INTRODUCCIÓN
Los verdeos tienen la capacidad de ofrecer altas producciones de forrajes en períodos relativamente cortos de tiempo (90-100 días), siendo un complemento de las pasturas permanentes (Marino y Berardo, 2014), pero para lograr elevados potenciales productivos se debe cubrir la demanda de nutrientes de los mismos.
En general la oferta de nutrientes desde el ambiente resulta insuficiente para satisfacer los requerimientos de las especies forrajeras. En nuestros sistemas productivos los nutrientes que mayormente limitan la productividad son el fósforo (P) y el nitrógeno (N), elementos claves en un plan de fertilización (García y col., 2002).
La demanda de nutrientes está estrechamente asociada con la producción de forrajes por lo que, para alcanzar elevados niveles productivos se debe recurrir al agregado de los mismos (Rubio y col., 2012; Agnusdei y col., 2010). Sin embargo, en los planteos ganaderos de Argentina, la aplicación de fertilizantes es escasa y está menos difundida que en las actividades agrícolas, por lo que frecuentemente las deficiencias nutricionales restringen la capacidad productiva de cada ambiente (Marino y Berardo, 2014) y si bien la fertilización en pasturas es una tecnología conceptualmente reconocida, su correcta aplicación ha sido casi irrelevante en la región (Agnusdei, 2012).
Por otro lado cultivos forrajeros mal nutridas no sólo producen menos que los fertilizados, sino también aportan menos carbono, generan menor calidad nutritiva e inician procesos de degradación de los suelos (Sheaffer y col., 2006; Marino y Berardo, 2014).
Para obtener los máximos beneficios de la práctica de la fertilización es imprescindible considerar las particularidades de cada sistema productivo, entre las que se encuentran las especies forrajeras utilizadas. Las respuestas al agregado de nutrientes suelen ser mayores en los verdeos de invierno que en los de verano, ya que su ciclo se desarrolla en un período de menores temperaturas, cuando la disponibilidad de los nutrientes es mínima por una menor mineralización de la materia orgánica (Echeverría y Bergonzi, 1995).
Para verdeos invernales como raigrás y avena se han reportado incrementos en la producción de forrajes con la aplicación de P y N (Scheneiter, 2013; Borrajo y col., 2006; Marino y Castaño, 2013; - Fernández Grecco y Agnusdei, 2005) o de N con P no limitante (García y col., 2002), con eficiencias de uso del N entre 7 y 42 kg de materia seca (MS) por kilogramo de N agregado, en este rango se ubicaron ambas especies.
En la costa oeste de Entre Ríos la información sobre producción e impacto de la fertilización con N y P en raigrás y avena es escasa en sistemas reales de producción, a pesar de ser los principales verdeos de invierno utilizados.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar para Entre Ríos el impacto de la fertilización con N y P en los verdeos de raigrás y avena a partir de una serie de ensayos realizados en diferentes campañas.
MATERIALES Y MÉTODOS
Avena
Durante cinco campañas se instalaron nueve ensayos de fertilización nitrogenada y seis de fertilización fosfatada en lotes comerciales del departamento Diamante (Entre Ríos). Los ensayos tuvieron un diseño en bloques completos al azar con tres repeticiones. Cada unidad experimental fue de 2 metros de ancho por 5 de largo.
Al momento de la siembra se extrajeron muestras de suelos (0-20 cm). La fertilización fosfatada se realizó al voleo con SFT a la siembra, en estos ensayos se agregó N a razón de 69 kg ha-1. En los ensayos de N, la fertilización nitrogenada se realizó al voleo con urea cuando el cultivo estaba en el estado de 2-4 hojas. El N disponible (ND) se calculó como la suma de los kilogramos del N de los nitratos del suelo (0-20 cm) más el N del fertilizante. Los suelos donde se emplazaron los experimentos corresponden a Argiudoles vérticos. La producción de materia seca (MS) por hectárea se estimó a partir del corte de cuarto metro cuadrado de cada parcela, secado en estufa a 65ºC durante 48 horas y pesaje. Los cortes se realizaban al momento del aprovechamiento por parte del productor. Más datos de los ensayos se muestran en la Tabla 1.
Raigrás
Durante tres campañas se instalaron tres ensayos de fertilización nitrogenada y dos de fertilización fosfatada en lotes comerciales del departamento Diamante (Entre Ríos). El diseño de los ensayos y tamaño de los mismos, los análisis de suelos, las fertilizaciones de N y P (fuentes y momentos), cálculo del ND, tipos de suelos y estimación de la producción de MS fue similar al de los ensayos de avena. Más datos de los ensayos de raigrás se muestran en la Tabla 2.
La respuesta del rendimiento de los verdeos se evaluó a partir de la diferencia de cada tratamiento fertilizado frente al testigo y la EUN y del P fue el cociente entre la respuesta y los kilogramos de N o P agregados.
Análisis estadísticos
Para el cálculo de los umbrales de N se usaron dos metodologías:
a) La propuesta por Dyson y Conyers (2013) modificada por Correndo et al. (2017), denominado método del arcoseno-logaritmo (ALCC), que considera variables aleatorias tanto al rendimiento relativo (RR) como al valor del ND. El umbral se calculó para un 95% de RR. El RR se calculó como el cociente porcentual entre el rendimiento del tratamiento sin fertilizar y el rendimiento máximo medio observado. Para establecer si los modelos obtenidos para avena y raigrás pueden combinarse y representarse como una sola población o dos poblaciones diferentes, se probaron test de F (Mead et al., 1993).
b) También se obtuvieron los coeficientes del modelo de respuesta lineal-plateau para las producciones de MS de avena y raigrás y las EUN de ambos verdeos a través de algoritmos apropiados, logrando su resolución mediante la subrutina Solver del programa Microsoft® Excel 2007.
Para estudiar el efecto del agregado de P se realizaron ANOVA para cada verdeo donde las fuentes de variación fueron las dosis y los ensayos. El nivel de significancia fue del 5%, utilizando el Test de Tukey para las comparaciones de medias.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Respuesta al agregado de N.
Los cortes efectuados en los ensayos de avena fueron en promedio 1,4; con máximos de 3 y mínimos de 1. Esto se debió a que en fechas tardías de siembra las avenas sólo se pudieron aprovechar una vez.
En la Tabla 3 se resumen los datos de variables de suelo, clima y producción para la avena.
Los cortes efectuados en el raigrás fueron en promedio 2,3; con máximos de 3 y mínimos de 2. En el ensayo que tuvo un tercer aprovechamiento, el valor de MS por hectárea fue muy bajo, en promedio alrededor de 800 kg ha-1.
En la Tabla 4 se resumen los datos de variables de suelo, clima y producción para el raigrás.
En las Figuras 1 y 2 se informan los rendimientos en kg de MS por hectárea obtenidos para las dosis frecuentemente utilizadas en los ensayos para cada uno de los verdeos. Ambos verdeos respondieron al agregado de N (p< 0,05).
Utilizando todos los datos, en las Figuras 3 y 4 se comparan las necesidades de ND de ambos verdeos.
Con la metodología que utiliza el RR, el ND para alcanzar el 95% del RR fue de 83 kg ha-1 para la avena y de 124 kg ha-1 para el raigrás, siendo estadísticamente diferentes los modelos de fertilización para ambos verdeos (p= 0,02).
Los modelos lineal-plateau obtenidos con rendimientos absolutos de producción total de MS para cada verdeos y ND, también fueron estadísticamente diferentes (p< 0,01) entre sí. Con esta metodología se definió un umbral de ND para la avena de 92 kg ha-1 para un rendimiento de 3035 kg de MS ha-1 (R2 = 0,67 y p= 0,06) y para raigrás de 104 kg ha-1 para un rendimiento de 4612 kg de MS ha-1 (R2 = 0,83 y p= 0,07). En estos modelos la EUN disponible (pendientes obtenidas) fueron de 19 y 36 kg MS por kg ND para avena y raigrás, respectivamente.
Respuesta al agregado de P.
En la Figura 5 se resumen las respuestas al agregado de P tanto en avena como en raigrás. Los verdeos tuvieron respuesta significativa al agregado de este nutriente, a pesar de los valores de P Bray medios a altos medidos en los suelos donde se hicieron los ensayos.
En avena los ensayos tuvieron un nivel de P Bray promedio de 13 ppm y en raigrás fue de 22,8 ppm. La EUP fue en promedio de 19 kg MS de avena por kg de P agregado y de 32 kg MS de raigrás por kg de P agregado, pero sin diferencias significativas entre sí.
Figura 5: Producción obtenida de verdeos según el agregado de fósforo. Letras distintas en cada categoría indican diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05).
La respuesta significativa al agregado de P al primer corte en el raigrás puede deberse a la cantidad de días transcurridos entre la fertilización con P y el primer aprovechamiento, que fue de 92 días en promedio; en cambio en la avena fue menor (73 días), donde la respuesta significativa se observó al comparar los datos de producción total.
CONCLUSIONES
En condiciones similares de crecimiento la avena y el raigrás tuvieron diferentes rendimientos cuando se fertilizaron con P y N. Si bien los tratamientos testigos (sin N) tuvieron similares rendimientos para ambos verdeos, al fertilizarlos el raigrás produjo alrededor de un 30% más de materia seca que el cultivo de avena.
Para alcanzar elevados potenciales productivos el raigrás necesitó mayor cantidad de nitrógeno disponible que la avena. Con los modelos utilizados, la avena precisó entre 83 y 92 kg de ND ha-1 para alcanzar los máximos rendimientos y en cambio el raigrás entre 104 y 124 kg de ND ha-1. Las eficiencias de uso del nitrógeno fueron mayores en el raigrás.
Las eficiencias agronómicas de uso del fósforo también fueron mayores en el raigrás, a pesar de que los ensayos se realizaron sobre suelos con P Bray más altos que aquellos en los que se realizaron los ensayos de avena.
AGRADECIMIENTOS
Por su generosa colaboración a los productores Ricardo Farall, Luis Schanzenbach, Juan Pagani, Edgardo Mayer, Raúl Blasón y Flia Barolli; al técnico César Reatto.