Introducción
La mastitis se define como la reacción inflamatoria de la glándula mamaria, que unido a cambios físicos, químicos y microbiológicos se caracteriza por un incremento en células somáticas y por cambios patológicos en el tejido glandular mamario (Hernández y Armenteros, 2011). Durante casi 200 años esta enfermedad constituye la afectación más común e importante entre las vacas lecheras, siendo una de las más costosas enfermedades que afrontan los productores. Por lo que Rutter (2013) la clasifica como la primera causa de desecho junto a los trastornos reproductivos y los problemas podales.
El impacto económico está dado porque: disminuye la cantidad y calidad de la leche producida, acorta el período de producción de la vaca afectada, disminuye la eficiencia de la ración alimenticia y aumenta el número de reemplazos. Hoy en día, en nuestras unidades de producción, la falta de vigilancia epidemiológica, el desconocimiento del personal que labora en las vaquerías y el incumplimiento de las medidas preventivas, propician el desarrollo de esta enfermedad a niveles alarmantes. Por tanto, el objetivodel trabajo es conocer los factores de riesgos que propician la presentación de mastitis subclínica para prevenir los nuevos casos y minimizar los existentes.
Materiales y Métodos
El trabajo se realizó en la vaquería 011 de la granja Caimito perteneciente a la Empresa Genética Pecuaria Los Naranjos, en la provincia Artemisa durante los meses de marzo a mayo.
Para ello se utilizaron 36 vacas de raza Holstein que se encontraban en ordeño. A estos animales se les realizó 5 muestreos de California Mastitis Test (CMT), con un intervalo de 15 días. Los materiales empleados en estos muestreos fue un frasco de un litro de CMT producido por la empresa farmacéutica Labiofam y una raqueta para el diagnóstico.
Para determinar el riesgo de presentación de mastitis se utilizó una base de datos donde se registraron las variables en estudio, diagnóstico individual de mastitis por la prueba CMT, uso de la antisepsia final del pezón, condición corporal, días de lactancia y número de lactancias.
Para evaluar la variable uso de la antisepsia final del pezón, se dividieron los animales en dos grupos homogéneos de los cuales a uno se le realizó la antisepsia final del pezón con una solución de cloro al 2 % durante todo el período muestreado. Para evaluar el indicador condición corporal, los animales fueron divididos en dos grupos, uno con buena condición corporal (≥ 3 puntos) y otro con baja condición corporal (≤ 3 puntos).
En cuanto a la variable días de lactancia, los animales se dividieron en tres grupos, uno ≤100 y >270 días y el otro de 101 – 270 días. Para evaluar la variable número de lactancia los animales fueron divididos en dos grupos uno con ≤ 2 lactancias y otro con más de 2 lactancias.
Se analizó igualmente, la asociación entre la afectación por mastitis y los factores estudiados, para lo cual se calculó la razón de probabilidades (Odds ratio), determinándose posibles diferencias entre animales expuesto al riesgo y los no expuestos.
En todos los casos se utilizó la prueba de Chi cuadrado y se consideró diferencia significativa cuando p <0,05. Para ello se utilizó el paquete estadístico en línea VassarStats.net.
La valoración económica se realizó a partir del costo de la antisepsia final del pezón y la retribución en leche que se obtendría por los cuartos recuperados.
Resultados y Discusión
Los animales a los cuales se les realizó la antisepsia final del pezón disminuyeron considerablemente la prevalencia de mastitis subclínica hasta descender a un 25 % (grafico 1).
Estos resultados son menores al 53 % de prevalencia obtenidos por Ramírez (2015), lo que coincide con Porporatto y Felipe (2010) los cuales plantean que la antisepsia final del pezón protege las vacas de las infecciones.
Un desinfectante efectivo usado correctamente puede reducir la incidencia de nuevas infecciones intramamarias desde 50 hasta 90 % (Hernández y Armenteros, 2011).
Los animales a los cuales se les realizo la antisepsia final del pezón presentaron 3,36 veces menos probabilidades de adquirir mastitis subclínica con un intervalo de confianza del 95 % (p≤0,05), con respecto a los que no se les aplicó la antisepsia (Tabla 1).
Estos resultados son mayores a lo alcanzado por Ramírez (2015), el cual plantea que hay mayor predisposición a la mastitis subclínica cuando no se realiza la antisepsia final del pezón con un riesgo de 0,4 veces más en los animales sin la antisepsia.
Referente a esto Boffil et al. (2010) puntualizan que la antisepsia de los pezones después del ordeño, es una medida que aunque simple, logra reducir en forma significativa la proporción en que ocurren las infecciones intramamarias.
Los animales con baja condición corporal tuvieron 2,78 veces más probabilidad de padecer mastitis subclínica que los animales con buena condición corporal con un intervalo de confianza del 95 % (p≤0,05) (Tabla 2).
Estos resultados coinciden con lo planteado por Zaldívar (2009), quien refiere que la nutrición es un factor predisponente en la presentación de mastitis. También Arango (2014) y Simón et al. (2008) plantean que el estado nutricional que presenta el animal influye en la capacidad de defensa del organismo ante infecciones y por tanto en la proporción en que ocurren los nuevos casos.