INTRODUCCIÓN
La Comarca Lagunera está considerada como una de las regiones de mayor importancia respecto a la producción de leche en México. El tamaño de los hatos es superior a 200 vacas, pero existen explotaciones con más de 1,000 vacas en producción. El nivel de producción es superior a 7,500 litros de leche por lactación. La producción de leche es más de 2 mil 330 millones de litros anuales, de los cuales el 42 por ciento corresponden a La Laguna de Durango y 58 por ciento al estado de Coahuila (SIAP-SAGARPA, 2016).
La crianza de becerras para reemplazos cobra importancia para el mantenimiento y expansión de los hatos lecheros de la Comarca Lagunera. No obstante, en la mayoría de las explotaciones aún siguen importando vaquillas, lo que demuestra una gran debilidad en esta importante área en las unidades de producción lechera; resultados de investigaciones han mostrado que la crianza adecuada de las crías en la misma explotación permite un ahorro de casi 35% en comparación de las vaquillas importadas. Sin embargo, bajo las condiciones de la región, se observa que la problemática de los establos está relacionada con enfermedades, mortalidad, resistencia de las bacterias a los antibióticos; además del uso de tecnología inadecuada en el manejo de los animales (González et al., 2017, González, 2015).
El período más crítico en la crianza de becerras lecheras es el primer mes de vida, debido al alto riesgo de aparición de enfermedades y mortalidad (Svensson et al., 2006). El sistema inmune de todas las especies de mamíferos comienza su desarrollo tempranamente durante la gestación. En los bovinos recién nacidos su sistema inmune es inmaduro e incapaz de producir suficientes inmunoglobulinas (Ig) para combatir infecciones (Elizondo-Salazar, 2007). Elizondo-Salazar y Heinrichs (2008), mencionan que la alimentación con calostro es un paso crítico para elevar la salud de las becerras como resultado de la fisiología y metabolismo de la especie bovina. Para lograr el éxito de la transferencia pasiva de Ig, la cría debe consumir una concentración suficiente del calostro de calidad y realizarse una absorción exitosa en cantidad suficiente de Ig dentro de la circulación (Godden, 2008). Es reconocida la asociación de la morbilidad y mortalidad por los bajos niveles de transferencia de Ig en neonatos (Trotz-Williams et al., 2008).
Por otro lado, aunque los beneficios en la salud de la transferencia de inmunidad son claras, la realidad en el proceso de la crianza de las becerras es que en las unidades de producción bovina una proporción alta de éstas se ven privadas de una adecuada transferencia de Ig que llevan al fracaso la transferencia pasiva (Lorenz et al., 2011). De hecho, las becerras que presentan una adecuada transferencia de inmunidad tienen menor morbilidad, menor mortalidad y menor número de tratamientos con antibióticos comparados con las que registran fallas en la transferencia de inmunidad (Uetake, 2013). El manejo de vaquillas en establos lecheros no es la parte más crítica de las actividades del día a día, sin embargo, crías enfermas, manejos nutricionales y sanitarios negligentes pueden resultar en desarrollos sub-óptimos de las vaquillas. Esto puede traer como consecuencia que las vaquillas lleguen al parto después de los 24 meses de edad y/o produzcan considerablemente menos leche comparado con aquellas que fueron criadas adecuadamente (Belloso, 2005).
Las prácticas para alimentar a becerras jóvenes han cambiado significativamente en los últimos años por razones económicas y ambientales. La crianza intensiva o crecimiento acelerado surge como una propuesta, que toma como base el comportamiento natural, aplicando los principios del bienestar animal, suministrar leche sin restricciones, en cantidades semejantes a lo que toma la becerra al pie de la madre, equivalente a 2 o 3 veces más de leche que la crianza convencional (Drackley, 2008). El sistema convencional consiste en suministrar una cantidad constante de leche con restricciones equivalentes del 8 a 10% de peso vivo (PV), con becerras de 40 kg PV corresponde a 4 litros, que se proporcionan en dos tomas. A esta dieta líquida se le agrega un concentrado iniciador, desde los primeros días (Anderson etal., 1987).
Cuando la becerra consume alrededor de 1 kilo, durante 3 días seguidos, se realiza el destete (Lagger, 2010). Con este sistema las ganancias diarias en la raza Holstein son de 450 g diarios promedio. Los métodos convencionales de alimentación con leche o sustituto de leche dan por resultado que más del 60% de las becerras sean destetadas a más de ocho semanas de edad (USDA, 2002).
Datos de la Universidad de Cornell y la Universidad de Illinois en los Estados Unidos de Norteamérica, indican que el promedio de ganancias diarias de 900 a 1,000 g/d se pueden lograr desde su nacimiento hasta el destete a las 8 semanas de edad, siempre que el sustituto lácteo haya sido formulado para satisfacer las necesidades de aminoácidos para que las becerras obtengan tales tasas de ganancia (Van Amburgh y Drackley, 2005). Por lo que el sustituto de leche requiere tener de 26 a 30% de proteína cruda para apoyar estas tasas altas de ganancia de peso y además, la dieta alta en proteínas da lugar a un mayor crecimiento de tejido magro y a una menor deposición de grasa (Drackley et al., 2008).
La crianza de reemplazos presenta numerosos retos que pudieran impactar negativamente su desempeño si no, se manejan adecuadamente; sin embargo, también se presentan oportunidades para mejorar el desempeño del animal y disminuir los costos de recría si se saben aprovechar (Belloso, 2005). La implementación de programas para la alimentación de becerras es una de las vías para lograr mayor eficiencia en la producción lechera, ya que en la etapa pre-destete se utilizan cantidades reducidas de leche o sustitutos de leche durante un corto período de tiempo. Desde la primera semana de vida, es necesario el consumo de concentrado iniciador para que se obtenga el desarrollo adecuado del rumen y por consiguiente, un mejor comportamiento durante el crecimiento (Saucedo et al., 2005).
Durante décadas se han utilizado los aditivos en la producción animal por los efectos benéficos que producen en indicadores fisiológicos, productivos y de salud (García y García, 2015). La adición de extractos de plantas y aceites esenciales obtenidos a partir de plantas en las dietas puede desempeñar un papel para mejorar el rendimiento del crecimiento de los animales y el estado de salud (Akyildiz y Denli, 2016). Estos compuestos son derivados de las rutas de biosíntesis del metabolismo primario del carbono en las plantas, que aparecen en el citoplasma de la mayoría de las células vegetales, hasta 2007, se habían reportado cerca de 8,000 polifenoles, 270 aminoácidos no proteicos, 32 cianógenos, 10,000 alcaloides, varias saponinas y esteroides (Hernández et al., 2018).
En un estudio donde se adicionó hierbas (Iziphora clinopodioies, Mentha spicataand y Mentha pulegium) en la leche para bovinos neonatos, el resultado mostró que tienen un efecto positivo debido a que afecta la ingesta inicial, consumo de agua, puntuación de consistencia fecal y población microbiana intestinal. La reducción de la población de Escherichia coli y Lactobacillus spp. Dentro de la microbiota en becerras representa el efecto antibacterial que tienen algunos productos herbales; sin embargo, se requieren evaluaciones adicionales y más completas para establecer el efecto de los productos herbales en las dietas sobre el rendimiento de los animales (Ghahhari et al., 2016).
Ponce (2018), utilizó en su estudio la inclusión de una formula poliherbal (Emblica officinalis, Tinosporacordifolia, Withania somnífera y Ocimum sanctum) en becerras lactantes, para evaluar parámetrosproductivos y de salud, concluye que aunque no existió diferencia significativa en cuanto a los parámetros productivos, medidas zoométricas y en número de eventos sanitarios de becerras Holstein con diferentes grados de inclusión del poliherbal, se observó una disminución en el número de días en que se introducía a tratamientos curativos a las becerras, viéndose reflejado de manera positiva en los costos sanitarios de producción de reemplazos siendo una alternativa para disminuir el número de días y cantidad de fármacos utilizados en el tratamiento de enfermedades.
Por lo antes, expuesto el objetivo del presente trabajo fue estimar el costo de alimentación de becerras Holstein alimentadas con leche entera adicionada con extractos de plantas medicinales
Consumo de concentrado
Es biológicamente posible alimentar becerras jóvenes con la utilización de concentrados solamente y practicar destete precoz, o piensos de última generación con cereales morturados o rolados, mezclado con pellets de correctores vitamínicos y minerales, elaborados con concentrados proteicos, melaza, minerales y vitaminas, con alta aceptabilidad y estabilidad en la fermentación ruminal, o simplemente piensos elaborados tradicionalmente a partir de fuentes proteicas y energéticas convencionales. Estos sistemas estimulan el desarrollo papilar a través de los Ácidos Grasos Volátiles (AGV) producidos por la acción de la microflora presente en este órgano principalmente el ácido butírico (Quigley, 2001).
Sin embargo, desde el punto de vista económico, es casi imposible utilizar altos volúmenes de concentrados en el área tropical, en nuestros sistemas de crianza y alimentación con limitadas cantidades de recursos. Una alternativa a este sistema es la utilización de dietas integrales que permite la inclusión de materiales disponibles en nuestra región, como los pastos y forrajes, tanto de fuentes herbáceas como de árboles y arbustos en unión a fuentes altamente digestibles, necesarias para suplir los nutrientes requeridos para el crecimiento de la becerra, desde edades tempranas, la naturaleza de estos alimentos aporta la fibra necesaria para el desarrollo normal del rumen del animal, sobre todo los que en el futuro se alimentarán con pastos y forrajes principalmente (Simón, 1978).
Anderson et al. (1987), plantean que la estimulación del desarrollo anatómico y fisiológico por medio de la producción de AGV sugiere la existencia de una estrecha relación entre el desarrollo ruminal y la actividad microbiana, que la consecuencia del establecimiento de estas poblaciones ruminales bacterianas parece ser, primeramente, dependiente de la dieta de la becerra. Por esta razón, hallar variantes de alimentos secos para los animales, que propicien un adecuado desarrollo morfológico, fisiológico y bacteriano, pudiera ser uno de los principales aspectos a contemplar dentro de los sistemas de cría en nuestras condiciones, con el máximo uso de alimentos disponibles nacionalmente.
Requerimientos nutrimentales en becerras
La mano de obra para el cuidado y la alimentación individual antes del destete es el principal costo de la producción, pero los insumos nutricionales también son más costosos durante este período. Por lo tanto, la nutrición de los animales jóvenes sigue siendo de suma importancia para la salud y la rentabilidad de las operaciones lecheras. Aunque, se pueden usar con éxito varios enfoques, todos deben tratar con la fisiología única del recién nacido como un pre-rumiante y en transición a un rumiante funcional. Los aspectos claves comunes a todos los sistemas incluyen la composición y la cantidad de alimento líquido, la disponibilidad de agua y los primeros alimentos iniciales que se ofrecen (Drackley, 2008).
Uno de los principales objetivos de la alimentación temprana de becerras es maximizar el desarrollo del rumen, para alcanzar la capacidad de utilizar y aprovechar los forrajes complementados con el alimento balanceado. Para alcanzar dicho desarrollo, el tracto gastrointestinal y específicamente el rumen, debe sufrir una serie de cambios anatómicos y fisiológicos que son estimulados o acelerados por el tipo de dieta (Castro-Flores y Elizondo-Salazar, 2012).
Al igual que otros animales, las becerras requieren nutrientes para el mantenimiento y el crecimiento. Las funciones de mantenimiento son aquellas funciones básicas necesarias para mantener vivo al animal, pero también incluyen el mantenimiento de la temperatura corporal en climas fríos (o calientes), las respuestas inmunitarias a los desafíos infecciosos y las respuestas al estrés inducidas por el transporte o entornos incómodos (Griebel et al., 1987). El crecimiento es la acumulación de nuevo tejido corporal. El crecimiento en crías jóvenes antes del destete ocurre principalmente en el esqueleto y los sistemas musculares. El crecimiento del tejido es en gran medida una función de la deposición de proteínas en el hueso y el músculo, con la correspondiente mineralización de la matriz de proteínas en el hueso. Parte de la grasa (principalmente fosfolípidos), se deposita como parte del crecimiento normal del tejido, y el exceso de energía adicional se deposita en los tejidos adiposos como triacilglicerol (Van Amburgh y Tikofsky, 2001). Las tasas de crecimiento expresadas como porcentaje de aumento del tamaño corporal (ya sea como peso o talla) son más altas al momento del nacimiento y disminuyen de manera constante a partir de ese momento (Kertz et al., 1998).
El concepto de alimentación intensificada ha suscitado diversas investigaciones. Sin embargo, el nombre es un poco engañoso, ya que implica cualquier nivel de ingesta por encima del nivel de alimentación tradicional, es de alguna manera diferente o puede ser interpretado como positivo o negativo, dependiendo de su perspectiva. La becerra tiene un requisito para el mantenimiento y una vez que se cumplan los requisitos de mantenimiento, el crecimiento puede lograrse si se proporcionan nutrientes suficientes y el equilibrio adecuado de nutrientes al animal (Van Amburgh, 2007).
En la primera etapa de vida de los rumiantes, el rumen, retículo y omaso son fisiológicamente poco activos y el abomaso de la becerra funciona de manera muy semejante a un animal no rumiante (Davis y Drackley, 1998). Por lo que, se necesita principalmente de una dieta líquida altamente digestible, hasta avanzar a un punto donde se convierte en un rumiante funcional y manipula el rumen, el retículo y el omaso para digerir el forraje y otros alimentos (Sidney y Huber, 1988). Sin embargo, para promover esta idea de la situación de nutrientes, los datos están disponibles y emergentes que sugieren factores como el estado del calostro y el balance energético de hasta al menos ocho semanas de edad tienen efectos a largo plazo que se pueden medir en la primera lactancia. Al igual que otros recién nacidos, parece que las becerras podrían verse afectados por los primeros acontecimientos de la vida y que los mecanismos compensatorios realmente no existen para esta etapa de desarrollo. También sugiere que necesitamos alterar la forma en que vemos esta etapa de desarrollo (Van Amburgh, 2007).
Las dietas comúnmente usadas en la alimentación de becerras se han relacionado con varios impedimentos del bienestar, incluyendo problemas de salud conductuales y gastrointestinales (Brscic etal., 2011). Probablemente, debido a una inadecuada provisión de alimento sólido (AS) y en particular, auna estructura insuficiente en el AS (Leruste et al., 2014). Se ha sugerido que poca estructura limita la rumia natural, que a su vez conduce a la frustración y el estrés de las becerras y en última instancia, al desarrollo de comportamientos orales anormales (Webb et al., 2014).
Debido a que la mejora en ganancia diaria de peso (GDP) prepuberal requiere alteraciones nutricionales, la mayoría de los experimentos que investigan los efectos del crecimiento prepuberal también han alterado el estado nutricional de las vaquillas en uno o varios grupos (Heinrichs et al., 2010). Por ejemplo, estudios que alteran la GDP prepuberal han alimentado con raciones (Cuadro 1) de composición muy diferente para el consumo ad libitum (forraje elevado o raciones concentradas elevadas), otros han alimentado una dieta idéntica a cada grupo experimental, pero la ingesta controlada para obtener diferentes GDP.
Lo que está mínimamente representado en la literatura son los efectos que las diferentes proporciones de forraje y concentrado tienen sobre la producción de leche, cuando se alimentan para mantener una tasa de crecimiento constante (Heinrichs et al., 2010). Serjsen y Foldager (1992), investigaron esta pregunta usando ocho animales por tratamiento a través de 130 días de su primera lactación. Concluyeron que no había diferencias en la producción de leche entre los grupos alimentados con raciones altas o bajas de forraje, éstos alcanzaron GDP igual durante la crianza.
Actividad antibacteriana de plantas medicinales
La utilización de sustancias naturales en el tratamiento de diferentes enfermedades, incluidas las de etiología infecciosa, constituye en la actualidad un desafío en la medicina y se ofrece como una alternativa, especialmente en aquellas dolencias para las que no existe un remedio adecuado (Domingo y López-Brea, 2003). Después de un período en que la industria farmacéutica se dedicó exclusivamente a la fabricación de fármacos de síntesis, dejando atrás las antiguas medicinas que tenían como base los extractos de plantas medicinales, hay un cambio cualitativo en los programas industriales con dedicación a la búsqueda de nuevos medicamentos de origen herbario (Ruiz y Roque, 2009).
El estudio científico de las plantas medicinales es una fuente relevante para el descubrimiento de nuevos fármacos que luego se sintetizan, pero también permite un conocimiento más profundo de los vegetales que conduce a que muchos productos naturales sean reconocidos como fitofármacos, compuestos que igualan el nivel de los fármacos de síntesis (Vivot et al., 2012). Actualmente, uno de los problemas más comunes es que existen plantas medicinales que tienen una actividad antimicrobiana conocida por la población; sin embargo, no han sido analizadas a fondo, para determinar cuáles son sus beneficios, pasando muchas veces desapercibidas (Azuero et al., 2016).
Los antimicrobianos son compuestos químicos añadidos o presentes de forma natural en los alimentos que retardan el crecimiento microbiano o inactivan a los microorganismos y, por lo tanto, detienen el deterioro de la calidad y mantienen la seguridad del alimento. Muchos alimentos contienen compuestos naturales con actividad antimicrobiana (Beuchat y Golden, 1989). En estado natural, estos compuestos pueden desempeñar el papel de prolongadores de la vida útil de los alimentos. Incluso muchos de ellos han sido estudiados por su potencial como antimicrobianos alimentarios directos; el uso de aditivos alimentarios de origen natural implica el aislamiento, purificación, estabilización e incorporación de dichos compuestos a los alimentos con fines antimicrobianos, sin que ello afecte negativamente a las características sensoriales, nutritivas y a su garantía sanitaria. Esto tiene que lograrse manteniendo los costos de formulación, procesamiento o comercialización (Rodríguez, 2011).
Las plantas producen una gran diversidad de productos naturales denominados metabolitos secundarios que son insignificantes para los procesos de crecimiento y desarrollo (Rosenthal, 1991). Importantes para la adaptación de las plantas y que no están involucradas en los procesos metabólicos primarios del crecimiento y la reproducción celular (Pedraza, 2008). Sin embargo, tienen funciones significativas para la protección contra los depredadores y los patógenos microbianos, dado su naturaleza tóxica y repelencia a los herbívoros y los microbios.
El control de diferentes patologías, ya sean causadas por hongos o bacterias, utilizando extractos metanólicos de una gran variedad de plantas medicinales, es algo que aún no ha sido probado (Azuero etal., 2016). La mayoría de estas plantas sometidas a estudio han demostrado poseer efectos antibacterianosy antifúngicos, muy aparte de que poseen otras propiedades curativas además de las mencionadas; las cuales podrían estar relacionadas con la biosíntesis de metabolitos biológicamente activos, según el hábitat donde crecen las plantas.
Algunos antimicrobianos naturales se obtienen principalmente de hierbas, plantas y especias. Lo más difícil es extraer, purificar, estabilizar e incorporar dicho antimicrobiano al alimento sin afectar su calidad sensorial y seguridad (Beuchat y Golden, 1989). La actividad antimicrobiana de hierbas y plantas es generalmente atribuida a los compuestos fenólicos presentes en sus extractos o aceites esenciales, y se ha observado que la grasa, proteína, concentración de sal, pH y temperatura afectan la actividad antimicrobiana de estos compuestos (Nychas, 1995).
Extractos de cítricos
En otras industrias del sector alimenticio se usa, tanto el ácido cítrico como sus sales, como saborizante y conservante. En el sector farmacéutico el ácido cítrico y sus sales se usan para la fabricación de pastillas o polvos efervescentes, también se aprovecha su efecto antioxidante, antimicrobiano y anticoagulante (Kapoor et al., 1982). Otros sectores que usan ácido cítrico son: industria cosmética, industria textil, industria agrícola e industria de detergentes; principalmente para la elaboración de detergentes biodegradables (Rivada, 2008).
Los ácidos carboxílicos son los ácidos orgánicos, se encuentran ampliamente distribuidos en la naturaleza, ya sea en su forma original o en la de alguno de sus derivados ésteres, amidas y anhídridos (Soccol et al., 2006). El ácido cítrico (ácido 2-hidroxi-1, 2, 3- propanotricarboxílico), es un ácido orgánico que puede ser considerado natural, sin embargo, también puede ser sintetizado vía laboratorio, es un ácido orgánico que se encuentra en casi todos los tejidos animales y vegetales, se presenta en forma de ácido de frutas en el limón, mandarina, lima, toronja, naranja, piña, ciruela, guisantes, melocotón, así como en los huesos, músculos y sangre de animales; es considerado un ácido carboxílico versátil y ampliamente utilizado en el campo de la alimentación, de los productos farmacéuticos y cosméticos, entre otros (Muños et al., 2014).
Moringa
La Moringa oleífera es un árbol o arbusto perennifolio de crecimiento rápido, con copas abiertas y follaje pináceo que forma parte de la familia de las Moringáceas junto a otras 12 variedades típicas de los climas áridos del trópico, específicamente del sur de los Himalayas, al norte de la India (Canett-Romero et al., 2014). Crece fácilmente por reproducción asexual por estacas aun en condiciones de sequía y puede alcanzar hasta los cuatro metros de alto en un año bajo pobres atenciones hortícolas, generando beneficios tanto para los productores como para el ecosistema (Adedapo et al., 2009).
Esta planta es valorada por sus múltiples aplicaciones, incluyendo sus propiedades antimicrobianas, nutritivas, antioxidantes y terapéuticas. En la actualidad se usa como suplemento alimenticio en mujeres embarazadas, niños y adultos y de forma homeopática en más de 300 enfermedades, incluyendo hipercolesterolemia, hipertensión, diabetes, padecimientos neurodegenerativos, anemia, problemas de fertilidad, padecimientos hepáticos y renales, desórdenes de la piel y hasta cáncer (Gowrishankar et al., 2010).
El uso de M. oleífera para el control de diversas infecciones provocadas por microorganismos es bien conocido, y en años recientes se han generado resultados científicos que confirman su actividad antimicrobiana. Estudios bacteriológicos demostraron la actividad antimicrobiana de los extractos de semillas de moringa, los cuales floculan bacterias Gram positivas y Gram negativas del mismo modo que lo hacen con los coloides del agua (Gowrishankar et al., 2010). Su acción bacteriostática consiste en la disrupción de la membrana celular por inhibición de enzimas esenciales (Martín et al., 2013).
Se describe que onza por onza, las hojas de moringa contienen más vitamina A que las zanahorias, más calcio que la leche, más hierro que las espinacas, más vitamina C que las naranjas, y más potasio que los plátanos (Arti et al., 2009). Por otro lado, la comunidad científica describe en los últimos años el mecanismo de acción en muchas de estas propiedades curativas, en multitud de estudios con diferentes partes de la estructura de la moringa y con diferentes diseños metodológicos, tanto in vivo como in vitro. En ellos se describe, los efectos potenciales para la salud de las diferentes partes del árbol, actividad antihipertensiva, diurética, hipocolesterolemiante, antiulcerosa, hepatoprotectora, antitumoral, antibacteriana y antifúngica entre otras, así como propiedades de purificación de aguas (Fahey, 2005).
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se realizó del 01 de junio al 03 de octubre del 2018, en un establo del municipio de Matamoros, Coahuila, se encuentra localizado en la región semi-desértica del norte de México a una altura de 1,170 msnm, entre los paralelos 28° 11’ y 28° 11’ de Latitud Norte y los meridianos 105° 28’ y 105° 28’ de Longitud Oeste (INEGI, 2009).
Para estimar el costo de la alimentación se seleccionaron 90 becerras recién nacidas de manera aleatoria, las cuales fueron separadas de la madre al nacimiento y alojadas individualmente en jaulas de madera previamente lavadas y desinfectadas. Los tratamientos quedaron como sigue: T1 = testigo, T2 = Extracto de moringa 10 ml/becerra/día, T3 = Extracto de cítricos 10 ml/becerra/día, durante los primeros 10 días de vida. En todos los tratamientos se suministraron 432 litros de leche entera pasteuriza dividida en dos tomas/día 07:00 y 15:00, respectivamente, la adición de los extractos se realizó en la tina de la leche al momento de la alimentación de las mismas. La primera toma de calostro (2 l) se suministró dentro de las 2 h después del nacimiento, posteriormente se les proporcionó una segunda (2 l) 6h posteriores a la primera.
Se ofreció agua a libre acceso a partir del segundo día de vida. El concentrado iniciador se suministró diariamente por la mañana y de ser necesario se servía por la tarde. Las variables para evaluar el costo de la alimentación se consideró consumo de leche y concentrado durante los primeros 60 días de vida. Para determinar el consumo de concentrado se utilizó una báscula electrónica digital (LEQ-5, Torrey®), el consumo del alimento se midió a partir del día 1 de vida hasta el destete de las becerras. Cada tratamiento constó de 30 repeticiones considerando a cada becerra como una unidad experimental.
El análisis estadístico para estimar el consumo de concentrado iniciador se realizó mediante un Análisis de Varianza y la comparación de medias se realizó mediante la prueba de Tukey. Se empleó el valor de P < 0.05 para considerar diferencia estadística. Los análisis se ejecutaron utilizando el paquete estadístico de Olivares-Sáenz (2012).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Con relación a los resultados para consumo de concentrado (Cuadro 2), se observó diferencia estadística entre tratamientos, se observa un mayor consumo en el grupo testigo y en donde se adicionó extracto de cítricos.
En relación al consumo de alimento Elizondo-Salazar y Sánchez-Álvarez (2012), reportan donde a un grupo de becerros de raza Holstein se les ofreció una dieta líquida en forma restringida en 2 tomas diarias (2 l am y 2 l pm) en el caso de T1 y en el T2 se le suministró a los animales una dieta líquida de 8 l (4 l am y 4 l pm), en dicho estudio los animales tuvieron un consumo semanal de 837 g y 517 g, respectivamente.
Esta situación permite analizar que las becerras que consumen mayores cantidades de dieta líquida demuestran satisfecha su necesidad de alimentación, por lo que no experimentan la necesidad de consumir alimento balanceado en mayor proporción. Es significativo enfatizar que conforme se suministra más cantidad de dieta líquida, el consumo de alimento decrece y un bajo consumo de éste se ha asociado con una disminución en la tasa de desarrollo y funcionalidad del rumen, lo que podría favorecer con el deterioro en la condición corporal de los animales, cuando son destetados y alimentados con algún tipo de forraje (Davis et al., 2011).
Favela (2015), reporta consumos promedio durante los tres últimos días de 0.691 hasta 0.958 en becerras alimentadas con sustituto de leche en un período de 45 días de lactancia, estos resultados son superiores a los observados en el presente estudio. Resultados similares reportan González et al. (2014), en becerras alimentadas con 6 litros de leche por un período de 50 días, consumos de 1,200 g/d durante los tres últimos días. De la Cruz (2015), reporta en su estudio experimental un promedio de 0.616 g, 0.497g y 0.581g de ganancia de peso diario en becerras destetadas a los 57 días.
En relación con el costo de la alimentación de las becerras (Cuadro 3), se observa un menor costo para tratamiento donde se administró extracto de cítricos. La ganancia total de peso fue 35.1, 29.9 y 29.6 kg, para los tratamientos de cítricos, moringa y testigo, respectivamente. El costo económico de la cría de una vaquilla hasta los 24 meses varía entre distintas explotaciones. Al parir después de esa edad, se pierde dinero diariamente en alimento, reemplazos y producción durante la vida útil de la vaca. Por este motivo, la reducción de la edad del parto de estos animales puede tener un impacto positivo sobre la rentabilidad. Sin embargo, deben crecer a un ritmo óptimo para impedir problemas al parto y asegurar que la primera lactancia sea óptima (Schingoethe y García, 2001).
Los costos en reemplazos (Cuadro 4), están afectados por una variedad de situaciones. Los establos con altos niveles de morbilidad y de mortalidad han elevado los costos por las vaquillas. El lento crecimiento de vaquillas en etapas tempranas de vida también es costoso, ya que se requieren más nutrientes en etapas posteriores del desarrollo de la vaquilla, aumenta la edad al parto, o reduce el peso corporal vivo al parto. Todos estos son detrimentos a la economía general por vaquillas (Heinrichs et al., 2010).
González et al. (2017), reportan costos de alimentación que oscilan de $1,180.00 hasta $1,924.00 pesos en becerras que fueron alimentadas con diferentes cantidades y sustitutos de leche; estos costos se encuentran por debajo de los observados en el presente estudio, cabe hacer mención que las ganancias de peso son superiores a las observadas en el estudio anterior
Kertz (2009), menciona que en diferentes estudios realizados por la Universidad de Wisconsin en 62 establos durante el año 2000 y 49 en el 2007; el costo de alimentación de las crías durante la lactancia oscila entre $1,098.00 y $1,980.00 pesos, respectivamente (61 y 110 dólares); el costo por kilogramo de ganancia de peso puede ser incluso menor en la lactancia de la becerra debido a que se tiene una mayor eficiencia en la conversión de nutrientes a ganancia de peso con una condición corporal baja.
Las vaquillas lecheras son las futuras unidades generadoras de ingresos en una operación lechera. Sin embargo, durante su período pre-productivo, representan un centro de costos significativo. Se ha demostrado que el costo total de criar vaquillas lecheras es el segundo mayor contribuyente al gasto operativo anual de las granjas lecheras en Pensilvania (Heinrichs et al., 2013). Las vaquillas lecheras son las futuras unidades generadoras de ingresos en una operación lechera. Sin embargo, durante su período pre-productivo, representan un centro de costos significativo.
Habitualmente, los establos que obtienen niveles de producción mayores al promedio son aquellos que acogen un programa de recría con los parámetros antes mencionados. Esto involucra, que los reemplazos deben criarse con ganancias diarias de peso mayores a las recomendadas en el pasado, sin afectar la producción de leche. Se ha sugerido además que la tasa de crecimiento para alcanzar estos objetivos va a afectar los parámetros económicos y la capacidad productiva de las becerras de tal manera que se obtendrían mayores beneficios económicos, si las mismas entraran al hato reproductivo lo antes posible. De esta manera, a primera vista, pareciera que deberían desarrollarse becerras a un paso más acelerado para reducir el periodo de crecimiento y costos de recría (Belloso, 2005).
Es importante para los productores lecheros entender los costos involucrados en la crianza de vaquillas de reemplazo lecheras tanto en establos que quieren criar sus propios animales, como en aquellos que buscan contratar criadores. En ambos casos, para hacer un mejor trabajo o permitir que alguien más realice la crianza, se deben conocer los costos actuales para predecir los costos en el futuro.
CONCLUSIONES
De acuerdo a los resultados obtenidos en la presente investigación se puede concluir que el grupo de crías a las cuales se les suministró extracto de cítricos obtuvieron un incremento mayor de peso y por consecuencia un menor costo integrado de alimentación. Al implementar un sistema para alimentar a las becerras lactantes se debe considerar el aporte de nutrientes de todos los componentes de la ración leche y aditivos que incrementen la eficiencia del desarrollo de los animales. Por lo que, se recomienda realizar
estudios complementarios para determinar el efecto de los componentes de las plantas de moringa y extractos de cítricos sobre el desarrollo pos-destete, además de prolongar la duración de los estudios hasta las etapas de producción. El uso de plantas medicinales en la alimentación de becerras lactantes puede influir en la reducción de enfermedades, incremento del consumo de alimento, mejora en la ganancia de peso y reducción en los costos de producción durante la lactancia de las mismas.