El mayor riesgo que provoca la intensificación de los sistemas de producción, la concentración de animales, la mayor escala y el stress en vacas lecheras las hace proclive a sufrir enfermedades metabólico-nutricionales con el consecuente efecto negativo sobre la salud general y reproductiva del rodeo. Los problemas metabólicos son en la mayoría de los casos, el producto de un balance nutricional no adecuado y pueden ser consecuencia de deficiencia o excesos de nutrientes, faltante de forrajes, cantidades no equilibradas de alimentos balanceados o cambios de score (condición) corporal durante el periodo de vaca seca.
Durante el preparto y la etapa peripartal se elevan los niveles de glucocorticoides, sean fetales o maternos, todos responsables de la lisis de cuerpo lúteo y consecuentemente descenso de progesterona circulante. Los glucocorticoides maternos deprimen el sistema inmune durante el periparto y solamente son los estrógenos placentarios y los micronutrientes como vitamina A, beta caroteno y E y los minerales como el Se, Cu y Cr quienes tienden a compensar la inmunodepresión durante ésta fase reproductiva de la vaca. No en vano es citar que la acidosis ruminal, leucosis y DVB son patologías inmunodepresoras, las cuales son causa indirecta de afecciones endometriales y del estroma mamario puerperal
Esto se traduce con aumento de la incidencia de enfermedades como acidosis, cetosis, mastitis e Hígado graso, fiebre de la leche y trastornos reproductivos o podales, entre otras. Desde el manejo preventivo, la adecuada alimentación y nutrición equilibrada de la vaca durante el periodo de vaca seca es prioritaria para la salud general y el desempeño productivo del animal en la subsecuente lactancia. Una suplementación balanceada de micronutrientes, tales como vitaminas A y E y los minerales traza como selenio (Se) y zinc (Zn) son también de elevada importancia ya que la deficiencia de ellos se relaciona con una mayor incidencia de enfermedades. El metabolismo de los oligoelementos y minerales se relaciona no solo con la biodisponibilidad sino con el tiempo y la concentración que cada uno de ellos y su estabilidad durante los procesos metabólicos requiere para una fisiología aceptable durante el periparto.
El periodo posparto tiene una profunda influencia sobre la fertilidad futura y la productividad de las vacas, las deficiencia de vitaminas y minerales pueden afectar la inmunidad general y la suplementación con vitamina E y selenio pueden mejorar dicha situación.
FOTO: Gentileza Sra. Elizabeth Avendaño
El ciclo productivo de la vaca lechera puede dividirse en: período o etapa de vaca seca inicial (vaca seca), periodo de transición (últimas tres semanas de gestación y primeras tres semanas de producción (vaca preparto), lactancia inicial, (vaca fresca) media y final de la lactancia. Es durante el periodo de transición que las deficiencias y/o desbalances nutricionales suelen ser el orígenes de las llamadas" enfermedades de la producción"
Durante la década del 70 las enfermedades de la producción en vacas lecheras se definieron como trastornos del medio interno causadas por desbalances entre "input", "thoughput" y "output"
En un sistema preventivo de control de desempeño reproductivo la etapa es esencial para prevenir o eliminar un peligro relacionado con el sistema". Este concepto es aplicable a la producción lechera para ubicar la etapa peripartal en la vaca lechera. El periparto involucra la etapa de transición que incluye el preparto y vacas fresca (primeros 30 días del postparto.
"El paso de un estado de preñez no lactante (vaca preparto) a un estado de no preñez y lactante (vaca post parto) es a menudo una experiencia desastrosa para la vaca lechera" Goff y Horst, 1997.
La bibliografía internacional establece una serie de enfermedades con origen en la etapa de transición: edema de ubre, distocia, mortalidad perinatal, debilidad en terneros debido a calostrado inadecuado, síndrome de vaca caída con etiología de hipocalcemia e hipomagnesemia, hipocalcemia subclínica, retención de placenta, trastornos puerperales uterinos trastornos digestivos como acidosis subclínica o desplazamiento de abomaso, En forma secundaria laminitas, patologías podales de distinta gravedad, mortalidad embrionaria. Entre éste tipo de enfermedades existen interrelaciones, asociaciones y factores nutricionales de riesgo.
La vaca comienza a disminuir su consumo de materia seca alrededor de las últimas tres semanas de preñez con un aumento de esa disminución profundizada en la última semana de lactancia. Junto con cambios metabólicos y endócrinos durante la transición a la lactancia, el consumo de materia seca disminuye las últimas semanas antes del parto, potenciando las características del balance energético negativo (BEN) durante la lactancia temprana en la vaca. Esa situación predispone a la vaca a desarrollar trastornos metabólicos como hígado graso y cetosis. Diversos ensayos y estudios han sido publicados en los últimos tiempos para lograr minimizar el efecto del BEN en la vaca de transición.
Una de las estrategias de comprobada eficacia para el normal funcionamiento no solo del organismo sino del sistema inmune bovino es un adecuado balance de los nutrientes durante la etapa peripartal. Las patologías que puede sufrir la vaca lechera durante el periparto por depresión de su nivel inmunitario no solo producen mayor incidencia de mastitis, retención de placenta y metritis. La suplementación de micronutrientes durante
el preparto es una herramienta precisa que tiene el productor para garantizar la buena salud. Gran parte de los micronutrientes suministrados estimulan su sistema inmune y actúan como sustancias antioxidantes, reduciendo los efectos negativos de los radicales libres resultantes del metabolismo celular
El equilibrio metabólico y hormonal es muy delicado durante el periparto. La limitación del consumo, el stress al parto y los ajustes bioquímicos y orgánicos durante el comienzo de la lactación contribuyen a la incidencia de patologías durante ese período. Además de incluir los desordenes metabólico-nutricionales (cetósis, hígado graso, tetania hipomagnesémica, hipocalcemia puerperal) deben incluirse una serie de patologías con signos clínicos o suclínicos como disfunción de los preestomagos, patologías podales, trastornos reproductivos y ciertas enfermedades infecciosas.
La hipocalcemia subclínica es de riesgo dado que puede pasar inadvertida. La hipocalcemia clínica o fiebre de la leche cursa con temblores, obnubilación y coma con pronóstico reservado a la evolución consecuentemente a la dinámica de la bioquímica sanguínea. El compromiso del metabolismo óseo junto con el P, Ca y la PTH es compleja y existen factores que predisponen y ambientales que influyen. Un estudio realizado en le región central cuenca lechera de Santa Fé concluyo que las concentraciones séricas promedio de Ca, P, Mg, Na, K se encontraron dentro de valores normales citados por la literatura y los valores eran similares a los publicados por distintos países para le especie en semejante etapa fisiológica, el aporte como el mecanismo homeostático relacionado con la regulación de los niveles de macroelementos permiten un balance metabólico nutricional óptimo en la vaca Sin embargo, los valores séricos de magnesio según el campo presentaban diferencias significativas, esto se atribuye a un mayor aporte del macroelemento a través del pastoreo a base de leguminosas en el caso del campo. Debido a la mejor condición corporal de los animales clasificados, se justifica la diferencia. La oferta nutricional y la realidad de consumo puede alterar la respuesta dado la dinámica bioquímica de los macro y microminerales. La prevención de la fiebre de la leche y cetosis, asimismo como ofrecer en la dieta una concentración adecuada de vitamina E, selenio, zinc, cobre puede ayudar a prevenir la perdida de la respuesta inmune, reduciendo la incidencia de retención de placenta y las demás enfermedades secundarias del periparto
Respecto al edema de ubre, la acumulación de líquido en el espacio intercelular de la ubre es fisiológica en torno al parto. No obstante si es severa puede predisponer a la rotura del ligamento suspensor y otras lesiones, acortando la vida productiva de la vaca. La incidencia y la severidad son mayores en vaquillonas que en vacas y aún más en vaquillonas que paren a mayor edad. La causa primaria del edema de ubre es el aumento de la presión venosa debido a que la presión ejercida por el útero grávido dificulta la circulación de retorno. Algunos factores nutricionales que predisponen son el consumo excesivo de sodio y/o potasio, la hipomagnesemia, aflatoxicosis, el exceso de hierro y/o falta de antioxidantes (beta-caroteno, vitamina E, Se, Zn, Cu, Mn) la obesidad y la hipoproteinemia.
Inmunodepresión del periparto
La capacidad fagocitaria de los neutrófilos y la proliferación de linfocitos y su producción de anticuerpos es menor durante la semana previa al parto y la semana posterior al mismo. La causa son factores endócrinos y nutricionales. La progesterona inhibe muchas funciones leucocitarias que se relacionan con la necesidad de evitar el rechazo materno-fetal durante la gestación. A pesar de ello la progesterona disminuye durante el periparto por lo que su responsabilidad se descarta. Es probable que los estrógenos y glucocorticoides sean responsables. Los estrógenos y glucocorticoides tienen un potente efecto inmunosupresor. También el aumento de la acetonemia y la deficiencia de ciertas vitaminas y oligoelementos relacionadas con el consumo disminuido de material seca durante ese periodo.
Los niveles de estrógenos durante el parto son entre 10 y 100 veces superiores a los niveles de estrógenos fisiológicos del celo, y a éstas concentraciones alteran la función inmunitaria. Además, entre 24 y 48 horas previas al parto los niveles de prostaglandinas aumentan provocando luteólisis lo que resulta en disminución de progesterona y dominio definitivo de los estrógenos. Estos cambios en los perfiles hormonales que desencadenan el parto son estresantes. En situaciones de stress se liberan cantidades importantes de cortisol. Los niveles elevados de cortisol y estrógenos desencadenantes al parto son los que inciden directamente en la inmunosupresión, que hasta cierto punto es inevitable.
Respecto a la calostrogénesis, los mecanismos desencadenantes del parto, fundamentalmente e dominio estrogénico, favorecen la producción y transferencia de inmunoglobulinas a la glándula mamaria para la formación de calostro, en detrimento de las defensas celulares del propio animal
Varios trabajos han demostrado que la adición de antioxidantes (Vitamina A, E, Se y Zn) durante el periodo de vaca seca favorece el desarrollo de una sólida respuesta inmunitaria y disminuye la incidencia de mastitis. Los trabajos relacionan las deficiencias con signos clínicos pero, desafortunadamente el sistema inmunitario se ve afectado previo a la aparición clínica de las deficiencias. Por consiguiente el gran desafío es determinar las concentraciones óptimas para el sistema inmunológico (4)
En relación a la Vitamina E su concentración sanguínea no debería ser menor a 3-3,5 mg/L, caso contrario se estaría comprometiendo el normal desempeño del sistema inmunitario. Para no caer bajo ese umbral de compromiso inmunitario la concentración sanguínea de dicho nutriente durante el inicio o mitad del periodo seco deberá ser al menos de 5,4 mg/ml. Estos niveles no son fácil de lograr si las dietas no son enriquecidas. La vaca lechera debe recibir 1000 UI DE Vitamina E por día durante el periodo seca e inicio de la lactancia. El tipo de Vitamina E a suplementar ya que existen diferencias en la composición y biodisponibilidad entre la forma sintética la natural.
Programa "Claves"
En Argentina, NTA, Aacrea y Lab. Elanco desarrollaron encabezado por el Dr. Carlos Corbellini el Programa Claves cuya función fue el monitoreo sanitario productivo y económico de las enfermedades peripartales en vacas lecheras. El Programa relevó datos y registros, diagnósticos, incidencia de los trastornos durante en ésta etapa. Entre otras conclusiones en el 70 u 80% de estos problemas sanitarios, la mayoría de las muertes se produce en el periodo de transición o periparto, que abarca las últimas tres a cuatro semanas de gestación y las primeras tres a cuatro semanas de lactancia. . También concluye con un concepto de "Empresa enferma" en lugar de "animales enfermos" para ejemplificar el factor manejo, capacitación y recursos humanos como determinantes en éste tipo de enfermedades.
FOTO: Gentileza Sra. Elizabeth AvendañoSeguimiento y diagnóstico
El correcto diagnóstico se fundamenta en un seguimiento y monitoreo de los factores de riesgo y su incidencia en cada rodeo. El registro de datos debe ser confiable y permanente. Distintos parámetros resugieren para lograr conoces el escenario del periparto, esto significa que para conocer las causas resulta imprescindible un diagnóstico preciso. Los datos a registrar serían los siguientes:
Medición de CC (condición o store corporal) Escala 1-5: Al secado, al pre-parto, al parto. Medición de pH urinario al preparto. Medición de Ca y Mg sérico al preparto. Y dosaje sérico de Ca dentro de las 24 hs. de parida, Score de apariencia de materia fecal durante el preparto: (consistencia, color, olor y presencia de granos).
Los controles respecto a comederos y bebederos durante el periparto debe ser permanente. La vaca lechera peripartal consume diariamente 40 litros en invierno y 100 litros en verano. El tenor salino del agua de consumo cuando supera 5 gr/litro comprometen el consumo voluntario de alimento. Valores de sulfatos superiores a 1,5 gr/litro pueden ocasionar una deficiencia secundaria de Cu. Respecto a los comederos deberá evitarse la contaminación de pasto conservado, silaje en particular que puede provocar contaminaciones con hongos.
Conclusiones: La curva productiva de una lactancia tiene sus cimientos en el manejo de la vaca seca, la etapa peripartal y el período de transición. Allí, efectos de una alimentación adecuada, sanidad y recursos inmunitarios deben fortalecerse para soportar el largo camino de la subsiguiente lactancia. Allí, invertir no es un gasto. El costo/beneficio es la respuesta al desafío propuesto. Un manejo correcto adecuado a cada sistema y tipo de vaca. Implementar un sistema de mediciones y registros para saber donde estamos parados resulta útil, sencillo, con bajo costo y permite establecer un diagnóstico de precisión.
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