El control biológico de las aflatoxinas se basa, entre otras cosas, en promover la interacción de cepas de ASpergillus no toxicogenicas con cepas que si tienen la capacidad de producir estas micotoxinas. Ya se ha demostrado, cuando menos experimentalmente, que cuando crecen simultáneamente ambos tipos de cepas ocurre una disminución de la cantidad de AFs producidas. El fundamento del fenómeno se basa en la evidencia de que la generación de estas micotoxinas tiene un costo metabólico alto que pone en desventaja a las cepas toxicogénicas frente a las que no lo son.
Otra rama de investigación del control biológico se refiere al empleo de selecciones de granos que son resistentes al crecimiento del hongo. El maíz original -no domesticado- era muy resistente al hongo,pero las variedades modernas, altamente productivas son más sensibles (cfr. de Luna y col. 2013. J. Food Sci.Eng. 3(12): 688-698. Association between Aspergillus flavus Colonization and Aflatoxins Production in Immature Grains of Maize Genotypes
Aunque creo que en este campo del control biológico hay todavía mucho camino por recorrer. Se estima que 4,500 millones de personas están expuestas a las micotoxinas y no se ha encontrado la manera de evitar la contaminación de sus alimentos sin que a la vez ocurran más muertes por hambre debido al endurecimiento de las restricciones en los llamados niveles de acción para micotoxinas.