Dos son los factores principales que inciden negativamente en el acuífero de la Península de Yucatán, 1) su sobreexplotación, dada principalmente por el uso ineficiente del agua y, 2) su contaminación, causada por el uso excesivo de fertilizantes y las descargas de aguas residuales sin el adecuado tratamiento. En el Estado de Yucatán, la contaminación del manto freático se presenta fácilmente debido al suelo sumamente permeable y a que las aguas subterráneas se encuentran a muy poca profundidad.
Las aguas residuales depositadas en el suelo sin ningún control pueden pasar , en muy corto tiempo, a las aguas del subsuelo y ser consumidas por las personas a partir de pozos artesianos, ya que no hay ríos ni fuentes de agua superficiales importantes. La porcicultura en Yucatán ha tenido un crecimiento significativo, pasando de la producción de traspatio a la producción industrial en unos pocos años, este crecimiento no contemplo el cambio cultural necesario en el manejo del agua y de los residuales, causando graves desequilibrios.
Grandes volúmenes de agua son extraídos y desperdiciados sin control en los sistemas de lavado, en muchos casos no existen equipos para el tratamiento adecuado de los residuales y en donde están presentes se encuentran rebasados en su capacidad, por lo que los residuales no tratados se devuelven al acuífero. Ante esta situación, en granjas industriales ubicadas en la denominada “zona henequenera”, en el centro del Estado de Yucatán y ante incipientes reclamos sociales de las poblaciones cercanas, se procedió entre los años 1997 y 2000 a la implantación del presente proyecto.
El objetivo fue diseñar, operar y evaluar una estrategia integral que propiciara, que los productores contaran con los elementos para la adecuada toma de decisiones en cuanto al uso eficiente del agua. Logrando subsanar este problema y permitiendo la adopción de cambios en los sistemas productivos y de tratamientos acordes a la situación específica de la granja con lo cual se garantizan las inversiones en equipos y capacitación.
La principal problemática fue la falta de una cultura de la eficiencia a todos los niveles y recursos económicos y humanos disponibles, ante esto se contemplo un fuerte componente en capacitación y entrenamiento, cimentado en un programa de calidad y trabajo en equipo. Se obtuvo un cambio sustancial en el manejo y uso del agua en las granjas porcícolas, con sistemas de reducción, reciclaje y reutilización de la misma, bien establecidos y operados. Lo anterior repercutió en forma importante en la inversión y operación de los sistemas de tratamientos y la revalorización de los residuales como abonos organominerales, que correctamente utilizados enriquecieran los pobres suelos de la zona. Con la adopción de un esquema integral se obtuvo un impacto muy significativo a nivel social, mejorándose de inmediato las condiciones de trabajo en el interior de las granjas, sin malos olores ni humedad excesiva, ambos aspectos muy dañinos tanto para las personas como para los animales. Así mismo, la operación del sistema de “tratamiento en tierra”, demandó la mano de obra campesina para las labores y faenas propias de los cultivos seleccionados y fertirrigados , así como para el pastoreo de rumiantes y la trasformación de la cerdaza en humus de lombriz de alta calidad. El aspecto económico fue positivamente impactado en dos formas: a) un ahorro sustancial en la instalación, operación y mantenimiento de los equipos de tratamiento y el aumento en la dinámica del sistema con ventas de carne de bovino y humus de lombriz.
El cumplimiento de la normatividad vigente también incidió en le aspecto económico al ahorrarse los pagos por multas y/o demandas. Sin duda el impacto más visible y espectacular fue en el aspecto ambiental, de un paisaje degradado con reboses intermitentes y acumulaciones de materiales sólidos, se pasó a un paisaje de áreas cultivadas (pastos y maíz), en un esquema modular con franjas de vegetación original, reforzando el perímetro con árboles maderables y cercos vivos, que daban un ambiente fresco, favorecían la presencia biótica y la fertilidad. Mediciones sistemáticas basadas en manuales de operación indicaban la eficiencia de los equipos de tratamiento y la correcta dosificación de los residuales evitando en todo momento la sobresaturación del suelo y la filtración hacia el subsuelo.
El aspecto ambiental fue el eje rector ya que permitió brindar las estrategias para la incorporación de métodos de ecoeficiencia en las granjas porcícolas a fin de lograr un racional uso de los recursos, principalmente el agua, estimulando su utilización, tratamiento y disposición adecuadas. Indirectamente podemos mencionar impactos importantes en la migración, integración familiar y calidad de vida, ya que se brindaron oportunidades de trabajo en la zona.
Podemos identificar a dos tipos de actores involucrados, los que constituían el personal interno de la empresa: directivos, jefes de sección, operadores, técnicos, etc. y los externos a la empresa que participaron tanto en la estructuración como la operación. Entre estos últimos tenemos : Investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias (Mocochá, Yucatán.); Empresa de Lombricultura (Ecuador); Instituto de Tecnología del Agua (Cuernavaca, Morelos.); Instituto Tecnológico de Monterrey; Empresas locales de Irrigación y de Consultoría Ambiental; Comisión Nacional del Agua; Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado de Yucatán.
Los actores internos participaron a través de comités de calidad, supervisiones ejecutivas y reuniones de evaluación y para la toma de decisiones. El programa de calidad y el trabajo en equipo fueron fundamentales para el éxito e implantación del proyecto. En cuanto a los actores externos su participación fue determinante , ya que abordamos una problemática multifactorial e interdisciplinaria, imposible de afrontar en forma aislada. Los Investigadores del INIFAP se enfocaron a los aspectos de irrigación, fertiirrigación y cultivos.
La Empresa de Lombricultura, trasfirió el paquete tecnológico en la materia. El IMTA, colaboró en el aspecto de los sistemas de tratamiento y la contaminación. En el Instituto Tecnológico de Monterrey se realizaron los análisis de suelo, residuales y agua. La Empresa de Irrigación local instaló los sistemas de riego y dio el servició correspondiente. La Consultora Ambiental realizó los estudios de impacto ambiental. La Comisión Nacional del Agua, autorizó los permisos necesarios para la perforación de pozos y junto con la Secretaría de Desarrollo Rural aportaron una parte significativa de la inversión en los sistemas de riego. Ante el éxito obtenido en las granjas piloto, los “Usuarios Pecuarios del agua”, por medio de su vocal en el Consejo de Cuenca, hicieron una propuesta para que la acción implantada se reprodujera en todo el sistema de producción porcícola del Estado de Yucatán. Dicha propuesta fue presentada ante el Grupo de Seguimiento y Evaluación del Consejo de Cuenca, el cual solicitó se sometiera a la consideración del Grupo Especializado en Saneamiento. Con la aprobación de ambas instancias y el compromiso de los usuarios en apoyarla, la propuesta titulada “Fomento a la Porcicultura Sustentable (PORSUS)”, fue incluida en el Programa Hidráulico Regional 2002-2006 del Estado de Yucatán. Más de 30 acciones de seguimiento han sido realizadas habiéndose difundido y gestionado a nivel Directivo en las siguientes instancias: Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca; Secretaría de Ecología y Oficina de Proyectos Estratégicos, del Gobierno del Estado; Directivos de Productores Porcícolas Locales; Foros de Productores Porcícolas Nacionales; Foro de Consulta de la Comisión de Recursos Hidráulicos del Senado de la República; Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT); Revistas especializadas. Visitas de productores, educadores, directivos y funcionarios de diversa índole a las granjas piloto.
La respuesta de las instituciones locales no ha sido lo suficientemente expedita y se denota una escasa comprensión de la magnitud real de la problemática, inhibiéndose con esto la respuesta efectiva y el fundamental compromiso político. El compromiso es que El Consejo de Cuenca de la Península de Yucatán promueva e impulse la obtención de los recursos necesarios a fin de que para el año 2012 la totalidad de las granjas porcícolas del Estado de Yucatán adopten la estrategia de sustentabilidad que les permita operar en forma eficiente y cumpliendo con la normatividad vigente. La acción aquí descrita puede considerarse como originar e innovadora, ya que parte de elementos nunca antes conjuntados en un proyecto procícola. La conseptualización de el uso eficiente del agua y revalorización de los residuales como partes intrínsecas del proceso productivo y no como externalidades. Se implementó el Modelo Sustentable de Integración Agropecuaria conjuntando el esquema conocido como el de la triple R ( Reducir; Reciclar y Reutilizar), con los principios de sustentabilidad (viabilidad económica, responsabilidad social y respeto ambiental) . Estas cualidades dan un giro total a la concepción difundida que separa la producción de los productos principales, en nuestro caso la carne de cerdo y los subproductos generados, que son contemplados en el sistema como ajenos y no valorizados. Se rompe también con el esquema actual en que el manejo del agua y los residuales porcícolas son responsabilidad única de las áreas de mantenimiento, propiciando con esto la visión de que son marginales al proceso productivo. Esta visión aberrante ha provocado que la producción porcícola esté fuertemente subsidiada por el medio ambiente quien es el que paga sus excesos y derroches en la utilización del agua y también el que recibe las descargas que contaminan un recurso público y de importancia estratégica. La innovación principal es el cambio de paradigma en el productor, ya que de estar obsesionado en poner un sistema de tratamiento barato y eficaz, que como algo mágico le resuelva todos sus problemas, pasa a tomar en consideración que primero tiene que hacer ajustes importantes en su sistema de producción. Al lograr lo anterior y conjuntarlo con una visión integral, se inicia el paso a la sustentabilidad.
En la acción implantada se utilizaron tecnologías tecnificadas para la producción porcícola y equipos de tratamiento de residuales de tipo primario(separador mecánico de sólidos) , secundario (biodigestor anaeróbico) y terciario (tratamiento en tierra). Esto fue combinado e integrado a la producción tecnificada de cultivos con fertiirrigación y pastoreo de rumiantes en sistema semiintensivo. Coronado lo anterior con el conocimiento ancestral de la importancia de los residuales como abonos organominerales. Se implementaron conocimientos científicos en las áreas de: Hidráulica, Química, Bioquímica, Arquitectura, Agricultura, Veterinaria y Zootecnia; Lombricultura; Ecología, Biotecnología, Contabilidad y Administración de Empresas, entre otras. Considerando los invertido en: capacitación ; administración ; adquisición , instalación, operación y mantenimiento de equipos; infraestructura agrícola y ganadera; compra de animales; paquetes tecnológicos, estudios técnicos y asesorías; sueldos y jornales, etc. Se aplicaron un estimado de cinco millones de pesos, aproximadamente. Ahorros importantes fueron logrados al reducir el uso irreflexivo del agua, ya que a mayor volumen de residuales a tratar mayor tamaño y complejidad de los equipos necesarios y por ende mayor es su costo. Dos son las formas en que se usa el agua en una granja, para lavar y refrescar los corrales y para la bebida de los animales. En la primera es el la que se tienen mas perdidas por ineficiencia en los sistemas de lavado. En nuestro caso, se eliminaron los tanques de flujo que tienen un enorme gasto de agua y se prefirió el sistema de charcas mucho más racional y eficiente. A esto se unió la instauración de cuotas para limpieza que se monitoreaban en forma semanal y se ajustaban según la época del año. También se atendió la problemática del desperdicio de alimento, ya que tiene una influencia relevante en el volumen y composición de los residuales producidos.
Un sistema de incentivos en base a la eficiencia en la producción fue instalado entre el personal operativo. Los recursos obtenidos por la venta de carne de bovino y humos de lombriz permitieron la recuperación de los fondos de inversión amortizados y sufragar los gastos operativos del sistema. La primera y más clara lección aprendida es que la participación no es un ingrediente más de la receta en un modelo de desarrollo, es el punto nodal del mismo. Sin embargo para lograrla se requiere un proceso muy serio y planeado de capacitación que permita la harmonización de los actores involucrados y la instauración de paradigmas compartidos. Con lo anterior la toma de decisiones se facilita y sustenta de manera objetiva.
La integración de un núcleo de trabajo constituye un elemento esencial, este debe contar con participantes de todos los niveles de responsabilidad y serán los que permitan la implantación progresiva de las acciones, su control y seguimiento, así como la evaluación correspondiente dentro de un esquema espiral de mejora contínua y calidad. Sin duda, la falta de una cultura de la eficiencia, la valoración exagerada de los costos y la subvaloración de los beneficios, representan los primeros grandes obstáculos a vencer. El hecho de romper con la improvisación cotidiana y la búsqueda de soluciones mágicas por parte de los productores, representa un trabajo desgastante, pero de enorme importancia, pues es a partir de esto que se involucran en el proceso. Bajo esta concepción, la acción descrita puede ser adaptada e implantada en cualquier lugar y sistema productivo. La Península de Yucatán por sus características puede aprovechar en forma extraordinaria las excretas porcinas, ya que por sus enormes cantidades de materia orgánica representan la vía natural para enriquecer los suelos compuestos por capas superficiales de tierra muy escasas y afloramientos de roca. Sin embargo, nos encontramos ante una paradoja, ya que mientras miles de toneladas de cerdaza se encuentran disponibles, seguimos utilizando enormes volúmenes de fertilizantes químicos que sólo proporcionan elementos minerales y no materia orgánica. Incrementar la producción mundial de cerdos en un 20%, en los próximos 10 años, para ayudar al crecimiento demográfico y reducir la escala del hambre, nos lleva a la pregunta de cuales serán los lugares mas apropiados y con condiciones de recibir este aumento de producción. Un documento de la FAO, titulado “Agriculture towards 2010”, intenta contestar esta pregunta fundamental. A través de estadísticas bien sustentadas que evalúan la tendencia actual en base a la historia de los últimos años, este estudio muestra que en 1978, el 60% de la producción de cerdos estaba en los países desarrollados y que solo el 40% estaba en los países en desarrollo. Este porcentaje sin embargo, se modificó drásticamente en los últimos años, porque el crecimiento de la producción de cerdos se concentró en mayor proporción en los países en desarrollo.
Las conclusiones de este estudio son que en el año 2010 tendremos exactamente la proporción inversa que en 1978, así el 60% de la producción de cerdos en el mundo estará en los países en desarrollo. Sin embargo, esta producción tendrá que ser totalmente diferente a la que se observó en los países desarrollados con esquemas depredadores.
En nuestro caso, el acuífero de la Península de Yucatán es muy vulnerable y su sobreexplotación y/o contaminación tendrían graves consecuencias, tanto para el propio acuífero, al no permitir su recarga o provocar su salinización, como para la salud y las actividades productivas. Un estudio realizado en el norte del estado de Yucatán revela que más de la mitad de los pozos muestreados, tienen niveles mayores a 45 mg/l (Límite de la Norma Internacional) y se observó un aumento progresivo de nitratos el área estudiada.
El consumo de agua con concentraciones elevadas de nitratos ocasiona entre otras cosas: cianosis en los lactantes; formación de nitrosamidas, que son agentes mutagénicos y cancerígenos altamente peligrosos; molestias estomacales y cansancio. El nitrato es un contaminante contumaz, difícil de depurar, molesto y recalcitrante, favorece la eutrofización e interfiere en algunos métodos de tratamiento. La contaminación que sufren los acuíferos por esta sustancia proviene de las excretas porcinas, los fertilizantes minerales y la falta de depuración de las aguas residuales en general. Por lo anterior, la situación actual en las granjas y su ampliación, así como las aperturas de nuevas explotaciones en la zona, deberán estar seriamente reguladas y controladas. La adopción de métodos de ecoeficiencia como el aquí descritos, permitirán que partiendo de un elemento central como es el uso eficiente del agua, se aborden en forma progresiva y sistemática otros elementos periféricos como los son el control de las emisiones de gases potencialmente contaminantes, que adecuadamente capturados y procesados pueden ser fuente importante de energía como el biogás y el biodisel.
Por último, comentaremos que sin duda la mayor experiencia aprendida en la aplicación de la acción aquí descrita, es la de constatar que otras formas productivas pueden ser adoptadas con ventajas incuestionables en la productividad, si comprendemos que los capitales humano y ambiental, sostienen al capital económico y no a la inversa.