14 de septiembre de 2016
Amigos foristas:
No es una novedad el enfrentamiento existente entre POLICULTIVOS Y MONOCULTIVOS, a título personal pienso que unos y otros deben tener sus propios desarrollos siempre y cuando se ejecuten el dentro del marco de equidad y correspondencia con lo ambiental, lo económico y lo social, otra cosa es que tanto los monocultivos como puede suceder también en los policultivos privilegien lo económico, en detrimento de lo ambiental y lo social.
Por otro lado es satisfactorio encontrar mentes como las que apoyan este foro, en quienes se nota el interés y el compromiso de entender y trabajar con visión de futuro la sostenibilidad de los agroecosistemas.
Apoyado en el comentario del señor Ricardo Zachrisson, me permito aportar lo siguiente: En un SSP, entendido como sistema existen diversas interacciones entre los componentes del mismo, vistas y analizadas desde tres escenarios a saber: el ecosistema, las entradas y las salidas que interactúan, tal como se trata de resumir en la siguiente gráfica.
Adaptada de Gutierrez Braulio. 2013
En un sistema silvopastoril, uno de los aspectos claves a definir y priorizar radica en concretar qué es lo que se busca con el establecimiento y la presencia de los árboles, (modificar condiciones ambientales adversas?, proveer confort a los animales?, obtener mayor cantidad de biomasa?, obtener mayor calidad de forraje en la paradera?), y al mismo tiempo identificar las interrelaciones e interacciones que se dan entre el árbol y los otros factores integrantes del sistema.
En términos generales en los sistemas silvopastoriles, se estructuran una serie de interacciones de competencia y facilitación, que conducen a efectos específicos a través del tiempo y en el espacio, con base en: las características propias de la especie y variedad del componente leñoso, las características ambientales del ecosistema donde se desarrolla el sistema, la distribución espacial de los componentes al interior del sistema y la evolución cronológica de los componentes y del sistema como un todo.
En cuanto a las interacciones arboles-pasturas y en atenciona a que prevalece una distribucion en la cual los arboles estan por encima de los pastizales, se provean diversas interacciones muy dinamicas y estrechas, entre las que se destaca el efecto sombra. Se discute aun la incidencia del factor sombra sobre el crecimiento, cantidad y calidad de las praderas, reportándose resultados de investigaciones sistemáticas según las cuales no existen diferencias significativas entre el forraje que crece a libre exposición y el que se cosecha debajo de los árboles, en controversia a investigaciones que muestran que efectivamente si existen diferencias en cantidad y calidad de los forrajes cosechados en uno y otro ecosistemas.
En este sentido, D Pezo, M Ibrahim 1.998. En: Módulo de Enseñanza Agroforestal No.2. Sistemas Silvopastoriles. Segunda Edición. CATIE. Turrialba. Costa Rica. Advierten lo siguiente:
“Shelton et al. (1987) sostienen que el principal factor limitante para el crecimiento de pastu¬ras en sistemas silvopastoriles es el nivel de sombra ejercido por los árboles y arbustos. Si bien en la mayoría de situaciones, la tasa de crecimiento de las pasturas es menor cuando crecen bajo la copa de los árboles que a pleno sol (Horne y Blair 1991), no todas las forraje¬ras responden de igual manera a la disminución en la incidencia de energía lumínica.
Entre las forrajeras que han mostrado alta tolerancia a la sombra, Wong (1991 j incluye entre las gramíneas al Axonopus compressus, Brachiaria miliformis, Paspalum conjúgatum, Steno- taphrum secundatum e Ischaemum aristatum; mientras que entre las leguminosas están Des- modium heterophyllum, D. ovalifolium y Calopogonium caeruleum.
Por otro lado, entre las tolerantes a niveles intermedios de sombreamiento se encuentran: Brachiaria decumbens, B. humidicola, B. brizantha, Panicum máximum, Setaria sphacelata, Pennisetum purpureum e Imperata cylindrica entre las gramíneas; y Arachis pintoi, Centrosema pubes- cens, Desmodium intortum, D. triflorum, Calopogonium mucunoides y Pueraria phaseoloides entre las leguminosas herbáceas.
Hay menos información respecto a la tolerancia a sombra en leguminosas arbóreas y arbus¬tivas, pero entre aquellas identificadas por su tolerancia a los niveles intermedios de sombra se citan: Gliricidia sepium, Calliandra calothyrsus, Codariocalyx gyroides y Desmodium ren- sonii (Oka Nurjaya et al. 1991; Benjamín et al. 1991) [Acetato 7). Por otra parte, Leucae¬na leucocephala, Sesbania grandiflorai, Acacia villosa y Albizia chinensis han demostrado ser poco tolerantes a la sombra (Egara y Jones 1977; Benjamín et al. 1991).
El sombreamiento también puede provocar cambios morfológicos y fenológicos en las espe¬cies forrajeras, los cuales funcionan como mecanismos de adaptación a la baja incidencia de energía lumínica y la consiguiente reducción en el potencial fotosintético de las plantas [Acetato 8]. Para compensar esto, las especies forrajeras que crecen bajo sombra tienden a desarrollar hojas más largas, pero menos gruesas (Sanderson et al. 1997). Lo primero les ayu¬da a incrementar su habilidad competitiva para interceptar la luz, mientras que lo segundo les permite reducir su tasa de respiración (Wilson y Ludlow 1991). Es evidente que esos meca¬nismos de compensación no son suficientes, por lo que la actividad fotosintética total dismi¬nuye bajo condiciones de sombra.
La prioridad que dan al desarrollo foliar aquellas plantas que crecen bajo sombra, afecta la dis-ponibilidad de fotosintato para otros órganos y procesos en la planta. Varios autores (Burton et al. 1959; Samarakoon et al. 1990; Zelada 1996) han observado reducción en el desarro¬llo radicular a medida que disminuye la radiación lumínica [Acetato 9], Esto redunda no sólo en una menor habilidad para tolerar la sequía y para captar nutrientes, sino también en un anclaje más pobre en plantas que crecen bajo sombra. Por otro lado, también se han vis¬to efectos detrimentales del sombreamiento sobre la formación de los órganos reproductivos, lo cual resulta cuando menos en una floración más tardía; aunque en muchos casos, la flora¬ción se inhibe, y por ende no se producen semillas (Oliveira y Humphreys 1986).
Además de los cambios morfológicos antes citados, que son resultado de la menor inciden¬cia de luz, también ocurren otros en respuesta a la variación en la calidad de luz. La propor¬ción de luz fotosintéticamente activa (entre los 400-700 nm de longitud de onda) disminuye al pasar por el follaje de los árboles, lo cual promueve la elongación de los tallos e inhibe en cierto grado la formación de nuevos vástagos y ramificación en especies forrajeras (Wilson y Ludlow 1991; Zelada 1996). Estos efectos son aparentemente más marcados en aquellas es¬pecies con menor tolerancia a la sombra (Smith 1982).
En general, los cambios morfológicos y fenológicos que ocurren en las forrajeras que crecen bajo la sombra tienden a comprometer su potencial de persistencia, por ello, el manejo del pastoreo o corte en sistemas silvopastoriles debe ser muy cuidadoso. Si se quiere prevenir la degradación de las pasturas es fundamental tener cuidado con la intensidad de defoliación, la cual puede ser regulada a través de la carga o la presión de pastoreo. Las forrajeras de cre-cimiento rastrero, con rizomas o estolones, quizás tengan mayor potencial de persistir bajo esas condiciones, pues las mismas tienden a tolerar más el sobrepastoreo esporádico. Sin em-bargo estos aspectos necesitan ser investigados en ensayos de pastoreo (Wilson y Ludlow 1991).
El sombreamiento también afecta la calidad nutritiva de los forrajes, pero en algunos casos esos efectos pueden estar mediados por cambios anatómicos o morfológicos que sufren las plantas (p.e. engrosamiento de la epidermis, elongación de tallos) [Acetato 10]. En varios ensayos con gramíneas se han detectado incrementos en el contenido de proteína cruda y dis¬minución en el de carbohidratos no estructurales (p.e. azúcares, almidones), a medida que aumenta la interferencia al paso de la luz solar (Wilson 1982; Pezo 1987; Zelada 1996)
En cambio, no ha habido consistencia en los resultados obtenidos con respecto al efecto de disminución en la radiación lumínica sobre el contenido y composición de los carbohidratos estructurales, la digestibilidad y el consumo (Sanderson et al. 1997). Así, Dei- num y Dirven (1974) y Wilson (1982) postulan que la sombra afecta negativamente la diges¬tibilidad, mientras que Kephart y Buxton ( 1993) y Zelada (1996) encontraron el efecto con¬trario. Otros autores (Samarakoon et al. 1990; Norton et al. 1991) no detectaron ningún efecto importante.
Con respecto al consumo, Samarakoon, et al. (1990) encontraron que el pasto "kikuyu" (Pen- nisetum clandestinum) era menos consumido cuando crecía bajo sombra. Por otra parte, cuando Norton, et al. (1991) evaluaron Paspalum notatum, Setaria sphacelata cv. Kazungu- la, Panicum máximum cvs. Riversdale y Trichoglume, y Brachiaria decumbens cv. Basilisk cultivados a pleno sol o bajo sombra, no detectaron diferencias en el consumo de forrajes, aunque en las tres últimas especies el consumo tendió a ser mayor en el forraje que creció a pleno sol.
Con base en los resultados anteriores, Reynolds (1995) sugiere que la disminución en la di-gestibilidad y el consumo probablemente sólo ocurre en las plantas no tolerantes a la som¬bra, pues en ellas la sombra provoca una disminución marcada en el contenido de carbohi¬dratos solubles y un incremento notorio en la elongación de los tallos.Factores que modifican el efecto de la sombra
El grado de sombreamiento ejercido por los árboles y arbustos varía con la morfología de la planta (p.e. características de copa y altura), la edad, la densidad y distribución espacial de los árboles con respecto al estrato herbáceo, la fertilidad del suelo, y la inclinación de los ra¬yos solares (Reynolds 1995). Esta última es a su vez función de la hora del día y -en cierto grado- de la época del año.
En plantaciones de cualquier leñosa perenne, la transmisión de luz hacia el estrato herbáceo tiende a declinar con el tiempo. Sin embargo, hay diferencias en el patrón de respuesta a la edad que son atribuibles a la morfología de las leñosas. Wilson y Ludlow (1991) encontra¬ron que el sombreamiento se incrementaba aceleradamente en los primeros años de la plantación, y que este efecto era más marcado en hule (Hevea brasiliensis) y palma aceitera (Elaeis guineensis), que en el cocotero (Cocos nucífera) y Eucalyptus deglupta. Además, en las tres primeras especies, la transmisión de luz mejoraba en las plantaciones más maduras [Acetato 16]. Un comportamiento similar al señalado para Eucalyptus deglupta, ha sido observado en plantaciones de Pinus radiata (Anderson et al. 1988) y de Pinus caribeae (Somarriba y Lega 1991). En estas, la disminución en la incidencia de luz, a medida que incrementó la edad de la plantación, no sólo afectó el crecimiento de las especies deseables, sino que promovió el desarrollo de especies poco palatables; resultando en una menor capacidad de carga y pro-ductividad animal en el sistema.
La densidad de plantación es otro factor que afecta el crecimiento del estrato herbáceo en un sistema silvopastoril. En términos generales, la producción de biomasa en el estrato herbáceo disminuye a medida que se incrementa la densidad de árboles, pero la tasa de disminución declina con la densidad (Whiteman 1980). Este efecto no sólo es atribuible al sombreamiento que ejerce el follaje de la leñosa sobre las pasturas, sino también a la com¬petencia por espacio entre las porciones basales de la leñosa y el pasto, así como al eventual daño físico por la caída de ramas (Reynolds 1995).
En sistemas silvopastoriles, las prácticas de manejo comúnmente aplicadas para reducir la in-terferencia de luz (podas y "raleas") son realmente multipropósito. Así, en áreas donde se presenta vegetación natural constituida por leñosas perennes y pasturas, la poda de ramas de especies palatables o la eliminación de especies indeseables, para regular la competencia en¬tre leñosas o para facilitar la movilización de animales, de hecho va a permitir también un mayor acceso a la luz por parte del estrato herbáceo (Kirmse et al. 1987). Por su parte, los "raleos" practicados en los sistemas de plantación, no sólo favorecen el desarrollo de árbo¬les seleccionados, sino que además permiten disminuir el sombreamiento hacia el estrato herbáceo (Knowles 1991).
El arreglo de plantación es otro factor que puede ser modificado para regular la interferencia de luz ejercida por las leñosas perennes. Con la siembra en hileras dobles o en franjas de 3 a 5 hileras, pero ampliando el espaciamiento entre franjas, es posible mantener la misma den¬sidad de árboles (n° de plantas/ha). Estudios efectuados en Malasia con palma aceitera y en Australia con Pinus radiata han mostrado que al permitir un mayor paso de luz al estrato herb¬áceo, se favorece el crecimiento de la biomasa herbácea y la productividad animal (Reynolds 1995). Sin embargo, estos resultados no deben extrapolarse a otros sistemas silvopastoriles, ya que el análisis de la conveniencia o no de esas modificaciones no debe basarse sólo en los componentes pastura y animal, sino en el comportamiento de todo el sistema.
La orientación de las hileras de árboles en una plantación es también un factor de manejo que contribuye a regular el acceso de la vegetación herbácea a la luz. Arboles sembrados en hi¬leras paralelas al movimiento del sol (Este - Oeste) facilitarán la penetración de los rayos so¬lares al estrato herbáceo, en aquellas horas (antes de las 10 am y después de las 2 pm) en que por el ángulo de incidencia su transmisión es interferida por una barrera arbórea. Esto va a resultar en una mayor incidencia total diaria de luz al estrato herbáceo, y consecuentemente en una mayor producción de fitomasa, especialmente cuando se trabaja con menor espada- miento entre las hileras de árboles”.
Por su parte Bonza N. 2014. En: Evaluación del componente forestal Acacia Acacia mangium Willd, Melina Gmelina arbórea Roxb y Yopo Anadenanthera peregrina (L.) Speg. bajo Sistemas Silvopastoriles En El Centro de Investigación La Libertad Corpoica-Villavicencio-Meta. Tesis para optar el título de Ms. En Agroforestería Tropical. U.D.C.A. Bogotá D.C. ,reporta:
“Interacción árbol-pastura en arreglos silvopastoriles
De acuerdo con Vitta (2004), en general, las interacciones de competencia en un arreglo silvopastoril, son principalmente por luz, por agua y nutrientes.
Efecto sombra
La sombra de los árboles, no sólo modifica la cantidad de radiación disponible para la pastura, sino también su calidad (Yirdaw et al., 2003), por efecto de los diferentes niveles de intercepción de luz de cada uno de los componentes del sistema.
La interceptación de la radiación solar por la copa de los árboles causa efectos directos e indirectos sobre la pastura. En forma directa provoca la alteración simultánea de dos importantes recursos para el pasto: la iluminación y el calor. Además, en forma indirecta produce la alteración de la humedad en la capa superior del suelo, la cual es valiosa para el cultivo y para la descomposición de las partes muertas de las plantas y la absorción de nutrimentos, por esto la respuesta de la interacción árbol-pastura puede determinarse a partir de análisis de la cantidad y calidad de pasto. (Córdoba y Hernández, 2003)
Por lo tanto, la determinación de la radiación disponible para las plantas o los niveles de sombra generada por los árboles, es de vital importancia para manejar niveles óptimos y anticipar umbrales críticos que puedan afectar la pastura y en los momentos de definir manejos silvícolas o de la pastura para los sistemas silvopastoriles (Bellow et al., 2002).
A la sombra se le atribuyen varios efectos benéficos en la salud y en el comportamiento animal, entre los que se encuentran: un mayor tiempo dedicado al pastoreo y la rumia, lo que les permite hacer un mayor consumo de alimentos y seleccionar los de mejor valor nutritivo; una disminución en sus requerimientos de agua; un incremento en la eficiencia de conversión alimentaria y una mejora en las ganancias de peso. Además, reduce la tasa de mortalidad en los animales jóvenes y alarga la vida útil, dado que proporciona un crecimiento y desarrollo corporal adecuado y una mejor respuesta inmunológica ante las enfermedades (Soca, 2005).”
Como se puede apreciar en esta breve revisión de literatura, no es posible determinar bajo formulas únicas el comportamiento del efecto sombra en los sistemas silvopastoriles, más si existen las metodologías y criterios para estimar su presente, futuro y manejo de la misma al interior de un determinado sistema en particular.
NOTA: Los apartes descritos entre comillas, son párrafos textuales extraídos de:
Bonza N. 2014. Evaluación del componente forestal Acacia Acacia mangium Willd, Melina Gmelina arbórea Roxb y Yopo Anadenanthera peregrina (L.) Speg. bajo Sistemas Silvopastoriles En El Centro de Investigación La Libertad Corpoica-Villavicencio-Meta. Tesis para optar el título de Ms. En Agroforestería Tropical. U.D.C.A. Bogotá D.C.
D Pezo, M Ibrahim: 1998. Módulo de Enseñanza Agroforestal No.2. Sistemas Silvopastoriles. Segunda Edición. CATIE. Turrialba. Costa Rica.