UN POCO DE HISTORIA
Los pastizales del Río de la Plata, a nivel regional, y el campo natural en particular para el Uruguay, representan un recurso fundamental desde el punto de vista económico y social. Este ecosistema ha sido fuente de alimento para la producción vacuna y ovina, con un altísimo valor biológico lo cual determina la calidad reconocida de los productos finales (carne y lana, entre otros). La diversidad de especies presentes es uno de los factores característicos de estas pasturas y es clave para garantizar su alta estabilidad a lo largo del tiempo. Sin embargo, la limitada producción invernal y la reducida calidad del forraje en otras estaciones del año, han impulsado diferentes estrategias de intensificación.
Desde principios de siglo XX se reportan trabajos de fertilización de campo natural con nitrógeno (N) y fósforo (P). A pesar de los impactos positivos observados, se cuestionaba su utilidad a nivel productivo (Ficher G. en Astori et al., 1979). Desde entonces, se han observado diferentes impulsos de estudio sobre la respuesta a la fertilización fosfatada en campo natural, muchas veces asociada a la incorporación de leguminosas exóticas seleccionadas. Otras veces, buscando promover las leguminosas nativas o la mejor combinación con nitrógeno y potasio. Si bien la fertilización de campo natural con P exclusivamente es poco difundida, varios productores y técnicos fundamentan su uso en el efecto positivo en el estado de los animales. Aunque la deficiencia de P en los animales es frecuente en los sistemas más extensivos, existe poca evidencia en la relación entre el nivel de P en el suelo, en el pasto y en los animales. En las últimas décadas, se han observado nuevos impulsos a la fertilización de campo, asociado con un proyecto de ley1 y con políticas comerciales desde algunas industrias frigoríficas para su aplicación a gran escala.
A diferencia de otras tecnologías con claros impactos en la producción, la sola aplicación de P sigue siendo un área de debate y en la cual los esfuerzos de síntesis y de comprensión de los procesos son aún incompletos. A pesar de los bajos niveles de P en suelo y en planta reportados por varios estudios, las respuestas en producción no son tan claras. Las preguntas, ¿está la productividad del campo natural limitada por P? y ¿es la fertilización con P una herramienta interesante a usar?, no han sido dilucidadas.
¿CÓMO RESPONDER?
Usando herramientas de metaanálisis, buscamos entender cuán limitado está el campo natural por fósforo. Compilamos información proveniente de muchas publicaciones: tesis, series técnicas, reportes técnicos, artículos científicos y demás información producida a nivel nacional y regional. La base de información generada cubre un amplio período de tiempo (1968-2016) y geográfico (Figura 1), totalizando 285 comparaciones ("casos") entre testigo sin fertilizante y tratamiento de fertilización.
Figura 1 - Localización de los estudios de fertilización con fósforo (P) recopilados y unidades de suelo dominante. Se indica el tipo de datos disponibles en cada lugar: productividad de forraje (círculos negros), concentración de P en planta (triángulo blanco que apunta hacia arriba) y relación N:P en planta (triángulo rojo que apunta hacia abajo). La extensión original de los pastizales del Río de la Plata, con las subregiones de Pampas (marrón) y Campos (verde) está representada en el mapa interior de América del Sur (Soriano 1991), más detalles en Cardozo et al. 2024.
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Se comparó la producción de forraje (en base seca y fresca), la concentración de P en el forraje y cuando el contenido de N fue medido, se calculó la relación N:P, como indicador de posible limitación de P o N. Esta mirada conjunta entre producción y el contenido en planta, fue complementada con información proveniente de dos fuentes extras: i) Laboratorio de Nutrición animal de INIA La Estanzuela, y ii) Asuaga y Berterreche (2019).
Para entender los posibles factores que influyen en la respuesta a la fertilización con P, recopilamos para cada “caso” una serie de variables asociadas al suelo como: el nivel de P disponible, el contenido de materia orgánica, el pH, el % de arcilla, y la capacidad de almacenaje de agua. A nivel de la comunidad (para las 15 especies más importantes) calculamos el porcentaje de especies de invierno o verano, leguminosas, y con estrategia de rápida adquisición de recursos. Finalmente, se consideró el nivel de fertilización usada y la fuente.
Las preguntas, ¿está la productividad del campo natural limitada por P? y ¿es la fertilización con P una herramienta interesante a usar?, no han sido dilucidadas.
Figura 2 - Porcentaje de casos positivos en respuesta a la fertilización con P (p< 0,05) e incremento promedio.
NO TAN ESCASO FÓSFORO
Para un extenso rango de niveles de producción (entre 400 y 17.500 kg/ha), el 74 % de los casos no tuvieron un incremento en producción en respuesta a la fertilización fosfatada y el aumento promedio observado fue de 399 kg/ha/año, que representa un incremento promedio de 15 % respecto al testigo sin fertilizar. Los datos reportados sólo en materia fresca confirman el mismo nivel de incremento promedio observado en los casos con materia seca.
En cambio, la concentración de P aumentó en 59 % de los casos, con un incremento promedio de 36 % respecto al testigo, por efecto de la fertilización fosfatada. Como contrapartida, la relación N:P bajó de manera significativa como resultado de que el contenido de N permaneció igual (Figura 2).
La relación N:P en los casos comparados (9) y en las dos bases extras utilizadas, muestran que la mayoría de los datos (73 %) están por debajo de una relación 11:1, lo que sugiere una mayor limitación por disponibilidad de N que de P en el campo natural. Para ambientes con disponibilidad moderada o baja, como las estudiadas, valores de N:P por debajo de 10- 15 indican que el nitrógeno es limitante, mientras que relaciones mayores 15-20 indican que el fósforo es el factor limitante. Adicionalmente, el consumo de lujo de P observado confirma que la respuesta a la fertilización con P se encuentra en parte limitada por la falta de N (Figura 3).
Figura 3 - Siembra de mejoramiento de campo con Lotus INIA Basalto en establecimiento Beraca de Héctor Do Canto y Sandra Hars, Masoller (Rivera). Red de Evaluación Participativa de Forrajeras INIA.
Mientras que la respuesta en la producción de forraje a la fertilización no es explicada de manera importante por ninguna de las variables accesorias recopiladas, el incremento en la concentración de P en planta está fuertemente (R2=0,52) asociado al nivel de fertilización aplicado, el contenido de arcilla y a la capacidad de almacenaje de agua del suelo, al contenido inicial de P en planta y de manera negativa al % de especies de invierno.
Figura 4 - Relación entre la concentración de nitrógeno (N) y fósforo (P) en los pastizales nativos del Río de la Plata. Los datos de los casos fertilizados con P (triángulo abierto) y no fertilizados (círculo abierto) provienen de los estudios incluidos en el metaanálisis. Superpuestos sobre datos de muestras tomadas en sitios comerciales de Uruguay entre 2002 y 2018 (círculos grises sólidos), y entre 2014-2018 (círculos rojos sólidos).
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Parte de la baja respuesta en producción y en el consumo de lujo observado, puede ser explicado por la gran diversidad de especies que han evolucionado en condiciones de baja disponibilidad de P y en los diferentes mecanismos de adquisición de P que pueden existir. También una mayor presencia de pastos de verano, con menores requerimientos que los de invierno, favorecen al aumento en la cantidad de P en el forraje. Contrario a lo esperado, los casos con leguminosas, que son pocos y con un aporte bajo de las mismas, no tienen un incremento mayor al promedio, lo que interpela la posibilidad de incrementar la productividad a partir de las leguminosas nativas, adaptadas a condiciones de baja disponibilidad de recursos.
Figura 5 - Fertilización fosfatada sobre campo natural. Red de Evaluación Participativa de Forrajeras INIA.
CONCLUSIÓN
Los resultados del trabajo aquí presentado permiten afirmar que la sola aplicación de fertilización fosfatada en el campo natural es una tecnología desaconsejada para la intensificación, primero por el limitado impacto en la producción y segundo por los riesgos ambientales asociados a la pérdida de biodiversidad y de fósforo del sistema. Los niveles de extracción de P en los sistemas ganaderos basados en campo natural son bajos (6 - 7 kg P/ha/año) y su agotamiento parece poco probable en el corto plazo.
Aunque el incremento en la concentración de P pueda beneficiar deficiencias de P de los animales, otras estrategias de suplementación de P directamente al animal, en las categoría y momentos en que más lo requieren, parecen ser más eficientes desde el punto de vista ambiental y económico.
Finalmente, el uso de P podría ser interesante en situaciones en las que el nivel de N del campo natural haya aumentado, tanto por fertilización como por fijación biológica de nitrógeno y los niveles de P del suelo se conviertan en el factor limitante principal o colimitante junto al nitrógeno.