Todos los días quienes estamos al frente de una explotación lechera estamos tomando decisiones, muchas de ellas tenemos que hacerla conforme a nuestro criterio o experiencia, pero en la mayoría de las ocasiones las tomamos en función a la información que tenemos disponible, sin embargo no siempre es la suficiente o la correcta, de tal manera que estamos en constante búsqueda de parámetros que nos ayuden a ser más acertados al decidir cualquier acción.
En el caso del área agrícola no es común que nos encontremos en esa misma dinámica, por lo regular nuestros parámetros están basados en producción en verde y cuando mucho en materia seca por tabla y por hectárea si es que se llega a registrar algo, lo que nos imposibilita el tomar decisiones adecuadas, ahora que estamos iniciando un segundo ciclo de producción (Verano), es importante que reflexionemos acerca de la necesidad de este tema y olvidarnos de las viejas prácticas de medición como el ojómetro, el jalómetro y el tanteómetro.
La ganadería lechera empieza con el primer eslabón de la cadena productiva que es la producción de forraje, desde que decidimos labrar la tierra, y planear todas las actividades agrícolas, ya estamos trazando nuestro plan de llenar los tanques o silos de leche del establo, no solamente depende de cómo se manejen los animales, también de lo que decidamos en cada una de las actividades agrícolas, ya que lo bueno o malo principalmente entra por la boca.
En la actualidad los forrajes no deben considerarse como alimentos de relleno, sino cultivos de alta rentabilidad para ser transformados en leche, en la medida que tomemos mejores decisiones en cada paso del manejo de un cultivo, en esa medida voy obtener forraje que se convertirá con mayor eficiencia en leche (litros de leche por tonelada de materia seca).
Así como nos ocupamos en generar parámetros en el establo que nos ayuden en la toma de decisiones, así mismo debemos de establecer parámetros en el área agrícola, es más fácil controlar los datos de una cuantas tablas de producción agrícola, que llevar el historial completo de una vaca en toda su vida, y si a esto le agregamos que son miles de vacas, entonces nos queda claro que llevar información de cada tabla es relativamente más sencillo, todo es cuestión de proponérselo y dar dirección al área agrícola en ese sentido; para establecer parámetros solo es cuestión de conocer lo que realmente me interesa saber y lo que podemos medir, dando pasos en cada temporada para ser más eficiente y más completos en la toma de datos que nos ayuden a hacer un verdadero análisis de lo que deseo saber.
Si ya tenemos bien dominado el conocer las producciones por tabla y por hectárea tanto en verde como en materia seca, debemos de pensar que esos parámetros por si solos nos pueden dar cierta información que nos puede llevar a un análisis muy pobre o incorrecto; como ejemplo, si lo que queremos es convertir el forraje en leche, entonces debemos recabar de estos sus análisis de nutrientes, de tal manera que podemos utilizar las ecuaciones del programa de la Universidad de Wisconsin Milk 2006 para maíces y/o 2013 para cultivos proteicos como cereales y alfalfa; estos programas se pueden bajar en http://www.uwex.edu/ces/forage/articles.htm
Cuadro 1 Tabla de excell Milk 2006 de la Universidad de Wisconsin
Estos programas nos pueden arrojar información como la calidad de nuestro forraje traducido en litros de leche/ton de forraje seco, utilizando valores como % de materia seca, proteína cruda, fibra neutro detergente, digestibilidad de la fibra neutro detergente, almidones, etc.; valores que una vez que se complementan con la producción de materia seca/ha., podemos obtener la producción en leche/ha., tal y como lo explico en otro volumen de esta misma revista (Mayo 2012 No. 8), por lo que podemos comparar y conocer cuáles son los híbridos de maíz que bajo nuestras condiciones de manejo, suelo y agua son los mayor calidad y rendimiento, que contrariamente a lo que pensamos, si hay híbridos de maíz que nos pueden dar las dos exigencias, como se muestra en el cuadrante superior derecho del gráfico 1.
Gráfico 1 Comparativo de maíces por calidad y producción en leche.
Hecho lo anterior podemos ponerle precio a la leche calculada y comparar las producciones en base a la cantidad de dinero que me puede generar el sembrar uno u otro híbrido de maíz, o bien podemos hacer un acumulado de potencial de producción de leche por tabla o cultivo en un ciclo o año; independientemente del cultivo que hayamos sembrado, simplemente todo lo traducimos a litros de leche, y si le ponemos precio a esta lo analizamos por dinero generado por la leche.
No siempre el interés principal en la toma de decisiones del área agrícola será el saber lo anterior, también puede ser de interés el conocer cuánto forraje se produce por cada metro cúbico de agua, o visto de otra manera cuánta agua necesito para producir una tonelada de forraje seco, por lo que pudiéramos comparar eficiencias de cada ciclo o cultivo.
También puedemos analizar la producción de nutrientes que nos interesa de cada cultivo, como el caso del maíz y sorgo nos interesaría saber cuánto almidón se produce, ya que son alimentos energéticos, para el caso de las alfalfas y cereales de invierno cortados en la etapa fenológica de embuche, que son considerados alimentos proteicos, nos interesaría saber cuál es la producción de proteína cruda por hectárea, ciclo, año o por metro cúbico de agua utilizado.
En algunos de estos parámetros podemos incluir el factor tiempo (Kg. de proteína cruda/ha./día), de tal manera que podemos cubrir la exigencia de producir lo mejor en el menor tiempo posible de ocupación de la tierra, para lograr dos o más ciclos de cultivo, como es el caso de quienes tienen que hacerlo en la misma tierra, como ejemplo de algunos de estos parámetros observemos el cuadro 2, donde comparamos dos cultivos que compiten por producción de materia seca, proteína cruda y tiempo de ocupación de la tierra.
Cuadro 2. Comparativo de Canola vs. Avena, Establo Lanchares O.I. 2014-2015
Todos los ejemplos de parámetros anteriormente descritos son parámetros de primer nivel, pero también pueden desarrollarse parámetros de segundo nivel, que respalden los resultados obtenidos en los parámetros anteriores, o bien para tener trazabilidad de las operaciones que se llevaron en la historia de desarrollo del cultivo, como es el caso de Kg. o número de semillas/ha., plantas emergidas por hectárea, plantas cosechadas por hectárea, Kg. de fertilizante, número de aplicaciones de insecticida, etc., y esto lo podemos correlacionar con los parámetros de primer nivel.
Todo esto se tendría que llevar en una base de datos o software que nos permita, capturar, ordenar y analizar todos los datos de nuestros cultivos, para que tengamos una idea más clara de lo que hicimos mal para corregir o lo que hicimos bien para repetir, podemos elaborar y correlacionar cuantos parámetros se nos ocurran que realmente cumplan con el objetivo de ayudarnos a tomar la mejor decisión, los que nos dedicamos a atender establos, sabemos que no es tan difícil, solo es cuestión de que nos lo propongamos, debemos ejercer la agricultura con la misma seriedad y profesionalismo como ejercemos la zootecnia de bovinos de leche, erradiquemos la frase que versa “Cualquiera que tenga sombrero y tractor es un agricultor”.