Un programa de control de micotoxinas tiene como objetivo minimizar los efectos negativos que las mismas tienen sobre la producción y la salud de los animales. Dentro de los ítems a considerar para establecer un programa se encuentran: Control de calidad de las materias primas, utilización de inhibidores de hongos, limpieza y desinfección de silos, utilización de secuestrantes y utilización de detoxificantes.
1. Control de Calidad de Materias Primas
A. Análisis de Recepción: Es recomendable analizar todas las materias primas susceptibles, tanto para observar lesiones de integridad como para utilizar métodos específicos de diagnóstico. Entre estos últimos el método Elisa es de fácil utilización y bajo costo, sirviendo como un primer filtro en la toma de decisiones de los pasos a seguir con este material, aunque siempre se pueden utilizar métodos más precisos para la confirmación.
B. Segregación de cereales según nivel de contaminación: Dentro de los cereales considerados aceptables por estar por debajo de cierto nivel para cada una de las micotoxinas se debe decidir el destino del cereal, haciendo una división entre silos con cereales de alto y bajo contenido de toxinas, lo cual permite programar con el personal de la fábrica de alimentos el destino de los cereales de acuerdo a la edad de los animales.
C. Control de Humedad: No debe ser mayor al 14% cuando se ingresa ni mayor al 12 % para el almacenamiento. El secado uniforme para este destino es fundamental.
D. Control de temperatura: La actividad biológica se anula o minimiza por debajo de los 20oC, lo cual quiere decir que hongos, bacterias, insectos y otros patógenos por debajo de esta temperatura no alcanzan actividad metabólica, por lo tanto no hay modificación sustancial de la materia prima. El manejo de la aireación es fundamental para mantener el grano frío y evitar trastornos. Los sistemas de termometría en la planta de silos son una gran herramienta para hacer más eficiente el uso de aireación y así evitar picos de calentamiento que deterioran la calidad de los granos.
2. Utilización de Inhibidores de Hongos
Son aditivos beneficiosos para la reducción de micotoxinas en alimento debido a que son efectivos reduciendo el crecimiento de hongos al entrar en contacto con los granos. Los mas utilizados son a base de diferentes ácidos orgánicos y de sales que los contienen. Entre ellos se destacan el ácido propiónico, el propionato de Calcio, el ácido fórmico, el formiato de amonio y el propionato de amonio. Estos antifúngicos no eliminan ni disminuyen las toxinas ya formadas en los granos a campo.
3. Utilización de Secuestrantes
Son aditivos no nutritivos que se adicionan a los alimentos para reducir la cantidad de micotoxinas biodisponibles que se encuentran en los sustratos.
Es un material inerte capaz de fijar la toxina en su superficie y salir del organismo junto con las heces evitando asi su absorción. Dentro de los secuestrantes existen diferentes alternativas que varían en especificidad para cada toxina y en dosificación. Entre ellos tenemos a la bentonita de sodio, que es poco especifica y que además de ligar toxinas, también lo hace con distintos nutrientes tales como vitaminas y minerales, a lo cual hay que sumarle como desventaja su alta dosis de utilización, que si bien son productos de bajo costo, ocupan mucho lugar dentro de las formulas y obligan a concentrar mas las dietas, siendo su capacidad de adsorción para aflatoxinas del 97 %. Los Aluminosilicatos generalmente se utilizan a una dosis entre 2 y 3 Kg por tonelada y tienen muy buena efectividad para la adsorción de aflatoxinas (92 %), pero baja para el resto de las micotoxinas. Existen otros productos a base de derivados de pared de levaduras, que son Glucomananos eterificados, los cuales son incorporados a baja dosis y además de tener efectos de adsorción sobre aflatoxinas, pero en menor medida, también lo hacen para otras micotoxinas en grado mayor a aluminosilicatos y bentonita sódica. Por último se encuentran en el mercado una serie de productos con enzimas que degradan algunas micotoxinas.
4. Desinfección de Silos
A nivel de molino y granja, lo recomendado es hacer un plan de control de puntos críticos. Una correcta limpieza y desinfección de los silos de depósito de alimento, sistemas de distribución y comederos con cierta frecuencia suele tener un impacto productivo y económico importante. En lo posible no es conveniente almacenar alimento por más de una semana, sobre todo en los alimentos de las categorías más sensibles. Evitar en los silos infiltraciones de humedad y condensación de agua, para lo cual es recomendado que los silos tengan respiraderos en la parte superior del mismo.
5. Utilización de Detoxificantes
En mayor o menor grado las funciones hepáticas son afectadas por la presencia de sustancias tóxicas debido a que es el hígado el órgano encargado de transformarlas o inactivarlas, para luego eliminarlas al intestino por la bilis. Como sustancias tóxicas, las micotoxinas, producen un desbalance metabólico, el cual resultará en una digestión muy pobre, una baja producción de huevo, recuperaciones tardías a enfermedades y esto obviamente con repercusiones económicas. Diferentes sustancias naturales presentes en vegetales (Alcaucil, Carqueja, Manzanilla, Boldo, Burrito, Cardo Mariano) se han reportado como mejoradores del metabolismo intermedio hepático. Las saponinas actúan como antioxidantes y algunos carotenoides previenen la injuria del hepatocito provocada por micotoxinas. El extracto de alcaucil o alcachofa (Cynara scolymus L) posee principios activos naturales, que tienen, entre otros, efectos antioxidantes, coleréticos y colagogos. Bonomi (1989) estudió por primera vez los efectos de la adición de hojas de alcaucil en dietas de distintas especies, logrando efectos productivos positivos con el agregado de hojas de alcaucil a la dieta. La acción detoxificante del extracto de alcaucil permite que los animales afronten situaciones de stress nutricional tales como micotoxinas, grasas rancias o metales pesados con una disminución de la inmunosupresión y sin detrimento del beneficio productivo, lo cual ha sido ampliamente demostrado en medicina veterinaria por Stoev y colaboradores (2002; 2004), entre otras publicaciones científicas internacionales, trabajando sobre aves intoxicadas con combinaciones de micotoxinas. La estimulación de la producción de bilis por sustancias contenidas en el alcaucil colabora en la excreción de las toxinas y mejora la digestión de grasas, lo cual frecuentemente se ve afectado por la acción de micotoxinas, con un efecto positivo durante las primeras semanas de vida, como lo han demostrado Azcona y colaboradores en un trabajo experimental realizado en la EEA-Pergamino del INTA (2011).
Las semillas del cardo mariano (Sylibum marianus) se han venido usando desde hace siglos con fines medicinales. De ellas se obtienen sustancias como la silimarina, que se usa en afecciones crónicas del hígado y la vesícula biliar. Interviene favorablemente en casos de litiasis (piedras en riñones y vesícula) y es un potente hepatoprotector con acción sobre cirrosis, hepatitis, hígado graso, envenenamiento hepático, protegiendo también las células de los riñones en caso de insuficiencia renal (Luper, 1998; Rastogi y cols., 2000). En animales de producción, su inclusión en dietas desafiadas con micotoxinas ha tenido resultados positivos (Tedesco y col., 2004), pero no ha dado mejoras productivas en ensayos zootecnicos sin desafío (Schiavone y col., 2007). Hasta el momento no se le conocen acciones vinculadas a la mejora directa en la digestibilidad de los alimentos de animales, a diferencia de lo descripto para la alcachofa.
La inclusión de sustancias detoxificantes en la dieta sería recomendable durante los períodos de mayor susceptibilidad de las aves (primeras tres semanas de vida y períodos de stress) y durante los períodos en que no se pueda asegurar la calidad del alimento que se ofrecerá a los animales o cuando no cumpliese con los estándares mínimos del programa de control. Esto debería ser acompañado de una revisión de los niveles de cloruro de colina o de su suplementación, al igual que debería hacerse con las vitaminas del grupo B, ya que el grado de lesión hepática se reduce con niveles adecuados de los mismos (Best y cols., 1949; Ghoshal y cols., 1982; Voigt y cols., 1980).