Introducción:
La carne de machos porcinos enteros puede tener un desagradable olor sexual. La inmunocastración (IC) es una alternativa efectiva y más amigable para controlar dicho olor que la castración quirúrgica, tanto en machos en crecimiento1 como en reproductores adultos2. En comparación con la castración quirúrgica, la IC afecta positivamente los rendimientos productivos de esos animales3. Aunque el problema del olor sexual es característico de los machos, las cerdas también se suelen castrar en sistemas de pastoreo con sacrificio a alto peso corporal para prevenir preñeces indeseadas4. Poco se han evaluado los efectos de la IC sobre el crecimiento de hembras sacrificadas a menores pesos y criadas en estabulación. El objetivo de este trabajo fue evaluar el desempeño productivo de hembras comerciales sometidas a dos protocolos diferentes de IC.
Materiales y Métodos:
El experimento se realizó en la granja comercial La Virginia (Antioquia, Colombia). Se utilizaron 374 cerdas Large-White x Landrace x Pietrain. Peso inicial y final: 23 kg (DE = 3.0) y 140 kg (DE = 5.6), respectivamente. Los animales se distribuyeron en 21 corrales (18 animales/corral; 1.2 m2/cerdo), los cuales se asignaron, bajo un diseño completamente aleatorio, a tres tratamientos: A) Cerdas enteras con inyección de dextrosa (control); B) Cerdas IC con 2a vacunación 4 semanas antes del sacrificio; C) Cerdas IC con 2a vacunación seis semanas antes del sacrificio. Numero de repeticiones para A, B y C: 6, 8, y 7 corrales, respectivamente. Las IC recibieron su 1a inyección subcutánea (2cc) de vacuna anti-GnRH (Innosure®, Zoetis, Florham Park, NJ, USA) en semana 17 de edad y 2da dosis en semana 22; en ambas ocasiones se inyectaron las hembras del grupo control con 2cc dextrosa al 5%. Alimento y agua se ofrecieron ad libitum. La dieta cumplió todos los requerimientos de nutrientes (NRC, 2012). Las cerdas se sacrificaron a los 122 días de engorde. Variables evaluadas: peso final, consumo de alimento, ganancia de peso y conversión alimenticia. Se realizó un análisis de varianza multivariado (MANOVA) incluyendo peso inicial y duración de la ceba como variables de ajuste. Se realizaron ANCOVAS univaridas para cada variable respuesta y se calcularon contrastes entre medias mínimo cuadráticas usando el método LSD. Para los análisis estadísticos se usó el software R.
Resultados:
Las cuatro variables evaluadas mostraron un efecto significativo del tratamiento IC (MANOVA: F4,14 = 7.83, P = 0.002) y, en las pruebas univariadas, tres de ellas tuvieron un efecto significativo (Tabla 1, superíndice 1). Las cerdas de los grupos B y C consumieron 5.7% (123 g) y 8.1% (173 g) más alimento por animal/día que las enteras, respectivamente (P<0.005). Tomadas como un solo grupo, las cerdas IC (B+C) consumieron 7.1% (149 g) más alimento por animal/día que las enteras, (P < 0.001, superíndice 3 en Tabla 1). El consumo entre inmunocastradas (B vs C) fue similar (P = 0.18). Las curvas de consumo por semana muestran que, en efecto, las cerdas IC (B y C) tuvieron un incremento en la etapa final del período de ceba que no se observa en las cerdas control (A) (Figura 1). Dicho incremento coincide con el periodo activo de IC que comienza luego de la aplicación de la segunda dosis vacunal. Los grupos B y C ganaron 5.0% (46 g) y 5.7% (53 g) más peso por cerda/día que las enteras, respectivamente (P < 0.028). Como un solo grupo, las IC (B+C) aumentaron en 5.4% (49.3 g) la ganancia diaria de peso respecto a las enteras (P = 0.009). La ganancia entre inmunocastradas (B vs C) fue similar (P = 0.71). La mayor ganancia de las cerdas IC derivó en mayor peso final. Los grupos B y C pesaron 4.2% (5.67 kg) y 4.8% (6.47 kg) más por cerda que las enteras, respectivamente (P < 0.027). Las IC (B+C) pesaron en promedio 4.5% (6.07 kg) más al final de la ceba que las enteras (P = 0.009). El peso final entre IC (B vs C) fue similar (P = 0.71). El mayor consumo y ganancia de las IC no afectó su conversión alimenticia; esta variable no mostró efecto significativo del tratamiento IC (Tabla 1).
Figura 1. Consumo promedio de alimento por semana de ceba para cada tratamiento (A, B y C) (Barras de error indican una desviación estándar).
Conclusiones:
La inmunocastración incrementó el consumo, la ganancia y el peso final de las hembras sin deteriorar su conversión alimenticia, a pesar de que se sacrificaron a un peso relativamente alto. Cuatro semanas entre segunda dosis de IC y sacrificio dan resultados similares a seis semanas.
Implicaciones:
La IC de hembras, tanto con cuatro como con seis semanas entre segunda dosis vacunal y el sacrificio, podría ser una interesante alternativa para incrementar la producción de kg/Hembra/Año en granjas comerciales y así reducir los costos fijos por kilo producido. Además, el incremento de la ganancia podría mejorar la eficiencia en el uso de las instalaciones. Se deben estudiar los posibles efectos de la IC sobre el rendimiento y calidad de carne en hembras porcinas sometidas a diferentes protocolos de aplicación de anti-GnRH.
Referencias
1. Agudelo-Trujillo, JH. et al., 2011. Rev Colomb Cienc Pecu. 24:254-262.
2. Prunier, A. et al., 2006. Anim Welf. 15:277-289.
3. Batorek, N. et al., 2012. Animal, 6:8,1330–1338
4. Gómez-Fernández, et al., 2013. ITEA. 109:1, 33-48