Para algunos es conocido que Venezuela tiene Consumo actual de 80 litros por año per cápita de leche, donde el consumo mínimo deseable 120 litros por habitante año (OMS). Si tenemos que en Venezuela la Producción anual de leche es de 1.237.107 ton (FAO, 2004), entonces para la población actual (26.127.351 habitantes) se requiere producir 3.135.282 ton/año (120 litros hab/año), de modo que tenemos un déficit en producción láctea de 1.898.175 ton/año. Por otra parte, si partimos de la premisa de que el consumo de proteínas de origen animal debe ser del orden de 40 g/día, si la leche aporta el 33 % de esa cantidad, debemos cubrir 28 g con carnes de aves, cerdos y/o bovinos, eso suma un consumo de 140 g de carnes por día (20% de proteína en la carne fresca ingerida), donde en el patrón venezolano de consumo de carnes serían unos 77 g de aves, 56 g de bovinos, 7 de porcinos y 3,5 g de ovinos y caprinos (28,105 kg de aves, 20,44 kg de bovinos, 2,555 kg de cerdos y 1,277 kg de ovinos y caprinos, per cápita anual). En el caso bovino, la producción de carne para el año 2004 (FAO) fue de 433.010 toneladas, si el consumo deseable es de 534.043 ton, tenemos un déficit anual de 101.033 toneladas.
El cálculo anterior nos demuestra que debemos incrementar nuestro potencial de producción de leche y carne para satisfacer los requerimientos de estas dos fuentes de proteína de origen animal, la forma más expedita es mejorar los niveles productivos y la eficiencia productiva de nuestros rebaños bovinos. En números gruesos, el activo bovino actual de Venezuela es próximo a unas 16,3 millones de cabezas (FAO, 2005), del cual se sacrifican anualmente 1,93 millones de cabezas que rinden en promedio unos 209,8 kg/canal; de este rebaño solo 1,23 millones de vacas son ordeñadas y producen en promedio 1.031 litros por lactancia (3,38 litros/día en lactancias de 305 días).
Existen dos vías para elevar la producción y solventar los déficit presentes en la producción nacional. Primero el de
incrementar el número de animales en producción (manteniendo los niveles actuales de producción), siendo el más lento ya que debemos adquirir o producir 1,84 millones de vacas; lo que significa
entre 36 y 48 meses de espera entre la concepción de la vaca y el inicio de producción de los animales partiendo del rebaño actual o
invertir unos 2.761 millones de US$ en la compra del rebaño (difícil encontrar en el mercado internacional un rebaño de tal magnitud). Ambas opciones de la primera propuesta son lentas o económicamente insostenibles. La segunda propuesta es
incrementar la productividad del rebaño existente, por esta vía la respuesta sería rápida y económicamente sostenible, rápida porque se puede ver su efecto en 6 a 18 meses y sostenible porque la inversión a realizar es muy inferior.
Será que los venezolanos no contamos con tecnologías para incrementar la productividad de nuestros rebaños ?Rotundamente NO, ya que esta sobradamente demostrado que en nuestro país se puede incrementar ese nivel productivo de forma rentable con la aplicación de tecnologías desarrolladas localmente o con la aplicación mejorada de tecnologías desarrolladas en el trópico seco y/o sub-húmedo del mundo.
Cómo elevar la producción de leche de nuestros rebaños de 1031 a 2549 kg por lactancia (8,36 litros por vaca por día en 305 días), o sea elevar nuestra producción en un 247 % ?Será esto factible ? Rotundamente SÍ. Entonces que hacer ? 1º. Debemos tener claro cuales son nuestras principales limitantes para incrementar la producción; si la producción se sustenta en una base genética, sanitaria, alimentaria, gerencial, sociocultural y económica. 2º. Hay que cuantificar los efectos, en términos de tiempo y costo, de cada una de las limitantes presentes y la factibilidad de aplicar y/o adoptar las tecnologías que sustentes dichos cambios para elevar la producción en cada uno de esos casos. 3º. Por ultimo, se deben realizar esfuerzos por coordinar, canalizar o articular políticas para fomentar la elevación de la producción láctea en pro del beneficio colectivo de la sociedad y el particular de los productores primarios, procesadores y comercializadores.
Abordando los aspectos tecnológicos del incremento de casi dos veces y media la producción láctea de nuestro activo de vacas, debemos aplicar varias acciones en conjunto, a saber:
Mejoría de la base genética animal. Se deben aplicar las tres vías disponibles para reducir el alto componente
Bos indicus (cebuíno o azebuado) incorporando material de
Bos taurus desde media sangre hasta 5/8 del mismo, usando material de razas Carora, criollo Limonero, Holstein y/o Pardo suizo, usando inseminación artificial, monta natural o implantación de embriones (F1). Para favorecer la monta natural, debemos incrementar el numero de centros de recría de animales puros, F1 o altos mestizos, con reducción de sus costos; todo esto es lento y en algunos casos costosos. La masificación de la inseminación artificial y/o implante de embriones (producidos
in Vitro) puede reducir los costos actuales y acelerar el proceso de elevación del componente lechero de nuestros rebaños, pero debemos limpiar nuestros rebaños de plagas y enfermedades, además de capacitar a nuestros productores para adoptar dichas tecnologías. El efecto de esto se puede ver en un
plazo de 36 a 48 meses, de modo que su aplicación es complementaria a cualquier programa lechero.
Adecuación de la condición sanitaria del rebaño. El control y/o erradicación de enfermedades, parásitos y/o plagas de los bovinos, es responsabilidad del productor y del estado; deben generarse consensos para aplicar planes a fin de controlar aftosa, brucelosis, leptospirosis, tripanosomiasis, lengua azul, diarreas virales, estomatitis, entre muchas otras; sustentados en la producción y aplicación de vacunas obtenidas de cepas presente local o regionalmente. También se debe aplicar manejo integrado de plagas para control de garrapatas, nuches, miasis, piojos, tábanos, entre otros, con uso racional de biocidas y control de ciclos de vida, hospederos y/o medidas culturales. De igual modo se debe actuar para el control de endoparásitos (nematodos, helmintos y cestodos). La organización, incremento de la compra en bloques (asociaciones y/o cooperativas) permitiría reducir los costos de fármacos entre un 35 y 55 %; y el efecto de la aplicación de planes sanitarios integrales puede elevar la producción de leche entre un 25 y 100 %en los rebaños adecuadamente tratados en un plazo casi inmediato (0,5 a 3 meses).
Uniformización del suministro de alimentos. Esta debe ser una de las más dramáticas de las acciones, cuyos efectos son inmediatos, sustentables y de gran variabilidad según se disponga de recursos forrajeros y posibilidad de suplementar o complementar la ración con distintos tipos de alimentos disponibles localmente. El punto principal a desarrollar debe ser incrementar la base forrajera disponible a lo largo del año y el mejoramiento de la calidad integral de los forrajes a ofrecer; la base forrajera se sustentaría en el manejo adecuado de especies y/o variedades a cultivar, cargas, rotación, tamaño de potreros, fertilización y/o riego y la preservación de material vegetal en la época de mayor disponibilidad sea por henificación o por ensilaje. Solo con lo anterior se puede incrementar la producción entre un
35 y 100 % del estado actual. Otra buena vía para uniformizar el suministro sobre una base fibrosa económica es la incorporación de residuos de cosechas (socas, tamos o rastrojos de cereales o caña de azúcar) o subproductos agroindustriales (bagacillo de caña, melaza, pulitura de arroz.-energéticos los últimos dos.-) aplicándoles tratamientos físicos y/o químicos (picado, repicado, tratamientos térmicos y/o amonificación), cuyos resultados son muy similares a los de forrajes de calidad intermedia. Si a esto le incorporamos la posibilidad de producir proteína vegetal a bajo costo y/o energía preservada a gran escala y de secano, con el uso de bancos de leguminosas y/o siembra de cereales para ensilaje (sorgo ó maíz), la posibilidad de incrementar la producción estaría entre un
35 y 70 %. Además, la posibilidad de ofrecer un balance de oferta de minerales y/o nitrógeno no proteico (urea o acido úrico) en forma de suplemento (mezclas minerales, bloques y/o melaza enriquecida) puede mejorar la producción de leche entre un
25 y 60 %. De modo que balancear y uniformizar la ración recibida por nuestras vacas puede representar un incremento de la producción entre un
95 y 230 % en un plazo relativamente corto (1 a 9 meses) dependiendo del potencial genético de los animales, su condición fisiológica (estado productivo) y/o del ambiente donde se explotan los animales, con costos muy variables pero definitivamente sustentables.
El aspecto gerencial, sociocultural y económico. Es un punto complejo de abordar por su carácter multidisciplinario, de base formativa de los actores, de la gran variabilidad de las unidades de producción y de sus capacidades tanto financieras, del entorno, como de infraestructura; aunque diverso y difícil de solucionar, todo esto, apropiadamente abordado por la vía de la capacitación, organización, aplicación de normas y leyes, así como de la adecuada seguridad jurídica, personal y colectiva puede aportar incrementos en la productividad y producción entre un 20 y 100 % en plazos entre 3 y 18 meses a costos relativamente bajos.
Los cuatro puntos descritos, resumen que organizándonos y aplicando medidas, algo complejas pero factibles, podemos incrementar la producción entre un 130 y 430 %, reducir los costos de cada litro de leche en rangos entre un 15 y 80 %, e incrementar la calidad del producto, sustentados en animales mestizos de doble propósito, en un plazo de tiempo entre 3 y 18 meses (sin incluir la genética) siendo buenos agricultores y ganaderos al mismo tiempo. Para lograr esto debemos integrarnos productores, proveedores (de insumos y servicios), agroindustria (procesadora y transformadora), entes generadores y proveedores de ciencia y tecnología (centros, institutos y/o universidades), gobiernos (locales, regional y nacional) y la sociedad en general en pro de programas locales de fomento de la producción láctea, incremento y diversificación de los patrones de consumo; pudiendo resolver nuestro déficit de leche y carne en un plazo corto de tiempo y sin llegar a invertir más de 900 millones de US$ (600 millones en un año y 300 en el segundo) casi un tercio de lo requerido para lograrlo sobre la base de compra de nuevos animales, pudiendo crear 12500 empleos directos y cerca de 40000 indirectos en dicho sector.