La necesidad de una transición exitosa desde las etapas finales de la preñez hasta la consolidación de la lactancia ha tomado fuerza en los últimos años. Esta etapa de transición se caracteriza por cambios dramáticos en la demanda de nutrientes, lo que requiere de una coordinación muy precisa del metabolismo para satisfacer los requerimientos de glucosa, acidos grasos y aminoácidos, inmediatamente después del parto. En general, estas alteraciones son un reflejo de los cambios hormonales que ocurren para facilitar el proceso del parto y la preparación de la glándula mamaria para la síntesis de leche.
El hígado, órgano central del metabolismo, es el responsable de captar las necesidades metabólicas de todos los tejidos corporales y responder ajustándose a cada una de ellas, por lo que juega un papel clave en la coordinación del flujo de nutrientes para abastecer las necesidades de la preñez y la lactancia (Bauman y Currie, 1980; Seifler y Englard, 1994; Grummer, 1995).
Es muy frecuente que en el período de transición, dada las crecientes necesidades nutricionales por parte del feto, los cambios hormonales y la disminución del consumo de alimento, las vacas de alta producción entren en un estado de balance energético negativo que va acompañado por una gran movilización de ácidos grasos no esterificados (AGNE) desde el tejido adiposo hacia el hígado y el resto de los tejidos para satisfacer las demandas energéticas. El grado de movilización de estos ácidos grasos antes del parto tiene directa incidencia con los desórdenes metabólicos posparto (Grummer, 1993; Dick, et al, 1995).
La célula hepática utiliza los ácidos grasos para su propio gasto energético mediante oxidación mitocondrial o para exportarlos como lipoproteínas de baja densidad (VLDL) hacia el resto de los tejidos con los mismos fines. Muchos nutrientes ( colina, metionina, ácido fólico, biotina, carnitina) han sido identificados como potenciales limitantes para la utilización de los ácidos grasos en el hígado, ya sea a nivel de la oxidación mitocondrial o en la síntesis de las VLDL (Grummer, 1993; Bauchart et al, 1998; Drackley, Overton y Douglas, 2000; Piepenbrink, 2002).
Los niveles de AGNE se incrementan dramáticamente durante el balance energético negativo del período de transición. Estos se vuelven a reajustar a los niveles anteriores dentro de cuatro a seis semanas. Sin embargo, muchos de los problemas metabólicos ocurren en el período comprendido entre el parto y este ajuste.
Hasta un 60% de las vacas en transición desarrollan hígado graso. Esta ocurrencia promueve la incidencia de problemas metabólicos y reduce la producción de leche. Adicionalmente, las vacas con hígado graso producen menos glucosa que vacas con hígado sano cuando se enfrentan a altas concentraciones de AGNE.
El depósito de grasa en el hígado puede impedir la gluconeogénesis e influenciar negativamente sobre el período de transición de vacas de alta producción. La síntesis activa de fosfatidil-colina a partir de colina es esencial para que el hígado produzca y secrete ( exporte ) lipoproteínas de muy baja densidad lo cual contribuye a prevenir el hígado graso.
Si no se suplementara colina protegida en el pre parto; entonces se podría desencadenar un cuadro de Cetosis,
Este proceso se desarrolla típicamente las dos primeras semanas después del parto cuando la vaca afronta dramáticamente un nuevo déficit energético que no puede cubrir solamente con el consumo de alimento.
El resultado es una caída en producción de leche de 03 á 05 kg diarios y una alta incidencia de transtornos metabólicos incluyendo desplazamiento de abomasum, retenciones de placenta, ovarios quísticos, incremento del intervalo entre el parto y alargue de días al primer servicio, etc.
El desafío con la suplementación de Colina es lograr que esta llegue intacta al intestino delgado. Esta vitamina, si es suministrada de forma libre, puede ser degradada fácilmente a nivel ruminal. Es necesario que su suministro deba ser en una forma protegida al paso del rumen. ( ENCAPSULADA )Esta vitamina (La colina) tiene un rol crítico en el metabolismo de las grasas, favoreciendo una eficaz gluconeogénesis, en la integridad de las membranas y en neurotransmisión. Vacas con Colina fácilmente disponible a nivel intestinal experimentan procesos de transición notoriamente menos bruscos.
Algunas empresas en el mundo han desarrollado una Colina protegida , este es un reciente avance tecnológico que protege a la Colina en su trayecto a través del rumen y la libera eficazmente en el intestino delgado. El proceso de encapsulamiento es una técnica patentada por estas empresas que garantizan una mayor cantidad de energía disponible para ser usada por la vaca en el período de transición.
La Colina, bajo esta forma, ayuda a mejorar el estatus energético de la vaca que atraviesa el período de transición. Como resultado, las funciones corporales son normalizadas y las vacas son más propensas a optimizar la reproducción al primer servicio.
El uso de colina protegida es la forma más segura para una efectiva y eficiente liberación de colina en la etapa de transición.
Bibliografía