Las vacas en el sur de Chile producen principalmente en base a pastoreo, lo cual sin dudas proporciona una superficie que cede a la presión que ejerce la pezuña. Sin embargo, también implica largos desplazamientos hacia la sala de ordeña (dos o incluso tres veces al día) por caminos que no son exclusivos para el tránsito de vacas e inadecuados en diseño y construcción (ancho, drenajes, materiales empleados, distancias, etc).
Desde el punto de vista anatómico, la mayoría de los problemas se concentran en las pezuñas laterales de los miembros posteriores, debido principalmente a su función originaria de impulso hacia adelante pero con poca capacidad de absorción de impacto aumentando su riesgo de lesiones. Por otro lado, los miembros anteriores están mejor preparados, ya que deben captar la energía de propulsión en lo cual ayuda la flexibilidad del hombro.
A su vez, es importante considerar que el tejido córneo de la pezuña tiene características que facilitan en cierta manera la presentación de lesiones. De importancia es su gran capacidad de absorber agua (higroscopicidad), lo cual según algunos estudios muestran que gran parte del agua absorbida se produce dentro de la primera hora de exposición. Esto contribuye en el reblandecimiento de la pezuña dejándola mas expuesta a lesiones, las cuales sin duda son de mayor severidad.
Por otro lado, la pérdida de agua es mucho más lenta cuando las pezuñas son secadas. La dureza de las pezuñas difiere según la región a la cual hagamos mención. Por ejemplo la estructura más dura corresponde a la muralla y la más blanda a la suela. Sin prejuicio de lo anterior todas las estructuras de la pezuña absorben agua y luego se reblandecen. Muchas veces, según las condiciones climáticas, es inevitable que no se expongan al agua, pero en muchas instalaciones ya sea por manejos inadecuados o por falta de limpieza de patios o malos diseños de caminos, las vacas pasan de pie mucho más tiempo sobre charcos y fecas que afectan directamente la calidad de las pezuñas.
Si bien es cierto el uso del concreto en la elaboración de suelos para patios de espera en salas de ordeña, calles de acceso y patios de alimentación tiene muchas ventajas, como durabilidad, facilidad de limpieza y buena relación costo/beneficio, el 80% de las vacas que son expuestas a este tipo de superficie son afectadas en una o más pezuñas frecuentemente, presentando por ende una mayor prevalencia de desórdenes a nivel de pezuña.
Muchas de las enfermedades de las pezuñas son causadas por traumas de la dermis de la suela como resultado de sobrecargas locales. Se cree que el proceso normal de producción de tejido córneo es alterado sobre superficies duras resultando en pezuñas con malformaciones por aumento en la tasa de crecimiento. Además, pasar muchas horas de pie sobre pisos de concreto tiene efectos físicos sobrepasando la capacidad de carga de las pezuñas, produciendo una irritación del corion, aumentando el flujo de sanguíneo y acelerando el crecimiento del tejido córneo de la pezuña.
Existen diversos estudios que comparan el uso de calles de concreto (Foto 1) versus alfombras de goma compacta (Foto 2) para el tránsito de las vacas.
El uso de suelos con goma provee mayor fricción y compresibilidad que el concreto, aumentando la velocidad del desplazamiento y reduciendo la probabilidad de resbalar. Complementariamente, otro estudio indica que las propiedades de tracción de los caminos donde se desplazan las vacas debería ser uno de los criterios importantes a la hora del diseño de las superficies para un comportamiento normal de la locomoción del rebaño.
Las vacas muestran preferencia por suelos blandos, siendo éstos fundamentales en las áreas de desplazamiento para un adecuado comfort. Sin embargo, bajo las condiciones actuales de las lecherías, el recubrimiento con gomas tanto en las áreas de desplazamiento como en patios de espera es sólo parcial, proporcionando un espacio insuficiente para los animales. Más aún, las vacas que deberían utilizarlo en mayor medida (las cojas), no lo hacen dado que compiten con vacas jerárquicamente dominantes o sencillamente con vacas no cojas. Además, es importante destacar que las vacas son animales de rebaño, y como tales no acostumbran desplazarse en fila sino en conjunto, como lo manifiestan en la pradera. De allí la importancia de tener anchos de caminos considerables que permitan una adecuada circulación.
En suelos blandos, la severidad de las lesiones disminuye, no existiendo sobrecarga de la suela ni aparición de hemorragias, dado que el peso se distribuye de manera más homogénea y el contacto de las pezuñas con el suelo es más estrecho.
En relación al comportamiento, las vacas que caminan sobre suelos blandos presentan una mayor frecuencia de lamidas (lamer) de cola, y sin resbalarse, en relación a las vacas que caminan sobre suelos duros. La longitud del paso (80 cms) para vacas sobre alfombras de goma es muy similar al caminar en las praderas, mientras que difiere significativamente al desplazarse sobre suelos de concreto (60 cms), ya que aquí las vacas temen resbalarse perdiendo así la confianza en su desplazamiento. A esto se suma que los rodeadores muchas veces hostigan a las vacas para que se desplacen sobre los pisos de concreto conduciendo a la presentación de lesiones.
Otro aspecto que se ve alterado es la velocidad en el desplazamiento. En suelos blandos ha sido de 99 pasos/hora y en suelos duros de 81 pasos/hora. Según otros estudios la velocidad de desplazamiento es de un 8% mayor para suelos blandos. Estos resultados sugieren que el nivel de compresibilidad de un suelo tiene un impacto más importante sobre la velocidad del desplazamiento que su grado de fricción (Foto 3).
Las superficies irregulares y con agujeros provocan desigualdad en el reparto del peso en la pezuña y por lo tanto generan lesiones (Foto 4). Además, hay mayor riesgo de sufrir hemorragias en suela, lo que corresponde al estadio inicial de lesiones de mayor gravedad.
Otros estudios comparan el uso de pisos de concreto seco (limpio) versus concreto húmedo (sucio, cubierto de barro y fecas) (Foto 5). En el suelo con cemento húmedo se produce una disminución en la velocidad del desplazamiento de un 7% y aumenta 3 veces el riesgo de resbaladas en relación a los suelos con cemento seco. Por otro lado, la humedad reduce la dureza de las pezuñas aumentando la susceptibilidad de desgaste y la presentación de lesiones, las cuales a su vez incrementan e l ri e s g o de t ransmisión de bacteri a s responsables de enfermedades como dermatitis digital, dermatitis interdigital y erosión de talones (Foto 6).
Complementariamente algunos investigadores han dete rmi nado que pezuñas que permanecen en agua durante 12 horas aumentan su peso en un 2%, reduciendo su dureza entre un 10 y un 20%.
Otro tipo de camino que sin duda debe ser el más común en la mayoría de las lecherías del sur de Chile corresponde a aquellos con material estabilizado, es decir con una base de piedras y con un acabado superficial de material pasado por un harnero, como ripio o maicillo, que incluso en algunos casos se le adiciona tierra para mejorar su compactibilidad y cohesión.
Sin embargo, en su elaboración es necesario considerar aspectos iniciales como:
- ¿Existe un planeamiento previa construcción?
- ¿El ancho del camino es el adecuado para el rebaño?
- Quitar el pasto y la capa superficial del suelo donde pasara el camino.
- Construir alcantarillado para el flujo de las aguas de drenaje en los meses lluviosos.
- Construir con un lomo central y con buena compactación del suelo que permita el escurrimiento de las aguas y así mantener seco el camino.
- Efectivo drenaje es un componente esencial de un buen diseño de camino, esto no debe ser subestimado.
- La superficie debe estar libre de material grosero que entorpezca el libre desplazamiento de las vacas.
- Prevenir el exceso de humedad en los patios de espera de las salas de ordeña y en su unión con los caminos que llevan a los potreros.
- Realizar un mantenimiento adecuado y oportuno a los caminos en los momentos de menor tráfico.
- Los caminos en mal estado incrementan el riesgo de lesiones conducentes a cojera.
Sin duda que la elaboración de buenos caminos requiere de una menor manutención, pero a su vez mientras más grande es el rebaño mayor será la cantidad de trabajo necesario para construirlo. Por ende, dentro de la práctica del predio debería considerarse un ítem de caminos. A su vez, otra alternativa es el uso de caminos de rotación, con lo cual es posible rotar el uso de los mismos de manera que estos puedan consolidarse sobretodo después del mal tiempo.
Un estudio de la Universidad de Massey (Auckland, Nueva Zelanda) estableció la siguiente tabla como guía para determinar el ancho de los caminos:
Finalmente, muchos predios tienen caminos demasiado angostos, lo que resulta en un pobre flujo de vacas. Probablemente no resulten vacas cojas si el rodeador es una persona paciente. No obstante, en la mayoría de los casos, un lento desplazamiento de las vacas resulta en que el rodeador intente apurar el rebaño produciéndose cambios adversos en el comportamiento de las vacas y aumentando el riesgo de cojeras. Sin embargo, con un ancho de camino adecuado el rebaño debería alcanzar una velocidad de desplazamiento sobre los 4,5 km/hora. En caminos angostos la velocidad puede bajar a 1,5 km/hora.
Publicado Originalmente en la revista DLeche