INTRODUCCIÓN
El bienestar de la vaca recibe atención importante en las producciones modernas. Muchos productores tratan de proveer un ambiente confortable para incrementar la producción. Siguen la premisa de vacas felices hacen productores felices. Sin embargo, los estudios relacionados con el área todavía son limitados. Hasta el momento, no se conoce de ningún estudio que relaciona el bienestar de la vaca con su producción láctea. Se maneja el promedio de 305 días en leche de manera amplia para expresar la producción en el establo. El bienestar de la vaca, no se determina de manera tan simple, si uno quiere una medición completa (Fraser, 2003). Se han buscado diferentes
sistemas para diseñar un sistema de puntaje en bienestar. Uno puede observar de manera individual a las vacas, o verlas como hato, durante un momento o por un periodo determinado de tiempo, uno puede incluir al medio ambiente también. Es también de interés la condición de salud de las vacas. El estado de salud puede ser influenciado por el nivel de bienestar en la vaca, siendo de mayor importancia en relación con el bienestar general del animal. Aún más, el tiempo necesario para hacer una evaluación debe ser breve. En este artículo, el sistema de puntaje descrito provee una evaluación total del bienestar de la vaca en relación con la producción láctea. Se le dará énfasis a la influencia del estrés calórico en relación con la producción en un clima cálido (Holanda).
MATERIALES Y MÉTODOS
Se visitaron granjas de dos países: Holanda (27) y México (55). Los productores fueron visitados por investigadores entrenados. Cada visita se realizó con dos personas, para evitar sesgos en la evaluación. Se desarrolló un sistema de puntaje (ver apéndice) que incluye parámetros que relaciona la vaca con el ambiente. Se incluyeron
parámetros de salud también. El puntaje se basó en reportes disponibles y experiencia de los autores y se evaluó intensivamente en la práctica por un periodo de dos años. Puesto que este sistema no se ha descrito anteriormente, se desarrolló desde el inicio. El sistema está constituido por varios capítulos. En el análisis, el
nivel de producción láctea se correlaciona con el número total de puntaje de cada capítulo (correlación de Pearson en SPSS). Debido a que las condiciones climáticas en México y Holanda son diferentes, los datos de cada país se trataron por separado.
Para determinar los efectos del estrés calórico en un clima moderado, se seleccionaron 13 establos holandeses por tener un sistema electrónico de registro de la producción láctea. Tres de estos establos, mantenían a sus vacas al exterior durante el verano; siete las mantenían bajo techo cuando estaba caliente el ambiente y cuando
estaba más fresco las mantenían al exterior (por ejemplo, durante la noche, o durante días lluviosos); y tres establos mantenían a las vacas en el exterior todo el tiempo. Al principio del estudio se seleccionaron cinco vacas de cada establo entre 100 y 120 días en lactancia.
Durante seis semanas del verano (Julio 28- Semptiembre 7) de 2003, se registraron la producción láctea de estas vacas, el máximo, mínimo y promedio de temperatura diariamente. La correlación entre temperatura y producción láctea se calculó utilizando el modelo linear en SPSS. Las producciones lecheras fueron agrupadas de acuerdo a que las vacas estaban al exterior todo el tiempo, exterior/interior e interior todo el tiempo.
RESULTADOS
Los resultados del primer estudio se presentan en las gráficas 1 a 4. Los establos mexicanos presentaron puntajes más elevados que las granjas holandesas, 227 ± 57 vs 127 ± 87 (promedio ± DS) respectivamente. Se encontró una variación substancial en las desviaciones estándar. De tal manera, que no todas las correlaciones son estadísticamente significativas a p = 0.05. No obstante, se observa una tendencia en los establos holandesas entre producción láctea y puntaje total (gráfica 1). Los establos mexicanos presentaron resultados similares, con una variación mayor (gráfica 2).
En relación con los capítulos del sistema de puntaje, varios tuvieron correlación significativa con la producción láctea. Los ejemplos se presentan en las gráficas 3 y 4.
De manera notable, el estado de salud en el hato, no tuvo correlación con la producción de los establos mexicanos, y una baja correlación en los establos holandeses (r = 0.03; p = 0.82 and r = 0.21; p = 0.30, respectivamente). El verano de 2003, fue muy caliente al principio de la recolección de registros. Al final del estudio
en agosto, las temperaturas habían caído a sus niveles normales, lo que hizo posible la comparación. En la gráfica 5, la producción láctea individual de una vaca mantenida en el exterior, se presenta en comparación con una vaca al interior con una temperatura ambiental promedio diaria.
Se puede observar que la producción láctea disminuye después de algunos días de temperaturas elevadas al exterior. Cuando la temperatura diaria disminuye, la producción láctea aumenta nuevamente. No hay reducción de la producción láctea, aún cuando la temperatura ambiental al exterior sea elevada, cuando las vacas están bajo techo.
DISCUSIÓN
Dado que no hay ningún antecedente en cuanto a un sistema de puntaje para bienestar de la vaca, este se desarrolló desde el inicio. Esto implica que no tiene punto de comparación. No obstante, después de utilizar y ajustar el sistema en una clínica ambulatoria de la Facultad de Veterinaria de Utrecht por más de dos años, se decidió iniciar este estudio. Es un sistema con limitaciones, aunque en su versión actual estas son mínimas. Es importante hacer notar, que la versión que se está utilizando, está diseñada para instalaciones con echaderos individuales, que es la forma de producción más común en todo el mundo. En el futuro se pudiera extender a otros tipos de alojamiento. Es posible excluir ciertos partes del sistema de puntaje. Uno puede calcular el porcentaje máximo de puntaje para comparar hatos en diferentes tipos de instalaciones.
El hecho de que los hatos mexicanos hayan tenido un mayor puntaje que los holandeses (227 ± 57 vs 127 ± 87 respectivamente) (porcentaje ± DS), se puede ser explicado porque los hatos seleccionados en el estudio, eran los que mantenían registros de sanidad y producción. Solamente las “mejores” producciones lo hacen, mientras que los hatos holandeses fueron seleccionados aleatoriamente. Esto se puede confirmar porque participan en el estudio una mayor desviación estándar en los hatos holandeses. Aún más, los hatos mexicanos tenían una mejor ventilación que los hatos holandeses.
No hubo correlación entre los parámetros de salud con la producción láctea, en ninguno de los hatos de ambos países. Esto fue un hallazgo sorprendente, puesto que se esperaba que tuviera un impacto sustancial (Erb, et al., 1985, Firat, 1993, Heuer, et al., 1999, Jones, et al., 1984). Hasta el momento, no hay ninguna explicación para este resultado. Es probable que la mayoría de los problemas de salud tengan una corta duración. Adicionalmente, los registros de salud, provenían de los registros de los hatos. No todos los registros de salud son incorporados a los registros.
Las vacas están altamente motivadas por mantenerse echadas entre 12 y 14 hrs. al día (Jensen, et al., 2005). El tiempo de echado, entonces es un buen indicador del bienestar animal o confort de la vaca (Fregonesi and Leaver, 2001), pero lleva una gran cantidad de tiempo el medir esta variable. De tal manera, que en el sistema presente, se ha escogido evaluar las condiciones que se requieren para el echado y que promueven que se mantenga echada la vaca. Esto es mucho más práctico. La sobrepoblación en los corrales es un factor que se sabe reduce el tiempo de echado (Fregonesi, et al., 2007). Una cama confortable incrementa el tiempo de echado time (Herlin, 1997, Hodgson, 1986, Manninen, et al., 2002, Palmer and Wagner-Storch, 2003, Rushen, et al., 2001, Tucker, et al., 2003), así como el tamaño de los echaderos y el tipo de division tiene importancia importance (Gaworski, et al., 2003, House, et al., 2003, Irish and Merrill, 1986, Lundeen, 2003, McFarland, 2002, McFarland, 2003, Tillie, 1986, Tucker and Weary, 2001, Tucker, et al., 2004, Tucker, et al., 2005, Weary and Taszkun, 2000). Un indicativo del tiempo de echado, es el número de vacas paradas en los pasillos. Esto sin embargo, depende de la hora del día además de otros factores. Durante el periodo de echado, la ubre presenta una circulación sanguínea del 25 – 50% mayor, lo que resulta en una mayor producción de leche (Metcalf, et al., 1992). En el presente estudio, se observó una correlación positiva entre los parámetros del echadero y la producción láctea (gráfica 3).
El sistema de puntaje fue utilizado por muchas personas en muchos hatos lecheros. Después de un periodo corto de entrenamiento, todos los observadores pudieron hacer su evaluación en menos de una hora, si los productores tenían los datos de salud registrados. De manera que el sistema se puede implementar en la consultoría cotidiana de los asesores en salud. Siendo un sistema numérico, uno puede comparar el nivel de confort entre hatos alrededor del mundo.
El hecho que los puntajes negativos tengan un mayor peso que los positivos, hacen de este sistema algo único. Otros sistemas de evaluación del bienestar animal, como el “Animal Needs Index” (Ofner, et al., 2003), le dan un peso mayor a ciertos parámetros que a otros, sin depender nunca del puntaje del parámetro. Sin embargo, si algún aspecto del bienestar, por ejemplo, alimento, es evaluado negativamente, esto implica que hay necesidad de ese aspecto en particular. Si un animal está hambriento, el alimento será lo que lo va a mantener ocupado es su vida por el momento. La búsqueda del alimento domina otras necesidades, como buena cama o contacto social. Con un estómago lleno, una buena cama y el contacto social entonces se vuelven relativamente más importantes. Si una vaca presenta mastitis, se va a sentir mal; el tener acceso a pastura es relativamente menos importante. Lo único que ella necesita es deshacerse de la enfermedad. Es por eso, que en el sistema de puntaje que se presenta, se requiere un mínimo de puntaje en cada párrafo. Si se alcanza el puntaje mínimo, el número de puntos extras se substrae del total. De tal manera que aumenta el peso de este parámetro en el puntaje total.
Aunque algunos productores no están conscientes de esto, las vacas sufren regularmente de estrés calórico, aún en climas como Holanda. En este estudio se confirmó lo observado en reportes previos, donde las vacas reducen su producción láctea durante los periodos de calor. Resulta obvio que las vacas busquen la sombra durante los periodos de sol y calor (Widowski, 2001). Sin embargo, el hecho de que se conglomeren en la sombra, resulta en acúmulo de estiércol en un área limitada, y limitada fertilización de los pastos. Existe la percepción de los productores holandeses, que el proveer de sombra reduce el tiempo de pastoreo de las vacas. Una solución puede ser que durante el periodo de calor, se mantenga a las vacas bajo techo. Por lo menos durante el día. Esto requiere de instalaciones apropiadas con techos aislados y ventilación suficiente. Una ventaja podría ser el agregar algún sistema de enfriamiento adicional, siendo algo que debe ser estudiado por costo- beneficio en Holanda. Aunque las temperaturas calientes (> 25° C) no son comunes en Holanda, aún en veranos moderados hay suficientes días con temperaturas mayores a los 20° C, lo que disminuyó la producción láctea durante el verano de 2003. Por lo tanto, sugerimos que se maximice la ventilación y se implemente un equipo de enfriamiento en los corrales.
Capítulo del libro módulo Jean Monnet de marzo de 2018 de la Ciudad de México.