Los parámetros reproductivos para vacas lecheras actualmente en uso, probablemente necesitan ser modernizados ya que las condiciones actuales son en realidad muy diferentes de aquellas existentes hace 50 o 55 años, cuando dichos parámetros fueron originalmente establecidos. Por una parte las vacas han sido sometidas a una selección genética intensiva, lo que las ha convertido en animales altamente especializados en la producción de leche.
En la producción especializada de leche en el mundo, se nota una tendencia general a la reducción en el número de vacas, con un aumento en el promedio por vaca y un aumento total de producción de leche.
Por otra parte, la forma de alimentar a las vacas lecheras, también ha evolucionando de manera notoria, no solamente desde el punto de vista de su composición, sino también ha habido grandes avances en la manera de evaluar los alimentos concentrados y forrajes, se han modificado las proporciones en que ambos participan en las raciones, se ha incorporado el uso de carros mezcladores con básculas, así como el uso de raciones integrales, entre otros cambios.
Otro aspecto importantísimo, es el representado por el uso de hormonas, como las prostaglandinas, que han ayudado a ser más eficiente la reproducción, o la somatotoprina bovina, que está ayudando a producir más leche por periodos más prolongados.
El aporte genético de los toros con prueba de progenie usados en I.A. conduce también a una sólida base para una mejor productividad. La base genética para la evaluación de los toros con prueba de progenie, es actualizada cada 5 años, por lo que actualmente, toros tan famosos en su tiempo, como Bootmaker, Astronaut y Elevation, resultan hoy con valores negativos.
Es en este contexto de grandes cambios y evoluciones, donde de repente nos encontramos con nuestros antiguos conocidos: los parámetros reproductivos que no han variado desde que fueron establecidos.
Generalmente se habla de parámetros establecidos de fertilidad que siempre tratamos de alcanzar. En realidad para la mayor parte de las vacas en nuestro medio, no resultan prácticos. A continuación se presentan diferentes cuadros de parámetros reproductivos.
Analicemos por ejemplo días a primer servicio. Tradicionalmente se considera adecuado un periodo de espera voluntario de 40 a 60 días post parto para dar el primer servicio, sin embargo los investigadores están de acuerdo en que no es solamente la longitud del tiempo que se espere lo que conduce al éxito reproductivo, es el establecer un periodo de espera voluntario (PEV) basado en un programa reproductivo establecido para las necesidades particulares de la explotación. El acortar el PEV no habilita a las vacas para que queden gestantes más tempranamente después del parto, por el contrario esto ofrece una falsa sensación de mejoramiento reproductivo, ya que estas preñeces constituyen una excepción, más que la regla.
Después del parto las vacas básicamente tienen una fertilidad de cero, aunque esto cambia rápidamente en el transcurso de las semanas, al tiempo que el útero involuciona y retorna a su tamaño normal reasumiendo sus actividades estrales normales. Esta progresión natural hacia el pico de fertilidad post parto, toma más de dos meses en la mayoría de las ocasiones, ya que este proceso varía de explotación a explotación y de vaca a vaca dependiendo del manejo, nutrición y medio ambiente.
Cualquier vaca que haya tenido algún tipo de incidente metabólico o reproductivo durante el parto o después, necesitará más tiempo para su recuperación. Estas vacas típicamente retornan al estro aproximadamente un ciclo más tarde de lo que lo hacen sus compañeras de hato que parieron sin dificultades. Por ejemplo la primera ovulación en vacas con parto normal, ocurre aproximadamente 15 días post parto. Roy Ax de la Universidad de Arizona explica que, en vacas que tuvieron problemas durante el periodo de transición, esto ocurre alrededor de los 30 a 35 días post parto. Aún más, una investigación conjunta de varias universidades indica que del 20 al 30 % de las vacas son anovulatorias a los 60 días en leche, lo que significa que todavía no están presentando actividad sexual al final del típico PEV.
La inseminación temprana por sí misma, no resolverá los problemas reproductivos de nadie, antes al contrario es en general, matemáticamente imposible para un hato con bajo desempeño reproductivo, alcanzar el intervalo entre parto deseado por el solo hecho de acortar el PEV, ya que el PEV, no es la raíz del problema. Las razones en hatos bien manejados, son básicamente tres: alta producción, consumo insuficiente de nutrientes por incapacidad (periodo de balance negativo de energía) y deficiente condición corporal. Una conduce a la otra. Por supuesto que hay otros factores que influyen para producir esta baja fertilidad
- Partos distócicos
- Retención placentaria
- Lesiones uterinas
- Problemas metabólicos
Pero esos son casos patológicos y aquí nos estamos refiriendo a vacas que han tenido partos normales.
Investigadores europeos reportaron en el Journal of Thereogenology de 2003, que las vacas que fueron inseminadas después de cortos periodos de espera voluntaria, tuvieron tasas de concepción significativamente menores que aquellas que tuvieron PEV más largos. Esto es cierto tanto para vacas por arriba del promedio como abajo del promedio de producción de leche.
Una tasa baja de concepción a primer servicio no solamente nos roba rendimiento en la línea de producción. Todos hemos visto con tristeza, como las altas productoras son las que tardan más en quedar gestantes y es hasta el cuarto o más servicios cuando finalmente preñan. Pero además resulta que los mejores toros, los usamos en el 1º, 2º, tal vez hasta el 3º, pero a partir del 4º servicio se usan los toros más baratos y probablemente sin prueba de progenie. Es con estos toros que muchas de nuestras mejores vacas quedan gestantes y son las hijas de esos toros de calidad genética inferior, las que constituirán nuestra recría. ¿Porqué entonces insistir en seguir dando el primer servicio a los 40 a 60 días a este tipo de vacas que todavía no han alcanzado las condiciones necesarias para concebir?
Es probable que sea más conveniente utilizar un parámetro con una base diferente y más real, como lo es la producción y de acuerdo a ella, tomar la decisión de cuando dar el primer servicio. Lo que actualmente estamos haciendo con la mayoría de los hatos que manejamos, es dar el primer servicio de acuerdo a la producción de la vaca. Tomando como base el número de litros producidos y multiplicándolo por 2, nos da el número de días en que la vaca recibirá su primer servicio:
30 litros ----------------- 60 días
40 litros ----------------- 80 días
50 litros ----------------- 100 días
60 litros ----------------- 120 días
De esta manera, estamos dando un trato más justo a las vacas altas productoras y a las medianas productoras, las tratamos de una manera tradicional. A pesar de tratamientos hormonales, reinseminaciones, infusiones de antibióticos, etc., finalmente la vaca queda gestante cuando ella está en condiciones y esas condiciones tardan más en llegar para las altas productoras, aún cuando existe evidencia de que las medianas y bajas productoras, también se benefician con PEV más largos. Para qué entonces desperdiciar semen de excelente calidad, inseminando vacas que tienen muy pocas probabilidades de quedar gestantes, ya que se sabe que en las vacas altas productoras, el periodo de BNE puede durar hasta 120 días. Por otra parte, las altas productoras que queden gestantes a los 40 a 60 días post parto, van a tener lactancias de 250 a 270 días. Cuando llegue el momento del secado, este tipo de vacas estarán produciendo de 30 a 35 litros o más, lo que constituye una situación nada deseable. Es mejor obtener lactancias más largas que siguen siendo económicamente convenientes. Cuando alargamos el PEV, tenemos más probabilidades de que nuestras mejores vacas queden cargadas en los primeros tres servicios, en los cuales usaremos los toros de mejor calidad genética, que son más caros, pero de los que obtendremos crías superiores, en vez de las crías de toros para vacas repetidoras que no tienen prueba de progenie.
Actualmente, con el uso de la somatotropina bovina, se están obteniendo mejores producciones y lactancias más largas. Esta hormona es una ayuda para poder llevar a cabo programas de este tipo con menor riesgo.
Respecto a los días abiertos e intervalo entre partos, en realidad no se producen grandes cambios con esta práctica, ya que aunque posponemos el primer servicio, la vaca preña cuando haya alcanzado las condiciones adecuadas(CC), independientemente del número de servicios que haya recibido, es decir si una vaca no tiene la condición corporal necesaria, ni está consumiendo alimento suficiente para soportar su producción en el momento en el que la servimos, esa vaca no quedará gestante si no hasta que desaparezcan estas condiciones adversas, aunque empecemos a servirla desde los 40 días post parto. Si prolongamos el PEV lo único que estamos haciendo es ahorrarnos el gasto de semen y el manejo, durante un periodo en que las probabilidades de preñez son mínimas y lo trasladamos en cambio, para más adelante cuando las oportunidades de gestación son mayores.
Si damos el primer servicio a 80, 100 o 120 días post parto, tendremos un periodo abierto promedio de 160 días: si le concedemos 3 servicios a la que inseminemos a 120 días, nos lleva a 160 días abiertos. Sacando un promedio de las que carguen a los 80 y a los 160:
Un intervalo entre partos de 13 meses, es absolutamente razonable y además obtendremos lactancias más prolongadas, menor desperdicio de semen y crías genéticamente superiores.
Conclusiones
El Periodo de Espera Voluntario tradicional de 45 a 60 días, parece cada vez menos adecuado a las condiciones actuales de las vacas lecheras. Los cambios producidos en ellas en aspectos tan importantes como la genética, producción, alimentación y manejo, hacen necesaria una revisión de los parámetros reproductivos que por haber sido establecidos hace muchos años, ya no se ajustan a las necesidades actuales. Existen en la literatura diferentes estudios y propuestas para modificar el PEV, pero casi todas están de acuerdo simplemente en alargarlo para establecer un nuevo parámetro.
Parece más adecuado ajustar la duración del PEV, a las condiciones particulares de cada vaca, tomando la producción de leche como base para esta decisión, dado que es aquí donde reside el origen de todos los problemas para las vacas especializadas. De esta manera se otorga un trato más conveniente para las altas productoras, permitiéndoles adquirir la condición corporal necesaria para hacer frente a la producción y a la reproducción. Por otra parte, las bajas productoras recibirán el primer servicio mucho más pronto, como corresponde a su producción.
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