1 INTRODUCCIÓN
La ganadería de leche enfrenta el reto de hacer más eficaz los sistemas de producción y alimentación. Se espera que los modelos del futuro tengan como base algún enfoque de sostenibilidad y un uso racional de los recursos naturales, especialmente aquellos con mayor aprovechamiento biológico y económico (Boschini et ál. 2000).
El género Musa de la familia Musaceae, incluye los bananos y plátanos (INIBAP, 1984). Son plantas herbáceas que presentan diferentes alternativas de uso de los productos y subproductos; sus frutas pueden consumirse en forma directa, una vez maduras, o a través de procesos sencillos de cocción. Las hojas y seudotallos pueden utilizarse en la alimentación animal.
En Venezuela existen antecedentes que los pseudotallos molidos y mezclados con melaza, son a veces utilizados como parte de la dieta en la alimentación animal (Martínez et ál. 1999); también se evaluaron las harinas de diferentes clones y partes de musáceas comestibles (Hernández at ál. 2009), y se encontró que los mayores contenidos de nitrógeno se presentaron en la hoja (2,57%, equivalente a 16% de proteína cruda); de potasio en el raquis floral o “pinzote” (2,32%); y de fósforo en la yema floral (0,37%), por lo que los autores concluyeron que las harinas de musáceas tienen potencial para formular alimentos concentrados para animales.
En Costa Rica, el uso del seudotallo de banano, guineo o plátano conocido como vástago o palote – es una práctica normal que han utilizado los productores en la alimentación del ganado lechero para reducir los problemas de escasez de forraje durante el verano. Anecdóticamente, la tradición oral de los productores relata sobre el uso de la planta completa por parte de “nuestros abuelos”. En la Meseta Central hubo numerosos bancos pequeños de banano dentro de las fincas lecheras, como parte de la producción y conservación de forraje en pie para la época seca. Muchas fincas de café utilizaban la mata de banano como sombra y durante la época de verano se extraían los vástagos de los cafetales para la alimentación del ganado lechero. Estos empezaron a desaparecer al inicio de la década de los 80 junto con el incremento de la urbanización de tierras dedicadas a la producción de leche y el cultivo de café. Hoy en día el valor cultural de esta práctica se ha perdido y en consecuencia fue sustituida en el mejor de los casos con las prácticas de conservación, especialmente el ensilaje con forrajes de porte alto: maíz, sorgos forrajeros y el king grass en diferentes cultivares (Boschini et ál. 2015).
Algunos investigadores han empleado el pseudotallo mezclado con hojas como un componente forrajero en sistemas de alimentación animal (Ffoulkes y Preston, 1978). En una evaluación en Cartago, la producción de leche y el contenido de grasa no fueron afectados por la inclusión de pseudotallo hasta un nivel de 40% dentro de la mezcla forrajera (Rojas et ál 1988).
En Cuba “el plátano lo usan los campesinos como una alternativa más en la época de penurias de la seca…Normalmente se usan los campos que se van a demoler por estar ya viejos o improductivos y entonces los campesinos van y los cortan y se lo entregan a los animales como forraje verde, mientras dure” (J. Iglesias, Comunicación personal).
En general, no hemos encontrado estudios formales realizados con bancos forrajeros de guineo negro, ni estrategia de manejo planificado de dicho tipo de forraje. Por tal motivo se estableció un banco forrajero de guineo negro a los efectos de evaluar su comportamiento, características agronómicas y desarrollo.
2 MATERIALES Y MÉTODOS
Esta evaluación se llevó a cabo en la Estación Experimental de Ganado Lechero “Alfredo Volio Mata” de la Universidad de Costa Rica, ubicada en Alto de Ochomogo, Provincia de Cartago. La Estación está ubicada a 1542 msnm, con una precipitación media anual de 2050 mm, distribuida durante los meses de mayo a noviembre. De diciembre a mediados de mayo la precipitación pluvial decae completamente. La temperatura media es de 19.5 ºC y la humedad relativa media es de 84%. El suelo es del orden Andisols, sub-grupo Humic Haplustands, régimen de temperatura Isotérmico -menor a 22oC - (USDA, 2011). Se caracteriza por una profundidad media, con buen drenaje natural, una fertilidad media (7.7 de calcio, 3.0 de magnesio y 1.54 cmol/l de potasio, 10.0 de fósforo, 28.8 de cobre, 234 de hierro, 6.3 de manganeso y 2.6 mg/l de zinc). Un pH de 5,9 (Vásquez, 1982). Ecológicamente, la zona se tipifica como bosque húmedo montano bajo (Bolaños et ál. 1999).
El banco fue establecido en julio de 2012 con guineo negro (Musa AAA), seleccionado por las condiciones ambientales (altitud y precipitación) y porque es utilizado en las fincas de la zona, con material proveniente de una finca de Tres Ríos; distanciamiento inicial en cuadro de 2 m x 2 m (2500 plantas /ha).
En mayo de 2013 se establecieron tres parcela de muestreo de 6 m x 8 m (48 m2), ubicadas al azar en las hileras de plantación. Se contó el número de cepas por parcela, número de seudotallos por cepa, número de hojas por seudotallo y se calcularon estas variables por hectárea respectivamente.
Se midió diámetro basal y altura de cada seudotallo para calcular volumen y hacer relaciones alométricas. Para calcular el coeficiente de forma (relación entre el volumen real y el volumen aparente) se tomaron 15 seudotallos (cinco de cada parcela), y se les midió diámetro basal y apical y longitud entre los diámetros (altura del seudotallo).
Para determinar área foliar, se muestrearon 81 hojas (provenientes de los 15 seudotallos indicados previamente) a las que se midió largo y ancho; se multiplicó largo por ancho, por un coeficiente de 0,67 -relación entre área real y área aparente- (Turner 2003; Nyombi ét al. 2009). Con estas variables se calculó área foliar promedio de una hoja: AF( m2) = Longitud (m) * Ancho (m) * 0,67; y luego se calculó el AF en m2/ha. Para el cálculo del índice de área foliar (IAF), se relacionóel AF en m2/ha dividido por 10.000 m2/ha.
3 RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El coeficiente de forma calculado (volumen real/volumen aparente) fue 0,59, con el que se calculó el volumen de seudotallos a partir del diámetro basal y la altura.
La densidad actual promedio es de 2361 cepas por hectárea (91% de sobrevivencia), que totalizan 9942 seudotallos por hectárea; con 4,22 seudotallos por cepa, 4,65 hojas por seudotallo; y 44276 hojas por hectárea; el volumen promedio de los seudotallos alcanza 660,13 m3/ha (Cuadro 1).
Cuadro 1. Densidad actual (Cepas/ha) e información poblacional del banco forrajero de musáceas, Ochomogo, Cartago, 2013.
La producción anual de biomasa en peso fresco alcanzó 116,6 toneladas por hectárea, de las cuales 13,7% corresponden a las hojas y 86,24% a los seudotallos; mientras que la producción total de materia seca fue de 7,27 toneladas por hectárea: 35,39% de hojas y 64,61% de seudotallos (Cuadro 2).
Destacamos la producción en peso fresco porque tanto el seudotallo como las hojas frescas, ambas picadas, son el forraje que se ofrece al ganado en las canoas; y si bien la calidad nutricional de los mismos no es óptima (Chacón et ál. 2015), sostenemos que es un alimento de mitigación viable, para afrontar el mantenimiento del hato en condiciones de escasez forrajera y crisis climática.
Cuadro 2. Producción de biomasa del banco forrajero de musáceas, Ochomogo, Cartago, 2013.
CARACTERÍSTICAS DE LAS HOJAS
El área folia media fue de 1,0981 m2 (64,51 cm de ancho por 252,92 cm de longitud); con un AF promedio que totalizan 49.667 m2/ha y un índice de área foliar (IAF) de 4,97, con variaciones importantes entre parcelas (Cuadro 3). Este último valor es similar a los reportados por Añez y Tavira (1999), quienes observaron que el IAF en un cultivo de banano del tipo Cavendish, en suelos muy fértiles y una densidad de 1.600 plantas por hectárea estuvo en un rango de 4,0 a 4,5, y que las diferencias en los resultados podía estar asociada a la disposición de las plantas y el deshoje intenso con que se manejan en estos cultivos comerciales, en los que se dejan 6 hojas funcionales por seudotallo a la cosecha. En este estudio sólo hubo 4,65 hojas funcionales por seudotallo, pero con densidades mayores (2361 pls/ha), dado que el objetivo principal del banco forrajero de musáceas es la producción de biomasa forrajera.
Cuadro 3. Características de las hojas del banco forrajero de musáceas, Ochomogo, Cartago, 2013.
DISTRIBUCIÓN DIAMÉTRICA DE LOS SEUDOTALLOS
El 35,17% de los seudotallos fueron menores de 15 cm de diámetro basal, 35,86% estuvo entre 15 y 25 cm y 28,97% presentaron diámetros basales mayores a 25 cm (Figura 1).
Figura 1. Distribución diamétrica de los seudotallos del banco forrajero de musáceas, Ochomogo, Cartago, 2013.
NÚMERO DE HOJAS POR SEUDOTALLO
El número promedio de hojas por seudotallo fue 4,65+1,59 y mostró una distribución normal (Figura 2).
Figura 2. Distribución de frecuencias absolutas del número de hojas por seudotallo en banco forrajero de musáceas, Ochomogo, Cartago, 2013.
Rodríguez y Rodríguez (1998) reportan un promedio de 5,48 hojas por planta en el momento previo a la floración, mientras que García y Sosa (2001) reportan 13,1 hojas funcionales en el momento de la floración y 7,4 hojas funcionales en el momento de la cosecha de la fruta de banano. Estos autores indican que la emisión foliar se da cada 7,6 días con una variación estándar de 5,8 días. En ambos casos, el número de hojas funcionales por planta reportadas es mayor que el valore medio de la plantación en estudio. Adicionalmente, se informa que la planta de banano tiene en promedio 39 hojas por planta en su ciclo completo, contadas a partir de la primera hoja verdadera hasta la última que emerge previo a la floración (García y Sosa 2001).
VOLUMEN Y PESO FRESCO DE LOS SEUDOTALLOS
El volumen promedio del seudotallo fue de 87,92+65,54 dm3 .; y se encontró una correlación muy alta entre el diámetro basal del seudotallo y el volumen del mismo (Y= -99 + 9,5962 X, R2 = 0,95). El peso fresco promedio del seudotallo fue de 45,59+31,74 kg y también, se encontró una correlación muy alta entre el diámetro basal y el peso fresco del mismo (Y= -111,1944 + 7,8946 X, R 2 = 0,98), como se muestra en la Figura 3.
Figura 3. Estimación del volumen y peso fresco del seudotallo en función del diámetro basal.
La densidad de seudotallo fue de 0,51 kg/L, con un valor inicial de 0,36 cuando el diámetro basal fue de 17 cm, incrementándose en 0,33 kg/L al aumentar cada centímetro en el diámetro basal, hasta alcanzar una densidad de 0,62 kg/L a los 24 cm de diámetro basal.
El diámetro basal medio observado clones de Musa AAB es de 24 cm de diámetro (76,36 cm de perímetro) (Rodríguez y Rodríguez 1998), superior a la media observada en este trabajo, inclusive por encima del diámetro máximo. García y Sosa reportan diámetros basales de 15 a 26 cm en seudotallos García y Sosa 2001), con una media de 19cm, más cercanos a los encontrados en este estudio. Martínez et ál reporta que el diámetro del tallo se incrementa de 15 cm a 21 cm cuando la densidad pasa de 1100 a 3300 plantas por hectárea, valores que se encuentran dentro del rango de los diámetros basales mostrados en la Figura 3 e igualmente reportados por González-Velez (2014) en Puerto Rico.
VOLUMEN Y PESO FRESCO DEL SEUDOTALLO EN FUNCIÓN DE SU ALTURA
También se encontró una correlación alta entre la altura del seudotallo y el volumen del mismo (Y= -104,8389 + 51,2844 X, R 2 = 0,79); y entre la altura del seudotallo y el peso del mismo (Y= -15,2459 + 154048 X, R2 = 0,77), como se muestra en la Figura 4.
Figura 4. Estimación del volumen y peso del seudotallo en función de su altura.
La densidad media del seudotallo fue de 0,45 kg/L, con un valor inicial de 0,53 kg/L cuando el seudotallo alcanza 3,4 m de alturas, disminuyendo a razón de 0,08 kg/L al aumentar en 10 cm la altura del seudotallo hasta alcanzar un valor de 0,42 kg/L a los 4,6 m de altura del vástago.
En Venezuela, la altura del seudotallo de los clones Musa AAB alcanzó una media de 5,36 m (mínimo de 4,3 m y máximo de 6,15 n) (Rodríguez y Rodríguez 1998), el cual es un valor superior a 3,78 m observado en el cultivo en estudio. Por otro lado García y Sosa (2001) reportan alturas del seudotallo ente 2,20 y 3,90 m, por debajo de los valores mostrados en el gráfico anterior, que concuerdan con los mostrados por Gonzalez-Velez (2014) en Puerto Rico. Es de esperar que conforme se aumenta la densidad de plantas por unidad de área, se incrementa la altura de la planta por la competencia de luz, lo que coincide con Martinez et ál 2009 quienes reportan que cuando la densidad es de 1458 de plantas por hectárea, la altura de la planta es de 3.00 m, mientras que a mayor densidad (1750) la altura de la planta es de 3,45 m.
VOLUMEN Y PESO FRESCO DEL SEUDOTALLO EN FUNCIÓN DEL NÚMERO DE SEUDOTALLOS POR CEPA
El número promedio de seudotallos por cepa fue 3,03+1,67 y mostró una correlación mediana con el volumen total por cepa (Y = 40,3852 + 786378 X; R2 0,57); mientras que mostró una correlación muy alta con el peso fresco total por cepa (Y = 25,5568 + 37,079 X; R2 0,95), Figura 5.
Figura 5. Estimación del volumen y peso de los seudotallos que forman una cepa en función del número de seudotallos por cepa.
Al estimar la densidad media del vástago en presencia de diferente número de seudotallos por cepa, se observa un valor medio de 0,49 kg/L. Cuando solamente hay un seudotallo por cepa la densidad fue de 0,53 kg/L, disminuyendo a razón de 0,006kg/L al aumentar un seudotallo por cepa, hasta alcanzar un valor de 0,48 kg/L cuando la cepa tiene 7 seudotallos.
La densidad del seudotallo aumenta conforme adquiere mayor diámetro basal y disminuye al aumentar la altura como el número de seudotallos por cepa. En el primer caso la disminución probablemente se debe a la disminución del diámetro apical del vástago y en el segundo las plantas se encuentran en franca competencia por luz, teniendo un alargamiento que contribuye a que la planta presente un menor diámetro apical de cada vástago.
La densidad del vástago entero es superior a la densidad que muestran los forrajes de corte como el maíz y el King grass tiene una densidad de 0,27 kg/L cuando son picados y compactados con la fuerza de descarga sobre la carreta. La densidad es similar a la obtenida en silos de trinchera (0,45 a 0,60 kg/L) después de ser compactada con maquinaria (Boschini et ál 2003).
García y Sosa (2001) reportan un promedio de 4,76 hijos por cepa, similar al promedio encontrado en el cultivo de estudio.
4 CONSIDERACIONES FINALES
Los valores de biomasa encontrados en este estudio permiten afirmar que un banco forrajeo de guineo negro, en condiciones de fincas pequeñas, tiene gran potencial como recurso forrajero en momentos de crisis climática o escasez estacional de otros forrajes.
Otros estudios han encontrado que las hojas contienen una cantidad alta de polifenoles, cerca del 8% de la materia seca, valor mayor que el detectado en el seudotallo, lo que constituye una limitación; sin embargo, la cantidad de taninos condensados es baja (Nogueira et ál. 2012). Además, se ha observado que las hojas tienen propiedades antihelmínticas, asociado a la cantidad de terpenoides y flavonoides. Esta facultad se ha observado en ganado bovino, caprino y ovino (Oliveira et ál. 2010).
En vacas lecheras se recomienda incluir hojas de banano en la dieta total, hasta un 15% en base seca, sin afectar la digestibilidad y la producción. El seudotallo puede incluirse en la dieta hasta un 25% en base seca. Dado el alto contenido de potasio, niveles de inclusión mayores aumenta la velocidad de paso del alimento por el tracto digestivo, disminuyendo la digestibilidad de la dieta total y en consecuencia una disminución paulatina de la producción de leche (El-Ghani 1999).
No se recomienda ofrecer el vástago y las hojas de guineo negro como dieta única, a pesar de su alta digestibilidad. Por su alto contenido de agua y de potasio, la velocidad de paso del vástago por el tracto digestivo se incrementa, por lo que es necesario darlo mezclado con forrajes fibrosos. A pesar de que la digestibilidad de las hojas (65%) es menor que en los tallos (75%), el consumo voluntario de hojas es un 75% mayor que el vástago. De esta manera, la vaca al consumir hojas logra un mayor consumo y digestión de nutrientes. El vástago o palote, tiene un peso fresco entre 40 y 80 kg previo a la floración. El peso de las hojas es en términos proporcionales un 20%, ofreciendo la mezcla natural de vástago y hojas (4:1) tendría una digestibilidad media de 68%, este es un valor de digestibilidad muy superior al reportado para muchos forrajes tropicales (Boschini et ál. 2015).
En la Meseta Central de Costa Rica hubo numerosos bancos pequeños de banano y plátano dentro de las fincas lecheras, como parte de la producción y conservación de forraje en pie para la época seca. Muchas fincas de café utilizaban la mata de banano y plátano como sombra y durante la época de verano se extraían los vástagos de los cafetales para la alimentación del ganado lechero. Estos empezaron a desaparecer al inicio de la década de los 80 junto con el incremento de la urbanización de tierras dedicadas a la producción de leche y el cultivo de café. Hoy en día el valor cultural de esta práctica se ha perdido y en consecuencia fue sustituida en el mejor de los casos con las prácticas de conservación, especialmente el ensilaje con forrajes de porte alto: maíz, sorgos forrajeros y el king grass en diferentes cultivares. Más recientemente, ha venido creciendo el ensilaje de forrajes de piso en bolsa, como kikuyo y estrella africana.
Otra práctica de proveer alimento conservado al ganado durante el verano es la alimentación con heno (Boschini et ál. 2015).