El proceso fundamental en la conservación de los silajes es la fermentación. Esta se produce en un medio anaeróbico (ausencia de aire). De la continuidad en el tiempo de esa situación de anaerobiosis depende la conservación de la cantidad y calidad del silo. Recordamos aquí algunos conceptos tomados mayormente del Ing. Javier Zuvizarreta.
Pero la fermentación no es lo único que ocurre en la masa de forraje. Desde el principio de la confección, y anteriormente a la fermentación, se produce una fuerte respiración, que en términos químicos es una oxidación o combustión. Esa respiración necesita un medio aeróbico (en presencia de aire) y es responsable de casi todas las pérdidas de material que se producen al ensilar.
La respiración tiene como materia prima a la materia orgánica, y da como resultados dióxido de carbono (CO2 ) también llamado anhídrido carbónico, agua en forma de vapor, y energía en forma de calor.
La única manera que existe de minimizar las pérdidas por respiración es eliminar el oxígeno. Eso se logra de dos formas que se deben utilizar una a continuación de la otra. La primera de ellas es con un buen pisado en función del tamaño de partículas y el contenido de humedad del material, y la otra es un inmediato tapado (hermético) para evitar que el aire se renueve.
Mientras menos dure la respiración menor será el consumo de materia orgánica, esa misma materia orgánica que nosotros queremos dar de comer a nuestro rodeo. Está claro entonces que el material que se consume en esa combustión es el alimento que tanto nos costó producir y que por una mala compactación y mal tapado lo estamos perdiendo.
Si el proceso se produce eficientemente, esa respiración será de corta duración, el silo no alcanzará altas temperaturas, y se enfriará rápido, con mínimas pérdidas.
Pérdidas que no se ven pero son realesExisten otras situaciones en el silo, por ejemplo si no lo tapamos, o demoramos en hacerla, o lo hacemos mal y hay filtraciones de aire, el silo se calentará en forma tal que no podremos aguantar la mano en su interior, eso durará mucho tiempo, y las pérdidas serán muy importantes.
Es fundamental tener en claro que la capa podrida que vemos en los silos no tapados o mal tapados es sólo la correspondiente a una putrefacción y secado de parte del material, pero lo más importante no se ve, ya que se va al aire en forma del gas dióxido de carbónico y de vapor de agua. Por eso se las llama pérdidas invisibles, llegando a quedar visible solo la porción cenizas.
El calentamiento, además de ser un síntoma claro de la pérdida de masa por el silo, produce una caramelización del material y con ello una desnaturalización de la proteína (por la llamada reacción de Maillard) que la hace indigestible.
Esas pérdidas invisibles en un silo bien manejado están en el orden del 10% del material original, mientras que en uno destapado pueden llegar a cerca del 40% en casos extremos, pero no es raro que lleguen al 25 o 30%.
Para tapar bien un silo se debe usar una lona plástica de 150 o 200 micrones, y colocar cubiertas viejas una al lado de la otra cuidando que no haya alambres que agujereen la misma. Se ha probado de todo, pero este viejo método es el único que garantiza la mayor hermeticidad y por lo tanto buena conservación. El cálculo detallado de la cantidad de mantas y cubiertas necesarias para tapar un silo se desarrolla en otra nota, pero como gran guía rápida se puede aceptar que se necesitan 1 m2 de manta y 1 cubierta por cada tonelada de material ensilado. Para que la lona quede bien apoyada y luego en ella las cubiertas, la forma de las "paredes" debe ser oblicua y no vertical. Eso permite durante la confección que el tractor pueda pisar toda la masa del silo, y que al tapar no haya pérdidas laterales.
Hay productores que no tapan los silos y hay otros que lo hacen mal (asumen el costo de tapar pero pierden buena parte de los beneficios). Se debe tomar conciencia de las pérdidas que eso implica para la empresa.
Errores comunesPor falta de superposición entre las lonas y de tapado con suficientes cubiertas se produce la entrada de aire generando un efecto fragua.
Hay que tener la precaución de alambrar bien los alrededores para evitar la ruptura de la lona por la hacienda.
Paredes demasiado verticales impiden un pisado adecuado y luego que las cubiertas aplasten bien la lona.
Los rollos, palos, ladrillos no son un buen elemento para sostenes las lonas. Las pueden romper y son poco efectivos. Hasta ahora la mejor solución sigue siendo el uso de cubiertas viejas de automóviles
Indicadores de la calidad de la fermentación del silajeEl análisis de los diferentes indicadores de la fermentación o perfil fermentativo permite inferir si la fermentación ha sido buena, regular o mala. El conocimiento de los distintos indicadores nos permite especular sobre que microorganismos dominaron el proceso y en muchos casos el tipo de fermentación dominante.
En el análisis de la calidad de un silaje, la apreciación directa del material no debe ser subestimada. Las observaciones directas de las condiciones de almacenaje y suministro, así como el color y olor suministran información de primera mano y con mayor anticipación a cualquier análisis de laboratorio (Cuadro N°1).
Cuadro N° 1.Características sensoriales a evaluar en silajes
Probablemente los indicadores analíticos más importantes para evaluar el proceso de ensilaje sean: el contenido de humedad, el pH, y los contenidos de amoniaco y NIDA (Nitrógeno ligado a la fibra insoluble en detergente neutro, FDA). El pH indica la acidez del silaje, pero esta afectado por la capacidad buffer del cultivo, por eso típicamente las leguminosas tardan más en estabilizarse y alcanzan pH más altos que las gramíneas. El pH final además está marcadamente influido por el contenido de humedad y sustrato fermentable del cultivo original. El nitrógeno (N) amoniacal expresado como proporción del N total es un indicador de la degradación de la proteína del forraje durante el ensilaje. Un bajo contenido de N amoniacal se asocia a una rápida disminución del pH que interrumpe tempranamente los procesos de degradación de la proteína del forraje y estabiliza el material a conservar. El contenido de NIDA aumenta si durante el proceso de ensilaje la temperatura se elevó excesivamente, dependiendo del momento de muestreo, puede indicar una mala compactación o tapado.
Adicionalmente cabe mencionar que medidas como el grado de compactación (medido por el peso especifico kg de materia húmeda o seca por m3) y la evolución de la temperatura del silaje pueden aportar información valiosa sobre el proceso de fermentación. En muchos casos el contenido de cenizas también podría ser de utilidad dado su asociación con la cantidad de tierra incorporada durante la compactación con tractores y la mala fermentación.