Los procesos de mejoramiento genético en ganadería que se vienen implementando actualmente en el mundo, lleva a los empresarios del sector a ser más eficientes en el uso de los insumos, entre los cuales encontramos el semen, materia prima para el nacimiento de los animales de reemplazo que se deben manejar en los sistemas ganaderos.
Para una adecuada utilización de la genética que viene en el semen comprado por el ganadero a las casas comerciales, es necesario que éste conozca muy bien su hato en 2 factores básicos:
- Producción y calidad de la leche
- Fenotipo (características físicas del animal).
Para identificar las características fenotípicas ideales de los animales, es necesario conocer y realizar el proceso de EVALUACIÓN LINEAL de los éstos, el cual consiste en la descripción y valoración numérica de las características físicas de las vacas de leche, con el fin de identificar cuales de éstas son indeseables y cuales deseables en cada animal desde el punto de vista físico, dependiendo del modelo productivo.
Según la evaluación realizada por la Asociación Holstein de Canadá (modelo usado por la Asociación Holstein en Colombia), la que podemos adecuar a otras razas, estas características están divididas en:
- Estructura y capacidad: 18% (6 características)
- Anca:10% (2 características)
- Patas y Pezuñas: 20% (6 características)
- Sistema mamario: 40% (6 características)
- Carácter lechero: 12% (resumen de varias)
Los porcentajes representan el valor que tiene cada característica en la evaluación total del animal y entre paréntesis está el número de características que se miden en cada parámetro.
Todas estas características son medibles y se basan en el concepto de "Extremos Biológicos", ancho - angosto, largo - corto, alto - bajo, fuerte - débil, lo que nos indica la buena o mala conformación de cada ítem y el resumen general de la evaluación de la vaca.
Es importante conocer que todos los ítems, con sus divisiones, son características que están directamente relacionadas con la producción de leche, es decir, que una buena puntuación de cada característica indica que es un animal FENOTIPICAMENTE bien diseñado para la producción de leche, por ejemplo, si la ubre posterior de la vaca (la cual produce el 60% de la leche) es alta y ancha en su inserción al cuerpo de la vaca, nos indica que existe una adecuada capacidad de producción de leche por parte de ese animal.
Una vez realizada esta evaluación y valoradas las vacas según su descripción fenotípica, procedemos a seleccionar el toro adecuado con el cual debemos inseminar cada vaca, tratando de escoger toros que nos corrijan, en las hijas, los defectos encontrados en cada animal. Esto no quiere decir que cada vaca debe tener un toro; se seleccionan grupos de vacas por determinadas características (mala conformación de ubre, falta de fortaleza, mala disposición de las patas, entre otras) y se aparean con los toros que corrijan esa característica seleccionada para ese grupo de vacas.
Como se ve en los porcentajes arriba mencionados, el valor más importante en la descripción lo tienen la ubre y las patas, lo que nos indica que esos deben ser los parámetros sobre los cuales debemos trabajar en primer lugar y ser consistentes a través del tiempo en el correcto apareamiento de ellos.
Desafortunadamente el porcentaje de heredabilidad de cada característica no es el 100%, existiendo rangos entre el 11% (colocación de las patas vista posterior) y 42% (estatura), lo que nos obliga a ser persistentes en los procesos de mejoramiento con el fin de fijar estas características en la genética del hato, a través del tiempo.
Adicionalmente es necesario tener presente que el 50% de la genética la pone la madre y el 50% el padre, por lo que no debemos esperar "milagros" en la primera selección, además no existe el toro "maravilloso" que sea capaz de corregir todas las características, de la misma manera debemos saber que el toro más costoso (pajillas de semen), no es necesariamente el mejor para mi hato.