En estos días en que una pandemia está de plena actualidad, algunas lecciones sobre epidemiología pueden extraerse para comprender mejor la prevención de las cojeras. Para abordar la prevención de las cojeras de una manera académica, debemos seguir las bases de la medicina preventiva establecidas por Wirchow, basadas en tres pasos:
Los tres niveles de prevención:
- Evitar la aparición de la enfermedad.
- Minimizar la expresión clínica de la misma.
- Tratar los casos clínicos para reducir su severidad.
Nivel 1: El primer paso comienza con la decisión del plan de negocio de una granja lechera. Cuanto antes se incluya la prevención de las cojeras en el programa de toma de decisiones, más eficientes serán las medidas de prevención que se establezcan. En primer lugar, el esquema de prevención debe tener en cuenta factores ambientales, de manejo y genéticos.
Las cojeras tienen tanta importancia como para tenerlas en cuenta desde el inicio del proyecto ganadero. En primer lugar, si existe la posibilidad de elegir una ubicación para la granja, los sitios frescos son mejores que los cálidos, así como los climas secos nos facilitarán la labor. La peor opción siempre es elegir un lugar cálido y húmedo. Lo siguiente cuando diseñamos las instalaciones, en general instalaciones que garanticen una comodidad adecuada, es que tal diseño favorezca que se minimice la expresión de las cojeras. En particular, durante el diseño debemos prestar especial atención a proporcionar un área específica para el recorte de pezuñas junto con un potro de recorte, que garantice un adecuado flujo de vacas, así como un baño de pezuñas configurado eficientemente. Una vez que la granja está en funcionamiento, las decisiones generales de gestión tendrán una fuerte influencia en la aparición de esta enfermedad.
Nivel 2: Para minimizar la expresión clínica de las cojeras, el recorte rutinario de pezuñas es la herramienta apropiada. Desarrollando un programa de recorte de pezuñas adecuado, cualquier defecto en el pie puede ser detectado y abordado antes de que genere un problema clínico. Esta es la razón por la que el recorte periódico de las patas de las vacas es tan importante. Un buen protocolo puede ser el recorte durante el período de secado, de manera que realizamos una prevención previa al período crítico del inicio de la lactación. De manera complementaria, se aconseja realizar un programa de recorte durante la lactación.
Nivel 3: La detección temprana y el tratamiento de los casos clínicos, son la clave que determina las consecuencias de un episodio. Para conseguirlo, la valoración continua de la movilidad/locomoción (Mobility Scoring), es un deber.
Una vez se detecta una vaca con una locomoción anormal, el recorte de pezuñas debe realizarse de inmediato para abordar la lesión antes de que empeore. La investigación demuestra que en un importante número de vacas que desarrollan una cojera, se vuelve crónica y sufren episodios de cojera durante toda su vida productiva. Cuanto antes se aborde el primer episodio, más bajas serán las probabilidades de que esa vaca sufra nuevos episodios de cojera.
Probado el alto coste económico y los problemas de bienestar que causan las cojeras, se deben tomar medidas a los tres niveles mediante la consultoría especializada apropiada en el momento de diseñar los establos y el área de recorte de pezuñas, la formación y seguimiento por expertos adecuados del personal recortador de la granja, mediante la provisión del equipo adecuado a la misma. Cualquier granja debe considerar la contratación de un servicio de recorte de pezuñas profesional con equipos y formación adecuada. En el caso de que por situación geográfica no se dispusiera de este servicio externo se debe asegurar una correcta capacitación del personal de la granja.