Introducción
Los minerales traza representan una pequeña parte de la dieta de vacas lecheras con efectos impactantes en el volumen de leche cosechada. Dichos minerales son requeridos en el equilibrio oxidativo, cofactores de metaloenzimas, síntesis de vitaminas y proteínas, y sus funciones en células del sistema inmune (Goff, 2018).
Una parte importante es que los alimentos tienen concentraciones limitadas de los mismos. Por lo que se sugiere incluirlos en la dieta con el fin de optimizar la salud, producción y reproducción de las vacas. Por ejemplo, entre los más usados se encuentran Co, Cr, Cu, I, Fe, Mn, Se y Zn (NRC, 2001). Las sales de minerales traza inorgánicos (MIN), provienen de sulfatos, óxidos, carbonatos y cloruros, que se usan de manera extendida en producción animal. Debido a su naturaleza química, la mayoría de ellos establecen vínculos con otras moléculas en el intestino, lo que reduce su disponibilidad y absorción (Spears, 2003).
La alternativa nutrimental es utilizar las fuentes orgánicas de minerales traza (MOR), que son quelatos asociados con aminoácidos, péptidos o polisacáridos (Goff, 2018). La asociación con otros compuestos proporciona mayor estabilidad en el rumen, lo que aumenta la cantidad disponible para la absorción intestinal (Spears, 2003; Spears y Weiss, 2008).
Los minerales traza son necesarios para el funcionamiento adecuado de los microbios del rumen (Durand y Kawashima,1980); sin embargo, cantidades excesivas de algunos minerales tienen efectos tóxicos para los microbios del rumen y perjudican la digestibilidad de la fibra (Martinez y Church, 1970). Por lo tanto, la disociación excesiva de ellos en el rumen afecta la digestibilidad y fermentación del rumen con posibles consecuencias en el uso de nutrimentos y producción de leche (Genther y Hansen, 2015; Faulkner y Weiss, 2017). La complementación con MOR parece suministrar cantidades efectivas de minerales para la utilización de los microbios del rumen, favoreciendo la digestibilidad de la fibra y la fermentación ruminal (Guimaraes et al., 2020), lo que también podría afectar la tasa de pasaje de los nutrimentos, la actividad de rumia y el comportamiento nutrimental de las vacas (Miller et al. 2020).
Algunos investigadores evaluaron los efectos de MOR en PL, sin embargo, los métodos de evaluación diversos, las fuentes distintas y el reemplazo parcial o total de los minerales usados interfieren con los resultados finales de las comparaciones. Otros reportaron avances en producción y calidad de la leche con el reemplazo parcial de Co, Cu, Mn, Zn inorgánicos por MOR durante el periodo seco e inicio de lactancia (Siciliano-Jones et al., 2008; Osorio et al., 2016; Mion et al., 2022). Sin embargo, los estudios incluyendo ocho minerales son más escasos y difíciles de interpretar. Por ejemplo, la inclusión de Se, Cr, Fe y I tienden a compararse por separado con resultados escasos.
Chalmeh et al. (2021) observaron que la adición de Se orgánico acrecentó la sensibilidad de insulina de vacas en transición. Por otra parte, Cruickshank et al. (2024) indicaron que Se no afectó el desempeño animal, CMS y PL. El consumo de 0.5 mg kg-1 de Se, quizás, sea adecuado optimizar el estado y función del mineral en condiciones fisiológicas normales.
Con respecto al Fe, Weiss et al. (2010) indicaron que la adición de 30 mg kg-1 de Fe-unido a AA no afectó la PL. Los niveles de hierro no cambiaron durante el periodo seco y el inicio de la lactancia. Las dietas Control con 282 y 336 mg kg-1 de Fe (antes de frescas), los cuales exceden las recomendaciones del NRC de 20 mg kg-1 de MS.
El incremento en PL y MS con Cr-Met fue reportado antes (Smith et al., 2005), quizás, como resultado del mejoramiento del metabolismo de la energía, sin causar cambios en metabolitos circulantes. Cr-Met no afectó los triglicéridos de hígado. En contraste, incrementó el CMS y PL en vacas suplementadas con dicho producto (Hayirli et al., 2001); mientras que Smith et al. (2020) indicaron que Cr-Met se requiere en el metabolismo del propionato en el hígado. En el mismo sentido, Weiss et al. (2015) concluyeron que vacas alimentadas con 2 mg kg-1 de MS de I produjeron leche con más de 500 μg L-1 de I. El I en la leche respondió a ala complementación con yodo.
Como puede verse, son pocos los estudios que incluyen al Co, Cu, Mn Zn y en ocasiones al Se en sus efectos en la producción y calidad de la leche, y solo en raras ocasiones se incluyen al Cr, Fe, I y Zn. Lo que hace que pocas veces se tengan evaluaciones conjuntas y que los efectos se midan por separado, sin considerar las posibles relaciones entre ellos.
Con base en lo anterior, el objetivo de este estudio fue evaluar el efecto de complementar minerales orgánicos como Co, Cr, Cu, Fe, Mn, Se, I y Zn en sustitución de fuentes inorgánicas durante el preparto y la lactancia en el consumo de materia seca, cambios de peso vivo y producción de leche de vacas Holstein-Frisian en confinamiento.
Materiales y Métodos
Localización del área de estudio
El estudio se realizó en la granja "18 de Julio", propiedad de la Universidad Autónoma Chapingo, ubicada en el municipio de Tlahualilo, Durango (25º 54' 0'' N y 103 ° 35' 09'' W). La altitud es 1.137 m, el clima es desértico, la temperatura media anual es 21.1 ° C con 239 mm de precipitación media anual, distribuidos de julio a septiembre (García, 1988)
Los protocolos de investigación, cuidado de los animales y procedimientos de manejo se realizaron de acuerdo con las técnicas oficiales locales aprobadas de cuidado de los animales (NOM-051-ZOO-195 y NOM-024-ZOO-195). También se siguieron las técnicas y procedimientos de la Guía de Cuidado y Uso de Animales Agrícolas e Investigación y Enseñanza (Federación de Sociedades de Ciencia Animal, FASS, 2010).
En el estudio se usaron 30 vacas Holstein-Friesian (BW=807.3±31.1 kg; condición corporal = 3.3±0.5, escala:1, muy delgada, a 5, muy gorda).) de 28 días antes de su fecha probable de parto. Los animales se asignaron aleatoriamente a uno de tres tratamientos (n=10: 1) Dieta completa (CON, alfalfa-Maíz); 2) CON+10.0 g de B8W (10B8W); y 3) CON+20.0 g de B8W (20B8W). Los tratamientos se evaluaron durante cuatro semanas antes del parto y 42 semanas posparto. Los ingredientes, composición química y valor nutritivo de las dietas experimentales se muestran en el Cuadro 1.
La alimentación se ofreció en cinco partes iguales (20.00% de la dieta diaria total) a las 06:30, 09:30, 16:00, 20:00 y 23:30 h, lo cual es una práctica común en la industria lechera en esta parte de México. Durante las primeras horas de la mañana, las vacas eligieron uno de los 30 alimentadores del tipo Calan Door (Calan Doors, Northwood, NH), de acuerdo con el tratamiento, la vaca recibió la dieta correspondiente. Antes de cada tiempo de alimentación, el alimento ofrecido se pesó y registró. Después, lo no consumido se pesó y registró; este procedimiento se repitió cada vez que se ofreció alimento nuevo.
Al final del día, las porciones no consumidas se sumaron y se restaron de la cantidad ofrecida para determinar el consumo de materia seca (CMS) individual diaria. El CMS se estableció proporcionando 15.0% más que el requerimiento de alimento sugerido por NRC (NRC, 2001), durante los primeros cuatro a seis días del período experimental. Las vacas se pesaron, por la mañana, al comienzo del experimento, cada semana, y un día antes y después del parto. Estas mediciones se utilizaron para estimar los cambios de PV.
Bovi-8-Ways™ (B8W, Grupo Biotecap, S. A. de C.V., Tepatitlán, Jalisco, México) es un complemento alimenticio elaborado con células vivas de SC y ocho minerales orgánicos. Cada 100 g de B8W contiene 0.05, 3.00, 12.00, 0.04, 10.00, 0.03, 0.20 y 11.00 (g × 100 g) de Co, Cu, Fe, Cr, Mn, Se, I y Zn (Cuadro 2).
Antes de la adición a las dietas, se pesó y mezcló con la comida ofrecida a las 16:00 h. Esto fue debido a que a dicha hora fue más propicia para mezclarlo. El alimento consumido y el no consumido de cada vaca se muestrearon diariamente. Al final de la semana, las muestras de alimento consumido y no consumido se combinaron para formar una sola muestra semanal compuesta. En las muestras semanales se determinó el contenido de materia seca (MS), proteína bruta, FDN, FDA, y cenizas durante el período experimental.
Las muestras se almacenaron a -20 ºC hasta su análisis. Después de descongeladas, se pesaron y se secaron a 55.0-60.0 °C en un horno de aire forzado por 48 h para determinar la MS de campo parcial se molieron en un molino de Willey (A. H. Thomas, Philadelphia, PA). La MS total se determinó usando una estufa a 100 °C durante 24 h con los procedimientos de la Asociación Oficial de Químicos Agrícola (AOAC, 2000). Las muestras se incineraron en mufla a 500°C para determinar la materia orgánica (MO) y cenizas. Los contenidos de FDN y FDA se determinaron usando el método de Goering y Van Soest, (1970).
La proteína se determinó por el método de Kjeldahl (AOAC, 2000). Los contenidos minerales se determinaron con espectrofotometría de absorción atómica (Galyean y May, 1996). El PV y CC de las vacas se midió y se registró. Los cambios diarios de PV se estimaron por diferencia entre dos PV semanales consecutivos. Las vacas se ordeñaron a las 01:00, 08:30 y 16:00 h utilizando una ordeñadora en paralelo (Westfalia Surge, Bonen, DE). La leche producida se pesó y registró con un lacto-metro (Waikato MK V, Waikato, NZ).
La PL diaria fue la suma de los tres ordeños del día. Las muestras de leche se tomaron en viales de 120 mL, que contenían una pastilla de Bromopol (Bromopol BSM2 D & F Control, San Ramón, CA) como conservador. Los contenidos de grasa, proteína, lactosa, sólidos totales, sólidos no grasos y nitrógeno ureico en la leche se analizaron en un MilkoScan FT120TM (Multispec, Foss Feed Technology Corp., Eden Prairie, CA). La producción de proteína y grasa se estimó multiplicando el porcentaje de proteína y grasa, en la muestra por la PL diaria. La PL en g de leche por kg de PV se calculó dividiendo PL entre PV de la vaca durante el periodo de estudio.
El rendimiento de leche por unidad de PV metabólico se obtuvo dividiendo PL entre PV0.75. Mientras tanto, la eficiencia de la alimentación se calculó dividiendo PL semanal entre CMS en el mismo periodo. El conteo de células somáticas se realizó con un Fossomatic 90TM (Multispec, Foss Feed Technology Corp., Eden Prairie, CA).
Análisis estadísticos
Los datos se analizaron con el procedimiento Mixed del Statistical Analysis System (SAS, 2012). El PV antes del parto y los incrementos semanales de peso se utilizaron para estimar los cambios en el PV; mientras que el CMS, PL, y eficiencia de PL fueron analizados con Mixed de SAS con un diseño completamente al azar de medidas repetidas en el tiempo. El modelo inicial incluyó los efectos fijos de TRATAMIENTO, SEMANA, y la interacción TRATAMIENTO X SEMANA, donde la VACA fue el término aleatorio. El modelo final, después de eliminar las covariables y las interacciones no significativas (p> 0.05) dobles o triples, fue:
Yijkl = μ + TRATAMIENTOi + SEMANAj + TRATAMIENTO X SEMANAij + VACAk + Eijkl
donde: Yijk es la variable de respuesta; μ es la media general; TRATAMIENTOi es el efecto fijo del i-ésimo tratamiento (i = 1, 2, 3); SEMANAj es el efecto fijo de la j-ésima semana (j = 1, 2, ..., 42); TRATAMIENTO X SEMANAij es el efecto fijo de la interacción del tratamiento x semana; VACAk es el efecto aleatorio de kth vaca; y Eijk es el término de error aleatorio.
Otro modelo similar, con diferentes interacciones y covariables, se utilizó para analizar las concentraciones de CP, ADF, NDF y MS en las dietas. De los resultados obtenidos, se reportan las medias de cuadrados mínimos y el error estándar de las medias. Los resultados se declararon significativos cuando p< 0.05. Cuando los efectos de TRATAMIENTO fueron significativos, se utilizó la opción PDIFF del procedimiento Mixed para determinar las diferencias entre tratamientos. Para cada variable de respuesta se utilizó la mejor estructura de covarianza, de acuerdo con los criterios bayesianos de Akaike y Schwartz. La estructura de covarianza más adecuada para el porcentaje de grasa y proteína, lactosa, sólidos no grasos, sólidos totales, conteo de células somáticas y nitrógeno ureico en leche fue la de simetría compuesta; mientras que la autorregresiva de orden uno fue la más apropiada para CMS y PV. La simetría de compuestos heterogéneos fue la más apropiada para PL, la eficiencia lechera (EL) y los rendimientos de grasa y proteínas.
Resultados y Discusión
Cambios de peso y condición corporal
El cambio de la gestación tardía a la lactancia requiere ajustes al metabolismo de la vaca para soportar el desarrollo del feto y el rompimiento de la lactancia (Bell, 1995). La movilización de reservas corporales recupera la descomposición de energía, proteína y minerales. Sin embargo, no es suficiente para evadir el estrés oxidativo, trastornos metabólicos y des-regulación inmune (Sordillo y Aitken, 2009). Los minerales traza representan una parte ínfima de las dietas de vacas lecheras, aunque no por eso dejan de realizar funciones vitales. A pesar de su importancia, todavía se desconoce cómo se absorben y metabolizan en el cuerpo de los animales.
Las sales inorgánicas de minerales (por ejemplo: sulfatos, carbonatos u óxidos) se adhieren a las dietas, aunque su absorción se ve comprometida por interacciones con otros minerales y metabolitos de forma que se reduce su disponibilidad (Goff, 2018). La alternativa próxima son las fuentes orgánicas, donde los minerales se asocian a compuestos como AA, péptidos o sacáridos para minimizar interacciones y aumentar su biodisponibilidad (Goff, 2018).
El CMS se deprime alrededor del parto, lo que limita el consumo de energía y nutrimentos esenciales como vitaminas y minerales. Esto ocurre durante un periodo de incremento en la demanda de nutrientes para el crecimiento fetal y el inicio de la lactancia (Drackley et al., 2006). La magnitud de la depresión alrededor del parto se asocia con la salud y la producción lechera (Pérez-Báez et al., 2019).
La identificación de la depresión debe ser acorde a alguna estrategia nutrimental o de manejo alrededor del parto que la minimice. En este caso, la adición de B8W podría contribuir a un CMS mayor durante la transición, lo que reduciría el efecto del balance negativo de energía y mejoraría la movilización de reservas corporales posparto. Los dos eventos presentes en el inicio de la lactancia se relacionan con problemas de salud, reducción en PL y reproducción (Chepinal et al., 2011).
En el presente estudio, los efectos de la complementación con B8W en PV y calificación de condición corporal CC) para vacas en pre-parto y durante la lactancia se muestran en el Cuadro 3. Como se esperaba, los PV preparto iniciales no fueron diferentes (P > 0.05). En contraste, los PV posparto fueron afectados por los tratamientos (P = 0.001). Los cambios de PV por día fueron mayores (P < 0.05) para las vacas 20B8W y CON comparados con las de 10B8W (-0.363 y -0.298 vs -0.171 kg, respectivamente).
Por el contrario, las CON tuvieron pesos metabólicos (PV0.75; P < 0.001) mayores que 10B8W y 20B8W (141.85 vs 139.03 y 138.51 kg). La adición de B8W influyó en las CC (P < 0.001). Las vacas CON tuvieron mayor CC (P < 0.001) en comparación con 20B8W y 10B8W (3.55 vs 3.10 y 3.08).
Consumo de materia seca
Los efectos de B8W en CMS preparto y posparto se muestran en el Cuadro 3. El CMS preparto no fue diferente (P > 0.26) entre los grupos experimentales. Por el contrario, el CMS posparto expresado en kg de alimento animal-1 día-1 fue diferente (P < 0.001). Las vacas alimentadas con 10B8W y CON presentaron CMS mayor (P < 0.001) que las 20B8W (21.11 y 20.86 vs 19.45 kg).
Cuando el CMS se expresó en kg x kg PV0.75, fue mayor (P < 0.001) en las vacas CON y 10B8W en comparación con las 20B8W (0.141 y 0.139 vs 0.138 kg). La diferencia entre CON y 10B8W no fue significativa (P > 0.05); por el contrario, el consumo de energía neta de lactancia (ENL) fue diferente (P < 0.001). Los grupos 10B8W y CON tuvieron mayor consumo de ENL (P < 0.001) que las 20B8W (37.54 y 37.99 vs 35.10 Mcal kg-1). La diferencia entre CON y 10B8W no fue significativa (P > 0.05; Figura 1). El balance de ENL fue también diferente (P < 0.001). Los grupos 10B8W y CON tuvieron mayor balance que las 20B8W (2.74 y 2.73 vs. 0.66 Mcal kg-1, respectivamente).
En el presente estudio, los animales en 10BW y 20BW consumieron 250 y 500 g d-1 en comparación con CON (Figura 1). Los resultados obtenidos en este estudio coinciden con los observados por otros. Mion et al. (2022) reportaron aumentos en el CMS de 1.0 kg d-1 en favor de vacas multíparas complementadas con Co, Cu, Mn y Zn en las primeras cinco semanas de lactancia.
Con este respecto, Osorio et al. (2016) observaron una reducción en el consumo preparto y una tendencia a incrementar el CMS postparto. Sin embargo, en el último estudio fue sólo un reemplazo parcial de Co, Cu, Mn y Zn inorgánicos por orgánicos a través de bolos orales ofrecidos durante la transición, mientras que en nuestro estudio hubo un reemplazo total de las fuentes en el preparto y lactancia.
El reemplazo parcial alcanzo niveles de 75, 65, 11 y 1 mg kg-1 de Zn, Mn, Cu y Co de MS de la dieta. Esto representó 2/3, ½, 1/5 y ¼ del Zn, Mn, Cu y Co, de lo utilizado en el presente estudio. Sin embargo, en el posparto el CMS incremento 1.700 kg animal-1 día-1, mientras que en nuestro estudio incremento solo 0.500 kg.
En este estudio, los incrementos en el consumo de alimento fueron explicados por una tendencia a un mayor tiempo de consumo, comidas más frecuentes e intervalos más cortos entre comidas. Pino y Henrichs (2016) reportaron que vaquillas complementadas con Cu, Mn, Se, y Zn redujeron el tiempo de consumo comparadas con las que consumieron minerales inorgánicos, sin embargo, no observaron diferencias en el CMS.
Todavía no es claro porque los minerales orgánicos mejoran el consumo y el tiempo de alimentación de vacas. Sin embargo, los cambios en el CMS se relacionan con la actividad de microorganismos que habitan el rumen aunque dicha posibilidad no ha sido evaluada (Kljat et al., (2017). Los microbios del rumen requieren minerales traza como los usados en el presente estudio.
Las fuentes complementarias tienen diferentes propiedades bioquímicas, solubilidad y estabilidad en el fluido ruminal que afectan la utilización de MOR por microorganismos, y como consecuencia, su velocidad y eficiencia en la fermentación de los alimentos (Genter y Hansen, 2015).
Con este respecto, Guimaraes et al. (2020) reportaron un incremento en la digestibilidad de FDN y FDA en novillos cuando recibieron una dieta con Cu, Mn y Zn orgánicos comparados con la misma cantidad adicionada en forma inorgánica. Al parecer, el efecto de los MOR es su mayor incorporación a los microorganismos del rumen comparada con MIN (Pino y Henrichs, 2016) o la toxicidad reducida causada por disociación excesiva de minerales en el fluido ruminal cuando ser usa MOR.
Los efectos de la complementación con B8W en la PL durante la lactancia se muestran en el Cuadro 3. Las vacas alimentadas con 20B8W presentaron PL mayor (P < 0.05) que las que recibieron 10B8W y CON (36.72 vs 34.60 y 31.73 kg animal-1 d-1; Figura 2).
Las diferencias en PL, quizás, se explican por el CMS mayor observado en los animales alimentados con 10B8W y 20B8W. Considerando las diferencias en el CMS entre tratamientos, la PL quizás, sea el resultado del mayor consumo de energía y la partición de nutrimentos para síntesis de leche. La opción más probable se relaciona con la partición de la energía debido a la movilización de reservas corporales como puede verse en los cambios de condición corporal en el posparto (Cuadro 3).
En el presente estudio, conforme aumento la adición de minerales en las dietas también incremento la PL (Figura 2). Los incrementos fueron 2.87 y 4.99 kg de leche vaca-1 día-1 para 10B8W y 20B8W en comparación con CON. Siciliano-Jones et al. (2008) observaron una tendencia para mayor producción de leche (38.7 vs 36.7 kg-1) y energía contenida en leche (37.8 vs 36.7 kg día-1), cuando se reemplazaron 2.0, 125, 200 y 360 mg kg-1 de Co, Cu, Mn y Zn inorgánicos por orgánicos mediante bolos orales durante tres semanas de preparto y 35 de lactancia.
Los minerales usados en el estudio de Siciliano-Jones et al. (2008) son cercanos a los usados en 10B8W y sólo representa el 20, 66, 16 % menos de Co, Cu y Mn, y 55% más Zn de 20B8W, utilizados en el presente estudio. Osorio et al. (2016) observaron incrementos en PL de 3.3 kg de leche vaca-1 día-1 y 0.14 kg en el rendimiento de proteína de leche en vacas que recibieron de 76, 65, 11 y 1 mg kg-1 de Zn, Mn, Cu y Co, en comparación con las que recibieron los mismos minerales en forma inorgánica, durante el preparto e inicio de la lactancia. Resultados similares a los del presente estudio fueron observados por otros. Hackbart et al. (2010) observaron que la complementación con 22, 14, 40 y 100% de fuentes orgánicas de Zn, Mn, Cu y Co, aumentó la PL en comparación con las vacas Control.
En contraste, Mion et al. (2022) encontraron resultados diferentes cuando se suministró Co, Cu, Mn y Zn en forma orgánica. Las vacas primíparas que recibieron MOR produjeron 2.0 kg por d-1 menos leche que las vacas que recibieron MIN. Las dosis reportadas en el preparto fueron: 0.25, 13.7, 40.0, 0.3, y 40.0 mg kg-1 de Co, Cu, Mn, Se y Zn, mientras que el posparto fue de 0.25, 15.7, 40.0, 0.3 y 63 mg kg-1 de Co, Cu, Mn, Se y Zn. Dichas dosis utilizadas en el pre y posparto fueron menores a las usadas por nosotros, lo que quizás, explicó las diferencias.
Los mecanismos biológicos para los cambios potenciales en energía y partición de nutrientes todavía no son claros. Sin embargo, podría relacionarse al balance oxidativo y sensibilidad de la insulina, generada por la inclusión de Se, Cr, Fe y I mediante B8W, lo que estaría pendiente de confirmarse.
Hasta ahora, los minerales más estudiados incluyen al Co, Cu, Mn y Zn, y en menor proporción Se. Otros estudios comprenden al Cr, Fe y I. Aunque de forma conjunta, todavía no se han evaluados y las evidencias son restringidas y separadas. Por ejemplo, Cruickshank et al. (2024) indicaron que Se no afectó el desempeño animal, CMS y PL. El consumo de 0.5 mg kg-1 de Se, quizás, sea adecuado optimizar el estado y función del mineral en condiciones fisiológicas normales. Sin embargo, el Se orgánico resultó en una transferencia mayor del mineral a la leche.
De acuerdo con Chalmeh et al. (2021), la adición de Se unido a levaduras acrecentó la sensibilidad de insulina de vacas en transición en comparación con las no complementadas. La adición de ácido fólico y vitamina B12, donde esta última requiere Co para su síntesis endógena, también resultó en sensibilidad alta a la insulina en animales de la misma condición (Gerard et al., 2019). Aunque minerales traza o antioxidantes deberían ser importantes en la sensibilidad de la insulina y la partición de la energía, no hay evidencia científica de su relación con PL.
Con respecto al Fe, Weiss et al. (2010) indicaron que la adición de 30 mg kg-1 de Fe-unido a AA no afectó la producción y composición de la leche. Los niveles de hierro no cambiaron durante el periodo seco y la lactancia. Las dietas Control contenían entre 282 y 336 mg kg-1 de Fe (antes de frescas), los cuales exceden las recomendaciones del NRC de 20 mg kg-1 de MS. Sin embargo, el mineral provino de forrajes contaminados con suelo. El Fe adicional redujo el conteo de células somáticas lo que es contrario a lo observado en el presente estudio, donde conforme incremento el Fe, creció el número de células que aparecieron en la leche.
Otro compuesto de inclusión reciente es el Cr-Met. Hayirli et al. (2001) indicaron que la complementación con dicho producto puede potenciar la acción de insulina, reducir los triglicéridos del hígado y mejorar la PL. Los resultados confirmaron que la adición con Cr-Met no afectó los triglicéridos de hígado. En contraste, incrementó el CMS y PL, redujo la sensibilidad de insulina preparto y mejoró la tolerancia a glucosa.
Smith et al. (2008) indicaron que los cambios en metabolitos y hormonas en respuesta a Cr-Met fueron relevantes en algunos casos. Los resultados indican que Cr-Met se requiere en el metabolismo del propionato en el hígado. El incremento en PL y MS con Cr-Met fue reportado quizás, como resultado del mejoramiento del metabolismo de la energía, sin causar cambios en metabolitos circulantes. Con este respecto, Weiss et al. (2015) concluyeron que vacas alimentadas con 2 mg kg-1 de MS de I produjeron leche con más de 500 μg L-1 de I. Los niveles de I en leche respondieron de manera inmediata a la adición independiente de la calidad de la proteína de la dieta.
Cheng et al. (2020) indicaron que la adición de Zn-metionina ofrecida en el preparto incremento linealmente el CMS cuando paso de 0 a 60 mg kg-1. En contraste, los cambios en el consumo fueron acompañados por cambios en el comportamiento alimenticio.
Otra parte de la explicación puede atribuirse al contenido mayor con 20B8W. La mayor concentración de minerales a nivel sanguíneo y la influencia de estos en el incremento de las poblaciones ruminales, actividad de enzimas y la absorción de metabolitos provenientes del metabolismo intermediario (Nocek et al., 2003).
Calidad de la leche
La adición de B8W en la calidad de la leche durante la lactancia se muestran en el Cuadro 3. El porcentaje de proteína de la leche no se afectó (P > 0.63) por la complementación de B8W. En contraste, cuando la proteína se expresó en kg de PV animal-1 día-1, las vacas 20B8W y 10B8W tuvieron un porcentaje de proteína mayor (P < 0.004) comparado con CON (1.13 y 1.11 vs 1.03 kg) durante la lactancia. La grasa de la leche, expresada en porcentaje y en kg día-1 no fue diferente (P > 0.23) entre los tratamientos probados.
La lactosa de leche, sólidos no grasos, sólidos totales y conteos de células somáticas no fueron afectados (P > 0.49) por los tratamientos dietéticos. Por el contrario, la eficiencia de la leche, expresada en g de leche por g de alimento fue mayor (P < 0.001) en 20B8W en comparación con las vacas 10B8W y CON (1.88 vs 1.64 y 1.52, respectivamente).
En el presente estudio, la producción de proteína aumento conforme incremento B8W en las dietas. Lo cual puede estar relacionado a los efectos reportados de los minerales orgánicos en la síntesis de proteína en los tejidos o de proteína microbiana. Aunque se han observado aumentos en EL, la composición de leche y calidad no se afectaron por el nivel y la fuente de MIN (Ballantine et al., 2002; Kellogg et al., 2003; Yuan et al., 2015). Sin embargo, Kincaid y Socha (2007) reportaron contenidos de proteína de leche altos de vacas adicionadas con minerales traza inorgánicos.
En este trabajo, la complementación con B8W no influyó en el contenido de grasa, proteína, lactosa, sólidos no grasos y contenido de sólidos totales. Tampoco influyó en el conteo de células somáticas. Por el contrario, se observó un efecto en el rendimiento proteínico y una tendencia cuadrática a reducir el N ureico en la sangre de las vacas conforme B8W se suministró de 10 a 20.0 g vaca-1 día-1.
El N ureico en leche es un reflejo del uso del N en el metabolismo del animal. La similitud de los valores obtenidos quizás se debe a que las dietas fueron balanceadas con compuestos que contenían niveles similares de N en términos de calidad y cantidad. El complemento con 20B8W aumentó la eficiencia lechera (EL; g de leche/g de alimento). El valor de EL deberá tomarse con cuidado debido a que la estimación del consumo de energía en leche dividida por el CMS durante la lactancia podría tener limitaciones, porque una proporción relativa de energía proviene de la movilización de reservas corporales durante este período (Cuadro 3).
En las condiciones experimentales actuales, el aumento de las concentraciones dietéticas de Co, Cu, Cr, Fe, I, Mn, Se y Zn orgánicos por encima de las recomendaciones del NRC (2001) y sin alcanzar niveles tóxicos, tuvieron efectos positivos en digestibilidad, fermentación ruminal, consumo de alimento, producción de leche y proteína de la leche (Merchand et al., 2024). Un aspecto distintivo de este estudio, es que a pesar de los niveles de minerales, son superiores a los sugeridos por el NRC (2001), ninguno de ellos alcanzó niveles tóxicos dietéticos, por el contrario, en algunos casos todavía hay una respuesta positiva a los niveles adicionados.
Conclusiones
La complementación con 10 g de B8W en las dietas de vacas lecheras mejora el consumo de alimento postparto yaumentó la producción en 2.87 kg vaca-1 día-1. La adición de 20 g de B8W mejoro el consumo de alimento e incremento la producción en 4.99 kg de leche vaca-1 día-1
La adición de minerales orgánicos a las dietas en el periodo seco y la lactancia no influyó en la calidad de la leche y si influyó en el rendimiento proteínico, el conteo de células somáticas y la eficiencia lechera.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen al Dr. Adelfo Vite-Aranda por el suministro del Bovi-8-Ways™ (Grupo Biotecap, S. A. de C. V., Tepatitlán, Jalisco). Los agradecimientos son extensivos al Ing. Juan de Dios Roldán Montiel por la realización de la fase experimental del estudio.
Cuadro 1. Ingredientes y composición química de las dietas completas ofrecidas durante cuatro antes del parto y 42 semanas de lactancia a vacas Holstein-Friesian en condiciones de confinamiento.
Cuadro 2. Concentraciones de minerales traza requeridos, suministrado y balance en la dieta completa (CON), CON + 10 y CON + 20 g vaca-1 d-1 de Bovi-8-Ways ™ (B8W) en dietas pre- y posparto ofreciadas a vacas Holstein-Frisian en condiciones de confinamiento
Cuadro 3. Peso vivo, consumo de materia seca, producción de leche, y eficiencia lechera (g de leche/g de alimento) de vacas Holstein-Friesian alimentadas con una dieta completa de alfalfa-Maíz y complementadas con 10 o 20 g vaca-1 día-1 de Bovi-8-Ways™ (B8W) durante las últimas cuatro semanas preparto y 42 semanas de lactancia en condiciones de confinamiento.
Figura 1. Consumo de materia seca (kg animal-1day-1) de vacas Holstein-Friesian que consumen una dieta completa (alfalfa-Maíz) complementada con 10 ó 20 g animal-1 day-1 of B8W durante 42 semanas de lactancia en condiciones de confinamiento.
Figura 2. Producción de leche (kg animal-1 day-1) de vacas Holstein-Friesian que consumen dietas completas (alfalfa-Maíz) complementadas con 10 or 20 g animal-1 day-1 de B8W durante 42 semanas de lactancia en condiciones de confinamiento.