INTRODUCCIÓN.
La producción de búfalos en Colombia ha mostrado un crecimiento progresivo en los últimos años, presentando un inventario nacional superior a los 300.000 animales distribuidos en 4.000 predios en todo el territorio nacional (ICA, 2017). Esta tendencia obedece a que el búfalo, es una especie bovina que se adapta fácilmente a condiciones climáticas extremas y a suelos inundables, en los cuales predominan forrajes nativos de baja calidad nutricional (Angulo-Arroyave et al., 2005a), obteniendo resultados reproductivos superiores a los alcanzados con las especies vacunas empleadas tradicionalmente para la producción (Ramírez-Toro et al., 2011; Bolívar-Vergara et al., 2010; Hurtado-Lugo et al., 2005; Angulo-Arroyave et al., 2005b). La intervalo entre partos (IEP) es un parametro reproductivo que determina la eficiencia de los hatos y la expresión del fenotipo de esta variable en los animales se ve afectada por interacciones entre el ambiente y la genética, y se ha observado alta variación por efecto del manejo, número de partos y grupo contemporáneo (Agudelo-Gómez et al., 2009; Bolívar-Vergara et al., 2012). Bajo este concepto, el objetivo de este trabajo fue conocer la relación de los factores no genéticos que afectan el IEP en búfalos para carne en el Magdalena Medio Colombiano, resultados que se hacen necesarios para establecer esquemas y estrategias de manejo que permitan optimizar la productividad de las empresas ganaderas.
MATERIALES Y MÉTODOS.
El estudio fue realizado en tres fincas bufaleras ubicadas en el Magdalena Medio Colombiano. La finca A se encuentra ubicada en el municipio de La Dorada (Caldas), a una altura de 190 msnm, una precipitación promedio anual de 1900 mm distribuidos entre los meses de Marzo - Junio y Septiembre–Diciembre y una temperatura promedio anual de 28.4 °C; La finca B se encuentra ubicada en el Municipio de Puerto salgar (Cundinamarca), a una altura de 150 msnm, precipitación promedio anual de 2300 mm distribuidos entre Marzo - Junio y Septiembre – Diciembre y una temperatura promedio de 26.3°C y La finca C está ubicada en el municipio de Puerto Boyacá (Boyacá), a una altura de 120 msnm., con una temperatura promedio de 26.1°C y con una precipitación promedio anual de 2500 mm distribuidos entre los meses de Abril – Junio y Noviembre – Diciembre. Todas las fincas se encuentran clasificadas como Bosque Húmedo Tropical (bhT según Holdrige) (Ewel et al., 1976). Para conocer los factores que afectan el IEP, fueron analizados 575 registros de partos. En el modelo matemático se incluyeron como efectos fijos el peso al nacimiento, la finca, el sexo de la cría, el número de parto, época y año de parto, mes de parto, duración de la lactancia y edad al parto (lineal y cuadrática). El modelo general utilizado fue el siguiente:
Yjklmnopqr = μ + Aj + Mk + El + EPm + Sn + PNo + PDp + EDq + Fr + ejklmnopqr
Donde:
Yjklmnopqr : Corresponde a las observaciones de IEP
μ : Es la media general para IEP
Aj : Es el efecto debido al año de parto (j: 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015)
Mk : Es el efecto debido al mes de parto (k: Ene a Dic)
El : Es el efecto debido a la época de parto (l: Ene-Mar, Abr-Jun, Jul-Sep y Oct-Nov)
EPm : Es el efecto debido a la covariable edad al parto
Sn : Es el efecto debido al sexo de la cría (n: Hembra, Macho)
PNo : Es el efecto debido al peso al nacimiento
PDp : Es el efecto debido al peso al destete
DLq : Es el efecto debido a la covariable edad al destete
Fr : Es el efecto debido a la finca (r: A, B y C)
ejklmnopqr : Efecto residual
Para el análisis de los datos se empleó el procedimiento GLM y para la comparación de las medias se aplicó la prueba de Tukey del paquete estadístico SAS (1999).
RESULTADOS.
La media cuadrática para el IEP, la desviación estandar y el coeficiente de variación fúe 445.2 + 64.5 días y 13.6 %. Estos valores son semejantes a los reportados por Mitat, (2011) en Cuba, Characo et al (2001) en Colombia y Sampaio et al (2001) en Brasil. Estos autores encontraron una media cuadrática de 401,9, 464,0 y 450.8 días respectivamente. En la tabla 1 se observa el análisis de varianza, el cual muestra que el IEP está afectado significativamente por todas las variables analizadas excepto sexo de la cría, época de parto y el peso al nacimiento.
La finca que presento mejor indicador para IEP fue C (Tabla 2). Este factor puede ser atribuido a que en esta hacienda todas las búfalas son adultas, mientras que en las demás entre el 30-50 % de los animales son de primer parto. Adicionalmente, en ninguna de las fincas existe programa de descarte por esta característica. Con relación al efecto del año de parto sobre el IEP, existe un leve aumento de la variable a partir del 2013. Sin embargo existen un conjunto de factores que involucran las variaciones climáticas, el plano nutricional de los hatos y las prácticas de manejo implementadas en la unidad de producción, las cuales pueden variar entre los años.
Para el mes de parto (figura 1), existe una diferencia entre el mejor (enero) y el peor (agosto) de 42 días. Este efecto del mes de parto sobre el IEP es atribuido a la poca disponibilidad de forraje en los meses de diciembre a mayo debido a la época seca, que influye de manera directa en la condición corporal de las búfalas. Esta característica está altamente asociada con la estacionalidad reproductiva que presenta esta especie, así, búfalas que no se preñan en la estación reproductiva tienen que esperar la próxima estación para tener su servicio efectivo (Cerón-Muñoz et al, 2017).
Estos resultados muestran que posiblemente, los búfalos presentan un anestro lactacional debido al amamantamiento de las crías, lo que posiblemente aumenta las concentraciones de lactotropina la cual inhibe el ciclo reproductivo, impidiendo que los animales se acaloren y por ende no queden preñadas. Esto sugiere la realización de un estudio que permita determinar este efecto en el desempeño reproductivo de las búfalas.
Se encontró que la edad al parto afectó significativamente el IEP (Tabla 5), posiblemente por los menores requerimientos nutricionales para de crecimiento, lo que permite tener mejor condición corporal y mayor disponibilidad de energía para la reproducción. También se observa que animales con lactancias prolongadas, sacrifican su reproducción.
Los resultados encontrados para el IEP avala lo planteado por García (2010) y Brito (2005) cuando afirman que el IPP de 365 días es fisiológicamente posible, con un buen manejo reproductivo y una adecuada alimentación en búfalas de igual potencial reproductivo para lograr incrementos en la producción de leche y de buceros.
Estos resultados confirman los resultados obtenidos por Crudelli (2002), quien plantea que existe reducción del IEP, la cual es progresiva cuando disminuye número de partos. Además afirma que las búfalas más jóvenes presentan IEP más largos, lo que denota al igual que en el vacuno el estrés del primer parto, aunque en condiciones de alimentación favorables, el estrés es menor que en fincas donde la alimentación se basa con pastos naturales solamente. Este autor además concluyó que estas características pueden estar influenciadas por la posibilidad de que las búfalas alcanzan su madurez y plenitud productiva en edades posteriores del cuarto parto en lo adelante. Se deduce de lo analizado que el número de partos de la búfala es proporcional al IEP en términos de eficiencia reproductiva, o sea, mientras más partos tenga la búfala mejor serán los valores para el IEP.
CONCLUSIÓN.
El IEP está afectado por todas las variables analizadas excepto sexo de la cría, época de parto y el peso al nacimiento. Finalmente se observó la sensibilidad que presenta esta característica a los cambios ambientales y manejo de los hatos bufalinos.
AGRADECIMIENTOS.
Los autores expresan su agradecimiento al Sistema de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación (SENNOVA) del SENA por la financiación del proyecto “Implementación de la norma en buenas practicas ganaderas y agrícolas en la granja del centro Pecuario y Agroempresarial SENA de Puerto Boyacá” con código SIGP 1874-2017.