Mycoplasma hyopneumoniae (M. hyopneumoniae) es el agente causal de la neumonía enzoótica porcina (NEP), una enfermedad respiratoria crónica de los cerdos que causa importantes pérdidas económicas debido al aumento de los costos de tratamiento y a la disminución de la performance productiva de los animales (Thacker et al., 2006).
El control de la enfermedad puede realizarse, como bien lo señalaron Maes et al (2008) mediante la optimización de las prácticas de manejo y condiciones de alojamiento, uso de antibióticos y vacunación. En el presente trabajo abordaremos los nuevos avances en cuanto a la vacunación de tan importante patógeno para la industria porcina.
El mecanismo por el cual las vacunas ejercen protección no es del todo claro. Después de la vacunación intra muscular hay una respuesta inmune humoral y celular (Thacker et al., 1998) pero el rol protector de ambas respuestas no ha sido conclusivo. Si bien las bacterinas comerciales inducen una respuesta de anticuerpos específicos en suero, no indica necesariamente una respuesta inmunitaria protectora. Las limitantes de las vacunas actualmente disponibles son las que han impulsado e impulsan en la actualidad el desarrollo de nuevas vacunas.
Diversidad genética, proteómica y antigénica de Mycoplasma hyopneumoniae
Las diferencias genéticas entre cepas de M. hyopneumoniae han sido demostradas desde hace tiempo (Artiushin & Minion, 1996), pero recién en 2003 Vicca et al. encontraron diferencias significativas entre cepas de M. hyopneumoniaede alta, moderada y baja virulencia en relación a la severidad de signos clínicos (tos), lesiones pulmonares macroscópicas y microscópicas, inmunofluorescencia de tejido pulmonar y serología. Desde entonces la diversidad genética del microorganismo ha sido estudiada alrededor del mundo (también en nuestro país) utilizando distintos marcadores moleculares (Stakenborg et al., 2005; 2006; de Castro et al., 2006; Tamiozzo et al., 2011).
También se ha demostrado la variabilidad en el proteoma de cepas de referencia patógenas (232 y 7448) y no patógenas (cepa J) (Pinto et al. 2007; 2009; Li et al. 2009) y de cepas de campo (Calus et al., 2007). Dado que las cepas de referencia tienen el 84% de los genes en común y que no existen diferencias genómicas entre cepas virulentas y no virulentas, de estos trabajos se desprende que existen modificaciones post-traduccionales que diversifican las proteínas. A pesar de que existe una variabilidad en el proteoma de más del 30%, no se ha relacionado tampoco tal variabilidad con la mayor o menor virulencia de las mismas.
Si bien la dinámica de la infección y la severidad de la NEP depende en gran medida de prácticas de manejo y condiciones de alojamiento de los animales (Maes et al., 2008) se ha propuesto un papel importante según sea la virulencia de la/s cepa/s de M. hyopneumoniae circulante/s dentro la piara (Vicca et al., 2003).
Así, Meyns et al. (2006) mostraron que la vacunación con una bacterina comercial redujo significativamente los signos clínicos y las lesiones pulmonares. Si bien fue limitada, también hubo una reducción en la transmisión del microorganismo, bajo condiciones experimentales.
Posteriormente, se comparó el efecto de la vacunación (con la misma bacterina comercial) en la infección experimental con cepas de alta y baja virulencia (Villarreal et al., 2011). Se encontró que los signos clínicos y las lesiones pulmonares fueron menores en cerdos inoculados experimentalmente (después de la vacunación) con cepas de baja virulencia vs aquellos inoculados con cepas de baja virulencia. La vacunación previa al desafío experimental redujo considerablemente los signos clínicos y las lesiones pulmonares macroscópicas y microscópicas en animales inoculados con cepas de alta virulencia. Lo mismo se observó con cepas de baja virulencia, pero en forma menos marcada.
Siguiendo en esa línea de trabajo, en un estudio reciente (Villarreal et al., 2012) se comparó el efecto protector de 4 bacterinas (1 comercial y 3 fabricadas con cepas de campo, de alta y baja virulencia, homólogas y heterólogas). Los autores concluyeron que la vacunación con cepas homólogas no aumenta la protección respecto al uso de cepas heterólogas (incluida la cepa J, que es genética y antigénicamente diferente).
Finalmente, Vranckx et al., 2012 encontraron que la vacunación reduce la infiltración de macrófagos alveolares en el BALT, especialmente cuando se inocularon cepas de alta virulencia.
Se propone una conexión entre el número de M. hyopneumonaie, la inducción de la respuesta inmune celular y la severidad de las lesiones pulmonares Además de los estudios anteriormente citados, otros han demostrado que las cepas de M. hyopneumoniae de alta virulencia tienen mayor capacidad de inducir lesiones pulmonares y procesos inflamatorios más marcados respecto a cepas de baja virulencia (Meyns et al., 2007) o que lechones de 28 días de edad inoculados con cepas de M. hyopneumoniae de baja virulencia no fueron protegidos contra la descarga experimental 28 días después con cepas de alta virulencia (Villarreal et al., 2009). Por el contrario, basándose en parámetros clínicos y patológicos hallaron que la infección previa con cepas de baja virulencia (que no produjeron signos clínicos severos por sí mismas) puede aumentar la severidad de la infección posterior con cepas de alta virulencia, por lo que desaconsejan el uso de las cepas de baja virulencia para su uso como vacunas vivas (Villarreal et al., 2009), Existe un consenso en los resultados de los distintos trabajos experimentales mencionados arriba, por lo que las características de las cepas de M. hyopneumoniae de alta y baja virulencia podría resumirse como sigue (Tabla 1):
Tabla 1. Principales características de cepas de M. hyopneumoniae de Alta y baja virulencia.
Otros aspectos importantes que tienen en común los trabajos revisados y que es conveniente destacar son:
1) La capacidad de adhesión del M. hyopneumoniae a las cilias del tracto respiratorio porcino es aparentemente similar en cepas de baja y de alta virulencia.
2) Hasta la fecha no existe ningún marcador molecular capaz de discernir entre cepas más o menos virulentas.
3) Ya sea utilizando bacterinas comerciales, o vacunas experimentales no hay correlación entre anticuerpos séricos y protección contra la enfermedad (NEP).
Vacunología inversa y Proteínas Recombinantes
El desarrollo de una vacuna de manera convencional comienza con el cultivo del microorganismo, la identificación y selección de los antígenos, la obtención de los mismos y posteriores estudios de inmunogenicidad. En el año 2000, Rappouli cambió completamente el enfoque en el desarrollo de las vacunas, con la denominada vacunología inversa. En este nuevo enfoque, se comienza a trabajar con las bases de datos de genomas, ampliamente disponibles, mediante análisis in silico se seleccionan candidatos vacunales, se obtienen los antígenos y se realizan estudios de inmunogenicidad. Esto resulta en una considerable reducción de tiempo para la obtención de vacunas. El uso de la vacunología inversa en M. hyopneumoniae se justifica ya que es un microorganismo de difícil cultivo, se dispone de 4 genomas completos (Minion et al., 2004; Vasconcelos et al., 2005; Liu et al., 2011), el tamaño de su genoma es reducido y tiene un limitado número de proteínas de membrana o secretadas.
Todo esto, en contraste con el hecho de que la mayoría de las vacunas actualmente disponibles son bacterinas con distintos adyuvantes, que para su desarrollo necesitan del cultivo del microorganismo que resulta costoso y requiere de mucho tiempo debido a las exigencias nutricionales del mismo, resulta en una alternativa interesante que es la producción de antígenos recombinantes.
Si bien se ha logrado clonar, expresar y purificar numerosas proteínas de membrana y secretadas (Simionatto et al., 2010; 2012; Marchioro et al., 2012) y ha sido testeada su antigenicidad en cerdos (Marchioro et al., 2012), a menudo existen problemas en cada una de estas diferentes etapas. El clonado de los genes candidatos y la expresión de proteínas recombinantes puede verse afectado ya que M. hyopneumoniae no utiliza el código genético de las misma manera que otros procariotas como E. coli por ejemplo, y hay que desarrollar técnicas alternativas para lograrlo (Simionatto et al., 2009). Sucede también que muchas veces las proteínas fabricadas por el vector resultan tóxicas para el mismo obteniéndose por ejemplo proteínas insolubles que dificultan su posterior manipulación.
Los estudios de inmunogenicidad en ratas son fáciles de realizar en nuestro medio, pero los resultados obtenidos en un modelo murino son difícilmente extrapolables a otras especies. No así los estudios de inmunogenicidad en cerdos, pero son costosos, ya que debería trabajarse con animales libres de patógenos específicos, en instalaciones especialmente diseñadas y acondicionadas que muchas veces escapan a las posibilidades de nuestros centros de investigación.
Vacunas con Vectores
Si bien también se trata de proteínas recombinantes (ya que se obtienen de una especie distinta a la original) la ventaja de inmunizar con vectores vivos (generalmente atenuados) es, fundamentalmente, que no son necesarios adyuvantes externos (esto si sucede con las proteínas recombinantes administradas solas) ya que los mismos vectores (Micobacterias, bacterias gram positivas) cumplen con tal función, mejorando la respuesta inmune. En el caso de M. hyopneumoniae, se ha probado por ejemplo la inmunización (oral e intranasal) con cepas atenuadas de Erisipelothrix rhusiopathiae expresando distintos antígenos de M. hyopneumoniae.
Los resultados sugirieron que en la inmunización por vía oral hubo una reducción significativa de las lesiones pulmonares, pero hay que tener en cuenta la sobreatenuación de la cepa y la elección del antígeno recombinante ya que a veces, el mismo no cumple un rol importante en la patogenicidad de M. hyopneumoniae (Shumoji et al., 2003; Ogawa et al., 2009)
La inmunización oral de cerdos, utilizando Salmonella thphimurium aroA SL-3261 expresando el antígeno recombinante NrdF ribonucleótido reductasa de M. hyopneumoniae resultó en una excelente respuesta inmune mucosal en el tracto respiratorio de cerdos vacunados (Fagan et al., 2001). El uso de otros vectores como adenovirus ha demostrado la inducción de respuesta inmune humoral y celular y protección relativa contra la NEP (Okamba et al., 2010).