En el ámbito de la producción porcina, las micotoxinas representan una preocupación constante debido a sus efectos perjudiciales en la salud y el rendimiento de los cerdos. Estos compuestos tóxicos son metabolitos secundarios producidos por ciertas especies de hongos, principalmente de los géneros Aspergillus, Penicillium y Fusarium, que se desarrollan en los cultivos de granos y otros ingredientes utilizados en la alimentación animal.
Las micotoxinas pueden afectar gravemente la salud y el bienestar de los cerdos cuando están presentes en los alimentos que consumen. Sus efectos adversos incluyen trastornos gastrointestinales, inmunosupresión, reducción del crecimiento y la eficiencia alimentaria, daño hepático, nefrotoxicidad y en algunos casos, incluso la muerte. Estas afecciones no solo generan pérdidas económicas significativas para los productores porcinos, sino que también plantean preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la salud pública. El conocimiento sobre las micotoxinas y sus efectos en los cerdos ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, impulsado por la investigación científica y la creciente conciencia dentro de la industria porcina. Sin embargo, la detección y el control efectivo de estas toxinas siguen siendo desafíos importantes para los productores y los profesionales de la salud animal.
Principales micotoxinas que afectan a los cerdos
Aflatoxinas: Producidas principalmente por especies de hongos del género Aspergillus, las aflatoxinas son toxinas altamente carcinogénicas y hepatotóxicas. Pueden causar daño hepático agudo y crónico en los cerdos, así como suprimir el sistema inmunológico y reducir el crecimiento y la eficiencia alimentaria.
Fumonisinas: Producidas principalmente por hongos del género Fusarium, las fumonisinas son conocidas por su capacidad para causar toxicidad hepática y renal en cerdos. También pueden afectar la reproducción y el rendimiento reproductivo de los cerdos.
Ocratoxinas: Producidas por varias especies de hongos, incluyendo Aspergillus y Penicillium, las ocratoxinas pueden causar daño renal, inmunosupresión y efectos carcinogénicos en los cerdos.
Zearalenona: Producida principalmente por especies de hongos del género Fusarium, la zearalenona es conocida por su capacidad para causar trastornos reproductivos en cerdas, incluyendo vulvovaginitis, pseudogestación y reducción en la calidad del esperma. También puede afectar negativamente el sistema inmunológico y el crecimiento de los cerdos.
Toxinas T-2: Producidas por especies de hongos del género Fusarium, las toxinas T-2 son potentes inhibidores de la síntesis de proteínas que pueden causar una variedad de efectos adversos en los cerdos, incluyendo trastornos gastrointestinales, supresión del sistema inmunológico y daño en órganos internos.
En este contexto, es fundamental establecer límites máximos permitidos de micotoxinas (ppb) para diferentes categorías de cerdos, con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria y la salud de los animales en la producción porcina.
La siguiente tabla muestra estos límites capaces de causar efectos en cerdos:
Estos valores proporcionan una guía clara para el monitoreo y control de las micotoxinas en diferentes etapas de producción, asegurando que los niveles de contaminación se mantengan dentro de límites seguros para la salud de los cerdos y la calidad de los productos porcinos.
Resultados ENSOL-LAB 2023
Los resultados detallados presentados en este documento fueron obtenidos a partir de exhaustivos análisis realizados en el laboratorio de Ensol Lab durante el año 2023. Se llevó a cabo un extenso análisis de muestras de diferentes tipos de alimentos utilizados en la producción porcina. Estas muestras se recolectaron de diversas fuentes, incluyendo maíz, alimento balanceado, trigo, expeller de soja, harina de soja y pellet de soja. El análisis se centró en la detección y cuantificación de micotoxinas para evaluar la prevalencia y el riesgo de contaminación en estos alimentos.
Los resultados de este análisis revelaron que el 70.91% de las muestras correspondían a maíz, seguido por el 18.85% de alimento balanceado, el 3.92% de trigo, el 3.01% de expeller de soja, el 2.85% de harina de soja y el 0.46% de pellet de soja.
Se identificaron varias micotoxinas con diferentes niveles de prevalencia. Los resultados revelaron que la aflatoxina fue la micotoxina más prevalente, encontrada en el 27.41% de las muestras analizadas. Le siguieron el deoxinivalenol (DON) con un 23.64%, la zearalenona con un 22.16%, las fumonisinas con un 18.95%, las ocratoxinas con un 5.5% y las toxinas T-2 con un 2.34%.
Si comparamos los resultados obtenidos en nuestro laboratorio con los valores establecidos por FDA para cada micotoxina, se puede evaluar el nivel de riesgo potencial para la salud de los cerdos alimentados con estas materias primas. A continuación, se presenta una tabla con los valores mínimos, mediana y máxima para cada micotoxina obtenidos en ENSOL-LAB:
En resumen, los resultados sugieren que algunas micotoxinas, como la aflatoxina, la fumonisina y la zearalenona, están presentes en niveles que pueden representar un riesgo para la salud de los cerdos.
MAIZ
Los hallazgos del estudio mostraron que varias micotoxinas estaban presentes en porcentajes significativos en las muestras de maíz analizadas. Específicamente, las aflatoxinas se detectaron en el 34.05% de las muestras, el deoxinivalenol en el 20.33%, la zearalenona en el 19.25%, las fumonisinas en el 18.89%, las ocratoxinas en el 5.1% y las toxinas T-2 en el 2.37%. Estos resultados señalan una alta incidencia de diferentes micotoxinas en las muestras de maíz examinadas.
A continuación, se presenta un análisis de los resultados obtenidos del análisis de las muestras de maíz en nuestro laboratorio en relación con los niveles de micotoxinas:
DON (Deoxinivalenol): Los niveles son consistentes en 350,00 en el mínimo y la mediana, pero se observa un valor máximo extremadamente alto de 7644,00. Esto sugiere una variabilidad significativa en la exposición a DON en las muestras de maíz, con algunos casos de contaminación severa.
Fumonisina: La mediana de fumonisina es considerablemente alta, con un valor de 1158,00, y se observa un rango muy amplio hasta un máximo de 9080,00. Esto indica una exposición generalizada y potencialmente riesgosa a la fumonisina en las muestras de maíz analizadas.
Ocratoxina: Los niveles mínimos, medianos y máximos de ocratoxina son moderados, lo que sugiere una exposición variable pero potencialmente significativa en algunas muestras de maíz.
Zearalenona: Se observa una variabilidad significativa en los niveles de zearalenona, con la mediana dentro de un rango moderado y algunos valores máximos que superan este límite, indicando una exposición variable a esta micotoxina en las muestras de maíz.
ALIMENTO BALANCEADO
Se encontró que un porcentaje significativo de las muestras de alimento balanceado estaba contaminado con micotoxinas, con niveles que superaban los límites permitidos. Específicamente, se detectó deoxinivalenol en el 33.51% de las muestras, zearalenona en el 31.62%, fumonisinas en el 19.73%, aflatoxinas en el 7.03%, ocratoxinas en el 5.95% y toxinas T-2 en el 2.16% de las muestras.
A continuación, se presenta un análisis de los resultados obtenidos del análisis de las muestras de alimento balanceado en nuestro laboratorio en relación con los niveles de micotoxinas:
Aflatoxina: Los niveles de aflatoxina son relativamente constantes, con un mínimo, una mediana y un máximo cercanos, aunque algunos valores individuales pueden estar ligeramente por encima de 5,00. Esto sugiere una presencia constante pero moderada de aflatoxina en el alimento balanceado.
DON (Deoxinivalenol): Se observa un valor máximo significativamente alto de 6544,00. Esto indica la presencia de casos de contaminación severa en algunas muestras de alimento balanceado.
Fumonisina: Se observa una mediana considerablemente alta, indicando una exposición generalizada a la fumonisina en el alimento balanceado. Aunque algunos valores individuales están por encima de 1000, la mayoría se encuentra dentro de un rango moderado.
Zearalenona: Se observa una variabilidad significativa en los niveles de zearalenona, con la mayoría de las muestras dentro de un rango moderado, aunque algunos valores máximos están por encima de este límite.
TRIGO
En el caso del trigo, se detectó la presencia de varias micotoxinas en un porcentaje significativo de las muestras analizadas. Específicamente, se encontró que el 25.97% de las muestras contenían aflatoxinas, el 22.08% contenían fumonisinas, el 22.08% contenían deoxinivalenol (DON), el 15.58% contenían ocratoxinas, el 11.69% contenían zearalenona y el 2.6% contenían toxinas T-2.
A continuación, se presenta un análisis de los resultados obtenidos del análisis de las muestras de trigo en nuestro laboratorio en relación con los niveles de micotoxinas:
SOJA
En el caso de la soja, tanto para el expeller como para la harina, se observaron resultados significativos en cuanto a la presencia de micotoxinas en las muestras analizadas. Para el expeller de soja, el 37.29% de las muestras dio positivo a micotoxinas, con el siguiente desglose: 33.9% para deoxinivalenol, 18.64% para aflatoxinas, 8.47% para fumonisinas y 1.69% para toxinas T-2.
En cuanto a la harina de soja, el 28.57% de las muestras dio positivo a micotoxinas, con el siguiente desglose: 25% para deoxinivalenol, 25% para zearalenona, 25% para fumonisinas, 12.5% para aflatoxinas, 5.36% para ocratoxinas y 3.57% para toxinas T-2.
Conclusión
El análisis detallado de la situación de las micotoxinas en la producción porcina durante el año 2023 revela una preocupante prevalencia y diversidad de estas toxinas en los alimentos utilizados en la alimentación porcina. Se observó que una proporción significativa de muestras de maíz, trigo, expeller de soja, harina de soja y alimento balanceado contenían niveles detectables de micotoxinas, muchas de las cuales superaron los límites permitidos.
Las micotoxinas más comúnmente encontradas fueron las fumonisinas, el deoxinivalenol (DON), la zearalenona, las aflatoxinas, las ocratoxinas y las toxinas T-2, cada una con su propio perfil de prevalencia y grado de superación de los límites permitidos.
Estos hallazgos subrayan la necesidad urgente de implementar estrategias efectivas de control y mitigación de micotoxinas en todas las etapas de la cadena de suministro porcina.
Es esencial mejorar las prácticas de manejo y almacenamiento de alimentos, fortalecer los programas de monitoreo y cumplimiento, así como investigar y desarrollar nuevas tecnologías y enfoques para reducir la presencia de micotoxinas en los alimentos para cerdos.