La tuberculosis bovina (Tb) es una enfermedad bacteriana crónica de los animales y del ser humano causada por Mycobacterium bovis. En muchos países, la tuberculosis bovina es una importante enfermedad infecciosa del ganado bovino, de otros animales domésticos y de ciertas poblaciones de animales salvajes. La transmisión al ser humano constituye un problema de salud […]
La tuberculosis bovina (Tb) es una enfermedad bacteriana crónica de los animales y del ser humano causada por Mycobacterium bovis. En muchos países, la tuberculosis bovina es una importante enfermedad infecciosa del ganado bovino, de otros animales domésticos y de ciertas poblaciones de animales salvajes. La transmisión al ser humano constituye un problema de salud pública.La Tb es una enfermedad muy compleja que afecta a todos los mamíferos, desde humanos hasta ballenas. Su alta diseminación en el mundo impide que se pueda erradicar. En nuestro país la prevalencia de tuberculosis en ganado lechero es 11.1% y en el de carne es de 2.9%. La enfermedad afecta la salud pública, la salud animal y la economía de nuestro País. Los animales afectados según reportes reducen hasta un 17% la producción de leche cuando la presentan. El riesgo sanitario en humanos es elevado cuando no se consume leche pasteurizada, ya que se estima sólo la mitad de los lácteos que se producen y se consumen en México se pasteurizan y por otro lado se pierden 450 millones de dólares anuales en exportación bovina cuando se presume su aparición.
Por estas razones existe una Campaña Nacional Contra la Tuberculosis Bovina (sujeta a la norma oficial NOM-031-ZOO-1995), la cual establece que en zonas de baja prevalencia que equivale en nuestro caso a un 2.9% en ganado de carne y un 11.1 % en ganado lechero, las medidas a tomar son: el diagnóstico y sacrificio de animales positivos, la cuarentena de los hatos infectados, la vigilancia epidemiológica en rastros y mataderos y la constatación de hatos libres. En la Comarca lagunera es el Comité de Campaña de Erradicación de la Tuberculosis Bovina y Brucelosis en la Región Lagunera de Coahuila y Durango, A.C, .dependiente de la Unión Ganadera Regional de La Laguna es quien lleva a cabo estas actividades de campaña que incluyen entre otras ya mencionadas el diagnóstico y la Tuberculinización , el muestreo, control de movilización y seguimiento epidemiológico por Médicos Veterinarios altamente especializados certificados y aprobados en campañas.
Para tener un exitoso control sobre la tuberculosis en el ganado bovino, es necesario aplicar las actividades de campaña y ahora se recomienda la posibilidad de vacunar a los animales recién nacidos antes de su primer mes de vida, la cual no está comprendida en la Norma Oficial Mexicana.
La vacuna BCG se desarrolló durante la década de 1910, Albert Calmette y Camille Guérin desarrollaron un modo de cultivo del bacilo tuberculoso bovino, Myobacterium bovis, que lo hacía menos virulento. Mediante la repetición del cultivo a los largo de varias generaciones consiguieron producir una cepa lo suficientemente atenuada como para ser incapaz de causar la tuberculosis en animales de laboratorio y, por consiguiente, apta para usarse como vacuna. Esta recibió el nombre de Bacilo de Calmette-Guerin (BCG), que se administró por primera vez en humanos en 1921.1 A pesar de ser muy segura, tiene una protección limitada contra las formas adultas de la enfermedad. En la actualidad, se administra de forma rutinaria únicamente en países altamente endémicos para la tuberculosis como México. Esta vacuna es prácticamente la misma recomendada para su uso en bovinos.
En México se calcula que entre 10 y 15% de la tuberculosis en humanos es causada por Mycobacterium bovis. La infección en el hombre se adquiere por consumir leche o carne de algún ejemplar enfermo o se transmite cuando el individuo interactúa constantemente en el ambiente de algún animal infectado y el microorganismo viaja en el aire. Cuando la infección se presenta, el organismo desarrolla una respuesta inmune celular inicial, pero en el momento en que empieza a declinar, la bacteria comienza a replicarse y es el momento en el que la tuberculosis evoluciona y se vuelve más contagiosa
La alta resistencia que genera el patógeno dificulta su tratamiento. En ganado, la mejor forma de control es localizar la fuente de infección y eliminarla; mientras que en humanos el tratamiento es la combinación de tres o cuatro antibióticos por tres o seis meses, con altas restricciones y efectos secundarios.
Los países con un alto índice en control de tuberculosis se ven amenazados por animales silvestres como el venado cola blanca, el búfalo, el tejón, la zarigüeya y el antílope, entre otros; estas especies representan un reservorio permanente.
La vacunación se plantea ahora en México como el método más eficiente para prevenir la infección en el sector bovino; no obstante, esta aplicación tiene una caducidad de cinco años. Una buena inmunización debe prevenir la infección y transmisión en animales vacunados, generar altos niveles de protección inducida, no interferir en las pruebas de diagnóstico ( uno de los mayores inconvenientes para su uso ) y ser inofensiva para los humanos, entre otros aspectos.
Actualmente no existe una vacuna que proteja al 100%, pero la inyección BCG tiene alto grado de eficiencia. Ésta ha sido probada en los últimos 10 años en terneros de cinco a ocho meses de edad en Nueva Zelanda. En estos estudios la eficacia protectora contra el desarrollo de las lesiones fue de entre 30% y 68%. Los terneros que no obtuvieron una correcta inmunización estuvieron expuestos a las micobacterias ambientales antes de la vacunación.
La cepa de la vacuna BCG es la que se utiliza en humanos, aunque tiene mayor efectividad en animales, un 70%. Aunque, la alteración en el hospedero, agente o medio ambiente puede favorecer su aparición a pesar de la vacuna. No obstante, si la tuberculosis aparece, el número de lesiones y la carga bacteriana es menor a la de los no inmunizados.
En estudios comparativos recientes en México en animales que se inmunizaron por separado aplicando a un primer grupo un Extracto Proteico de Cultivo (CFPE); el segundo con CFPE más interferón gamma (IFN-y) y el tercero la vacuna BCG. A los cinco meses se les desafió con una cepa virulenta de Mycobarterium bovis en una dosis baja de 104 Unidades Formadoras de Colonias. El resultado indicó que la vacuna BCG a bajas dosis brindó la mejor protección y que la inmunización no provocó efectos secundarios, como la alteración fisiológica, ni reacciones indeseables en el lugar de la inyección. En otro experimento similar en condiciones de campo con animales de uno o dos años de edad y libres a la tuberculosis, la vacuna BCG (cepa Phipps) obtuvo los mejores resultados, con 95% de éxito contra 89% de CFPE y 79% del grupo control.
De la mano van los nuevos métodos de diagnósticos como las técnicas moleculares y de proteínas priónicas para una adecuada vigilancia epidemiológica.