Resumen
Nuestro objetivo es revisar a la luz de los últimos trabajos publicados
los requisitos de un diluyente de inseminación, la importancia de la
elección del mismo en las condiciones de producción actual y apuntar
hacia donde van dirigidas las investigaciones para su aplicación en un
futuro próximo.
La elección del diluyente debe ir asociada al tipo de uso que se vaya
a hacer de él. Cuando el tiempo de conservación sea inferior a
tres días, la elección más racional sería la utilización
de un diluyente de corta duración con unos costes menores y con unos
resultados equivalentes a los de diluyentes de larga duración. Cuando
lo que se pretende es conservar dosis seminales más allá de 4
días (largas distancias, evaluaciones sanitarias del semen, etc) se deben
utilizar diluyentes de larga duración y aumentar la concentración
de la dosis para compensar las pérdidas por envejecimiento de los espermatozoides.
En cualquier caso la elección del diluyente debe realizarse con el objetivo
de optimizar los resultados de fertilidad y prolificidad en las condiciones
particulares de cada explotación porcina, ya que su repercusión
en el rendimiento económico de la explotación es crucial.
Palabras clave: inseminación
artificial, porcino, diluyente, espermatozoide, fertilidad
La inseminación artificial porcina (IA) fue iniciada por Ivanow en Rusia
en los primeros años del siglo XX (Ivanow, 1907 y 1922). Posteriormente,
se desarrolló su uso en la década de los 30 en las granjas estatales
rusas (Rodin y Lipatov, 1935; Milovanow, 1938) y en los años siguientes
se fue extendiendo a otros países (en USA Mckenzie, 1931; en Japón,
Ito et al., 1948). Esta técnica fue reintroducida en el sector porcino
en el Reino Unido gracias a los trabajos desarrollados por Chris Polge (1956),
ya que la gran ventaja que aportaba esta tecnología era el aprovechamiento
del potencial genético de los mejores verracos en un amplio número
de reproductoras, facilitando la mejora genética. Pero el verdadero desarrollo
y la amplia aplicación a nivel comercial de la inseminación artificial
porcina se produce a partir de la década de los 80 (revisado por Reed,
1985; Crabo, 1990; Johnson et al. 2000), cuando se estandarizan los protocolos
de inseminación. Obviamente en esta evolución de prácticamente
un siglo se han desarrollado sistemas de recogida y preparación de dosis,
así como se han mejorado todos los protocolos de inseminación
en condiciones comerciales.
En la actualidad, la inseminación artificial porcina es una técnica
reproductiva de amplia aplicación en todo el mundo desarrollado, aunque
el grado de utilización en los diversos países es muy variable.
En los países europeos en general la aplicación de la inseminación
artificial es muy elevada, llegando a tasas superiores al 80% en algunos países
(Holanda, Francia, Alemania, España, Noruega, Finlandia, etc.), mientras
que, por el contrario, en los Estados Unidos el porcentaje de utilización
de la inseminación artificial es aún reducido (del orden del 50%),
aunque en los últimos años se ha producido un incremento muy destacable.
Según las últimas estimaciones en el mundo se realizan unas 19
millones de inseminaciones, de las cuales la práctica totalidad (99%)
se realiza con semen refrigerado a 15–20ºC (Johnson et al., 2000).
De estas inseminaciones más del 85% se realiza en el mismo día
de recogida o en el día siguiente. Entre los factores que han favorecido
el desarrollo de esta técnica se encuentran las ventajas en la diseminación
del material genético mejorante del verraco, unido a que los resultados
obtenidos con esta técnica igualan incluso mejoran los obtenidos en sistemas
con monta natural.
De todos los factores que intervienen en el proceso de inseminación
artificial porcina nos centraremos en este artículo en el análisis
de la importancia económica y productiva de los diluyentes de inseminación
artificial porcina. A pesar de la importancia de este factor, no hay en la literatura
científica un gran número de revisiones que analicen este punto
(Weitze, 1990; Reed, 1990; Althouse, 1997; Johnson, 2000; Levis, 2000), por
ello nuestro objetivo es revisar a la luz de los últimos trabajos publicados
la importancia de la elección del diluyente de inseminación artificial
porcina en las condiciones de producción actual.
Diluyente
Por diluyente entendemos la solución acuosa que permite aumentar el
volumen del eyaculado hasta conseguir las dosis necesarias y preservar las características
funcionales de las células espermáticas y mantener el nivel de
fertilidad adecuado.
Los espermatozoides se encuentran en el plasma seminal que suministra los nutrientes
necesarios para mantener una elevada actividad metabólica necesaria para
el proceso de transporte espermático a través del genital femenino.
En el eyaculado, esta actividad metabólica solo puede mantenerse durante
un periodo de tiempo muy limitado, como es conocido desde los primeros estudios
sobre la conservación del semen porcino (Lewis, 1911). Para poder conservar
los espermatozoides durante periodos prolongados es necesario que se reduzca
la actividad metabólica de los espermatozoides, mediante la dilución
en un medio adecuado y la reducción de la temperatura.
Las peculiares particularidades que presenta el espermatozoide porcino hace
que sea muy sensible al shock por frío (Pursel et al., 1973a), que produce
una alteración de la viabilidad espermática. En concreto la composición
lipídica de sus membranas parece ser la responsable de esta situación.
Así, cuando se reduce la temperatura los movimientos laterales de los
fosfolípidos que componen la membrana se ven reducidos y se producen
separaciones de fases lipídicas, situación asociada a alteraciones
irreversibles de las proteínas de las membranas. Todo hace que se altere
la funcionalidad de la membrana espermática y la viabilidad celular se
vea comprometida (revisado por White, 1993). Esta susceptibilidad al choque
por frío, supone en la práctica que las muestras seminales deban
ser conservadas a 15-20ºC, ya que una reducción en la temperatura
de almacenamiento limita la viabilidad de las muestras seminales (Paulenz et
al., 2000).
La conservación a estas temperaturas moderadamente reducidas limita
la capacidad de almacenamiento de las muestras por una parte porque no puede
reducirse el metabolismo celular y por otra porque no pueden controlarse las
condiciones microbiológicas con la misma efectividad de temperaturas
inferiores (5ºC).
Por otra lado, el efecto de dilución lleva a que determinados compuestos
presentes en el plasma seminal estén en muy bajas concentraciones en
el semen diluidos y alteren la viabilidad espermática, como por ejemplo
la reducción de la concentración de K+ (Harrison et
al., 1978), o de proteínas plasmáticas. Estás perdidas
deben compensarse con la adecuada formulación del diluyente, así
por ejemplo la adición de albúmina sérica bovina (BSA),
ya que se ha demostrado que esta adición estimula la motilidad (Waberski
et al. 1989) y mejora las tasas de fertilidad del semen conservado (Waberski
et al., 1994a).
Tipos de diluyentes
A nivel práctico en las condiciones actuales de producción los
diluyentes se han clasificado en dos grandes grupos, los que tienen como objetivo
la conservación a corto plazo (menos de 1-3 días), o aquellos
que tienen por objetivo la conservación a largo plazo (más de
4 días) (Tabla 1). Los primeros se utilizan principalmente en estructuras
de distribución de las dosis seminales a corta distancia (propias de
los sistemas europeos, donde la producción de dosis seminales en la misma
granja es frecuente) mientras que los de largo plazo son propios de estructuras
como las presentes en los USA o Noruega donde las distancia entre el lugar de
producción seminal y el lugar donde va a ser utilizado es grande.
Las ventajas que aportan los diluyentes de larga duración son la posibilidad
de transporte a largas distancias, permiten realizar pruebas diagnósticas
sobre el semen antes de ser utilizadas, como pruebas mediante técnicas
PCR (Polymerase Chain Reaction) para detectar la presencia de diversos virus o
análisis completos de la calidad seminal, permite una mejor organización
de las tareas en los centros de recogida seminal y facilita en gran medida la
distribución de las muestras a las granjas de reproducción.
Los primeros diluyentes rusos estaban basados en soluciones de glucosa con
tartrato de sodio o potasio o sulfato sódico y peptonas, manteniendo
en cualquier caso bajos niveles de electrolitos (revisado por Foote, 2002a).
Posteriormente en la década de los 50, se produjo el desarrollo de los
diluyentes para el ganado bovino, basados en yema de huevo con fosfato o citrato
y leche, y se hicieron algunas adaptaciones para conservar semen porcino (revisado
por Foote, 2002a). De entre todos, cabe destacar la adaptación del diluyente
Illinois Variable Temperature que se utilizaba para la conservación de
semen en el ganado vacuno a temperatura ambiente (du Mesnil du Buisson y Dauzier,
1959). Este IVT medio está basado en una solución de glucosa,
citrato, bicarbonato y yema de huevo, pero necesitaba ser gaseado con CO2 para
reducir la actividad metabólica (Tabla 2).
a : glucosa monohidrato
IVT (du Mesnil du Buisson y Dauzier, 1959); Kiev (Plisko, 1965); BTS (Pursel
y Johson, 1975); Zorlesco (Gottardi et al., 1980); MR-A (Martín Rillo,
1984); ZORPVA (Cheng, 1985); Reading (Revell y Gossop, 1989); Modena (Moretti,
1981); Androhep (Weitze 1990)
En la década de los 60, se produce una gran innovación consistente
en la adición de un agente quelante (EDTA), que permitiría bloquear
la acción del calcio como mediador de los procesos de capacitación
y reacción acrosómica. Es cuando aparece el diluyente Kiev (Plisko,
1965) que posteriormente ha sido modificado y recibido otras denominaciones
(EDTA, Merck I, Plisko, Guelph). Este medio Kiev permitió una amplia
difusión de la IA porcina y todavía sigue utilizándose
con éxito en nuestros días.
En la década de los 70, destaca la ingente labor que se realiza en
el centro Beltsville (USA) acerca del estudio de las posibilidades de conservación
de los espermatozoides porcinos. Bajo la dirección de Pursel y Johnson
se realizan un gran numero de ensayos para poner a punto diluyentes para refrigeración
(BL-1, Pursel et al., 1973b) y congelación (BF-5, Pursel y Johnson, 1975),
pero sin duda la mayor difusión la alcanzan con el medio BTS (Betsville
Thawing Solution, Pursel and Johnson, 1975) diseñado en un principio
como medio de descongelación y que fue adaptado al semen refrigerado
(Johnson et al., 1988). Probablemente el BTS sea el más usado en la actualidad
en todo el mundo. Este medio se caracteriza por añadir una pequeña
cantidad de potasio, que permite mantener la actividad de la bomba sodio potasio
y evita la reducción de potasio intracelular que estaría asociada
con la disminución de la motilidad (Alvarez y Storey, 1982).
El primero de los diluyentes de los denominados de larga duración fue
el Zorlesco (Gottardi et al., 1980), que se caracteriza por ser un medio bastante
más complejo, con la adición de TRIS como regulador del pH, albúmina
sérica bovina (BSA) y cisteína en su composición. Esta
cisteína (como otros compuestos con grupos sulfhidrilo) permitiría
estabilizar las membranas e inhibir el proceso de capacitación (Johnson
et al., 2000). La utilización de este diluyente en condiciones de campo
no produjo unos resultados satisfactorios, en parte debido a desequilibrios
en su composición que suponen una presión osmótica final
reducida (240 mOsm, tabla 2). Posteriormente, Moretti (1981) crea el diluyente
Modena, incrementando la proporción de glucosa y eliminando la BSA del
medio Zorlesco, pero los resultados de fertilidad obtenidos tampoco son satisfactorios
(Johnson et al., 1988; Laforest y Allard, 1996).
Por otra parte, en España Santiago Martín Rillo y Eulogio Alias
desarrollan el medio MR-A (Martín Rillo, 1984) y aunque no se ha hecho
pública su composición cuantitativa (protegida por razones comerciales)
si la cualitativa. Este medio ha dado muy buenos resultados como diluyente de
larga duración.
En esta misma época se diseñaron dos diluyentes de larga duración
en el Reino Unido, ZORPVA (Cheng, 1985) y Reading (Revell y Gossop, 1989). Estos
son medios complejos basados en el medio Zorlesco ligeramente modificado y al
que se le añade alcohol de polivinilo como macromolécula (PVA)
con lo que mejora el porcentaje de acrosomas intactos. Estos diluyentes suponen
un coste superior (149 - 163%, Reed y Curnock, 1990) a los diluyentes de corta
duración y con unos resultados no superiores a los obtenidos con otros
diluyentes (Reed y Curnock, 1990), por lo que realmente no se ha extendido su
uso.
En 1990 Wietze presenta el diluyente Androhep, que se caracteriza por contener
HEPES como regulador del pH, la adición de BSA, para compensar el efecto
dilución de las proteínas del plasma seminal y por presentar una
presión ligeramente hipertónica (309 mOsm). Este diluyente ha
tenido una importante aceptación en el sector como diluyente de larga
conservación.
En los últimos años han aparecido nuevos diluyentes (Acromax,
X-Cell, Androhep Plus, Vital, SpermAid, Mulberry III, etc) que se encuadran
dentro del grupo de larga duración. Lamentablemente, la composición
cuantitativa de estos medios no es conocida, ya que está protegida por
razones comerciales y, aunque no dudamos de las bondades de estos diluyentes,
hasta el momento se dispone de escasa información de los resultados de
fertilidad en estudios comparativos realizados por centros independientes, por
tanto deberemos esperar hasta que esta información se haga pública.
En cuanto a los diluyentes empleados en los procesos de congelación
del semen porcino hemos de decir que están basado es en la utilización
de la yema de huevo y glicerol como agentes crioprotectores, una concentración
elevada de azucares y la adición de un agente detergente (Orvus et paste).
De los diluyentes utilizados destacamos el medio lactosa-yema de huevo que es
el más frecuentemente empleado y el descrito por Pursel y Johnson (1975)
denominado BF-5, en cuya composición se incluye glucosa, yema de huevo
y Tris como agente regulador del pH, que se utiliza en los procesos de congelación
en píldoras (pellets) sobre nieve carbónica.
Funciones del diluyente
Para llevar a cabo su misión el diluyente debe aportar los nutrientes
necesarios para el mantenimiento metabólico de la célula espermática
(glucosa), la protección frente al shock térmico por frío
(BSA), controlar el pH del medio (Bicarbonato, TRIS, HEPES), la presión
osmótica (sales NaCL, KCl) y la inhibición del desarrollo microbiano
(antibióticos).
Nutrientes
El espermatozoide tiene capacidad de producir la energía necesaria para
mantener su metabolismo celular y generar el movimiento del flagelo, principalmente
a través de las vías glicolíticas. Estos procesos se desarrollan
en las mitocondrias localizadas en la porción intermedia del espermatozoide.
La fuente de energía más frecuentemente utilizada en la composición
de los diluyentes es la glucosa, aunque se han usado otras (galactosa, fructosa,
ribosa o trehalosa) sin que los resultados hayan superado a la glucosa.
Regulación del pH
El pH del semen recién eyaculado se encuentra próximo a 7.4
±0.2, al igual que otros fluidos orgánicos, y cuando se reduce
este pH al mismo tiempo se reduce el metabolismo energético del espermatozoide
y su motilidad. El metabolismo glicolítico que desarrolla el espermatozoide
(carbohidrato principal es glucosa) hace que el pH intracelular disminuya y
el metabolismo celular quede reducido. El ácido láctico es el
principal metabolito de este proceso y ha sido utilizado como indice de calidad
seminal (Rigau et al., 1996).
La adición de agentes tamponadores ayudan, por tanto, a controlar el
pH del medio. Entre los tamponadores más simples se encuentran el bicarbonato
y el citrato (sódico) que presentan una capacidad de tamponar limitada,
mientras que otros tamponadores más complejos (TES, HEPES, MOPS, TRIS)
pueden regular el pH en un rango más amplio y no son dependientes de
la temperatura (MOPS y HEPES).
El pH de los diluyentes normalmente utilizados oscila entre 6.8 y 7.2 (tabla
2), pero hemos de tener en consideración que el pH de estos medios no
se estabiliza hasta pasado unos 60-90 minutos del inicio de la dilución
en agua y que los distintos diluyentes presentan un diferente patrón
de cambio de su pH a lo largo del tiempo (Newth y Levis, 1999). Por lo que se
han de tomar las medidas oportunas en el proceso de preparación de los
diluyentes antes de su uso, para evitar problemas en el proceso de conservación.
Presión osmótica
El espermatozoide porcino presenta una presión osmotica de 290-300
mOsm, y es capaz de tolerar un rango de presiones osmóticas bastante
amplio (240-380 mOsM). Diversos estudios han evaluado la tolerancia a diversas
presiones osmóticas, llegando a la conclusión que ni la motilidad
ni la viabilidad espermática se ve afectada por la presión osmótica
en rangos comprendidos entre 250 y 290 mOsm (Fraser et al., 2001), mientras
que cuando se reduce por debajo de 200 mOsm se detecta una reducción
significativa de la motilidad (Gilmore et al., 1996, Fraser et al., 2001).
En cualquier caso, los diluyentes isotónicos (300 mOsm) o ligeramente
hipertónicos son los que mejores resultados han dado en condiciones de
utilizaciónl comercial. Para regular la presión osmótica
se utiliza principalmente sales de iones inorgánicos como el cloruro
sódico y potásico.
Coste del diluyente
En general, los gastos reproductivos suponen una baja proporción en
relación con el total del proceso de producción porcina, de tal
manera que su peso económico ha sido estimado en un 1.9 % (Rouco y Muñoz,
1998). Si consideramos que en este gasto reproductivo la mayor parte está
asociado a los recursos humanos necesarios para el diagnóstico del estro,
la recogida seminal y la administración de la dosis seminal (Flowers
y Esbenshade, 1993; See, 1996), el diluyente por tanto supone muy poco dinero
del total de gastos de una explotación porcina. Sin embargo, el diluyente
si puede ser una decisión económica de interés, en el caso
de los centros de inseminación artificial cuyo cometido es la venta de
dosis seminales. En cualquier caso el coste del diluyente es una cuestión
ridícula frente a las consecuencias que puede suponer en los rendimientos
de fertilidad y prolificidad.
En el concepto de coste del diluyente debemos incluir no sólo el destinado
a la adquisición de los componentes del diluyente sino también
el que supone su preparación. Por ello en los últimos años,
y debido al elevado coste del personal, se opta por la adquisición de
medio preparados en polvo (incluso en soluciones stock líquidas) que
únicamente necesitan de la dilución con agua destilada, frente
a la alternativa de la elaboración propia que implica el pesado de cada
uno de los componentes y la dilución final.
Al mismo tiempo, se han creado un gran número de empresas dedicadas
al diseño y producción de diluyentes que han facilitado una amplia
oferta y han desarrollado un sector con una importante actividad comercial y
económica (Pig International, 1998) en la que hay una gran competencia
entre los distribuidores. En cualquier caso, y de forma general, los diluyentes
de larga duración son más caros que los de corta duración,
debido a la adición de componentes de alto precio como el TRIS, BSA,
etc, y a que necesitan un mayor tiempo de pesado en su elaboración al
ser un medio complejo con mayor número de componentes (Reed, 1990).
Utilización de antibióticos
En la mayoría de los casos el tejido testicular y las glándulas
accesorias del verraco están libres de bacterias y por tanto la contaminación
bacteriana del eyaculado se produce durante el proceso de recogida seminal (Martin
Rillo et al., 1998). Para controlar el crecimiento microbiano en el diluyente
es necesario añadir un agente antibiótico, ya que los componentes
del diluyente (glucosa) así como la temperatura a las que se conservan
las dosis (15-16ºC), permiten el crecimiento de la mayoría de bacterias
gram negativas entre las que se incluyen (E. Coli, Salmonella y Pseudomonas).
La contaminación bacteriana principalmente produce una serie de alteraciones
entre las que se encuentra una disminución de la motilidad, aglutinaciones
espermáticas, aumento del porcentaje de acrosomas alterados y una reducción
del pH hasta niveles ácidos (5.7-6.4) (Althouse et al., 2000), que conducen
a una reducción en el tiempo de conservación de las dosis seminales.
Por tanto, la adición del antibiótico en la adecuada concentración
favorecerá la supervivencia espermática y se incrementarán
los resultados de fertilidad (revisado por Colenbrander et al., 1993). Además
de la aplicación del antibiótico adecuado en la concentración
necesaria, se puede hacer un gran avance en este sentido si se mejoran las condiciones
higiénicas en las que se produce la recogida seminal y el procesado de
las dosis seminales (Almond and Poolperm, 1996).
La adición de penicilina y estreptomicina (1 g/L) fue en un principio
la combinación más utilizada, posteriormente se han utilizado
con éxito aminoglicósidos, entre los que se encuentra la gentamicina,
neomicina y la kanamicina, en concentraciones próximas a los 200 mg/L.
Últimamente, se está aplicando una nueva generación de
antibióticos (ceftiofur, apramycina, etc), sin que tengamos aún
resultados concluyentes sobre su uso.
A nivel normativo hay dos referencias fundamentales, la Oficina Internacional
de Epizootias (OIE) y la Unión Europea (UE).
La OIE regula, en su código internacional de sanidad animal (2001),
las condiciones aplicables a los diluyentes. Básicamente aconseja que
cuando en los diluyentes se encuentre como componente la leche, la yema de huevo
o cualquier otra proteína de origen animal, estos productos deben estar
libres de patógenos o esterilizados. Así mismo se permite la adición
de antibióticos siempre que sean declarados en los certificados veterinarios
internacionales.
Por otra parte, en el ámbito de la Unión Europea, la Directiva
90/429/CEE del Consejo, que regula las normas de policía sanitaria aplicables
a los intercambios intracomunitarios y a las importaciones de esperma de animales
de la especie porcina. Regula que se deberá utilizar una combinación
de antibióticos, eficaces en particular contra los leptospiras y los
micoplasmas. Dicha concentración deberá tener al menos un efecto
equivalente a las concentraciones siguientes: mínimo: 500 UI de estreptomicina
por mililitro, 500 UI de penicilina por mililitro, 150 mg de lincomicina por
mililitro, 300 mg de espectinomicina por mililitro. En esta misma normativa
se indica que inmediatamente después de añadir los antibióticos
se deberá conservar el esperma diluido a una temperatura de al menos
15ºC durante 45 minutos como mínimo.
Ensayos de fertilidad
Se han realizado un gran número de estudios que pretenden evaluar la
eficiencia reproductiva que presenta la utilización de diversos diluyentes.
Primeramente debemos considerar que la relación entre la calidad seminal
(que preserva el diluyente) y la fertilidad resultante de su utilización
no es directa (Gadea et al., 1998; Gadea, 2001). Además, estos estudios
se han realizado en condiciones experimentales muy diferentes (tipo de animales,
condiciones ambientales, nº de inseminaciones, nº de espermatozoides
por dosis, momento de aplicación de las dosis, etc) por lo que se debe
tener especial cuidado en intentar hacer comparaciones entre ellos. Pretendemos
en todo caso llegar a unas conclusiones generales aplicables a la mayor cantidad
de casos.
Tiempo de conservación
Diversos estudios han analizado el efecto de la duración del almacenamiento
en diversos diluyentes sobre la fertilidad resultante de su aplicación.
Así, utilizando el diluyente BTS, Hofmo (1991) demuestra una reducción
significativa de la fertilidad cuando se almacena 48 horas, mientras que el
número de lechones nacidos totales (LNT) y nacidos vivos (LNV) decrece
significativamente en 24 horas de conservación (Tabla 3). Unos resultados
similares fueron obtenidos por Alexopoulos et al. (1996) quienes detectan una
reducción de la fertilidad cuando el semen es conservado más de
72 horas en BTS.
a,b: superíndices diferentes en la misma columna p<0.05
Fuente: Hofmo 1991.
Por otra parte, Martínez et al. (1986) demuestran que el diluyente MR-A
es capaz de mantener la fertilidad y la prolificidad del semen conservado hasta
un total de 5 días (Tabla 4). Sin embargo, en otro estudio posterior
se llega a la conclusión que la fertilidad decrece significativamente
cuando se conserva en este medio 7-8 días (84 vs. 67.3 %) manteniendose
similares los tamaños de camada (11.1 vs 10.7) (Lyczynski y Kolat, 1996).
Comparación entre diluyentes
Diversos trabajos se han realizado para evaluar en diferentes condiciones
experimentales los nuevos diluyentes frente a otros conocidos. De entre todos
los disponibles haremos relación a los más significativos.
Aunque se ha demostrado una mayor tasa de supervivencia espermática (medida
con la motilidad) al utilizar diluyentes de larga duración (MR-A y Androhep)
frente al diluyente de corta duración Kiev (Korniewicz et al., 1996),
esta diferencia no fue significativa al comparar Androhep frente al BTS (Waberski
et al., 1994a). Recientemente Huo et al. (2002) han presentado un interesante
estudio sobre la calidad seminal en semen diluido en diversos medios (Androhep,
Zorlesco, BTS y Kiev) hasta durante 15 días de conservación, mostrando
que la viabilidad y actividad mitocondrial de los espermatozoides supera al
50% en el día 13 de conservación en los medios de larga conservación
(Androhep y Zorlesco).
Fuente: Martínez et al. 1986.
Fuente: Ratto y Jokinen. 1990
El diluyente Kiev superó los resultados de fertilidad obtenidos por el
Beltsville liquid I (BL1) conservado 1 (74.5 vs. 64.7%) o 3 días (65.9
vs 60.5 %) (Johnson et al. 1982). Posteriormente, dentro de los diluyentes de
corta duración, el BTS aparece como superior en la fertilidad obtenida
frente al Kiev, Zorlesco y Modena (Aalbers et al., 1983; Blichfeldt et al. 1988).
Al comparar diluyentes de corta frente al de larga duración, en general,
no se observan diferencias ni en fertilidad ni prolificidad en los primeros
3-4 días de conservación, aunque el de larga duración permite
su uso hasta 7 días (Tabla 5) como los resultados obtenidos por Ratto
y Jokinen (1990) al comparar Kiev y MR-A. Unos datos similares encuentran Johnson
et al. (1988) al estudiar el diluyente BTS frente al medio MR-A y al Modena,
no se encuentran diferencias entre el BTS y el MR-A hasta los 4 días
de conservación, y se obtienen resultados significativamente mejores
que para el Módena (Tabla 6) en el caso de cerdas multíparas tanto
para fertilidad como para el tamaño de camada. Sin embargo estas diferencias
se reducen en el caso de cerdas primíparas, no existiendo diferencia
alguna en el tamaño de camada entre los tres diluyentes estudiados. En
el mismo sentido, Hofmo et al. (1998) no encuentra diferencias al utilizar BTS
conservado durante 2-3 dias frente MR-A durante 4-5 días.
Weitze (1990) al analizar la prolificidad del semen conservado 3 y 5 días
en Androhep, BW25 y Kiev (Tabla 7) no encuentra diferencia significativa alguna
al estudiar la fertilidad. Este estudio se realizó con inseminaciones
simples y 2 x 109 espermatozoides por dosis. Sólo se detecta una reducción
de la prolificidad al aumentar el tiempo de conservación. Posteriormente,
Waberski et al. (1994a) comparan los medios Kiev y Androhep conservados 2 a
5 días, con unos resultados similares en fertilidad, mientras que la
prolificidad es superior para el Androhep a partir del cuarto día.
a,b: superíndices diferentes en la misma columna p<0.004
Fuente: Johnson et al. 1988
a,b: superíndices diferentes en la misma fila p<0.05
Fuente: Weitze, 1990.
Finalmente otros estudios han comparado diluyentes de larga duración
entre sí. Laforest y Allard (1996) en Canadá al estudiar los diluyentes
MRA, BTS, Modena y Androhep, no encuentran diferencias en fertilidad ni entre
diluyentes ni en el tiempo de conservación (1-2 dias vs 3-4 dias). Sólo
Modena presenta un número ligeramente reducido de lechones nacidos totales
(LNT) a los 3-4 días. Por otra parte, Kuster y Althouse (1999) estudian
el uso de Androhep y X-Cell, con unos resultados de en fertilidad similares
entre ambos diluyentes y entre días de conservación (hasta el
día 5). Sin embargo, en el día 6 de conservación Androhep
presenta una menor fertilidad y en el día 5 una menor prolificidad. (Tabla
8).
* p<0.01
Fuente: Kuster y Althouse (1999)
Tendencias de futuro
Aunque ha transcurrido casi un siglo utilizando la inseminación artificial
porcina, el conocimiento sobre los procesos de conservación de los espermatozoides
porcinos es aún muy limitado, por lo que es necesario profundizar en
los estudios en las siguientes direcciones:
a. En el diseño de nuevos diluyentes. Hasta el momento se ha usado un
modelo empírico, por lo que para el futuro es necesario conocer más
a la célula espermática y su metabolismo, así como utilizar
nuevos sistemas que permitan evaluar y optimizar los componentes del diluyente
(Pettit et al., 1999). Del mismo modo, se están evaluando diversos aditivos
que intervengan en la viabilidad de los espermatozoides (ej : alkil-glicerol;
Cheminade et al., 2002), protejan del choque por frío (Zeng y Terada,
2001) o mejoren el transporte espermático, la sincronía con la
ovulación (Waberski et al., 1994b) y el proceso de fecundación
(revisado por Waberski, 1997; Kemp y Soede, 1997).
b. Conservación a temperaturas inferiores a los 15ºC actuales,
que facilitarían el proceso de reducción de la actividad metabólica
y los efectos perniciosos de la contaminación microbiana. Sin embargo
debe solventarse el problema del choque térmico. En este sentido, diversos
equipos están evaluando el efecto de la temperatura sobre la supervivencia
espermática (Althouse et al.,1998; Paulenz et al., 2000) y sobre los
resultados de fertilidad. En este sentido, Althouse et al. (1998) obtienen unos
resultados similares para fertilidad (93 vs 95%) y tamaño de camada (LNT,
11.58 vs 11.61; LNV, 10.68 vs 10.63) al utilizar semen conservado 60 horas a
12 o 17ºC. Por otra parte Foote (2002b) presenta unos resultados muy interesantes
conservando a 5ºC, mediante la utilización de medios que presentan
yema de huevo en su composición.
c. Adaptación de los diluyentes a las diferencias individuales. Levis
(2000) sugiere que se revisen diversos aspectos no bien estudiados de la inseminación
artificial, tales como las diferencias individuales, ya que no todos los machos
interactúan de igual manera con los medios utilizados (Weitze, 1990),
así como se han encontrado interacciones raza-diluyente (Richter y Claus,
1990).
d. La utilización de nuevos sistemas como la inseminación intrauterina
profunda, donde se reduce el número de espermatozoides por dosis y el
volumen de inseminación, puede requerir nuevas condiciones de conservación
y en consecuencia será necesario estudiar el mejor diluyente para esta
técnica (revisado por Rath, 2002).
Conclusiones prácticas
La elección del diluyente debe ir asociada al tipo de uso que se vaya
a hacer de él. Cuando el tiempo de conservación sea inferior a
tres días, de acuerdo con los estudios antes desarrollados no se observan
diferencias en calidad seminal ni en fertilidad resultante, por los que la elección
más racional sería la utilización de un diluyente de corta
duración (tipo BTS o Kiev) con unos costes menores y con unos resultados
equivalentes a los de diluyentes de larga duración.
Cuando lo que se pretende es conservar dosis seminales más allá de 4 días (largas
distancias, evaluaciones sanitarias del semen, etc) se deben utilizar diluyentes
de larga duración y aumentar la concentración de la dosis para compensar las
pérdidas por envejecimiento de los espermatozoides.
En cualquier caso, téngase en consideración que sobre los resultados de fertilidad
tiene efecto una gran cantidad de factores, por lo que se debe procurar mejorar
en aspectos fundamentales como el diagnóstico de celo, la selección y el procesado
de las dosis seminales que permita utilizar semen de máxima calidad. En cualquier
caso la elección del diluyente debe realizarse con el objetivo de optimizar
los resultados de fertilidad y prolificidad en las condiciones particulares
de cada explotación porcina, ya que su repercusión en el rendimiento económico
de la explotación es crucial.
Sumario
El objetivo de este artículo era revisar el último conocimiento
en relación a los diluyentes de semen porcino utilizado para inseminación
artificial. Los requerimientos para un diluyente efectivo de semen fresco, la
comparación de los corrientemente usados y a dónde iremos en el
futuro próximo fueron analizados.
La selección del diluyente de semen está asociado al uso de las
dosis seminales. Cuando el tiempo de almacenamiento es menor a 72 horas, el
uso de un diluyente a corto término es lo preferido porque tienen un
costo más bajo y los resultados reproductivos son similares. Cuando el
tiempo de almacenamiento es de más de 4 días (largas distancias,
control de enfermedades, etc) un diluyente a largo término y una alta
concentración de esperma deben ser utilizados para compensar la pérdida
de viabilidad de los espermatozoides por envejecimiento. La selección
del diluyente de semen debe ser realizada para optimizar los resultados reproductivos
(fertilidad y tamaño de la camada) en las condiciones particulares de
cada granja.
J. Gadea
Departamento de Fisiología. Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia.
Campus de Espinardo 30.071 Murcia. Tfno: 34 968364655 Fax: 34 968 364147
jgadea@um.es, www.um.es/grupo-fisiovet
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