Sistema extensivo
Este sistema de producción es representativo de las zonas tropicales de México y en este, la alimentación se basó en el pastoreo de los zacates nativos descritos anteriormente más 150 g de un concentrado elaborado con 63,00 p.100 de grano de maíz, 20,00 p.100 de rastrojo de maíz, 15,00 p.100 de pasta de soya y 2,00 p.100 de sales minerales, el cual contenía 90 p.100 MS, 2,99 Mcal ME/kg MS y 11,60 p.100 PB, en todas las etapas productivas (tabla I).
La monta fue de tipo continuo con un semental cubriendo a 50 hembras por año y las ovejas primalas fueron cubiertas por el semental durante sus primeros celos, con un peso promedio de 26 kg. Los corderos no tuvieron acceso a un alimento de iniciación, la edad de destete fue similar a la del grupo anterior.
Siete días antes de la monta los animales del grupo manejado intensivamente fueron desparasitados internamente con albendazole (10 mg kg-1 PV) y veinte días antes del parto fueron vacunados contra enterotoxemia y neumonía. En el caso del grupo bajo manejo extensivo el control de parásitos internos y la vacunación se realizó cada seis meses.
Variables y Análisis Estadístico
Se evaluó la condición corporal de los animales utilizándose una escala de 5 puntos, al inició y final del período de monta y al parto para las ovejas manejadas intensivamente. En el caso de las hembras bajo manejo extensivo, esta valoración se realizó al inicio de la época de monta y al parto. Asimismo, la fertilidad, la prolificidad, la tasa de destete y la mortalidad fueron estimadas como:
Fertilidad = vientres paridos/ vientres expuestos x 100
Prolificidad = corderos nacidos vivos / vientres paridos
Tasa de destete= corderos destetados / vientres paridos
Mortalidad= corderos nacidos vivos – corderos destetados.
En cada uno de los sistemas estudiados, las variables fueron analizadas utilizando la Prueba t de Student para muestras independientes (Snedecor y Cochran, 1990).
Resultados y Discusión
La condición corporal de los vientres se mantuvo sin cambio (p>0,05) durante las distintas épocas de cubrimiento en ambos sistemas de producción, existiendo una diferencia de 0,40 y 0,70 puntos de condición corporal a favor de las ovejas manejadas intensivamente al momento del inicio de la cubrición y del parto respectivamente, con respecto a los animales bajo un manejo extensivo. La tasa de fertilidad de las hembras cubiertas durante la primavera y el verano disminuyó ligeramente en ambos sistemas de producción, con respecto a la observada durante los meses de otoño e invierno (tabla II, tabla III).
La menor condición corporal de las ovejas manejadas extensivamente se puede explicar con base en las características nutricionales de los pastos tropicales, los cuales crecen y maduran rápidamente por efecto de la humedad y las altas temperaturas, lo cual propicia un alto contenido de paredes celulares, baja digestibilidad y pobre relación hoja : tallo. Asimismo, sólo presentan durante periodos muy cortos, contenidos aceptables de proteína, grasas y carbohidratos solubles, siendo estos nutrientes rápidamente traslocados hacia los tallos e inflorescencias (Preston y Leng, 1990). En consecuencia la utilización de estos forrajes como alimento único o mayoritario durante las etapas productivas de alta demanda nutricional como la lactación, provoca un déficit de nutrientes en el animal con la consecuente pérdida en la condición corporal.
A lo anterior, se debe agregar que el uso de concentrados es una práctica deficientemente utilizada en una gran proporción de los sistemas de producción extensivos, manejándose formulaciones deficientemente balanceadas para las condiciones presentes en el trópico o con niveles insuficientes de energía y proteína.
En el presente estudio se puede observar como el concentrado utilizado en el sistema extensivo presenta un bajo nivel de PB, no obstante tener un buen contenido de energía, lo cual se traduce en un déficit de proteína moderado durante las etapas de gestación y severo durante la lactancia temprana y tardía durante las cuales, las ovejas sólo cubren el 48 y 54 p.100 de sus necesidades totales respectivamente, en tanto los requerimientos energéticos se mantienen cubiertos por encima del 90 p.100 durante todo el ciclo productivo (tabla I). Este tipo de dietas ha sido ampliamente difundido en México por el Consejo Nacional de Granos de los Estados Unidos, y si bien han contribuido a impulsar principalmente el desarrollo de los sistemas de engorda intensiva de corderos en la zona templada del país, su aplicación en los sistemas de producción tropicales ha tenido resultados cuestionables. Adicionalmente, esta tecnología ha incrementado la importación y la dependencia de grano procedente de Norteamérica, con el consiguiente déficit en la balanza comercial.
Por su parte el sistema intensivo consideró el mantenimiento estratégico de altos niveles de energía y proteína a lo largo del ciclo productivo por medio de la suplementación, especialmente durante aquellas etapas durante las cuales algunos estudios previos realizados por Doney, (1979) y Foote y Mathews, (1983) indican que es posible incrementar el tamaño de la camada (flushing) y disminuir la mortalidad perinatal (lactancia temprana), todo ello con la finalidad de incrementar la cosecha de corderos destetados por vientre (tabla I). El concentrado utilizado en este sistema fue formulado con base en subproductos y residuos agroindustriales de alta disponibilidad en la región, y su utilización plantea mejorar el aprovechamiento de los pastos tropicales incrementando la degradación bacteriana en el rumen, al mantener niveles apropiados de N amoniacal y carbohidratos degradables, por medio de la incorporación de urea y miel. Además tiene como función corregir el desbalance nutricional de los forrajes e incrementar la productividad animal con la adición de ingredientes claves como son la harina de carne, la pulidura de arroz y de maíz y la grasa como proveedores de proteína de baja degradabilidad ruminal, de carbohidratos de sobrepaso y de ácidos grasos de cadena larga respectivamente (Elliot et al., 1978; INRA, 1988; Preston y Leng, 1990; Preston, 1995).
Los niveles de fertilidad encontrados en el presente estudio, reafirman las conclusiones de trabajos previos que consideran a la raza Pelibuey como no estacional, presentando únicamente una disminución en la actividad reproductiva durante la época de primavera-verano, que a diferencia de las razas de lana no llega a considerarse como un periodo de anestro profundo (Valencia et al., 1978; González et al., 1991; Cruz et al., 1994).
La época de monta no representó una fuente de variación para la prolificidad, la tasa de destete y la mortalidad (p>0,05) en ninguno de los dos sistemas de alimentación estudiados. Es de señalarse la notable influencia de la intensificación sobre los parámetros productivos, la cual se refleja en un incremento promedio de 0,73 y 1,05 corderos nacidos y destetados por vientre respectivamente (tabla IV, tabla V).
Los resultados de este estudio confirman que la época de monta no ejerce ningún efecto sobre la prolificidad de las ovejas Pelibuey manejadas extensiva o intensivamente. Esto contradice los señalamientos realizados en estudios previos por González et al. (1990) y Cruz et al. (1994) quienes indicaron que aún bajo las condiciones tropicales de México con un fotoperiodo poco marcado, la prolificidad de las ovejas Pelibuey fue afectada por la época de monta independientemente de su estado nutricional, su peso vivo y su condición corporal. De la misma manera, este resultado es diferente al encontrado en otro estudio realizado en ovejas de pelo St. Croix, en el cual la prolificidad de las ovejas se vio afectado por la época de monta, reduciéndose a 1,29 corderos/vientre al ser estas cubiertas durante la primavera (abril mayo) en comparación con aquellas cubiertas durante los periodos agosto septiembre, octubre noviembre, diciembre – enero y junio – julio, cuya prolificidad fue 1,76; 1,72; 1,69 y 1,67 corderos/vientre respectivamente (Brown y Jackson, 1995).
Autores como Galina et al. (1996) y Rosado et al. (1998) en México y González (1983) en Venezuela, indicaron que el efecto de la época de monta sobre la prolificidad de los ovinos de razas de pelo y autóctonas, parece estar más relacionada con la distribución de la precipitación pluvial, la cual provoca una variación en la cantidad y calidad de los forrajes disponibles, que con la cantidad de horas luz. Al respecto, en las zonas tropicales de México, el inicio de la estación de días largos coincide con la época de mayor sequía (marzo-junio), periodo durante el cual, los pastos presentan los menores contenidos de proteína y energía así como los mayores contenidos fibra y lignina y que ha sido a su vez, señalado como el de menor actividad reproductiva en los ovinos de pelo.
El comportamiento de las ovejas Pelibuey, es asimismo diferente del mostrado por algunas razas de lana puras o encastadas en las cuales la época de monta tuvo influencia sobre el tamaño de la camada. Dimsoski et al . (1999) observaron una mayor prolificidad (1,62 corderos/vientre) en ovejas empadradas durante los meses de noviembre, diciembre y enero en comparación con 1,12 corderos/vientre conseguidos en aquellas ovejas empadradas durante los meses de marzo, abril y mayo. Notter y McClaugherty (1991) notaron un incremento en el número de crías producidas por ovejas empadradas en tres épocas del año. Conforme la fecha de monta se modificó de junio a agosto y a octubre la prolificidad creció de 1,60 a 1,63 y a 1,86 corderos / vientre respectivamente. Otros estudios han mostrado de manera indirecta el efecto del fotoperiodo sobre la prolificidad en los ovinos, al plantear el incremento en el número de corderos nacidos por parto, modificando la información foto-periódica de las hembras, por medio de la aplicación de implantes de melatonina (Chemineau et al ., 1991; Lopez Sebastián e Inskeep, 1991). Estos últimos autores indicaron que la respuesta de las ovejas a la aplicación de melatonina depende entre otros factores de la raza y la época de monta.
Por otra parte, el comportamiento productivo de las ovejas manejadas intensivamente pone de manifiesto el gran impacto que el manejo nutricional ejerce sobre la prolificidad. Dicho comportamiento puede explicarse tal y como lo demuestran estudios clásicos, a través del incremento en la condición corporal de las ovejas durante la monta y la gestación temprana como consecuencia del flushing y la influencia positiva que a su vez, este ejerce sobre la tasa de ovulación, el número de óvulos fertilizados, la supervivencia embrionaria y en consecuencia sobre el número de corderos nacidos. Al respecto, Foote y Mathews (1983) encontraron una alta correlación entre el peso corporal y la talla corporal (0,999)y entre el peso corporal y la prolificidad (0,992).
Adicionalmente, otro estudio indica que una mayor eficiencia reproductiva depende de la cantidad de nutrientes ingeridos durante todo el ciclo productivo y no únicamente durante el periodo de monta, por lo que la tasa de ovulación es asimismo afectada por el nivel nutricional de la hembra durante la lactancia y el periodo de recuperación entre esta y la monta (Doney, 1979). En este sentido, las ovejas manejadas en el presente estudio bajo un sistema de monta continua (sistema extensivo), fueron cubiertas generalmente durante o en los días inmediatos al término de la lactancia temprana, etapa en la cual se presenta un balance nutricional negativo.
Otro aspecto a considerar en el presente estudio lo representa el peso al momento de la cubrición en el caso de las ovejas primalas.
En la mayoría de los sistemas de producción ovinos extensivos tropicales, la monta se realiza bajo un sistema continuo, mostrando las hembras primerizas un rango de peso de entre 20 y 26 kg, descrito como el mínimo necesario para dicha etapa productiva (Ramón y Sanginés, 2002). De acuerdo con Brown et al. (1990) las hembras primalas deben pesar entre un 60 a un 70 p.100 de su peso adulto antes de la temporada de cría. Este manejo, junto con el alto plano nutricional empleado sugiere una mayor orientación de los nutrientes disponibles para la actividad reproductiva, en vez de para el crecimiento. Estudios previos han referido esta relación positiva entre el peso corporal y la tasa de ovulación en diferentes razas (Michels et al., 2000; Atti et al., 2001). En el caso de las hembras manejadas intensivamente, la estrategia de incrementar el nivel de suplementación durante el empadre con respecto a otras etapas como son la gestación intermedia y tardía, se reflejó en una mayor prolificidad (2,20 PV y 2,37 OI), la cual resulta significativamente mayor a la obtenida por González et al. (2003), quienes manejaron ovejas Pelibuey con una suplementación constante de entre 300 y 500 g/d y obtuvieron una prolificidad de 1,40 corderos/vientre. El comportamiento productivo de las ovejas manejadas intensivamente superó inclusive al mostrado por ovejas de pelo tratadas con progesterona y gonadotropinas con el fin de incrementar su tasa de ovulación, las cuales produjeron 1,93 crías por parto (Rosado et al., 1998).
La prolificidad mostrada por las ovejas bajo manejo extensivo fue inferior al reportado por Rosado et al. (1998) en ovejas Pelibuey bajo pastoreo y suplementadas un mes antes y un mes después del empadre (1,79) en tanto que resultó mayor (1,23) al indicado por Segura et al. (1996) para ovejas de pelo manejadas bajo condiciones extensivas.
La tasa de destete y la mortalidad de corderos fueron mejorados por el manejo nutricional de la hembra, a través de la adecuada suplementación recibida por las ovejas manejadas intensivamente durante la etapa de gestación tardía. Estudios previos han demostrado que el peso de las ovejas al parto tiene una alta correlación (0,998) con el peso al nacimiento del cordero (Foote y Mathews, 1983), llegando este último a incrementarse en 56,5 g promedio por cada kilogramo de peso de la madre al parto (Zambrano et al., 1999).
Por otra parte, es importante mencionar el papel de la suplementación predestete (creep feeding) de los corderos, especialmente después de la cuarta semana de lactancia, etapa a partir de la cual la producción de leche empieza a disminuir. Asimismo, la importancia de esta práctica durante la lactancia temprana aumenta en la medida en que se incrementa el tamaño de la camada. Galina et al. (1996) encontraron que la mortalidad predestete se incrementó de 8 a 23 p.100 en ovejas criando 1 y 2 corderos respectivamente.
Finalmente, dada la alta prolificidad y baja mortalidad de corderos que se pueden alcanzar utilizando ovejas de raza Pelibuey pura como línea materna, su potencial para incrementar la producción de carne bajo esquemas de cruzamiento terminal con sementales de razas especializadas menos prolíficas en condiciones intensivas, se presenta como una opción viable para la ovinocultura tropical.
Conclusiones
Bajo las condiciones prevalecientes en este estudio la época de monta no afectó la prolificidad y la tasa de destete de las ovejas Pelibuey manejadas bajo condiciones de alimentación intensivas o extensivas. La productividad de las ovejas fue notablemente mejorada por medio de la intensificación del sistema de producción.
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