Dada las normativas vigentes o la moda de los consumidores de cocinar o comer proteína de origen animal sin antibiótico, me tome el atrevimiento de entrar en este tema sin ser un especialista, tomando partes de textos de la bibliografía consultada al final del artículo.
Desde 1908 donde Gelmo sintetiza las sulfamilamida, siguiendo en 1928/29 Alexander Fleming que descubre la penicilina, se vinieron años de aparición de antibióticos hasta el 1962 que se descuben los glucopetidos, quinolonas y streptograminas. Después se produce un bache de 38 a 40 años donde recién en el 2002 aparecen los lipopeptidos, hasta el 2005 que aparecen en el mercado las Glicilciclinas. Si bien acá estábamos hablando de antibióticos terapéuticos, el descubrimiento de los antibióticos como promotores de crecimiento en la producción animal se remonta a finales de 1940, cuando Stokstad y Jukes adicionaron residuos de clortetraciclina a la alimentación de pollos para facilitar la absorción de la vitamina B12, y generaron en ellos resultados importantes: ganancia en peso, alta resistencia a infecciones y una rápida conversión alimentaria, entre otras (Brezo, Haren y Hanekamp, 1999).
Pero en 1969, el investigador Swann alertaba del posible riesgo de selección de bacterias resistentes.
Como pueden ver en este resumen ya en 1969, se habla de posible resistencia a los antibióticos de las bacterias. Desde ese año a la fecha se vinieron dando la prohibición de antibióticos de uso en humanos en producción animal, hasta llegar a la actualidad donde ya se están prohibiendo el uso de promotores antibióticos en la producción animal.
De acá sale una consulta...
¿Cuáles son las alternativas?
Ya hace algún tiempo en que también vienen apareciendo en el mercado productos alternativos con buenos resultados zootécnicos, pero antes de empezar a nombrarlos creo muy importante recordar que una de las cosas más importante que debemos cuidar es la bioseguridad.
La bioseguridad son todos los procedimientos y normas que se deben cumplir y respetar para asegurar que no entren o salgan enfermedades de un establecimiento.
Los más importantes:
- Cercado perimetral.
- Programa de control de roedores.
- Aislamiento de los animales en producción con los animales silvestres.
- Manejo correcto del vacío sanitario, debe estar documentado el qué y el cómo hacerlo.
- Idealmente ya se están construyendo granjas con duchas y cambio de ropa para ingresar, pero si esto no se puede hacer como pasa en la gran mayoría de las granjas de pollos, se debería utilizar bolsas en los pies y cada galpón debería tener algún sistema de desinfección al ingresar al mismo.
- Arco de desinfección al ingreso del predio, ideal es que no entre ningún vehículo externo, por eso ya en las nuevas granjas los camiones de alimento ya no ingresan a las granjas por tener los silos externos.
- Cuaderno de visitas, debe estar documentado quien ingresa a la granjas y quien autorizó el ingreso.
- Manejo adecuado de los animales muertos.
- Recorrido de granjas de edades menores a edades mayores.
Después debemos recordar que hay un nutriente que siempre es olvidado, el agua. Esta debe tener tres características principales:
Todos los años deberíamos hacer un análisis bacteriológico de la misma.
Lo más importante es tener un sistema de sanitización de agua ya sea con cloro o acidificación, durante la crianza y también, una buena limpieza del sistema de cañerías cuando los animales salen, o sea, en vacío sanitario para poder comenzar la próxima crianza con agua limpia y libre de patógenos.
Ahora sí pasaremos a ver las alternativas a los promotores de crecimiento antibióticos:
El concepto de Probiótico probablemente data de 1908, cuando el investigador Eli Metchnikoff sugirió que la larga vida de los campesinos en Bulgaria era el resultado del consumo de los productos de leche fermentada que contenía bacterias acido lácticas, las cuales en su mayoría presentan actividad probiótica (Metchnikoff, 1908).
Acá en el mercado hay varios Probióticos, que pueden ser mezcla de microorganismos o de un solo tipo de microorganismo, a la vez puede ser por bacterias, levaduras u hongos.
Si bien todavía se desconocen muchos aspectos de los mecanismos de acción de los probióticos, parece que éstos impiden a los microorganismos patógenos (p.e. Salmonella, E. coli) colonizar el tracto digestivo, o al menos reducen su concentración o su producción de toxinas, por que producen una disminución del pH intestinal, liberación de metabolitos protectivos como los ácidos grasos, el peróxido de hidrógeno y bacteriocinas.
También está demostrado que otro efecto de los probióticos podría ser la estimulación del sistema inmunológico del animal.
Los Probióticos además, ayudan a la regulación de la movilidad intestinal y la producción de moco (Gupta, et al, 2009).
También, usan mecanismos enzimáticos que modifican los receptores de toxinas y los bloquean, previniendo la colonización de patógenos por competencia. (Vandenbergh, 1993).
Según Germán y colaboradores en el 2001, entre las estrategias más importantes de los probióticos se encuentran: la adhesión a la pared del tracto digestivo que evita la colonización de patógenos, compite con ellos por los nutrientes y los sitios de adhesión, y la producción de sustancias antimicrobianas, como el ácido láctico, que afectan las membranas celulares de microorganismos patógenos alterando su permeabilidad, y los niveles de pH y de oxígeno que los hacen desfavorables a los patógenos (Fuller et al., 1989; Hoyos et al., 1990).
En 1995, Gibson y Roberfroid definieron el término prebiótico como un ingrediente alimenticio que influye beneficiosamente en el hospedero por la estimulación selectiva del crecimiento y actividad de uno o un número limitado de bacterias en el colón, que conllevan al mejoramiento de la salud. Esta definición solo consideraba los cambios en la microbiota del ecosistema colónico. Gibson et al. (2004) redefinieron este concepto y caracterizaron a los prebióticos como ingredientes alimenticios que se fermentan selectivamente por la biota beneficiosa intestinal y modifican su composición y actividad metabólica, contribuyendo a mejorar la salud del hospedero.
Los prebióticos tienen una marcada incidencia en la actividad metabólica de la microbiota intestinal (Kaplan y Hutkin 2000), intervienen en la estimulación del sistema inmune (Swanson et al. 2002), regulan los niveles de glucosa y el metabolismo lipídico (Van Loo et al. 1999). Los principales productos de la fermentación de los prebióticos son los ácidos grasos de cadena corta, fundamentalmente acético, propiónico y butírico (Guarner y Malagelada 2003). Estos ácidos provocan disminución del pH en el intestino, afectan a los microorganismos patógenos y favorecen la eubiosis intestinal (Bosscher et al. 2006).
Con la utilización de prebióticos se incrementa la inmunidad específica y no específica, lo que se relaciona con la estimulación de microorganismos benéficos (Dubert-Ferrandon et al. 2008).
La utilización de acidificantes (ácidos orgánicos e inorgánicos) en la alimentación de lechones, aves y conejos permite obtener aumentos de su ritmo de crecimiento. Los efectos de los ácidos orgánicos son más acusados en las primeras semanas de vida de los animales, cuando aún no han desarrollado totalmente su capacidad digestiva.
La eficacia de inhibición microbiana de un ácido orgánico depende principalmente del valor de su pKa, que es el pH al cual un 50% del ácido está disociado, teniendo la mayoría valores entre 3 y 5. Los ácidos orgánicos de cadena corta con pKa elevado tendrían una acción antimicrobiana más efectiva, ya que permitiría que una mayor cantidad de ácido se encuentre en forma no disociada (Dibner y Buttin, 2002).
La acción de los ácidos orgánicos sobre la microflora intestinal se lleva a cabo mediante dos mecanismos: (a) reduciendo el pH del alimento y del tracto digestivo, creando un entorno negativo para el crecimiento de microorganismos patógenos de los géneros Escherichia, Clostridium y Salmonella; y (b) el efecto antimicrobiano específico debido a la forma no disociada, alterando varios procesos esenciales para la vida de los microorganismos, principalmente Gram negativos (Peris y Pérez, 2001; Dinabandhu et al., 2009). Los ácidos atraviesan la membrana lipídica de la célula bacteriana, quedando expuesto al pH neutro interno de la bacteria, donde se disocia liberando protones (H+) y aniones (A-) (Van Immerseel et al., 2009). Los protones (H+) disminuyen el pH interno y, debido a que las bacterias sensibles al pH no toleran una diferencia muy grande entre el pH interno y el externo, se activa un mecanismo específico (bomba de H+ - ATPasa) que permite que el pH interno retorne a su nivel normal. Este fenómeno consume energía y, eventualmente, puede detener el crecimiento de la bacteria e incluso matarla.
Bibliografía:
- Uso racional de antibióticos, Alejandro Soraci.
- Probióticos: una alternativa de producción limpia y de remplazo a los antibióticos promotores de crecimiento en la alimentación animal; Luz Adriana Gutiérrez Ramírez, Olga Inés Montoy, Juliana María Vélez Zea
- LOS ADITIVOS ANTIBIÓTICOS PROMOTORES DEL CRECIMIENTO DE LOS ANIMALES: SITUACIÓN ACTUAL Y POSIBLES ALTERNATIVAS María Dolores Carro y María José Ranilla*. 2002. Albeitar, España, Mayo 2002.
- Los prebióticos en la alimentación de animales monogástricos Yanelys García Curbelo1 , Mercedes. G. López2 , R. Bocourt1 , Zoraya Rodríguez1 y Lourdes Savón
- EFFECT OF THE SUPPLEMENTATION OF ORGANIC ACIDS ON PRODUCTIVE PARAMETERS IN BROILERS Sergio Gonzáles A.1 , Eliana Icochea D.1,4, Pablo Reyna S.1 , John Guzmán G.1 , Fernando Cazorla M.3 , Julia Lúcar3 , Fernando Carcelén C.2 , Viviana San Martín1