Antes y ahora...
Con el transcurso del tiempo, el silo ha ido adquiriendo cada vez más peso dentro del esquema de alimentación, no solamente de la parte del tambo propiamente dicho sino además dentro de la recría. Y cuando decimos "silo" estamos haciendo referencia a un abanico cada vez más amplio de especies implicadas. Originariamente fueron el silo de sorgo y de maíz. Pero luego se agregó un nuevo grupo formado por trigo, rye grass, cebada, pastura y hasta soja...
Es por ello que amerita hacer una párrafo especial, desde el punto de vista económico, para todo lo relacionado con lo que englobamos en el término "silo". Y las consideraciones que hagamos valen para prácticamente todos, con excepción del silo de pastura, que tiene su costo de confección pero no necesariamente de implantación, ya considerado en el valor de la cuota de amortización de las pasturas.
Generalmente se escuchan comentarios tales como: "este año el silo de maíz me rindió 28.0000 kilos/hectárea", o se hace una ronda de consultas de lo que cada uno pagó por la confección, costo no menor. Pero la intención de este artículo es además que pueda además agregarse al comentario, el hecho de si se está consumiendo un silo barato o caro. Al igual que generalmente se compara el precio de los suplementos, por ejemplo, los precios de harina de soja, también es importante incluir en esa lista al silo, por qué no...
Un tema no menor entonces...su valuación.
En el caso del silo, para valuarlo se utiliza en general su costo de producción. En este caso, en general no se aplica, como suele ocurrir con los granos, el concepto de costo de oportunidad, es decir el importe que se hubiera percibido en caso de destinarlo a venta. Sucede que podemos decir que en general no hay un mercado en el que se pueda vender el silo confeccionado.
Pero, también es útil aclararlo, se considera la superficie del silo dentro de la superficie total considerada afectada al tambo, y/o a la recría. Volveremos luego sobre esto. No es el caso necesariamente del maíz de cosecha. En él, puede que parte se destine a suplementación y parte a venta. O que se desee llevar como actividad por separado para evaluar sus resultados económicos. En ambos casos, la superficie de la actividad maíz no se debería incluir en la superficie afectada al tambo y/o la recría.
Lo que sí puede ocurrir es que, por ejemplo, Carlo C. de El Desafío, para aumentar la oferta de silo para su tambo, decida "ampliar" su superficie de silo. Eso puede deberse tanto a que el rendimiento esperado del silo propio es bajo, como así también al hecho de que se quiera contar con un reaseguro en este recurso forrajero, es decir superar con la oferta final la demanda esperada, de modo de tener mayor margen de maniobra del sistema, acotando riesgos. Es así entonces que Carlos llega a un acuerdo con su vecino, Luis M. del campo vecino "La Abundancia". Luis le ofrece en venta un lote de maíz, por ejemplo de 40 hectáreas, cuyo precio es el equivalente al rendimiento estimado en 7.000 kilos de maíz grano/hectárea. Obviamente, para calcular el valor final, se debería tomar el valor neto del grano, es decir, finalmente el costo de oportunidad que se habría percibido en caso de haber cosechado el lote. Y con el agregado de que Luis percibirá el valor de todo el grano cosechado, pero sin haber tenido que hacer frente al gasto de cosecha. Esta es solamente una modalidad de acuerdo, sin que forzosamente tenga que ser la única. Puede haber otras en función de los acuerdos a los que lleguen las partes. Pero ese no es todo el gasto que debe tener Carlos en cuenta: falta aún la parte de la confección, que no es poca cosa, y que con el transcurso de los años, de la mano de mayores tarifas y mayores rendimientos, se ha ido elevando progresivamente al medirla por hectárea.
Y eso a su vez ha hecho que en más de una ocasión haya que renegociar con el contratista la tarifa. No fue la primera ni será la última. Es que ante un precio de leche que se va "quedando" con respecto al alza en los rubros de gastos, cada vez es más cara la confección de cada hectárea, medido en valor producto, es decir en este caso en litros de leche. Volviendo al caso que nos ocupa, debemos considerar entonces que Carlos, en el ítem gastos de silo de maíz, además del costo del silo, deberá considerar, por un lado, el precio pagado por esas 40 hectáreas, y además, el costo de confección de ese maíz de Luis M.
El costo final...
Como en otros ítems, pude que no prime un criterio único y exclusivo. Pero el que está teniendo mayor difusión es el de calcular el costo de cada tonelada de materia verde o seca producida, que por ejemplo puede rondar los 20 dólares/tonelada de materia verde. En este punto, como dato ilustrativo, el rango de precios para el silo de maíz, durante el ejercicio 09/10 fue desde 17 a 23 U$S/tonelada de materia verde, en función fundamentalmente del rendimiento obtenido. En el caso del silo de cebada, el rango fue de entre 22 y 40 U$S/Ton. de materia verde.
En este punto vale la aclaración de que a la hora de comparar varias empresas, o incluso una comparación vertical, de la misma empresa a través de varios ejercicios, es fundamental que sea "con la misma vara", sea tomando el valor/tonelada de materia verde o /tonelada de materia seca. De lo contrario, puede haber muchas sorpresas! Basta con decir que, por ejemplo, si un silo de maíz ha tenido un costo de 20 U$S/tonelada de materia verde, y contiene un 30% de materia seca, el cual es habitual, eso hace que el costo en materia seca se eleva a 67 U$S/tonelada, diferencia nada despreciable...Y el factor determinante sobre el costo final es en fundamentalmente el rendimiento obtenido.
Es decir que, más que hacer referencia al costo por hectárea, como suele ocurrir con otros recursos, sea en la agricultura de cosecha para grano, o en otros recursos forrajeros, en este caso el valor es en función de lo producido. Y eso a su vez tiene un efecto asociado con el rendimiento obtenido. A mayor rendimiento, el único costo que se incrementa es el de confección permaneciendo sin cambios el resto de los costos incurridos hasta ese momento. Eso hace entonces que, a mayor rendimiento, vaya descendiendo el costo por tonelada de materia verde producida, ya que se van diluyendo los costos de implantación y mantenimiento del cultivo.
Nivel de detalle cuando hay más de un ejercicio de silo...
Justamente el hecho de que haya actualmente sistemas que tienen un excedente de silo como reaseguro del sistema, con el peso financiero que ello también significa, lo cual no se puede obviar, hace que dentro de un ejercicio se consuma silo del ejercicio en curso pero también de ejercicios anteriores. Sin ir más lejos, y haciendo referencia por ejemplo al maíz, en el ejercicio 2010/11 se ha venido consumiendo silo de dicha campaña, pero en el primer semestre del ejercicio se consumió silo de la campaña 2009/10. Incluso hasta puede ocurrir que se haya consumido un remanente de silo de la campaña 2008/09, y lo digo porque se ha dado el caso, no es pura imaginación.
Y eso hace que, a fin de lograr una mayor exactitud de costos, haya empresas que, pudiendo diferenciar las cantidades de silo consumido de diferentes campañas, asignen a cada tanda su respectivo costo. En este caso, puede ser interesante aplicar además al silo de campañas anteriores un costo de oportunidad, pero no porque se podría haber vendido, sino considerando el costo de oportunidad del dinero inmovilizado en su momento para realizar esa superficie de silo que superaba las necesidades propias del ejercicio en curso...
¿Silo en el patrimonial...?
Tiempo atrás el silo no figuraba en ese lugar ya que se solía considerar que todo el silo confeccionado en el ejercicio era consumido dentro del período. Pero luego, los sistemas fueron incrementando la superficie de silos de modo de producir un excedente con respecto a las necesidades del ejercicio ,y de ese modo tener un reaseguro en caso de reducción de la oferta de alimentos, por ejemplo por efectos de adversidades climáticas, especialmente escasez de lluvias. Eso llevó a su vez que a inicio y fin de cada ejercicio se fueran acumulando cantidades crecientes de silo en stock, y en algunos casos veces muy importantes.
Y eso lleva entonces a la necesidad de incluirlo como un componente más del activo dentro del balance patrimonial. Y si la pregunta es con qué valor, lo más adecuado sería tomar el valor de costo, el mismo que se tomó para valuarlo en las planillas de alimentación. Y no necesariamente es esperable que en un sistema, con superficies de silo y rodeos estabilizados, los stocks de silos se mantengan a lo largo de los inicios y cierre de cada ejercicio. Hay otras variables en juego: desde los rendimientos obtenidos, la mayor o menor demanda en función de la oferta de otros recursos forrajeros, entre ellos.
Conclusión.
Como hemos visto a través de este artículo, el tema del silo ha ido cobrando cada vez mayor importancia dentro de la empresa tambera. Y por lo tanto, pasa a ser un componente más de lo que podemos llamar Tablero de Control en el tambo.