La vertiginosa expansión de la agricultura en los últimos 15 años, no solo se extendió sobre las zonas ganaderas, sino que abarcó también las cuencas lecheras, compitiendo por la tierra.
En ese período, la soja triplicó el área sembrada alcanzando en la campaña 2010/11, 20.000.000 has, frente a las 4.000.000 has sembradas con maíz, semejante a la superficie sembrada con trigo; apenas 2.000.000 has se dedicaron al girasol y menos de 500.000 has se sembraron con cebada, que está en expansión desplazando al trigo.
El avance de la agricultura en las zonas ganaderas y tamberas, fue acompañado con el aumento de los feed lot y el encierre de los animales en los tambos; logrando no solo mejorar la eficiencia en la alimentación, con mayores ganancias en kg carne y/o litros de leche por V.O-; sino también liberando has para la agricultura. Actividad, que provoca una constante extracción de nutrientes minerales del suelo, que no son devueltos al mismo.
Cuando se realiza el pastoreo, alrededor del 70% de los nutrientes consumidos por el ganado, son devueltos al suelo a través de las heces y orina. Las vacas producen diariamente una cantidad en kg. de estiércol y orina, que se aproxima al 8 % de su P.V.
Una vaca de 500 kg produce diariamente unos 25 kg de bosta y 14 lts de orina, cuya mezcla tiene un 30% de materia seca, con la siguiente composición por kg/MS: 4,5 % de nitrógeno, 1,7 % de pentóxido de fósforo; 1,3 % de oxido de potasio; 1,7 % de calcio, y menores % de azufre y microelementos.
El suelo, para cada región, tiene propiedades físicas, químicas y biológicas propias, actuando como una caja de ahorro, con recursos limitados; por lo cual, se corre el riesgo de destruirlo con la presión ejercida sobre el mismo.
Efectos de la agricultura continua sobre los suelos
Materia Orgánica: Los bajos aportes de carbono, provocaron una caída en los niveles de M.O., porcentaje de caída que está acorde con: la intensidad y tipo de labores que se realizan, con la estructura y textura de los suelos de cada región, con la estabilidad de sus agregados, con la compactación producida, con la actividad biológica, etc.
Comparando los suelos no trabajados, con los agrícolas; el INTA Balcarce informó que:
pH: Por la agricultura, los suelos se acidificaron, cayendo el pH entre un 2,5 % y un 5,5%. En el norte de Bs. As./Sur de Sta. Fe cayó de 6,42 al 6,1; en el oeste de Bs. As. de 6,52 al 6,37 y en el sur de Bs. As. de 6,81 al 6,44.
Fósforo: Se observa en el gráfico siguiente como varió su disponibilidad con los años
% Saturación bases: El promedio de la zona agrícola cayó del 85% al 65%.(Según la región hay zonas con 35% de saturación bases y otras con el 100%).
Potasio (K): Si bien, disminuyó el promedio de K intercambiable de 800 a 600 ppm, esto no es limitante, salvo en algunas regiones con menos de 150 ppm..
Zinc (Zn) y Boro (B): Presentan concentraciones cercanas al nivel crítico, siendo necesario agregarlos en algunas zonas.
Manganeso (Mn) y hierro (Fe): Debido a la acidificación de los suelos no son limitantes.
Calcio (Ca) y Magnesio (Mg): Debido a la acidificación, su porcentaje en la saturación de bases disminuyó.
Aumento de compactaciones subsuperficiales:
El desequilibrio en la relación de los cationes del suelo, debido a:
1.- Extracción diferenciada de los cultivos.
2.- Lixiviación de las sales en función de su solubilidad.
3.- Lavado de nutrientes por exceso de agua.
4.- Inadecuada fertilización y labranzas.
Trajo aparejado la compactación de los suelos, que impide el normal crecimiento de las raíces de los cultivos, dificultando la obtención de nutrientes y agua, a mayor profundidad.
Como revertir el deterioro de los suelos
En primer lugar, hacer un análisis completo de suelos, tanto de 0 a 20 cm, como de 20 a 40 cm de profundidad, para conocer con que nutrientes contamos. En base a ello y a la extracción que hace cada cultivo, se puede determinar cual y cuanto fertilizante debemos aplicar. Si bien el uso de fertilizantes también aumentó en estos 15 años, la cantidad que se aplica no alcanza a cubrir lo que se extrae del suelo.
Tan solo se repone el 50/60% del P, que se extrae; el 30/40 % del N; el 35/40 % del S y apenas el 5% del K.
También, hay que maximizar el aporte de residuos; aumentar la frecuencia de gramíneas en las rotaciones, incluir pasturas, cultivos de cobertura, intercultivos, realizar siembra directa y principalmente aprovechar los residuos (bosta y orina) del encierre y del tambo.
Un tambo cada 100 vacas genera 5.600 l de efluentes por día (cada litro contiene 0,15 gr de N y 0,014 gr de P) o sea que por año, se tira a una fosa o canal, 667 kg de urea y 143 kg de superfosfato.
En un tambo de la localidad de Humbolt, “Los Lirios”, sus dueños durante 6 años usaron los efluentes de la sala de ordeñe y corrales – una mezcla de bosta, orín, barro y agua – para fertilizar los potreros. Logrando triplicar la cantidad de P (alcanzó 33,9 ppm), aumentando la cantidad de N total (de 0,114 a 0,147); de C (de 1,32 a 1,71 %) y el % de MO (lote testigo 2,27, lote tratado 2,94).
En aquellos suelos en que se ha perdido la estructura, la estabilidad de los agregados y/o están compactados, acidificados, o salinizados la solución puede ser el balanceo catiónico y el agregado de los nutrientes faltantes, logrando de esta forma alcanzar las características óptimas de los suelos, tanto físicas, químicas y biológicas, obteniéndose así, mayores producciones por ha.-