Introducción
La influencia de la nutrición en vacas lecheras sobre la reproducción, ha sido ampliamente estudiada, estableciéndose su efecto en varios puntos del sistema productivo (Butler, 2000). El más importante se centra en el eje hipótalamo-hipófisis ya que una deficiente nutrición al inicio de la lactancia produce una depresión de la síntesis de GnRH que afecta la liberación de FSH y la frecuencia pulsátil de LH, provocando una disminución de la función ovárica que origina un retraso en la ovulación y el consiguiente incremento del período de anestro (Jimeno et al., 1998).
Otro sitio de acción es el ovario, donde una nutrición deficiente afecta a la disponibilidad de colesterol como precursor de las hormonas esteroidales (Staples et al., 1998).
Por otra parte, las vacas lecheras de primera lactancia pueden presentar un mayor antagonismo entre producción de leche y fertilidad, pues aún no completaron su desarrollo (Ferguson, 1991). También la reanudación de la actividad ovárica después del parto depende de los cambios de peso al fin de la gestación y de la condición corporal al momento del parto (Wright et al., 1992).
El presente estudio pretende evaluar el inicio de la actividad ovárica posparto y determinar el efecto de los niveles productivos en vacas Holando Argentino primíparas y multíparas.
Material y métodos
El estudio fue realizado en un rebaño lechero comercial, ubicado en el Departamento Castellanos de la Provincia de Santa Fe, donde se seleccionaron 40 vacas de la raza Holando Argentino. Los animales correspondían a un grupo de 20 hembras prímiparas (VP), con una edad al momento del parto de 30 ± 2 meses y 20 vacas multíparas de segundo y tercer parto (VM) con una edad promedio 5 años ± 3 meses y una producción láctea promedio de 5860 Lts/lactancia.
Las vacas pertenecían a un sistema de régimen extensivo con dos ordeños diarios. El pastoreo (rye grass, trébol y alfalfa) se completaba con ensilado de maíz, heno de alfalfa y 4 kg de balanceado comercial por día que aportaba 15% de proteína y 2,6 Mcal de materia seca. A partir del parto, de cada vaca se obtuvieron dos muestras de leche entera por semana y se midió la concentración de progesterona mediante la técnica de radioinmunoensayo (RIA) hasta los 100 días de lactancia.
Además se realizaron controles de peso vivo y condición corporal (CC) al parto y a los 60 días pos parto (en escala de 0 a 5 e intermedios de 0,5). Se asume que ha ocurrido una ovulación cuando se observa una muestra con baja concentración de progesterona (< 1nmol/L) seguida de dos muestras con alta concentración (> 2nmo/L) (Mc Dougall and A. Hampson 1992), así se determinaron los intervalos entre el parto y el inicio de la actividad ovárica. El primer celo después del parto fue detectado por observación visual y refrendado por el análisis de progesterona.
Las diferencias entre grupos para el peso vivo, la CC y la producción de leche se contrastaron mediante la prueba de T student. Los índices productivos y reproductivos fueron relacionados por el índice de correlación de Pearson.
Resultado y discusión
Como lo muestra la tabla 1, las VP pesaron menos y presentaron un menor nivel de reservas al parto (p < 0,05) que las VM. Al comparar el peso y la CC, 60 días después del parto, la diferencia (p < 0,05) entre ambos grupos se mantiene.
Durante los primeros 60 días de lactación las vacas lecheras presentan un balance energético negativo, lo que se traduce en una disminución del peso y la CC (Ferguson, 1991), sin embargo, en este estudio, la pérdida fue mínima y resultó no ser significativa (p > 0,05). Esto podría deberse a dos razones; por un lado al hecho que la alimentación recibida en este período cubría las necesidades de la lactación, y por el otro que los niveles de producción no eran de una magnitud tal, que obligara a remover las reservas corporales (Nebel, RL et al., 1993).
Las VP tardaron una media de 17 días más en restablecer la función ovárica y la primera ovulación ocurrió por término medio 16 días más tarde que las VM. A los 45 días posparto sólo el 53 % de las VP habían tenido una ovulación, en cambio, en ese mismo período el 100 % de las VM había presentado al menos una ovulación. Además, el primer celo posparto se detectó 11 días más tarde en las VP, en comparación con las VM.
Las VM produjeron un 24 % más de leche durante los primeros 100 días de lactación que las VP. Sin embargo, en ninguno de los grupos se observó correlación entre la producción de leche y los intervalos reproductivos (r = 0.26 para VP y r = 0.31 para VM) poniendo de manifiesto que el nivel productivo no tuvo efecto sobre el inicio de la actividad posparto, coincidiendo con Ghrom Y.T. and P.J. Rajala-Schultz (2000).
En las VP, los intervalos reproductivos (días) se correlacionaron negativamente con el peso (r = -0,53) ; P < 0,05) y la CC al parto (r = -0,61; P < 0,05). Este hecho indica que aquellas hembras que presentaron mejores pesos vivos y CC al momento del parto, recuperaron antes su actividad ovárica, efecto que también se ha observado en las multíparas de acuerdo con (Zurek et al. , 1995, Gapel, C. 1995).
Según Wright et al., (1992) la reanudación de los ciclos estrales guarda relación con el peso y la CC al momento del parto cuya pérdida afecta a la prolongación del intervalo posparto. En este estudio, el menor rendimiento productivo y reproductivo de las VP se encuentra asociado al peso y la CC al parto, por lo que deberían tomarse medidas para que las hembras de primer parto lleguen a este momento con una CC buena (CC = 3,0).
Deberían sugerirse las recomendaciones de Mantysaari RL. et al., (1999) quienes al mejorar la alimentación en los dos últimos meses de gestación logran aumentos significativos en el peso y CC al parto.
Tabla 1. Peso Vivo, condición corporal e índices de actividad reproductiva posparto en vacas Primíparas (VP) y Multíparas (VM)
Bibliografía
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