INTRODUCCIÓN
El monitoreo en “tiempo real” de enfermedades tiene por objetivo la detección temprana de un agente infeccioso, anterior a la manifestación de cuadros clínicos, permitiendo la aplicación de medidas de contingencia específicas, tendientes a disminuir la tasa de transmisión del agente dentro de la población expuesta y con ello minimizar el impacto de enfermedades. Mycoplasma hyopneumoniae (Mh) es el agente causal de la neumonía enzoótica porcina (NEP), una enfermedad caracterizada por tos no productiva y significativas pérdidas económicas (1).
La clinimetría se ha asociado previamente a la detección Mh mediante PCR y ELISA en cerdos de terminación (2). El objetivo de este estudio fue el de implementar una metodología de diagnóstico temprano para intentar diagnosticar Mh de manera preclínica.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se seleccionó una granja con antecedentes de tos, con 1300-madres, parto-terminación de dos sitios, en donde no se vacunaba contra Mh. Los parámetros clinimétricos medidos fueron: A) Proporción de los cerdos con tos (3) y B) Índice de la tos (2). Estos parámetros se midieron en cerdos de 4, 5, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 15, 18 y 22 semanas de edad. Adicionalmente se tomaron muestras de hisopos nasales de 15 cerdos a las 4, 5, 7, 8, 9, 15 y 22 semanas de edad para detectar Mh mediante PCR (4). Para la detección de anticuerpos contra Mh se tomaron muestras de sangre de 15 cerdos 4 , 5, 7, 10, 13, 15, 18 y 22 semanas y procesadas por ELISA (IDEXX).
RESULTADOS
El Mh fue detectado tempranamente a las 4 semanas de edad, a pesar de que la tos superó el umbral de 2,5% más tardíamente entre las 8 y 12 semanas. En cuanto el porcentaje de animales con tos, se observaron los valores máximos (20%, 16% y 15%) a las 9, 12 y 22 semanas de edad, respectivamente. Se observa seroconversión a partir de las 7 semanas de edad.
DISCUSIÓN
Los valores del índice de tos (> de 2,5%), junto con la alta proporción de cerdos con tos observados sugieren que en esta granja en particular el principal impacto clínico de NEP se presenta en los cerdos de 8 a 12 semanas de edad, mientras que el índice de tos se mantuvo por debajo del umbral después de este período.
El empleo de índices clínicos combinados permite un mejor conocimiento de las enfermedades en las poblaciones (5). Basado en los resultados de PCR, Mh se encontró tan precozmente como a las 4 semanas de edad, precisamente, una semana antes del comienzo de la tos hasta las 15 semanas de edad, coincidiendo con la clinimetría. El hecho de que la seroconversión se inició a las 7 semanas de edad, es consistente con los más altos valores de índice de tos, proporción de cerdos con tos y porcentajes de PCR positivos. La seroconversión y la alta proporción de positivos de ELISA permiten la detección indirecta Mh de manera más tardía que la PCR y la observación de los signos clínicos, sin embargo, los resultados del ELISA en las últimas muestras (100% de las 18 a 22 semanas de edad de los cerdos) junto con los resultados de PCR indican que la tos no productiva es producida por Mh en esta piara. En este sentido, es importante tener en cuenta ya que se ha sugerido que cuando el índice de tos es ≥ 2,5% y la prevalencia por PCR o ELISA es mayor a 50%, la NEP es altamente probable (2).
En conclusión, la combinación de la clinimetría y PCR permite un conocimiento preciso de la dinámica de la NEP y Mh en una piara, esencial para una correcta, rápida y eficaz toma de decisiones en cuanto a la prevención y control de la enfermedad.
La PCR y la clinimetría permiten un diagnóstico más temprano que la serología. Actualmente estamos trabajando en el desarrollo de protocolos clinimétricos y su relación con la detección de agentes etiológicos específicos entre los que se encuentra Mh debido a la importancia productiva del agente y la enfermedad que este produce.
BIBLIOGRAFÍA
1. Thacker E.L. & C. Minion. 2012. Diseases of swine. 10th ed. 701-717.
2. Nathues H et al 2012. The Vet J. 193: 443–447.
3. Laohasinnarong D et al. 2008. Proc 15th FAVA-OIE Cong 27-30 Oct. Bangkok, Thailand. 235-236.
4. Calsamiglia M et al. 1999. Vet Diagn Invest. 11: 246– 251. 5. Díaz Coto et al. 2011. Acta Med Costarric. 53(1): 7-9.