Jose Mannuel Llorens
22 de julio de 2007
La flora del rumen, compuesta como ya se ha manifestado por un sinnúmero de bacterias, protozoarios, hongos y líquenes, juega un papel importantísimo en la vida del rumiante. Es la encargada de recibir el bolo alimenticio luego de la función mecánica de la masticación e insalivación, para comenzar a disgregarlo en sustancias más lábiles para la digestión vía intestinal, con una variedad de enzimas específicas para cada tipo de forrajes, que aportan las bacterias que cumplen en la panza o rúmen dicho trabajo.
Muchas veces, podemos observar vacas, que a pesar de estar pastando en un potrero muy bien empastado, con forrajes de calidad reconocida, asoman la cabeza a través del alambrado mordisqueando pastos sin valor o con menor valor nutritivo. ¿Por qué se comporta el animal de esa manera? Considero que es consecuencia de la especificidad de la flora rumnial. ¿Qué le está faltando a ese animal, en ese momento? Un grupo o tipo de bacterias que no puede atacar a la cadena de disgregación de la ingesta. Entonces recurre a la adquisición de las mismas en pastos diferentes.
El acostumbramiento de la flora al tipo de pasturas, también se nota cuando en los primeros días de un cambio de potrero de los animales, estos pierden peso, hasta que se forma nuevamente la cadena de bacterias necesarias para la producción de diferentes enzimas para predigerir el muevo alimento.
Nuestro célebre escritor José Hernández autor del Martín Fierro, decía en uno de sus versos "vaca que cambia de querencia, se atrasa en la parición".
Era una observación del hombre de campo, que debemos interpretar: es allí donde por falta de flora ruminal específica, hasta su recuperación, se pierde tiempo y el animal no cumple en los tiempos debidos la vuelta a entrar en celo para su reproducción.
Una observación interesante es ver cómo, cuando se juntaban o reunían - ahora los métodos son más precisos y específicos - a las vacas para la observación del celo con el fin de efectuar la inseminación, notábamos que el porcentaje de preñez por servicio de las vacas separadas ese día aumentaba, cuando era mayor el número de vacas de ese lote que en ese momento rumiaban.
Por supuesto que la vaca que está por entrar o manifiestar los síntomas de celo, no tiene dicho comportamiento. Pero sí era indicativo, además del número de vacas que rumiaban, que el número de masticaciones por bolo reingurgitado era parejo.
Cuando notábamos que el número de masticaciones era muy disímil entre los diversos animales y bajaba notoriamente el porcentaje de vacas que rumiaban, las que mostraron celo ese día, luego de ser inseminadas, disminuía notoriamente el índice de preñez por servico de ese día.
Pero estamos hablando de flora del rumen, y el desecamiento de la totalidad del contenido de la panza o rumen obtenido en un matadero, y aquí hago incapié en que es muy importante y necesario conocer de antemano la calidad del forraje en que se encontraba dicho animal, al que en el matadero nos apropiaremos de todo el contenido de su panza o rúmen para su secado y posterior elaboración.
Efectuado en forma comercial, es posible hacerlo, y se pueden ofrecer con diferentes presentaciones. En polvo - fue necesario para esto una molienda y tamizado posterior al secado - y/o en bolos, como ya dije, comprimiéndolos.
El resultado del uso de la flora del rúmen en diversos manejos pecuarios, (destetes, silos de forrajes, anti o prevención del meteorismno, engorde, desarrollo, etc) es de mucho valor.
Siempre hay que recordar que el efecto fundamental de la flora microbiana es la secreción o formación de enzimas ya sea celulolíticas, amilolíticas, proteolíticas etc.
Por eso manifesté anteriormente que sería muy interesante, y lo dejo abierto a los que saben o pueden, o les interese, efectuar estudios con el agregado de enzimas comerciales a los alimentos con el fin de lograr una mayor predigestión de los mismos y una mayor asimilación intestinal con los beneficios en kilos, tiempo etc. que redundan con estos logros.
Dr. José Manuel Llorens