Cuando viajo por los estados del suroeste, inmediatamente me doy cuenta de que el estrés calórico ya está comenzando a afectar la producción de leche.
En varios estudios se ha demostrado que el límite superior/temperatura crítica para el estrés calórico comienza entre los 70˚F a 80˚F y puede aparecer desde los 68˚F para las vacas en producción.
Una vez que las temperaturas sobrepasan este rango, las vacas comenzarán a combatir el estrés calórico mediante la sudoración, el jadeo y la disminución en su consumo de alimento. El animal tiene que trabajar más duro y su gasto calórico se incrementará.
En algunos estudios se reporta que se requiere hasta un 35 por ciento más alimento tan sólo para mantenimiento. Conforme el consumo de materia seca se disminuye debido al estrés, también se observará una baja en la producción de leche.
Se calcula que por cada libra de leche que se pierda por estrés calórico durante el pico de producción (15 a 30 libras por vaca por día durante los períodos de estrés tanto agudos como crónicos) se perderán unas 250 libras de producción adicionales durante toda la lactancia del animal.
Además de los efectos sobre los costos de alimento y la caída en producción de leche, el hato puede sufrir efectos negativos sobre la inmunidad, la salud metabólica y, aún más importante, efectos negativos significativos en la reproducción.
Varios estudios indican que un estrés calórico agudo, el cual es un aumento de corto plazo en la temperatura corporal por arriba de los 103˚F, o estrés calórico crónico, el cual se define como una exposición prolongada al sol y al calor por una período largo, puede resultar en una reducción en las tasas de concepción de un 25 al 40 por ciento. Los estudios indican que un incremento de tan sólo 0.9˚F en la temperatura corporal provoca una baja en las tasas de concepción de un 13 por ciento.
La baja en la producción de leche es crucial y afecta la utilidad neta de la operación, pero los efectos negativos de estrés calórico de corto y largo plazo sobre la reproducción son aún más significativos. A esto hay que sumarle el hecho de que las mejores vacas del hato son las más susceptibles al estrés calórico, y probablemente usted esté de acuerdo que nunca es demasiado pronto para comenzar a planear cómo eliminar los problemas del estrés calórico en su hato.
El punto clave a considerar en el manejo del estrés calórico es la prevención. Aún cuando no se puede controlar el clima, se pueden tomar algunas medidas para controlar sus efectos. Platique con sus amigos productores para conocer cuáles son los sistemas de ventilación que mejor funcionan en esa zona.
Busque un sistema que sea eficaz en esa región, ya sea ventilación por túnel, ventilación cruzada, colocación de ventiladores fijos, nebulizadores, aspersores sobre el comedero o el nuevo sistema de ventilación ajustable. Ahora es el momento para reducir o eliminar el impacto negativo del estrés calórico en su establo.
Las siguientes son tres áreas del establo en donde los sistemas de ventilación son más benéficos.
1. Corral de espera: La mayoría de las vacas pasan de 30 a 60 minutos en un corral de espera varias veces al día. Estos corrales de espera son, por lo general, calientes, húmedos, apretados y estresantes para las vacas.
El objetivo principal es mejorar las condiciones en el corral mediante el flujo de aire.
Coloque ventiladores en el techo del corral de espera cada 30 pies a lo largo y cada 15 pies a lo ancho.
Colóquelos en un ángulo tal que soplen el aire sobre el lomo de los animales.
Se recomienda que los ventiladores estén dirigidos hacia el lado opuesto a la sala de ordeño para evitar introducir polvo y humedad a ésta.
Los ventiladores en la sala de ordeño también son una buena idea, tan sólo asegúrese de colocarlos de tal forma que soplen el aire hacia el corral de espera, de esa manera todos los ventiladores soplarán en la misma dirección.
2. Comedero: Es importante el enfriar el área del comedero ya que si usted provee un área cómoda para que las vacas coman, ¡éstas se quedarán y comerán!
Provea sombra sobre el comedero y utilice ventiladores para que fluya el aire mientras comen.
Es más probable que las vacas se queden y coman en un área sombreada y ventilada a que se queden paradas a comer al calor del sol.
3. Corrales libres: En establos con corrales libres, los ventiladores pueden ser muy eficaces.
Aún cuando las instalaciones son ventiladas de manera natural, es importante comprender que los ventiladores deben refrescar a las vacas, no a la nave.
Debido a que las vacas pasan aquí la mayor parte del tiempo, los ventiladores evitarán que el estrés calórico afecte el consumo de alimento, afectando al final la producción de leche.
Recuerde, los ventiladores deben ser colocados para mover el aire en la dirección de los vientos dominantes.
Recuerde que si las vacas salen de un corral con ventiladores, entran a un corral de espera y una sala de ordeño con ventiladores y luego comen en un comedero con ventiladores, usted ha hecho mucho para eliminar el estrés calórico en su establo.
Este texto es una traducciòn del trabajo elaborado por James Kleinke, quien es el V.P. de ventas con Schaefer Ventilation and Equipment y creció en el suroeste de Minnesota trabajando en el establo de su tío y pasó muchos fines de semana ordeñando vacas a mano con su abuelo en Nimrod, Minnesota.