El tambo, actividad particularmente compleja, con muchas variables que intervienen, tiene una dinámica que va cambiando todo el tiempo. Eso hace que haya que estar monitoreando la situación de la empresa constantemente. Especialmente cuando, en momentos como los actuales, difíciles para la actividad, es fundamental dónde cada empresa está parada. De modo que cada caso tiene una situación particular. ¿Se estará entonces trabajando a pérdida, o con qué ganancia? Y, en cualquiera de ambos casos: ¿cuál será la pérdida o la ganancia acumulada hasta la fecha, tomando el período de tiempo que cada uno desee?
Son preguntas decisivas para la empresa, y la única forma de poder cuantificarlo es contando con los parámetros de ESA empresa. No sirven ni los de otra ni los promedios de tal o cual región.
En principio, todo se circunscribe a medir dos grandes grupos: el de los ingresos y el de los egresos. El primero integrado principalmente por las ventas de leche, pero también complementado con las ventas de hacienda. En el segundo, los costos de la actividad. Y finalmente, el factor que puede jugar a favor o en contra, es la diferencia de inventario.
Pero entonces puede aparecer el planteo de: -¿Y cómo hago, entre esta multitud de facturas y papelería, para poder determinar el costo por cada litro de leche producida, de modo de saber si estoy perdiendo, ganando, o quizás solamente salvando los gastos?
En nuestro país no hay una única y exclusiva zona de producción sino varias, cada una con sus características tanto de precios como de costos. Y dentro de cada zona conviven a su vez multitud de sistemas, desde los más extensivos hasta los encerrados, de modo que de poco vale guiarse por cifras promedio.
No es lo que parece…
El desafío de calcular los resultados suena complicado, cuando en realidad no lo es. No hacen falta ni complejos programas informáticos ni expertos en la materia. Solamente se trata de invertir tiempo básicamente, para primero recopilar los datos, y luego interpretarlos.
Un primer paso puede ser, por ejemplo, calcular los llamados “litros libres de suplementación” es decir, por ejemplo, tomando una producción individual promedio diaria de 26 litros/vaca en ordeñe/día, determinar que de esos 26 litros, 12 corresponden a los gastos de suplementación, de modo que quedarían 14 litros libres. Resta aún seguir descontado el resto de los costos, pero ya podemos tener una primera referencia de cómo vienen las cosas. Ese parámetro se puede calcular en el momento en que uno desee, incluso poder llevarlo por rodeo. Y conocer entonces, por ejemplo, si hay vacas que no están pudiendo “pagar con su producción” ni siquiera la alimentación, y de ese modo diseñar una estrategia a seguir con esa parte del rodeo.
Ese parámetro puede calcularse desde diariamente hasta como un promedio de todo el ejercicio, y a su vez poder compararlo con otros períodos de la misma empresa, o con otras empresas tamberas. Y la otra ventaja es que al expresarse como litros libres, se deja de lado el “ruido” que produce el efecto inflacionario, que no es menor en estas épocas.
Además de este primer paso, el siguiente es llegar a conocer el costo final de cada litro de leche producido. Es decir, restan todavía considerar los costos de sanidad, inseminación, personal, mantenimiento del equipo de ordeñe, mantenimiento de instalaciones, energía eléctrica, entre los principales.
Pero, aún así, no es algo muy complejo. Se trata de “entrenarse” en la gimnasia que significa trabajar con la información.
La tercera etapa será la de asignar los costos indirectos, es decir, los que generalmente se denominan como de Estructura, Administración e Impuestos. Y de ese modo llegar al resultado final.
Es ahí cuando podemos decir que sabemos dónde estamos parados. Porque hemos llegado a los resultados, sean diarios, semanales, mensuales, de un semestre o de todo el ejercicio.
Por supuesto que este último resultado, el que considera doce meses, será el más completo y ajustado ya que incluirá rubros de gastos que pueden tener fuerte variación mensual, tal el caso de mantenimiento de instalaciones, de equipo de ordeñe, e inversiones. Pero, de todos modos, en períodos menores podemos ir teniendo una aproximación a lo que está sucediendo.
Se llega entonces finalmente a responder la pregunta planteada al inicio: ¿estoy ganando, empatando o perdiendo en este negocio, y CUANTO?
Toda esa información no queda allí sino que será a su vez la base para poder presupuestar a futuro, para proyectar lo que vendrá…
Conclusión.
La importancia de contar con datos PROPIOS es fundamental para conocer las luces y sombras de cada empresa, las fortalezas y las debilidades. Lo que hay que consolidar, y lo que hay que mejorar, y en qué proporción.
Y para todo ello hace falta medir constantemente. De allí la utilidad la herramienta que constituye la gestión económica, complementada por el balance patrimonial.