La producción de leche en Latinoamérica se viene transformado fruto de los cambios tecnológicos y las dificultades de los productores en aumentar la rentabilidad de su negocio. Amenazas como el cambio climático, los retrocesos de subsidios de países desarrollados, el desmonte de cuotas de producción en la Unión Europea, la volatilidad y restricciones de los mercados, las reglamentaciones ambientales y laborales en los países, presionan a los productores a desarrollar una ganadería empresarial.
Los altos costos de producción y de la tierra, los bajos márgenes de negocio, la baja productividad de los sistemas tropicales, la falta de infraestructura en vías rurales, los cortos plazos en los créditos y la falta de políticas públicas, desestimulan a los productores a realizar mayores inversiones.
Con más de 30 millones de litros anuales Brasil es el primer productor de lácteos de la región seguido de Argentina, México y Colombia. Países como Brasil y Colombia poseen entre los dos cerca de 1.5 millones de ganaderos y su gran drama social es que las escalas productivas no sobrepasan los 50 litros de leche entregada diariamente, fenómenos similares son observados en Centroamérica, Ecuador y Perú, y sólo Argentina, Uruguay y Chile sobresalen en estos indicadores porque concentran su producción en pocos productores y tienen entregas diarias de leche de 2800, 1400 y 600 litros diarios respectivamente (Fig.1)
Varios investigadores concluyen que la productividad y competitividad de los sistemas de producción tienen relación directa con el tamaño del hato. La ganadería regional se enfrenta a grandes retos como el crecimiento poblacional y la demanda mundial de alimentos, además debe sortear incógnitas como la producción eco eficiente, la pérdida de la biodiversidad, los cuestionamientos en el uso de recursos como la tierra y el agua, el incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero GEI; sin olvidar el poco apoyo en servicios eco sistémicos hacia los productores que desarrollan sistemas sostenibles.
El desafío y las oportunidades futuras de la región se centran en reducir la huella ecológica y aumentar la biocapacidad de la tierra y esto se logra mejorando la eficiencia de los sistemas de producción presentes, los cuales fueron identificados y clasificados por varios investigadores como:
a. Sistemas pastoriles, agro pastoriles y silvopastoriles
b. Sistemas de ganadería y cultivos mixtos extensivos
c. Sistemas de ganadería y cultivos mixtos intensivos
d. Sistemas de ganadería industrial y confinamientos
Un mayor conocimiento, implementación y desarrollo de sistemas como el Silvopastoril es importante para la ganadería latinoamericana, porque pueden revertir la visión simplista de que dicha actividad es irracional, antiecológica, enemiga del medio ambiente y depredadora de recursos naturales; y para ello es importante conocer más sobre las relaciones suelo, clima, planta, animal, hombre en la producción de leche y carne.
Más MS por hectárea
La intensificación avanza aumentando la producción de las praderas o los forrajes en kilogramos de materia seca por hectárea, desarrollando sistemas que mejoren la disponibilidad de los mismos en épocas criticas de sequía o en excesos de lluvias, disminuyendo las emisiones y aumentando los procesos de conservación, pero en algunos casos esto riñe con los conceptos de calidad y digestibilidad de los recursos disponibles en finca, que no son estables a través del año.
La cantidad y calidad de alimento determinan desde el punto nutricional la capacidad del animal. En pasturas como el kikuyo Pennisetum clasdestinum y mezclas con ryegrass lolium spp y algunas leguminosas, varios estudios demuestran que los consumos en estas praderas varían entre 10 y 12 kg de materia seca (ms) por vaca día, mientras que este valor se movió entre 8 a 9 kg de ms en trópico bajo, en pasturas basadas en pasto Estrella Cynodon plectostachyus. Meta análisis sobre el consumo de materia seca en vacas coinciden que ellas colectan el forraje en periodos de 8 a 9 horas por día.
En el Valle del Cauca (Colombia) se encontraron tiempos de pastoreo entre 8.2 y 8.5 horas por día en pastos tropicales. La eficiencia de producción bruta de producción de leche, medida como la relación entre la producción de leche (kg.día¯¹) sobre el consumo de materia seca día (kg.ms¯¹); se considera como un buen indicador de lo que pasa en los SPL; pero no ajusta los componentes por solidos totales, lo que si hace la eficiencia corregida por solidos totales.
La eficiencia de SPL en ganaderías de altura de Colombia (2400 a 2800 msnm) fueron de 1.2 a 1.3 kg de leche. kg ms día¯¹; mientras que en Uruguay y Ecuador estos valores fueron de 1.24 Kg leche. Kg ms¯¹, en sistemas de raciones totalmente mezcladas totales (RTM) o Parciales (RTM-P), estos valores superan los 1.4 y 1.5. Al evaluar la eficiencia de producción de leche se concluye que los sistemas que más consumo de materia seca tienen por vaca son los que más leche producen (Fig. 2).
Entre los factores para mejorar la eficiencia de los SPL, se encuentran:
a. El modelo establecido (pastoril o estabulado) o su mezcla.
b. El tipo o perfil del hato (Edad, días en leche, genética, estado sanitario, etc)
c. En lo nutricional (Balance y digestibilidad de la ración); además de uso de aditivos que promuevan la fermentación y los tiempos de ordeño.
d. El medio ambiente (Confort, temperatura, humedad relativa, radiación, etc.)
Más productivos
La producción de leche en sistemas pastoriles de zonas de altura (Medellín, Bogotá y Quito) se movieron entre 18 y 23 litros, lo que coincide a observaciones realizadas en países templados como Uruguay y Argentina, que tenían sistemas mixtos de pastoreo (con verdeos de verano o invierno) y suplementación con alimentos balanceados consumiendo de 4 a 5 kg ms.vaca.día¯¹, cosa diferente a lo que lograban las fincas con sistemas de RTM-P o RTM Total, en los cuales la producción promedio por vaca podría fluctuar entre 25 a 30 litros en RTM-P y 35 a 40 L en RTM total, con consumos que van desde 20 a 25 kg de ms.vaca.día¯¹ .
Fincas en zonas tropicales se movieron entre 8 a 14 litros de leche de acuerdo al CMS y los niveles de suplementación no superaron los 4 a 5 kg.vaca.día¯¹, con lactancia ajustadas a 305 días de 3000 a 4500 litros.
Al comparar dos sistemas de producción en trópico bajo uno pastoril con base en fertilización química y otro sin fertilización, las vacas que consumieron pasto fertilizado lograron consumos de forraje 9.56 ± 0.22, frente a 7.08 ± 0.73 del pasto sin fertilizar y un CMS total de fue de 12.09 y 14.5, Lo que se tradujo en una producción láctea de 15.3 Kg en el sistema fertilizado y suplementado con mayor intensidad y 11.5 Kg vaca día en el sistema que utilizo menor nivel de insumo. El estudio concluyó que las fincas con mayor nivel de insumos producían más litros por hectárea (22.462 L.Ha. Año¯¹) al compararlas con las de menor insumo (8.432 L.Ha.Año¯¹), siendo las primeras más rentables; pero más dependientes de recursos fósiles y productos importados.
Al modelar sistemas en zonas andinas (con datos reales de SPL de Colombia y Ecuador) se encontró que los valores de producción en fincas con pastoreo de kikuyo y/o Ryegrass, suplementadas con alimentos balanceados con 16 a 17% de proteína total y energía entre 1.75 a 1.85 mcal/Kg de ENl, se encontró una mejor respuesta al aumento en materia seca total en el sistema, las ganaderías que fraccionaron las comida con RPMP, aumentaron su productividad, pero también se incrementó la logística en cada una de las fincas (Tabla 1).
El indicador de litros libres no permitió mostrar las diferencias entre SPL; pero el uso de forrajes suplementarios y una mayor suplementación de alimento balanceado logro aumentar la carga animal de 2.5 a 4.5 UGG.Ha¯¹ y la productividad por hectárea de 6554 a 15695 l.ha.año¯¹ (Tabla 2).
Los resultados económicos muestran que el sistema que menos insumos utilizó fue el segundo menos costoso por litro, pero tuvo una menor utilidad por hectárea mes de U$34 /mes, mientras que el siguiente que utilizo 4 kg de suplemento tuvo una utilidad de U$60 /mes, mientras que los sistemas intensivos con mayor suplementación o RTM-P, lograron obtener utilidades de U$88 a 90/mes respectivamente, pero con mayor inversión al mes.
Para el análisis es muy importante revisar las relaciones de precio leche: suplemento, pues esto determina la mayor inclusión del insumo, para las simulaciones se estimó un precio igual de la leche de U$0.4 / litro (con una TRM de $2850.U$¯¹). Esto generaba un margen de contribución (bruto) de 0.11, 0.13, 0.12 y 0.1 U$/L respectivamente; pero cuando se multiplicaba por el modulador de volumen por hectárea, los sistemas más intensivos generaron más utilidad por hectárea y diluyeron los costos fijos (Fig. 3)
Huella de carbono
Al simular los sistemas de producción con el software Vensim®Vers 6 y el método Tier 2 (IPPC, 2016), con relación a la huella de carbono medida en Kg de CO2 equivalente por litro de leche producida, se encontró que los sistemas intensivos fueron más eficientes, puesto que usaron cerca de 4.5% menos C02eq., que los dos anteriores y esto se puede ejemplificar: un carro convencional para 4 personas consume menos combustible que un carro de transporte masivo (30 a 40 personas); pero cuando el modulador se hace con el número de pasajeros que transporta el transporte masivo diluye su huella de carbono, al llevar más pasajeros con menores unidades de combustible por pasajero.
Para este caso la mayor productividad de los sistemas 3 y 4 disminuyeron la huella de carbono por litro de leche producido (Fig.4)
Conclusiones
La genética animal, el consumo de materia seca de pastos y forrajes, su calidad nutricional y el uso adecuado de los suplementos, definen el potencial productivo de los hatos lecheros en zonas andinas.
Cada sistema de producción de leche tiene diferentes eficiencias, por lo cual cada decisión técnica deberá ser adaptada por ganaderos y técnicos del sector, a las condiciones económicas y necesidades regionales o locales.
Los productores latinoamericanos deben trabajar en productividad y dilución del costo de litro para mejorar su margen bruto (contribución), los sistemas de control de precios son necesarios para una actividad que tiene un alto beneficio social; aunque su gran modulador de la utilidad sigue siendo el volumen diario entregado.
La intensificación sostenible puede tener impactos positivos en la productividad y rentabilidad de los sistemas lecheros latinoamericanos y en la disminución por dilución y eficiencia de la huella de carbono. Así como en la percepción del mercado hacia la importancia de la ganadería en la oferta de productos de calidad para la nutrición humana (Carne y leche), su respeto por el medio ambiente y el bienestar animal.