGO-Tokyo-Japón, modelo PAL-Grape Must), refractometría óptica (PSTR; g/dL; ATAGO-Tokyo-Japón, modelo Master-SUR/NM) y mediante un analizador automático Dimension RXL Max (PSTD; g/ dL). Los resultados se analizaron estadísticamente con un modelo lineal mixto, incluyendo a la vaca como efecto aleatorio y como efectos fijos al tipo de ternero, tipo de calostro y la interacción entre ambos. Se aceptaron como significativos valores de P ≤ 0.05.
Resultados y discusión
No se observó efecto de la interacción entre el tipo de ternero y el tipo de calostro utilizado sobre la TIP lograda, independientemente del método utilizado para su evaluación (Cuadro I). Este resultado podría estar explicado porque independientemente de que tipo de calostro se haya utilizado, los calostros de ambos grupos presentaron buena calidad (concentración de IgG mayor a 50 g/L). Si bien no se observó un efecto del tipo de calostro sobre la TIP alcanzada por los terneros, se observó un efecto del tipo de ternero, donde los terneros TB presentaron mayor concentración sérica de IgG (28,8 vs 22,8 g/L; EEM = 1,49; P = 0,007); este resultado también fue observado cuando la TIP fue evaluada indirectamente a través de la determinación de PST por refractometría digital, refractometría óptica, y utilizando el analizador automático Dimensión. Este hallazgo podría estar explicado por una mayor eficiencia de absorción de IgG a nivel intestinal por parte de los terneros TB.
Cuadro I. Transferencia de inmunidad pasiva alcanzada a las 48 h de vida, por terneros nacidos y alimentados con calostros de vacas con altos o bajos recuentos de células somáticas (RCS) al momento del secado.
Conclusión
Los terneros nacidos de vacas con altos o bajos RCS al momento del secado lograron niveles adecuados de TIP, aunque los terneros nacidos de vacas con altos RCS tuvieron menores niveles de TIP, independientemente del tipo de calostro recibido.