El recurso humano de una lechería (predio, tambo, vaquera) , siempre ha jugado un papel fundamental en la actividad lechera. Según datos de análisis de costeo, realizados en las lecherías de los socios de la Cooperativa Dos Pinos en Costa Rica, el rubro de la mano de obra y la alimentación de las vacas lecheras, representan los dos factores más preponderantes en los costos de producción de estas explotaciones.
Este recurso está compuesto por el dueño (mayordomo) o gerente, el administrador o encargado de la finca, vaqueros u operarios lecheros, ordeñadores, peones de campo, aunado al apoyo que brindan los asesores técnicos entre ellos: médicos veterinarios, ingenieros agrónomos y zootecnistas. Además, técnicos del programa Vampp (programa de cómputo ganadero), representantes de casas comerciales, nutricionistas y técnicos agropecuarios.
Carmona.G, modificado por Hueckman.F,2009El objetivo fundamental de este artículo es reflexionar sobre las medidas correctivas que debe tomar el empresario lechero, junto al personal para garantizar su permanencia y prosperidad mutua.
El dueño o gerente deposita toda la responsabilidad en el recurso humano disponible para lograr la mayor productidad de la finca lechera. La esencia fundamental de una actividad lechera, que es la adecuada "cosecha de leche u ordeño eficiente", está en manos de un personal que ha recibido poca o ninguna capacitación para ejercer las diversas labores dentro de su trabajo, tales como:
- Rutina de ordeño
- Pesa de leche
- Administración de alimento balanceado (concentrado) en las cantidades y animales adecuados
- Detección de celo
- Inseminación artificial oportuna
- Programas exitosos de crianza de terneras
- Fertilización de repastos en una forma adecuada
- Hechura de cercas
- Adecuado lavado de equipo de ordeño e instalaciones y finalmente.
- Buenas prácticas lecheras, relacionadas con una producción más limpia y armoniosa con el medio ambiente
Una de las diferencias más importantes a considerar actualmente en la gestión lechera, es la calidad del recurso humano, pues de ello depende el adecuado uso de los insumos de producción, la existencia o no de un plan estratégico de trabajo bien estructurado y el buen desempeño administrativo de un productor moderno, que toma decisiones con base en información.
Se podría afirmar que no hay lechería mala ni buena, sino que existen modelos de administración que han hecho esfuerzos por contar con un adecuado recurso humano, sometido a un plan de capacitación y los resultados saltan a la vista.
Esta situación se agudiza más en aquellas fincas, cuya administración o dueño no vive en ellas, se maneja todo por teléfono -a control remoto- y se deposita en ese recurso humano todas las responsabilidades para la toma de decisiones. ¿Cuál es la razón por la que algunas lecherías logran utilidades operativas cercanas al 5%, mientras que otras demuestran un 35%? En gran medida, las grandes diferencias están en el tipo de gestión administrativa, o sea, en la forma en la cual los administradores utilizan los recursos e insumos para la producción de leche. Los resultados, buenos o malos, probablemente provienen de la intervención humana y no de las vacas, ni tampoco de los pastos, de los costos, ni de los demás factores productivos.
Carmona.G, modificado por Hueckman.F,2009 Nuestra sociedad enfrenta cambios fundamentales en su dinámica: aumento del costo de la vida, excesivos precios en los combustibles, incremento de los insumos agropecuarios, un mayor índice de consumismo, nuevas exigencias dentro de la vida familiar, altos índices de delincuencia, diversificación de nuevas estrategias productivas que requieren mano de obra poco calificada (construcción y otras actividades agrícolas). Estos factores modifican el comportamiento laboral de los trabajadores con menor grado de educación, provocando una alta tasa de rotación de personal en las fincas lecheras. El trabajador tiene nuevas aspiraciones tanto a nivel personal como familiar, desea salarios más altos para satisfacer sus necesidades; pero no dispone de un nivel educativo que le permita ubicarse dentro de un segmento económico mayor. Todos estos cambios en la dinámica de la economía mundial, bien enfocados, representan para nuestro sector productivo, una gran oportunidad de mejorar, toda vez que se logre crecer en el entendimiento de la vital importancia que juega el recurso humano en todas las empresas.
La actividad lechera requiere de un personal con hábitos muy estructurados: levantarse en horas de la madrugada, esfuerzo físico, consistencia en los horarios en que se realizan labores como el ordeño y alimentación de las terneras que siempre se hacen a la misma hora. Además, debe tener agudeza en la observación de los animales y de todo lo que sucede en una lechería (para ampliar este tema, véase Carmona, G. Revista ECAG Informa 43, 2008), así como un alto grado de iniciativa administrativa, que no todo empleado posee, como por ejemplo: llevar al dedillo el inventario animal; la anotación de todos los eventos en la Agenda Lechera Dos Pinos, Costa Rica; o la de Alpina o Colanta en Colombia, control de maleza en los repastos; verificación de estado de las cercas; detectar fluctuaciones en la producción de leche; resolver enfermedades de los animales; llevar un inventario al día de las necesidades de alimento concentrado y medicamentos, así como otros productos agrícolas; llevar el plan de siembra de nuevos repastos; realizar la pesa de leche; pruebas de calidad de leche (CMT), entre otros. Sin embargo, en los últimos años los vaqueros han modificado sus ideales y estilos de vida, por lo que toman en consideración otras actividades productivas que requieren menos sacrificio y esfuerzo desde su punto de vista. Las labores pesadas han sido asumidas por otros grupos laborales, como por ejemplo la fuerza laboral nicaragüense en Costa Rica, fuerza laboral haitiana en República Dominica o bien fuerza laboral colombiana en Venezuela (Estado de Zulia), cito estos lugares por conocimiento de causa, que ha ocupado los puestos vacantes en las lecherías.
¿Qué está pasando actualmente en nuestras explotaciones lecheras ?Existen zonas en Latinoamérica, con baja oferta de mano de obra para ejercer las labores en una lechería. Esto provoca el fenómeno de alta rotación de personal calificado y el encarecimiento de los salarios, ya que los productores ante las pocas opciones que ofrece el mercado, proponen incrementos salariales entre un 20% y un 50% por arriba de lo convencional, así como otras garantías laborales. Aún así, esto no exime a que se dé una competencia entre productores por querer contar con esa escasa mano de obra calificada, que determina un mayor éxito en la gestión lechera.
El relevo generacional de padres a hijos lecheros agrava más esta situación, porque los hijos ya no desean seguir los pasos de sus padres, al analizar en detalle todos los compromisos y sacrificios que conlleva implícitamente la actividad lechera, aunado a la gran diversidad de opciones de estudios, negocios y el surgimiento de otras actividades más prósperas que ofrece el mercado. Los hijos de los productores tienen hoy oportunidades de estudio y en muchos casos, acceso a tecnologías modernas (computadoras, uso de software, Internet y otros) que definitivamente llaman mucho la atención de los jóvenes. Si sus padres lecheros son muy tradicionalistas y no utilizan dentro de sus labores administrativas este tipo de tecnologías, sus hijos no van a estar muy convencidos de asumir las riendas de la empresa lechera, pues no la perciben como "moderna y atractiva".
Adicionalmente, salta al escenario, la puesta en marcha de nuevas exigencias gubernamentales a las lecherías, con la creación de la LEY SENASA en Costa Rica, que establece requisitos estrictos de cumplimiento ambiental tales como el Certificado Veterinario de Operación que sustituye el antiguo permiso de funcionamiento que otorgaba el Ministerio de Salud y establece la implementación de Buenas Prácticas de la Producción Lechera, en procura de una producción cada vez más armoniosa con el medio ambiente.
Muchos productores entrevistados están dispuestos a pagar más por un buen empleado, pero no lo hacen porque dicho personal no siempre cuenta con la capacitación adecuada, lo que hace necesario el establecimiento de un plan de capacitación, dirigido a la mejora del conocimiento de los vaqueros.
Carmona.G, modificado por Hueckman.F,2009
Cuando se va un buen trabajador, generalmente, las razones que se dan están relacionadas con la parte salarial como factor principal; sin embargo esto enmascara muchas veces la realidad, pues los empleados se sienten carentes de reconocimiento por su esfuerzo y dedicación para con el trabajo (salario moral versus salario económico). Reconocer afectuosamente el buen trabajo es más valioso que el salario mismo. Los empleados, como seres humanos, necesitan sentir que son parte del negocio lechero, ser aceptados por los otros trabajadores, aumentar su autoestima y que se les tenga confianza y aprecio. En muchos casos, el único momento en que los empleados reciben alguna retroalimentación es cuando el trabajo está mal realizado, esto genera sentimientos negativos que con frecuencia se convierten en una falta de motivación y consecuentemente en un menor rendimiento.
El personal necesita un plan motivacional positivo para elevar su nivel laboral y obtener las metas propuestas. Se afirma que cuando los empleados de una finca no pueden hacer lo que se les pide o lo que se espera de ellos, es normalmente porque:
- Desconocen lo que se supone han de hacer.
- Desconocen cómo realizar la tarea adecuadamente, ya que no se les ha brindado la capacitación (manual de procedimiento) necesaria para su efectiva ejecución.
- Creen que lo están haciendo bien, pero no reciben información que lo confirme.
- Desconocen por qué deben hacer determinadas tareas.
- Afrontan obstáculos que exceden sus posibilidades.
- No creen que funcione el nuevo procedimiento a implementar, por recomendación técnica.
- Piensan que su procedimiento, producto de su larga experiencia, es inmejorable.
Carmona.G, modificado por Hueckman.F,2009 No están motivados para realizar su labor cotidiana.Luego de compartir conocimientos y experiencias con diferentes estilos de administración, que imparten algunos productores de leche a sus empleados, se podrían recapitular los siguientes diecinueve mensajes para fomentar una buena comunicación con los empleados de la lechería:
1. Una vez que usted haya contratado a un empleado nuevo, ofrézcale inducción: muéstrele la finca, preséntelo al resto de los empleados y contéstele todas las preguntas que tenga con respecto a las reglas de la finca. Asegúrese de discutir la historia de la misma, el papel de los empleados y las metas futuras de la finca. Repase las responsabilidades en forma verbal y escrita.
2. Utilice diferentes formas de comunicación, incluyendo mensajes escritos, fotos, videos y visitas a otras lecherías. Los empleados tienen distintas formas de aprender. Use una terminología que ambos puedan interpretar. Antes de comunicarlo, tenga claro en su mente cuál es el mensaje a transmitir. ¿Sabe usted qué es lo que está tratando de decirle a ese empleado?
3. Elabore las preguntas de tal manera que pueda asegurarse que sus empleados interpreten bien qué es lo que usted quiere. Puede ayudarse si hace que ellos le repitan la pregunta a usted. Esté preparado para clarificar trabajos/tareas; explique por qué se hacen dichas acciones. Enseñe cómo resolver problemas y comunicar destrezas o conocimientos.
4. Esté dispuesto a escuchar. Tenga la disposición de escuchar a sus empleados. Déles la oportunidad de ser escuchados y entendidos. Concéntrese en lo que está tratando de decirle, preste atención, el preguntar y repetir los puntos claves le ayudará a ser un mejor interlocutor.
5. Trate de hablar con cada uno de sus empleados diariamente, desde luego, si esto es posible, según el tamaño de la operación y número de personal. Disponga de un lugar para que los empleados puedan relajarse y compartir en un descanso.
6. Provea infraestructura mínima básica para que ellos se sientan considerados por sus patrones (servicio sanitario limpio, comedor, microondas, "coffe maker" y otros). En los casos, en que los empleados viven en casas dentro de la finca, provea, según sus posibilidades, el mantenimiento necesario para que estas casas sean sitios dignos para desarrollar a sus familias, hágalos sentir parte de una comunidad sana, enséñeles a ser responsables con su comunidad y con el ambiente.
7. Son esenciales los comentarios positivos y elogiosos para motivar a los empleados. Hágales saber su agradecimiento cuando están haciendo bien las labores. Asegúrese de hacer estos reconocimientos frente a los demás empleados.
8. Tenga reuniones con sus empleados regularmente. Hágalos sentir parte de su actividad lechera y su futuro. Integre a los empleados como un equipo que está trabajando unido, para alcanzar sus metas. Cuando sea posible, demuestre el impacto que tiene el correcto cumplimiento de las tareas que se están comentando sobre la productividad global de la lechería. Cuando los resultados obtenidos son negativos (por ejemplo, alta incidencia de vacas con mastitis clínica) deberá asumirse una posición positiva, estimulante, analítica y constructiva. Se debe enderezar cualquier resultado negativo y también escuchar la frase típica de los empleados de una lechería: ¿para qué preocuparse?, ¡de por sí, el dueño o administrador no se preocupan, ni reconocen mi trabajo!. En los sistemas de producción modernos, todos debemos preocuparnos, no sólo por lo que hacemos a nivel de gerencia o administración, sino por los rendimientos desde el profesional (zootecnista, nutricionista, veterinario) hasta el empleado más humilde. Ayude a sus trabajadores a ser mejores personas. Una comunicación eficaz con ellos, les puede ayudar a incrementar sus conocimientos, habilidades y a motivarlos para el trabajo. Muestre interés por saber cómo está la familia del empleado, qué males les aquejan, cómo puede usted ayudarle a resolverlos.
9. Pregúnteles su opinión. Nadie quiere ser el último en enterarse acerca de un plan o una idea. Incluir en este proceso a los empleados de la lechería, ya que esto les confiere un sentido de que son apreciados y tomados en cuenta.
10. Nunca critique el trabajo de un empleado frente a otros compañeros.
11. Encuentre el tiempo para hablar. Deje los canales de comunicación abiertos. Nunca dé una orden estando el chapulín encendido o mientras está atendiendo el teléfono celular.
12. Esté dispuesto a pedir disculpas. Todos tenemos malos ratos.
13. Diga gracias. Usted espera un buen trabajo de sus empleados. Pero, cuando se ha demostrado un esfuerzo extra, hágales saber que lo aprecia.
14. Establezca un plan de incentivos. El mismo se deberá establecer de acuerdo con una serie de metas cuantitativas de su trabajo. Si en una lechería se logró disminuir la mortalidad de las terneras y ésto ayudó a mejorar las tasas de detección de celos, disminuyó la presentación de casos de mastitis, renqueras o bien a disminuir el conteo de células somáticas en las entregas de leche a la cooperativa; debería de pensarse en un plan de incentivos.
Se ha podido comprobar que cuando se le ofrecen incentivos a un pequeño grupo de empleados por lograr la consecución de una determinada meta, los demás seguirán el ejemplo e intentarán hacer las labores con eficiencia para alcanzar igual reconocimiento. Es necesario incluir a los peones de campo en dicho plan. Dentro de sus posibilidades, contemple algunas actividades de íntegración en fechas especiales, por ejemplo: una pequeña fiesta de navidad, un regalo de cumpleaños u otros.
1. El personal de campo debe saber cómo anda su rendimiento: número de pajillas por concepción, tasa de mortalidad de las terneras, incidencia de mastitis subclínica, recuento bacteriano, conteo de células somáticas. Mantenga empoderados a sus empleados, el conocimiento de la información es punto clave en la consecución de buenos resultados.
2. No se aproveche de los buenos empleados, solo porque están dispuestos a ¨entregarse¨ al trabajo sin límites.
3. Conviva con sus empleados de vez en cuando. Invitarlos a almorzar luego de un logro importante o trabajo prolongado es muy favorable.
4. Lime algunas asperezas antes de que se conviertan en escollos más grandes.
5. Defina un plan de capacitación en las diferentes labores de interés: nutrición, manejo de pasturas, equipos de ordeño, crianza de terneras, inseminación artificial. El mejor legado que tiene una lechería es un buen recurso humano. El rol que puedan jugar los asesores de la lechería es fundamental, incorpore charlitas cortas impartidas por el médico veterinario, zootecnista, nutricionista o bien el ingeniero agrónomo, involucre a todos los profesionales en este proceso de mejora continua.
Algunos productores de leche nacen siendo buenos líderes y altamente conocedores de la importancia del papel que juega el recurso humano; sin embargo, para otros es uno de los puntos más difíciles de la producción de leche y de cualquier empresa en general. Pero recuerde, toda persona que desee mejorar en este aspecto lo puede hacer. Los beneficios son enormes. Los buenos empleados son aún mejores cuando se les demuestra aprecio abiertamente y se les hace sentir parte del equipo. Cualquiera se convierte en un ganador. Creando sentimientos positivos, se mejora el rendimiento de los empleados. Además, los trabajadores y sus familias probablemente formen parte de su equipo de trabajo, por muchos años.
Bibliografía
Billikoph, G. s.f. Pago de incentivos a empleados en lecherías. Ed. por Carlos Lizano. Chile, Cooprinforma/Universidad de California.
Bennett, R. s.f. Incentivos para mejorar la calidad de la leche. Ed. por Carlos Lizano. Chile, Cooprinforma/Universidad de California.
Berry, S.L. s.f. Incentivos para mejorar la reproducción, reduciendo los días abiertos. Ed. por Carlos Lizano. Chile, Cooprinforma/Universidad de California.
Carmona Solano, G. 2008. Los empleados de lecherías necesitan convertirse en personas con ¨buen ojo clínico¨. Revista ECAG Informa (C.R.) (43): 54-56.
Collar, C. s.f. Incentivos para reducir la mortalidad en terneros. Ed. por Carlos Lizano. Chile, Cooprinforma/Universidad de California.
Higginbotham, G. s.f. Incentivos para manejo de alimentación. Ed. por Carlos Lizano. Chile, Cooprinforma / Universidad de California.