1.1 Concepto
El período de transición (PT) para las vacas lecheras comprende desde las 3 semanas previas al parto y hasta las 3 semanas posteriores a este. Durante este período ocurren cambios fisiológicos, metabólicos y nutricionales muy profundos que determinarán el éxito productivo y reproductivo de la vaca en la siguiente lactancia. Durante este período la vaca lechera se ve enfrentada a los mayores cambios fisiológicos por su preparación a la síntesis y secreción de calostro, el parto, y la posterior producción de leche, hechos que la enfrentan a un fuerte estrés nutricional y metabólico, asociado a los cambios de manejo y ambiente que se realizan en este período.
La importancia de este período reside en el hecho de que en él se define en buena medida el futuro productivo, reproductivo, metabólico y sanitario del animal. La intensa selección genética a la que han sido sometidos los bovinos lecheros han convertido a las vacas lecheras en verdaderas atletas metabólicas. Estas deben tener la capacidad atlética de un sprinter incrementando rápidamente la producción de leche alcanzando el máximo unas pocas semanas después del parto y luego las de un maratonista al ser capaces de mantenerla durante 10 meses. Sin embargo, un deficiente manejo nutricional y alimenticio puede comprometer no solo la aceleración con la que la vaca produce leche en el posparto temprano si no que, además, puede afectar negativamente su salud y fertilidad. A pesar que en los últimos años el período de transición ha sido muy estudiado, la mayoría de las enfermedades metabólicas e infecciosas se producen durante las primeras semanas de lactancia, las que junto a otras, como las cojeras, se agravan asociado a la prácticas de manejo deficientes.
Es importante tener clara la diferencia que debe hacerse durante el tiempo que la vaca permanece sin producir leche, que idealmente debería ser de 60 días a contar del día de secado y hasta el parto. De acuerdo a los fenómenos fisiológicos y metabólicos que predominan en cada etapa de este período, tenemos un período de vaca seca que corresponde a los primeros 45 o más días y luego el período de transición o seco preparto propiamente tal y que corresponde a los últimos 21 días previos al parto. Por otra parte, el período de producción de leche o de lactancia contempla un período inicial que corresponde al de transición o posparto temprano o de vaca fresca que se extiende hasta el día 21 posparto, para luego continuar con el período de lactancia inicial hasta los dos meses; lactancia media de 3 a 6 meses y lactancia final del mes 7 a 10 (figura 1). Sobre la base de la caracterización de estos períodos, se han planteado las pautas de manejo que se han de establecer para minimizar los riesgos de enfrentar a las vacas a las disfunciones metabólicas, sanitarias y productivas que tienen su origen en el desajuste a los cambios que allí se suceden.
Las características más importantes en las 3 fases del PT son:
Transición preparto:es el período más crítico dado que durante esta fase se presentan de manera dramática los cambios en el consumo de materia seca y en el estado hormonal y metabólico de los animales. Es así como la incidencia de desórdenes durante el PT, fundamentalmente en el posparto están muy asociados con el manejo y la alimentación de la vaca durante este período.
Parto: marca el fin de una condición metabólica de gestación al de producción de leche con todas las adecuaciones fisiológicas asociadas y que deben de ser ajustadas en un período muy breve de solo horas.
Transición posparto:período en el que se exige a la vaca una alta capacidad de adaptación a las nuevas condiciones metabólicas y fisiológicas. En consideración a la alta exigencia productiva lograda genéticamente dicha capacidad de adaptación no basta, por lo que es necesario acompañar a la vaca durante toda la transición con adecuadas pautas de manejo, de lo contrario, la posibilidad de aparición de disfunciones de toda índole, se incrementa. La mayoría de disfunciones metabólicas (cetosis, hígado graso, edema de ubre), nutricionales (hipocalcemia, hipomagnesemia), alimenticias (acidosis ruminal, laminitis, desplazamiento de abomaso), sanitarias (mastitis, metritis, abscesos hepáticos), y productivas (baja producción de leche, relación grasa:proteína invertida), ocurren dentro de este período. El balance energético negativo (BEN) se presenta durante esta fase como herencia de las condiciones que caracterizan al preparto. El rápido incremento en la producción de leche se acompaña por la movilización de tejido adiposo, muscular y óseo y un lento incremento en el consumo de materia seca.
1.2 Cambios fisiológicos
La vaca en estado de gestación avanzada se encuentra en condiciones fisiológicas acordes a las necesidades de desarrollar y expulsar un feto para lo cual ha ido adaptando sus órganos reproductivos (útero con un feto de ±35 kg), digestivos (menor volumen y desarrollo de papilas del rumen) y hormonales (regulación neuroendocrina). Frente a ello y luego del estrés del parto requiere adaptarse en pocos días a una condición digestiva, metabólica y de desarrollo mamario para producir un volumen de leche de 20 o más L/d, cifra muy superior a lo natural de preservación de la especie.
Los cambios adaptativos que debe realizar la vaca para adecuarse a la demanda de la futura lactancia han sido denominados “homeorresis” y que corresponde a las adaptaciones fisiológicas a largo plazo que le permiten adaptarse desde un estado fisiológico seco al de lactancia. Este proceso involucra una serie orquestada de cambios metabólicos que le permiten sobrellevar este período. La incapacidad de esta capacidad homeorrética lleva a la pérdida en la capacidad de homeostasis con alteraciones en procesos metabólicos vitales para la vaca que finalmente conducen a que se presenten cuadros de hipocalcemia, paresia puerperal, hipomagnesemia, cetosis, hígado graso, edema mamario, desplazamiento del abomaso, retención de placenta y metritis, cuadros que finalmente llevan a una baja en la fertilidad y la producción de leche.
El aspecto más relevante del PT tiene que ver con las intensas modificaciones en las demandas de nutrientes, cambios que deben ajustarse en un período de tiempo acotado solo a las tres últimas semanas antes del parto y las tres primeras semanas de la nueva lactancia. Estos cambios exigen la reorganización completa de metabolismo nutricional de la vaca de manera que garantice y compatibilice los requerimientos de nutrientes del útero grávido al final de la gestación con los de la glándula mamaria al inicio de la lactancia. Es así que la demanda de glucosa por la glándula mamaria es tres veces mayor al inicio de la lactancia que la del útero al final de la gestación; de igual forma en este período la demanda de aminoácidos se duplica y de ácidos grasos puede ser hasta ocho veces más alta. Por otro lado, mientras que para la formación del feto se requieren entre 5 y 7 g de Ca/día, su requerimiento para la síntesis de 10 L/d de calostro llega a 23 g/día, cifra que supera siete veces el Ca disponible en la sangre, de tal manera que si no se moviliza rápidamente, el animal entra en hipocalcemia.
La depresión en el consumo de materia seca es uno de los mayores problemas en el PT (figura 2). Una semana antes del parto el consumo se reduce un 30%. Por otra parte los requerimientos de energía, aminoácidos y ácidos grasos de la glándula mamaria crecen exponencialmente para la producción de calostro y posteriormente leche. Esta diferencia entre lo consumido y lo requerido determina un balance energético negativo (BEN) que se prolonga durante las primeras semanas de lactancia. Es de suma importancia por ello determinar la condición corporal (CC) de las vacas durante la lactancia y período seco para que lleguen al parto en una condición adecuada y la pérdida posparto no supere las metas definidas.
El consumo de materia seca es un parámetro de suma importancia en nutrición debido a que establece la cantidad de nutrientes disponibles para cubrir las demandas del animal. La reducción del consumo al finalizar la gestación y el retraso en su incremento con relación al que se presenta en la producción de leche al inicio de la lactancia, están en relación con la aparición de diversas disfunciones metabólicas, sanitarias y reproductivas y con el volumen de producción de leche. El consumo voluntario de materia seca en vacas durante el PT se asocia a factores anatómicos y hormonales. El aparato digestivo, fundamentalmente el rumen, presenta durante el preparto modificaciones adaptativas disminuyendo su capacidad producto del volumen ocupado por el útero grávido y junto a ello reduciendo el tamaño de las papilas del rumen y modificando la población de micro organismos del contenido ruminal. Sin embargo estas modificaciones no tendrían tanta importancia en el apetito como son los cambios hormonales y de algunos metabolitos.
1.3 Cambios hormonales y metabólicos
Es conocido el efecto negativo de los estrógenos sobre el consumo cuya concentración permanece baja hasta el día 240 de preñez para luego incrementar lentamente hasta 7 días antes del parto en que incrementan abruptamente. Por otra parte, la concentración sanguínea de leptina disminuye en el preparto e inicio de la lactancia junto a la movilización grasa, siendo esta hormona producida por el tejido adiposo informando al sistema nervioso central sobre el estatus nutricional del animal regulando el consumo del alimento, la termorregulación y los procesos reproductivos. También se debe considerar que el incremento en la concentración sanguínea de ácidos grasos no esterificados o NEFA como consecuencia de la movilización del tejido adiposo, conduce a un incremento en su captación por el hígado, hecho que se ha asociado a la reducción en el consumo de MS en rumiantes.
Producto de lo señalado precedentemente en el período seco preparto se reduce el apetito, el consumo de alimentos y la capacidad de absorción de nutrientes lo que motiva a definir estrategias de manejo y alimentación para este período tendientes a aminorar el efecto de estos cambios.
Para hacer frente a estos cambios es necesario que el animal ponga en marcha mecanismos fisiológicos que coordinen la partición de los nutrientes. Los cambios endocrinos dirigidos a preparar la vaca para el parto y al inicio de una nueva lactancia se asocian a modificaciones en las concentraciones plasmáticas de diversas hormonas (figura 3) como las de insulina y de la hormona del crecimiento que aumentan al momento del parto; de igual manera las de tiroxina (T4) y de triyodo tironina (T3) disminuyen rápidamente al momento del parto para incrementar al inicio de la lactancia; los estrógenos se incrementan al final de la gestación disminuyendo luego del parto, mientras que la progesterona disminuye dos días antes del parto; los glucocorticoides y la prolactina presentan una subida intensa pero breve solo el día del parto.
Los cambios endocrinos afectan el consumo de materia seca la cual, a su vez, afecta la movilización de tejidos y el metabolismo nutricional. Estos cambios hormonales se asocian con las modificaciones metabólicas señaladas en la tabla 1.
1.4 Modificaciones ruminales
Con el término de la producción láctea la vaca deja de recibir suplementos concentrados y son trasladadas a potreros de menor calidad nutricional. Estos cambios en la dieta modifican la microflora ruminal que pasa de ser predominantemente amilolítica a celulolítica, cambiando con ello la producción de ácidos grasos, disminuyendo la proporción de propionato y butirato y aumentando la de acetato. Esta situación conduce a la disminución en el crecimiento y desarrollo de las papilas ruminales y con ello el área de absorción. El tiempo necesario para que las papilas logren su tamaño máximo posterior a un cambio en la dieta oscila entre 4 y 6 semanas. Por lo tanto, se requiere de este tiempo de adaptación para comenzar a incorporar el suministro de alimentos concentrados a la dieta. De igual manera los microorganismos amilolíticos requieren de 3 semanas para alcanzar la población necesaria para fermentar adecuadamente los almidones de la dieta. De aquí que una recomendación común es incrementar pausadamente el suministro de alimentos ricos en carbohidratos desde unas 3 semanas antes del parto.
1.5 Inmunodepresión
La depresión del sistema inmune es uno de los problemas críticos que debe afrontar la vaca durante el PT, siendo por ende importante minimizar los efectos deletéreos que pueda tener sobre su salud ya que esta inmunosupresión es la clave para el desarrollo de enfermedades infecciosas al inicio de la lactancia. La disminución de las defensas de la vaca se produce habitualmente a partir del período de transición preparto, alcanzando su máximo durante la transición posparto. La inmunodepresión se presenta como consecuencia de la pérdida en la capacidad de homeorresis de las vacas, asociada al fuerte estrés metabólico de los cambios fisiológicos, metabólicos, hormonales y nutricionales, además de los cambios de manejo que se ve enfrentada la vaca en este período. El resultado de la inmunodepresión es la elevada incidencia de patologías en el periparto ya que entre el 60 y el 80% de las patologías infecciosas del vacuno lechero tienen lugar durante el preparto y las primeras semanas postparto (mastitis, metritis, retención de placenta).
La inmunodepresión durante el periparto es un fenómeno multifactorial muy asociado con los cambios endocrinos descritos previamente y con la reducción en el consumo de nutrientes críticos. Al respecto, la actividad de los neutrófilos y linfocitos disminuye hasta un 50% posterior al parto, disminución paralela con el menor consumo de materia seca y de compuestos antioxidantes. Los neutrófilos son el primer mecanismo de defensa inmune del útero pero desempeñan, además, un papel muy importante dentro de los mecanismos de defensa de la glándula mamaria. El selenio y la vitamina E, por su parte, son antioxidantes de las membranas celulares que mejoran la eficiencia de los neutrófilos al protegerlos de daños oxidativos durante la degradación de las bacterias fagocitadas.
En muchas especies se presenta una relación entre el sistema inmune y el endocrino de modo que durante períodos de estrés o ante accidentes que dejen heridas, algunos neuropéptidos y hormonas neuroendocrinas funcionan como inmunomoduladores. Se ha señalado los efectos negativos de los estrógenos y de los glucocorticoides por lo que sus incrementos en el periparto estarían implicados en la inmunosupresión durante el PT.
Por otra parte, la presencia de factores cetogénicos en la sangre también disminuyen la función de los leucocitos, contribuyendo a la inmunosupresión e incremento en la incidencia de infecciones en vacas con cetosis. De igual manera la baja concentración plasmática de calcio, típica de la hipocalcemia en el posparto temprano, reduce la función inmunitaria de los leucocitos.
Las estrategias de prevención de la inmunosupresión pasan por disminuir las causas de estrés, estimular el consumo de materia seca, disminuir la incidencia de disturbios nutricionales y metabólicos, junto con ajustar las formulaciones con la inclusión de vitaminas y minerales traza que participan como antioxidantes celulares y cofactores enzimáticos, estimulando al sistema inmune y disminuyendo el daño celular.
1.6 Cambios conductuales
Los comportamientos alimentario y social son los que mayormente se alteran durante el PT, afectando negativamente el estado de salud de la vaca. Como se mencionó, las vacas normalmente disminuyen el consumo de alimento en los días cercanos al parto, asociado al aumento en las concentraciones sanguíneas de diferentes hormonas, así como también al estado metabólico nutricional en que se encuentre la vaca. Es así como en vacas obesas se observa con mayor frecuencia disminución del consumo de alimento en las semanas previas al parto, predisponiéndolas a la movilización de reservas corporales y enfermedades metabólicas como la cetosis e hígado graso.
Las vacas lecheras son animales sociales y fácilmente establecen relaciones entre ellas, las que influencian otros aspectos de su conducta como el consumo de alimento y el descanso. El comportamiento social puede incluir cualquier actividad que involucre dos o más individuos, como lo es cuando las vacas compiten por el alimento en el comedero o incluso en la pastura. Durante el PT las vacas enfrentan varios cambios relacionados con prácticas de manejo que pueden alterar su estructura social y, por consiguiente, su conducta. Un ejemplo son los reagrupamientos de vacas en ambientes diferentes, una práctica común tanto en sistemas estabulados como pastoriles, en donde se reagrupa animales según su estado fisiológico y productivo para simplificar diferentes manejos prediales como la alimentación (ejemplo: desde el grupo de vacas secas al de vacas preparto, luego a las maternidades y posteriormente al grupo de vacas frescas o en producción, dependiendo del manejo del predio). Con cada movimiento e ingreso de vacas a estos “nuevos grupos” se altera la estructura social de todo el conjunto de animales, generando mayor competencia por recursos (alimento, áreas de descanso), estrés y agresividad entre vacas, razón por la cual es importante proveer espacios de comederos y camas adecuados para que todas las vacas tengan la opción de acceder a los recursos entregados de manera exitosa.
Finalmente, la figura 4 esquematiza los efectos de los cambios fisiológicos, metabólicos, inmunes y conductuales que enfrenta la vaca durante este corto período de tiempo y como se interrelacionan entre sí. A su vez, durante la transición las vacas deben afrontar varios cambios relacionados con el manejo y ambiente en que se encuentran, como son cambios en la formulación de la ración, de lugar o de grupos sociales. Por estas razones no es sorprendente que el período de transición sea uno de los de mayor riesgo para que la vaca se enferme y, por lo tanto, sea de gran preocupación desde el punto de vista del bienestar animal (tabla 1).