Resumen:En el presente trabajo se utilizaron 18 cerdas de la raza Yorshire (híbridos comerciales) correspondiente a las categorías de ceba, con edades comprendidas entre 83 y 112 días, las cuales fueron divididas en dos grupos de 9 animales, al azar, el grupo I con Tratamiento quirúrgico y el grupo II Control sin tratar. Las cerdas fueron ovariectomizadas. Para la intervención quirúrgica se aplicó anestesia local epidural (Clorhidrato de lidocaina al 2.5 % y epinefrina 0.01%). Ambos grupos fueron pesados antes y a los 29 días post tratamiento, se determinó la Ganancia Media Diaria (GMD) y la conversión alimentaría. Para el análisis estadístico de los resultados se empleó una prueba de t-Student mediante el uso del paquete estadístico SPSS versión 8.0 para Windows. Se concluye que la técnica quirúrgica empleada (ovariectomia) constituye una solución alternativa y económica para mejorar los indicadores de eficiencia alimentaría en hembras destinadas a la ceba, las cuales muestran una mayor GMD y conversión alimentaría, aumentando el peso final de sacrificio en un menor tiempo de estancia que las hembras enteras.
Introducción: La extirpación de los ovarios de las lechonas o de las cerdas, es una operación poco usual. Sin embargo, constituye un procedimiento quirúrgico que con un poco de práctica puede ser realizado por cualquier médico veterinario, con el empleo de recursos mínimos, sin riesgo para el animal y con beneficios relacionados con la calidad de la carne y un engorde precoz. Dunne, (1968) refiriéndose al tema, planteó, que se ha comunicado que en Europa miles de cerdas se han operado para que engorden con mayor rapidez. En nuestro país no es práctica usual la castración de las cerdas ni en los pequeños productores privados con sistemas de producción no especializados, ni en los sistemas de producción intensiva, de la crianza porcina especializada. Sin embargo, en otras regiones del mundo como en Galicia, España, es una práctica usual entre los granjeros, con el objetivo de suprimir el celo en la hembra, ya que durante este período, las puercas disminuyen el consumo de alimento. Aspectos que han sido afirmados por Alonso (1988) y Fernández (1989), quienes refiriéndose a algunos de los síntomas externos del celo en la cerda, plantean que estas se manifiestan nerviosas e inquietas, existiendo una notable reducción del apetito.
En cuanto al contenido graso, la demanda de los consumidores hacia un menor aporte energético ha tenido su respuesta en el sector cárnico mediante la selección de cerdos cada vez más magros y la reducción del contenido de grasa de los productos elaborados (Rojas y Willy 2002). En la porcinocultura moderna las razas de cerdos que se emplean actualmente poseen cada vez menor espesor de la grasa dorsal, constituyendo este aspecto, un indicador de la calidad de la carne, sin embargo, en Cuba y en algunas regiones de otros países latinoamericanos, es de mayor aceptación popular la carne de cerdos que son criados por los campesinos en crianza de traspatio, con una alimentación orgánica, libre de los efectos de aditivos precursores del crecimiento que resultan en canales con carnes de mayor contenido en grasa y de mejor palatabilidad, que los cerdos criados en condiciones intensivas.
Contrariamente a lo perjudicial que aparenta la grasa de la carne de cerdo, esta tiene una composición grasa que es rica en ácidos grasos insaturados, donde casi el 50% de la grasa es ácido oleico, también abundante en el aceite de oliva, y que como en este tiene efectos positivos sobre los niveles de colesterol. Asimismo el contenido de ácidos grasos poliinsaturados, que colaboran a reducir el nivel de colesterol, es también muy alto en la carne, situándose entre el 9 y 19% del total. Estos niveles se incrementan notablemente en las carnes y productos procedentes del cerdo ibérico (Rojas y Willy 2002). Se ha demostrado que las grasas con alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados producen un efecto beneficioso sobre el colesterol en sangre, propiciando un incremento de la tasa de HDL ("colesterol bueno") y reduciendo la tasa del colesterol aterogénico LDL (Anónimo, 2002)
En el presente trabajo nos propusimos como objetivo, estudiar la factibilidad de aplicación práctica del procedimiento quirúrgico de la ovariectomía en cerdas en condiciones de campo y su influencia sobre los indicadores bioproductivos de ganancia media diaria (GMD) y conversión.
Materiales y Métodos: El presente trabajo se realizó en el centro reproductor porcino Trece de marzo perteneciente a la Empresa Agropecuaria Villa Clara - Cienfuegos, para la realización del mismo se utilizaron 18 cerdas de la raza Yorshire (híbridos comerciales) correspondiente a las categorías de ceba, con edades comprendidas entre 83 y 112 días y un peso promedio de 33 Kg, las cuales fueron divididas en dos grupos, el grupo I Tratamiento quirúrgico y el grupo II Control (sin tratar). Los animales fueron seleccionados al azar y alojados en cubículos limpios y encalados con una densidad de alojamiento de 0.85 metros cuadrados por animal, con comederos lineales a razón de 28 cm. de frente por animal, alimentados igualmente los dos grupos, según lo normado para esa categoría y agua adlibintum. Para la intervención quirúrgica se utilizó el instrumental general de cirugía, manteniendo los animales en ayuno 24 horas antes de la operación. Una vez terminado el preoperatorio, el animal fue sujetado por el maxilar superior, mediante una cuerda para aplicar la anestesia, manteniéndolo en posición de pie, se utilizó anestesia local epidural (lidocaina al 2.5 % y epinefrina 0.01%) a razón de 1 ml por cada 4 Kg. de peso vivo. Una vez lograda la anestesia, se colocó el animal en decúbito lateral derecho sobre una mesa. En esta posición fue lavado el campo operatorio con agua y jabón, y se depiló la zona, se aplicó solución de lugol como antiséptico y a partir de aquí se practicó una incisión en la piel y músculos de aproximadamente 4 cm. de arriba hacia debajo en la región del ijar, ubicada a dos través de dedo detrás de la última costilla y debajo de las 2-3 apófisis transversas de las vértebras lumbares. Se incidió con un bisturí, la piel y músculos para abrir el orificio de entrada y se puncionó el peritoneo con la tijera para penetrar en cavidad abdominal. Se localizó el ovario derecho, se fijó por el mesovario con una pinza hemostática y se ligó con nylon, realizándose igual procedimiento con el ovario izquierdo. Los dos ovarios fueron extraídos por la misma incisión. Se aplicó antibiótico intraperitonealmente (penicilina procaínica) 1000000 de UI, se suturó con puntos de X o de Sultan, los músculos y peritoneo y finalmente fue suturada la piel con puntos en U. Se aplicó antisepsia localmente con solución de lugol, y fueron retirados los puntos de la piel a los 7 días.Ambos grupos fueron pesados antes y a los 29 días post tratamiento, se determinó la GMD, y la conversión alimentaria. Para el análisis estadístico de los resultados se empleó una prueba t-Student mediante el uso del paquete estadístico SPSS versión 8.0 para Windows.
Resultados y discusión: En la tabla 1 la GMD y la conversión de las cerdas ovariectomizadas fue mayor que en el grupo de cerdas sin operar, con diferencias estadísticamente significativas para P< (0.01). Lo cual demuestra que el método de castración empleado mejora los indicadores de eficiencia alimentaría, se obtiene un mayor crecimiento y peso final de sacrificio.
Tabla 1: Influencia de la ovariectomía sobre los indicadores bioproductivos de GMD y conversión.
Letras desiguales para una misma fila indican diferencias estadísticamente significativas para P< (0.01).
Nuestros resultados coinciden con lo señalado por otros autores (IMV, 1965) quienes plantean que el propósito principal de esta operación es mejorar el crecimiento y engorde, así como la calidad de la carne, y que la importancia económica de la castración de la puerca la admiten los mejores criadores.
Hammond, (1970) plantea que el estradiol favorece la osificación de las epífisis de los huesos largos. En los animales normales esto ocurre poco después de la pubertad, y esta acción explica, sin dudas, el menor tamaño del esqueleto de la hembra en relación con el del macho. Las hembras ovariectomizadas antes de que haya tenido lugar la osificación total de las zonas de crecimiento del hueso, alcanzan un desarrollo superior al normal. Estos criterios coinciden con nuestros resultados.
También coincidimos con otro autor (Anónimo, 2001) quien señala que en las hembras castradas, son frecuentes ciertos cambios morfológicos, fundamentalmente esquelético y así se presentan trastornos metabólicos, dentro de los que el principal es el engordamiento. Debido en gran parte a la disminución del metabolismo basal, pero también debido al aumento del apetito que sigue a la supresión interna genital, hecho que se observa en todas las especies.
Este mismo autor refiere que la castración va seguida de una enérgica reacción hiperfuncional de la hipófisis con la excreción abundante de hormonas gonadotropa por la orina y, a veces, con signos morfológicos hiperpituitáricos. Con este hiperpituitarismo secundario, podría relacionarse el aumento del apetito. Por otra parte señala, que normalmente el crecimiento de la hembra suele cesar un tiempo antes que el del macho. Debido a que los estrógenos provocan la soldadura de la epífisis con la diáfisis de los huesos largos, a esto se debe que la hembra desprovista de estrógenos suele crecer varios centímetros más que la hembra madura normal.
Castro, (2004) plantea que las hembras castradas permanecen más tranquilas, y se suprime completamente la disminución del apetito, porque no hay celo, lo cual favorece en su conjunto un mayor crecimiento y engorde.
Aunque en nuestro estudio no consideramos evaluar la calidad de la carne y el rendimiento en canal, ha sido señalado por otros autores (IMV, 1965) que el propósito principal de esta operación es mejorar el crecimiento y engorde, así como la calidad de la carne.
No coincidimos con Pruner y Louveau (2004), quienes no hallaron diferencias en la ganancia media diaria, ni en la curva de crecimiento de cerdas ovariectomizadas comparadas con cerdas enteras.
En esta experiencia quedó demostrado que la etapa optima para realizar el procedimiento quirúrgico en las cerdas es entre 3 y 4 meses, coincidiendo con Benesch, (1975) quien recomienda la castración quirúrgica principalmente en animales jóvenes, antes de llegar a la madures sexual.
Conclusiones:
La técnica quirúrgica empleada constituye un procedimiento sencillo que es factible aplicar en condiciones de producción.
Las cerdas ovariectomizadas presentaron una mayor ganancia media diaria (GMD) y conversión que las cerdas no operadas.
Recomendaciones:
Continuar realizando estudios con mayor cantidad de animales, en diferentes razas y a diferentes edades. Evaluar otros indicadores bioproductivos como el peso final de sacrificio, rendimiento en canal, y la calidad organoléptica de las carnes. Realizar una valoración económica de la factibilidad y costo beneficio por concepto de ahorro de alimento y disminución de los días de estancia o acortamiento del periodo de ceba.
Bibliografías:
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- Anónimo (2001): Ovariectomía en perras. Trabajo de Curso. Facultad de Medicina Veterinaria. Universidad Nacional Agraria de la Habana.
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- Benesch, (1975): Obstetricia y Ginecología Veterinaria. En: Castración de la cerda. pp. 819.
- Bracamonte, MP, Jayachandran, M, Rud KS, Miller VM. (2002): Acute effects of 17
-estradiol on femoral veins from adult gonadally intact and ovariectomized female pigs. Departments of Physiology and Biophysics, and Surgery, Mayo Clinic and Foundation, Rochester, Minnesota 55905. - Castro B. L (2004): Comunicación personal. Profesor Titular de Cirugía Veterinaria. Departamento de Medicina Veterinaria. Facultad de Ciencias Agropecuarias. UCLV.
- Cintora I (2004): Reproducción porcina.
- Jayachandran M, Virginia M, Miller. (2002): Ovariectomy upregulates expression of estrogen receptors, NOS, and HSPs in porcine platelets. Department of Surgery and Physiology and Biophysics, Mayo Clinic and Foundation, Rochester, Minnesota 55905 Vol. 283, Issue 1, H220-H226, July 2002
- Dunne, H (1968): Enfermedades del cerdo. En: operaciones que se realizan en el tracto genital femenino. Pp 846-849
- Fernández LH, Reinoso GL, Alonso SR, Rodríguez DJ, Cama GM, Hernández A, Espaine AL. (1989): Manual de salud del cerdo. En: Reproducción del cerdo. Tomo I. MES. ISCAH. Pp.117.
- Hammond J. (1970) Avances en Fisiología Zootécnica. Volumen III. En: Hormonas de la Reproducción. Pp. 887.
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- Prunier A, Louveau I. (2004): Influence of ovariectomy on metabolic and endocrine parameters during sexual development in the female pig. Station of Recherches Porcines, Institut National de la Recherche Agronomique, 35590 Saint Gilles, France
- Rojas P, W. Treguear (2002). La Carne, Información Nutricional.
Anexos: Procedimientos quirúrgicos en condiciones de campo.
Figura No. 1: Anestesia local epidural: Localización del especio intervertebral lumbosacro (entre el sacro y la ultima vértebra lumbar).
Figura No. 2: Anestesia local epidural: paraplejía en las extremidades posteriores.
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Figura No. 3: Anestesia local epidural: Caída del tren posterior tras el efecto de la anestesia.
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Figura No. 4: Búsqueda y localización del ovario derecho.
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Figura No. 5: Fijación del ovario derecho.
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Figura No. 6: Ligadura debajo del ovario que incluye la arteria y vena ovárica, el mesovario y las trompas.
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Figura No. 7: Ablación del ovario.
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Figura No. 8: Aplicación de un antiséptico sobre la incisión, una vez culminada la sutura de la piel.
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Figura No. 9: Los autores en el escenario en condiciones de campo. De izquierda a derecha el Dr. Lázaro Castro, Dr. Leonel Lazo y Dr. Roberto Llorente.